Revista Libre Pensamiento
domingo, 2 de diciembre de 2012
“La preservación del medio ambiente es, en primer lugar, una lucha política”
“La preservación del medio ambiente es, en primer lugar, una lucha política”
01/12/12
En un
escenario de escasez de recursos naturales, y especialmente teniendo en cuenta
la decadencia del orden unipolar que emergió al finalizar la Guerra Fría, ¿cómo
ves los próximos escenarios en términos geopolíticos?
A mí
siempre me ha llamado la atención la teoría de Olduvai de Richard Duncan,
aunque algunos puedan considerar que el autor que la propuso es un lunático. Si
uno mira racionalmente las cosas, esta teoría es muy coherente. Vivimos en la
civilización del petróleo, una excepción fugaz que empezó en un lugar y momento
determinado, en Estados Unidos en la década de 1920, y va a durar nos dice su
autor, casi exactamente un siglo cronológico. En este siglo ha habido abundancia
de petróleo, en el sentido en que se puede acceder al recurso y se garantiza
este modo de vida capitalista para un número significativo de la población.
Duncan nos dice que esto va a durar exactamente un siglo.
¿Y luego
qué va a pasar? Pues el regreso a la historia tradicional de la humanidad:
cuando se haya terminado la burbuja energética del petróleo, el retorno a la
cueva de Olduvai, una caverna de Tanzania en donde se han encontrado los restos
humanos más antiguos, y en donde se cree vivieron los primeros hombres. ¿Y ellos
cómo vivían? A oscuras. Claro, decir eso hoy en el reinado de la luz y del
despilfarro energético, puede sonar lunático y apocalíptico. Si se observa cómo
funciona la moderna sociedad industrial, el anuncio no es ilógico.
Cada vez
aumenta más el consumo de energía a nivel mundial, y es lógico que aumente
porque, luego de la desaparición dela Unión Soviética, la caída del Muro de
Berlín y la imposición del mercado capitalista a nivel mundial, se generalizó su
lógica productivista y consumista, así como su estilo de vida, entonces el mundo
se convirtió en un inmenso supermercado en el que hay que consumir todo lo que
exista.
En
términos energéticos eso se expresa, por ejemplo, en la generalización del
automóvil, porque la cantidad de automóviles que hoy ruedan en el mundo no tiene
parangón histórico. Hay casos además extremos como el de China, y lo que sucede
en Pekín, que puede considerarse como un ecocidio diario. Autores como Thomas
Friedman, de los que uno no dudaría en ese sentido, por el culto al consumo,
dicen que en Pekín cada día circulan mil nuevos automóviles.
Y si
comparamos lo que hoy es Pekín con lo que era hace 25 años, observamos una
transformación que comúnmente necesitaría mucho más tiempo para explicar cómo
una ciudad se transforma hasta el punto que, de ser la capital mundial de la
bicicleta, en donde no había automóviles, ni congestiones, ni choques, ni nada
por el estilo, hoy sea un lugar con miles de automóviles, con embotellamientos y
la contaminación que producen los coches. Este es el modelo que se está
imponiendo a nivel mundial en todas las ciudades, con un consumo intensivo de
automóviles con todo lo que eso supone.
En esas
condiciones, lo que está sucediendo en el capitalismo es algo así como el que
sabe que al frente hay un abismo, y en lugar de evitarlo acelera la fuga hacia
adelante, que además es propia de los economistas. En lugar de retrasar la
llegada al abismo, se está acelerando mediante todas estas formas de consumo,
diciendo que las advertencias son anuncios catastrofistas, porque en otros
momentos se han hecho anuncios similares pero el capitalismo ha logrado
encontrar la alternativa energética necesaria y ahora las cosas no van a ser
distintas. Eso es, más o menos, lo que se dice de manera optimista.
Pero hay
dos aspectos geopolíticos que deben ser mencionados: una cosa es el discurso
público y otro el discurso interno. En el discurso público, que venden las
multinacionales, los políticos y muchos académicos, se sostiene que no es cierto
aquello que el petróleo se está agotando, y hoy eso ha vuelto a cobrar fuerza,
porque en Estados Unidos ha aumentado la producción de petróleo.
En
consonancia, se dice que no es cierto que el petróleo se esté agotando. Incluso,
el periodista ingles George Monbiot, que escribió un libro sobre el
calentamiento global, ha dicho que las tesis sobre el pico del petróleo eran
falsas y eso que estamos hablando de un personaje próximo al movimiento
ecologista. Considera que no es cierto que exista pico del petróleo sino que,
antes por el contrario, hay tanto que nos vamos a asar como sardinas en el
petróleo, por estos supuestos nuevos descubrimientos.
Esto
mismo afirman quienes niegan el pico del petróleo, lo que se dice y se escribe
para desinformar y negar la magnitud de lo que está en juego, y proseguir con la
misma lógica capitalista. Pero en el discurso interno, cifrado, de los políticos
se dicen cosas completamente diferentes. En concreto ¿qué afirman tanto las
multinacionales como los dirigentes políticos de los estados imperialistas,
empezando por el de Estados Unidos?
Ellos
tienen claro que el petróleo se está agotando, y no solo el petróleo sino muchos
recursos. Incluso el Departamento de Estado y el Departamento de Defensa de los
Estados Unidos han elaborado estudios sistemáticos en los que aparece un
registro de los metales y de los minerales estratégicos y se establece un
registro de sus necesidades. Incluso, hacen una caracterización: hay recursos
estratégicos en los cuales Estados Unidos tiene una dependencia total, del 100
por ciento, es decir que todo lo debe conseguir en el exterior. Y luego viene un
análisis de los recursos naturales en los que Estados Unidos depende hasta en un
50 por ciento.
Y todos
los recursos estratégicos están en esa franja. Incluso, hacen una categorización
todavía más precisa en aquellos recursos que consideran de seguridad nacional,
es decir, es obligatorio que esos recursos se le faciliten a la economía de
Estados Unidos. Y en algunos de esos informes se asegura que en el caso de que
no sea así, Estados Unidos se reserva el derecho de utilizar todos los medios
militares, incluyendo las bombas atómicas, para tener acceso a esos
recursos.
Obviamente,
eso no es de dominio público, ni los políticos, ni los académicos, ni los
voceros de las multinacionales hablan de esa forma. Esa es información de
consumo interno, que está relacionada con el control geopolítico y
geoestratégico del mundo. Ellos tienen claro que los recursos materiales y
energéticos se están agotando y, como lo tienen claro, han mapeado el planeta en
zonas vitales, en zonas estratégicas, y en algunas zonas de reserva. En la
geopolítica mundial se desenvuelve una guerra mundial por los recursos.
Me parece
que es una tesis muy importante que planteó Michael Klare en varios libros: una
guerra no declarada por los recursos, jamás reconocida como tal, un conflicto
que se ha acentuado por la entrada en el escenario de nuevos actores,
principalmente China e India. Porque lo significativo del tal milagro chino y el
tal milagro indio radica en que estamos asistiendo a más de lo mismo, la
formación de un capitalismo similar al de la revolución industrial inglesa del
siglo XVIII.
Eso es lo
que está emergiendo en los países mencionados. Y para hacerlo posible se
necesita lo que es ineludible en términos físicos: materia y energía. Lo que
están haciendo los chinos, y en menor medida los indios, es buscar fuentes de
energía y de materiales. Los chinos ya están incursionando en África, y la
división territorial de Sudán es una primera consecuencia.
Aquí en
América Latina, los chinos han hecho acuerdos con la mayor parte de los
gobiernos, incluyendo los llamados gobiernos progresistas, para asegurarse el
control de importantes fuentes de minerales, empezando por el petróleo. Como se
trata del mismo patrón civilizatorio, funciona con la misma fuente energética,
con petróleo. De esta manera, lo que es seguro es el agotamiento del petróleo.
Uno se pregunta, si China se embarcó lamentablemente en esa vía capitalista
¿cómo va a hacer después para mantenerla?
Esto que
estamos planteando no es ni mucho menos popular, nadie lo sostiene porque se
aplaude el modelo chino, que se presenta como la alternativa, como lo máximo en
términos de crecimiento. Incluso, muchos aplauden que China pueda llegar a
convertirse en el país hegemónico y esté impulsando otro tipo de capitalismo y
cosas por el estilo.
Existe
una disputa geopolítica por la apropiación de recursos y los grandes conflictos
que hay en el mundo se encuentran relacionados, de manera directa o indirecta,
con el control de fuentes energéticas y de recursos minerales. Y otra cosa que
se empieza a ver con relación a la teoría de Olduvai estriba en que en muchos
lugares del mundo ya es una terrible realidad y, tal vez un ejemplo a pequeña
gran escala, es lo que sucede en Haití.
Es un
país que se debería estudiar, porque es un anticipo de lo que espera al resto
del mundo: un país devastado ambientalmente, al que solamente le queda el 2 por
ciento de la capa vegetal que tenía hace 200 años, en donde han desaparecido los
ecosistemas; la tierra es prácticamente un desierto; a la energía solo puede
acceder una minoría escasa, mientras el resto de la gente vive en la oscuridad
plena, muriéndose de hambre y miseria, y, además el territorio está ocupado
militarmente porla ONUy los Estados Unidos, endeudado y sometido a planes de
ajuste.
Es un
anticipo del regreso a la cueva de Olduvai. En realidad, lo de Haití se presenta
en muchos países del mundo, en las regiones donde la fuente energética
fundamental sigue siendo la leña o el carbón vegetal. Esto indica que existe una
segmentación energética que también es una segmentación de clase, porque, en
última instancia, la diferenciación de clase se manifiesta en el consumo de
energía, o sea, en el nivel de vida de las clases dominantes que tienen acceso a
piscina propia, a casas confortables, a varios automóviles, que consumen
productos microelectrónicos, todo lo cual finalmente es consumo de energía.
A nivel
internacional hay parámetros sobre el nivel de consumo mínimo vital de energía
indispensable para que un ser humano viva y se hacen las comparaciones entre el
consumo de calorías de un habitante de Haití y un habitante promedio de los
Estados Unidos, y las diferencias son impresionantes.
Decir
estas cosas no resulta popular porque es muy dura la situación, y a nadie le
gustan las malas noticias, a la gente le gusta exaltarse con los triunfos o con
las grandes realizaciones de la humanidad y los triunfos individuales. Pero en
algún momento deben plantearse estas cosas, aunque las personas que lo hagan
sean como los malos agoreros del mundo contemporáneo. Ecoportal.net
Observatorio
Petrolero Sur
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