Atribuye discurso del Presidente del Senado a afán de reconocimiento como hombre de Estado
Carlos Peña barre el piso con tesis de Escalona de que Bachelet es la única garantía de estabilidad
Respecto a lo planteado por el
senador socialista en la Enade, el rector de la UDP Peña dijo que “ni
Chile está en medio de una crisis insalvable, ni Bachelet es una simple
tabla de salvación. Ni es cierto que estamos al borde de un abismo, ni
Bachelet es una manera de evitar la caída. Ni es cierto que basta un
paso para caer en el precipicio, ni Bachelet es la única capaz de
detener un paso que nadie piensa dar”.
Una dura crítica al discurso
pronunciado por el presidente del Senado, Camilo Escalona, en la Enade,
realizó el rector de la UDP, Carlos Peña, quien rechazó las afirmaciones
del senador socialista en el sentido que Michelle Bachelet daba
garantías de un cambio con estabilidad.
En su habitual columna de los domingos en El Mercurio, Peña señaló
que no era correcto lo planteado por Escalona, afirmando de paso que “ni
Chile está en medio de una crisis insalvable, ni Bachelet es una simple
tabla de salvación. Ni es cierto que estamos al borde de un abismo, ni
Bachelet es una manera de evitar la caída. Ni es cierto que basta un
paso para caer en el precipicio, ni Bachelet es la única capaz de
detener un paso que nadie piensa dar”.
En un punto, Peña expone que de acuerdo a estudios disponibles (el
del PNUD, los del CEP) muestran que los chilenos están satisfechos con
su vida personal, y confiados y optimistas en lo que vendrá. “Los
chilenos (eso que antes se llamó los nuevos chilenos, los habitantes de
Maipú, La Florida) han experimentado en el curso de su vida cambios que,
apenas hace dos o tres décadas, tomaban una generación. ¿Por qué ahora
habrían de estar al borde de la desesperación o interesados en
desordenarlo todo o empujarlo por la borda?”, precisa.
Ante esta evidencia, el académico señala que “no es cierto lo que dice Camilo Escalona” y que “tampoco es correcto”.
“Y no es correcto porque una candidatura presidencial -menos una de
quien hizo casi una divisa el lema de “no repetirse el plato”- no puede
fundarse en el principio, de triste recuerdo, yo o el caos; yo o la
crisis institucional; yo o el desorden; yo o vayan a saber ustedes qué
cosa ocurriría, como dijo, sin preocuparse siquiera de introducir una
mínima ambigüedad, Camilo Escalona”, sostiene.
Además, menciona que es extraño lo que sucede con el presidente del
Senado y añade que “como suele ocurrirles a los personajes públicos, él
parece configurar su identidad al compás de las opiniones que recibe
acerca de su propia conducta. El fenómeno no es raro desde el punto de
vista psicoanalítico, pero es preocupante desde el punto de vista
político”.
“En un famoso artículo -”El estadio del espejo”, se llamó-, Lacan
sugirió que los seres humanos eran seres especulares, entes que se
definían por la imagen que los demás le devolvían. El niño se mira en el
espejo, dijo Lacan, y ve un ser que en principio no es él, pero cuyos
movimientos imita alcanzando así una cierta certeza de que existe. Por
supuesto, el estadio del espejo es eso: un estadio, un momento de la
vida personal que, en algún minuto, se abandona salvo, claro, que la
gente quede fijada en él”, añade.
Respecto a Escalona, asegura que a veces “parece estar atrapado en el
espejo. Basta que dos periodistas y una ministra le digan que es
admirable su actitud moderada, su contención y su ausencia de fervor
revolucionario, para que comience a actuar, en efecto, de esa forma. El
asunto es tan sorprendente, que la gente que lo observa no sabe si lo
que se dice de Camilo Escalona es fidedigno o es, simplemente, la causa
de su conducta. No se sabe si esas descripciones son verdaderas o si es
Camilo Escalona quien se esfuerza por estar a la altura de ellas”.
Peña arguye que el empeño de Escalona en tranquilizar a los
empresarios y de hacer de Bachelet una opción algo inocuo, “parece más
motivado por la imagen que el espejo en el que se mira le devuelve, que
por un proyecto político que, hasta ahora, la verdad sea dicha, no
existe”.
“Porque ésa es la verdad: hay candidata, pero no hay proyecto. Salvo,
claro, que a Camilo Escalona, impulsado por el deseo de ser reconocido
como un hombre de Estado, se le ocurra decir que la estabilidad -¿qué es
eso?- es el programa con que Bachelet se convenció de volver de Nueva
York”, finaliza.
FUENTE: EL MOSTRADOR
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