lunes, 30 de marzo de 2015

La cama: Antropología del Fascismo chileno II

 Publicado el 30 Marzo 2015
 ESCRITO POR RODRIGO KARMY BOLTON
A veces las formas terminan antes de desaparecer. Las formas que se agarran al mundo en el que fueron forjadas jamás huyen rápidamente. Las formas como el Estado chileno en su matriz subsidiaria ha hecho demasiados favores para desmoronarse de un día para otro. No será rápido su derrumbamiento, pero su posibilidad ya está anunciada. Si se quiere, podríamos decir que la actual forma del Estado está terminada pero no concluida en la exhibición pornográficade su propio reverso fáctico: su derecho se muestra como guerra, su mercado como miseria, su Estado como policía, sus dispositivos de protección, como estrategias de precarización.


Como el secreto que contiene a las grandes corporaciones, al Estado y a la Iglesia católica, un objeto tan cotidiano como la cama quizás constituya el lugar en el que se fraguó el nuevo pacto oligárquico que transformó a la dictadura militar en una nueva dictadura financiera. La cama, un lugar íntimo, excluído de toda visibilidad pública, en la que los cuerpos son habitados por el cansancio y las conciencias se abandonan a los sueños. Incluso cuando se ingresa a una casa, jamás la cama yace al lado de la puerta de salida. Casi siempre, dispuesta en un lugar sino recóndito, al menos, alejado del fragor callejero.

En su tiempo, la cama fue investida por el cristianismo medieval con el don de la reproducción, y consagrada por la época burguesa como el crisol de la privacidad. La cama fue el sitio en el que las antiguas monarquías arriesgaban su continuidad y al que la historia parece haber reservado una cierta legitimidad para el intercambio sexual. Fuera de la cama, parece que tal intercambio fuera impropio. Difícil que el amante duerma en la misma alcoba en la que duerme el marido, extraño que los soldados que arrasan una ciudad ejecuten su violación en la privacidad de una habitación.

La cama abre de inmediato dos espacios: uno exterior en el que se juega la clandestinidad, y uno interior, investido de la suficiente legitimidad. El primero destruye el pacto familiar, el segundo lo consuma. Por eso, la cama no es cualquier dispositivo, sino aquél que posibilita a la economía capitalista: ubica a los cuerpos para su reproducción, proyecta a la familia para su consolidación y garantiza al Estado su continuidad. La cama no llega a ser un “aparato ideológico” como la familia, sino la materialidad que la hace posible, el primer medio de producción, para la primerafuerza productiva (los cuerpos).

Hoy la cama de Chile se llama SOQUIMICH, y la familia que dio lugar a su “democracia” lleva los apellidos Ponce-Pinochet. Casado con Verónica Pinochet Hiriart (desde 1969 a 1991), el ingeniero forestal Julio Ponce lleva consigo, el pacto de nuestra “democracia”: las nupcias entre el poder político-militar (Pinochet) y el poder económico-financiero (Ponce). Hoy, la cama de Chile –incluso aquella que puede hacerle la cama al cobre reemplazando su producción por el litio- parece mantener al funcionamiento del Estado-finanzas chileno comprando a funcionarios públicos, desde subsecretarios a parlamentarios, desde alcaldes a candidatos a presidente.

Si la Unidad Popular fue el experimento del amante, la dictadura fue la de la restitución matrimonial: sólo se podía salvar la propiedad actualizando el milenario matrimonio de la República, que la Unidad Popular pretendía desactivar. La mañana del 11 de septiembre dio inicio al ritual. Allende da su último discurso y con su muerte resguarda la república por venir. Con sus lentes oscuros, Pinochet y la junta militar, toman el mando del país. La violencia se expande. Y los dos poderes clásicos, pero ahora renovados gracias a la intelligentsia económica norteamericana, vuelven a encontrarse. La dictadura militar no podía ser una simple dictadura, debía restituir el pacto violado, el contrato destruido por la UP. Para eso, no podía simplemente forzar las cosas, debía también institucionalizarlas: el texto que legaliza la unión entre el Estado y el Mercado será la Constitución de 1980. Una legalización que institucionaliza la subordinación del Estado al Mercado en la estructura subsidiaria. Así, el matrimonio Pinochet-Ponce encuentra en el matrimonio Estado-Mercado su verdad, gracias al sacerdote que celebra su liturgia: el abogado Jaime Guzmán Errázuriz.

No habría que leer nuestra actualidad desde el paradigma de la “corrupción”, sino desde aquél de la “piratería”: sólo hay “corrupción” porque lo que condiciona al régimen de intercambio es el pillaje de la piratería neoliberal contemporánea: la lucha entre grupos económicos, ante todo, pero también, la lucha entre clases cuyas formas, atraviesa los cuerpos en la cotidianeidad de la vida social. Entendemos por “piratería” un exterior abierto al interior del propio marco jurídico-institucional y que, más allá de los discursos bien intencionados, constituye uno de los andamiajes más decisivos del capital global: como el tráfico de drogas, de armas o de cualquier cosa que se dispensa en la excepcionalidad de la ley, la piratería constituye la fuerza motriz del capitalismo (desde los antiguos piratas ingleses, hasta los nuevos piratas informáticos).

Así, la verdad de la “corrupción” es la piratería de la racionalidad neoliberal contemporánea. En los dineros de SOQUIMICH, PENTA o en la miserable operación de CAVAL, no hay otra cosa que una racionalidad muy precisa consumada por y desde el matrimonio entre el poder político y el poder económico que introdujo a la piratería de la racionalidad económico-financiera como un poder decisivo y legalizado. Porque en Chile la piratería es la regla que los indicadores internacionales podían decir que éste no era una país corrupto: la Ley coincide enteramente con la piratería. De ahí su “pureza” e “incorruptibilidad”.

En virtud de la mutación acaecida por el mentado matrimonio, la dictadura chilena asumió la forma de un régimen cívico-militar en el que la cama se politizó como dispositivo de ascenso de nuevos actores económicos para un nuevo régimen político y social. Desde aquí, el despojo incondicionado y permanente ejecutado por las nuevas formas de piratería, se hizo una práctica legal institucionalizándose como pacto oligárquico neoliberal. En Chile, no es sólo la “ilegalidad” el problema (es el caso de Délano y Lavín), sino también la “legalidad” que hace posible transacciones inverosímiles en las que la distinción entre poder político y económico se difumina: es el caso de Piñera a gran escala, y de Dávalos a pequeña escala, donde ambos, con cierta razón, argumentaban que sus negocios se habían realizado en el “marco legal vigente”.La “legalidad” asoma como el peligro. Una “legalidad” que exhibe su facticidad constitutiva puesto que, gracias al matrimonio metaforizado por Ponce y Pinochet, fue llevada al punto cero de la piratería. Así, el secreto del matrimonio fue el haber restituido el sueño oligárquico de que la ley y la violencia, la legalidad y el pillaje, coincidan sin fisuras.

Las fuerzas que hicieron posible el mentado matrimonio fueron tres: la violencia, la economía y la religión, representadas respectivamente por las FFAA, los grandes grupos económicos y la Iglesia Católica. La violencia y la religión supieron que el nuevo pacto mundial los podía desplazar. Por eso, negociaron su lugar en la nueva arquitectura del mundo financiero: la violencia de las FFAA y la religión de la Iglesia católica fueron subsumidas por los grandes grupos económicos que salieron fortalecidos con una capacidad militar y litúrgica, con la fuerza de una guerra y con la piedad culpógena de las palabras cristianas: podían ejercer la mayor explotación en el trabajo, al tiempo que asumían a éste bajo la forma de un “don”: el empresario de los años 90 dice “dar” trabajo, con lo que inviste la brutalidad de su poder, en la suavidad de la caridad.

Hoy, las protestas han fisurado las puertas de la hacienda en la que habita este singular matrimonio celebrado desde 1973, consagrado en 1982 y profundizado desde 1990 hasta la fecha. Se han horadado sus discursos que, en cierto modo, amenazan la perpetuación del pacto. Por eso, será necesario sacrificar a algunos personajes de sus propias filas: Manuel Contreras en el caso del ejército, Carlos Alberto Délano en los empresarios, el cura Karadima en la Iglesia Católica, por nombrar sólo algunos. Personajes que fueron parte de la liturgia con la que se consumó el matrimonio, que hicieron posible el escenario en el que se articularon para promover la sutura entre el poder político y el poder financiero, personajes que, sin embargo, fueron los piratas más extremos y que, por eso, no sobrevivieron al orden que ellos mismos ayudaron a forjar.

Hoy, que la fisura está abierta y en disputa, Chile contempla pasmado el resultado de su noche de bodas. Algunos, que no necesariamente se hallarían desde una derecha, no han esperado un minuto para exigir consignas vacías como el “fortalecimiento de las instituciones” o el “reestablecimiento de los valores republicanos”: ¿se trata de “fortalecer” a las instutuciones dándoles más poder y, por tanto, sellando con mayor fuerza el pacto oligárquico o depolitizarlas en razón de su destitución definitiva? Y ¿a qué “valores” se refieren dichas afirmaciones si, antes que avalores republicanos el marco político-institucional está volcado hacia los valores financieros a los que la propia República fue subsumida?

La cama ha sido el objeto clave en la reproducción oligárquica del poder de clase en Chile. Un objeto que articuló silenciosamente, la deriva contemporánea del fascismo chileno. Un objeto que, sin embargo, hace que la dimensión política de la piratería chilensis aparezca como el derecho de un par de familias sobre la totalidad del país. Como la mafia italiana, todo queda en “familia”: en la “familia” militar, en la “familia” eclesiástica, en la “familia” empresarial. Y cada “familia” se protege a sí misma: los militares esconden a sus asesinos, los curas a sus pedófilos, los empresarios a sus más excelsos piratas. Cama y Familia debieran, quizás, ser el nuevo lema del Escudo Nacional. Una nación que, por cierto, se metaforiza a sí misma, como una gran “familia” y donde la racionalidad neoliberal ha puesto a la institución familia como la primera institución económica en la que los cuerpos están destinados como primarias fuerzas productivas, a reproducirse en el pequeño medio de producción que es la siempre secreta cama.

Marzo 2015.


Texto originalmente escrito para su publicación en www.Carcaj.cl.

FUENTE: EL CLARIN

Catástrofe en el norte: Lo que arrasa los pueblos se llama capitalismo

 Publicado el 30 Marzo 2015
 ESCRITO POR RICARDO CANDIA CARES
¿Y después de ver las imágenes de la gente atrapada más que por el lodo, por el desprecio, el olvido y la explotación, es posible creer que el odio es un sentimiento al que no tenemos derecho? ¿Luego de ver a mujeres temporeras atrapadas en modernos cepos, esclavizadas lejos de sus familias, arracimadas en barracones no más decentes que un muladar, explotadas por mezquinos pesos, no vale suplicar a la naturaleza por un cataclismo que extermine la codicia, el egoísmo y la barbarie en todas sus formas?



Lo que más emputece es que esas aguas enrabiadas no se lleven a los poderosos responsables inmediatos de los efectos mortales del corcoveo de la tierra.

Enerva que no sea posible aún que por cada desgracia que se paga puntual mediante el sufrimiento de los más desposeídos, no haya como contraparte un lodazal que sepulte para siempre a los malditos que han creado las condiciones para todas las tragedias.

Y apena que la ingenuidad de la gente, tan mortal como las avenidas de los ríos que solo cumplen con exigir el lugar que la tierra les ha reservados desde miles de años, no desaparezca con las avalanchas, los tsunamis o los terremotos.

Estas desgracias no pueden ser adjudicadas a las variables de la naturaleza como quieren hacer creer para ocultar la responsabilidad del Estado en la prevención y la consideración racional y cuerda del territorio.

Cada una de las inclemencias naturales son tan propias de la tierra, como el cielo y las nubes. Y han hecho sus caminos con la calma que solo estampan las edades misteriosas que no caben siquiera en la imaginación. Utilizadas con fines ajenos al dictado irrevocable de la naturaleza, las aguas no hacen más que exigir lo suyo.

El capitalismo no tiene respeto sino por las ganancias. Para esta lepra del siglo la tierra y sus maravillosos accidentes no son sino lugares susceptibles de ser arrasados para extraer materias que son de manera simultánea de felicidad y tragedia. La diferencia la pone el número de afectados: el disfrute de un puñado de sujetos, equivale a la maldición de millardos de seres humanos.

Espoloneados con símbolos que no valen sino el trapo en que se dibujan, la gente intenta ponerse de pie relevando sus reservas sobre exigidas de tolerancia. El Estado brilla solo en el relumbre de las armas que se despliegan para advertir que los reclamos deberán cursar por el entramado artificial y estéril de las ventanillas que tienen la capacidad de amortiguar la rabia. Todo el resto es susceptible del gatillo fácil de los soldados que históricamente han puesto lo suyo con buena puntería contra el pobrerío.

Arrecian las campañas solidarias que suplantan las responsabilidades de quienes se suponen con el deber de cuidado, de velar por el bien público, y por la seguridad de la población. De a poco, la solidaridad ancestral de la gente víctima de la inercia y de complicidad criminal de las autoridades, van juntando lo esencial para sobrevivir.

Cerca de ahí, agazapados, los vivos y tramposos de siempre ya sacan cuentas de los negocios que se vienen con la eterna reconstrucción, la especulación con los artículos de primera necesidad y las desesperación de la gente desamparada.

Cual aves carroñeras, ya dispondrán de sus planeos para ver donde hiede más, por donde vendrá el mejor negocio.

Las tragedias que con una frecuencia abismante paga al contado el pueblo llano, no son casualidades adjudicables a la alineación maléfica de los planetas, ni a la irritación de un dios vengativo. Son claramente responsabilidad de una forma de construir un país librado al caos inhumando del capitalismo más desvergonzado.

Casi toda muerte no natural, si se mira bien, tiene su raíz en la manera en que se ordenan explotados y explotadores en la copia feliz del edén.

Cada hombre y mujer de trabajo se expone cada día al riesgo de condiciones laborales desamparadas, a una salud vergonzante, a un transporte urbano zoológico, un sistema de pensiones miserables, y una tan vasta como inexpugnable red de conspiraciones secretas para esquilmarla, mediando un miserable sueldo.

Cuando el capitalismo no mata por la explotación inmisericorde, lo hace por la bala del custodio uniformado. Y ahora por estas calamidades de las que no se va a saber nunca qué venenos diseminó en esos barros metalizados causantes de cánceres y malformaciones.

Las razones de Estado, herramienta de sinvergüenzas y criminales, ocultarán más que el lodazal, la verdad de la tragedia.


FUENTE: EL CLARIN
Trabajar en quiebras rinde honorarios millonarios:

Las interrogantes que deja el papel del síndico Herman Chadwick en la venta de los terrenos a Caval

No saber que Natalia Compagnon es socia de Caval –como aseguró– resulta, sin duda, difícil de creer para un hombre bien informado como él. Apostó con mucha seguridad a un cambio en el Plan Regulador Intercomunal, lo que lo llevó a no considerar, al menos, una oferta previa a Caval. Su trabajo como síndico lo ha vuelto millonario: $227 millones ganó por la venta de las 44 hectáreas a Caval. Poco, en comparación con los $746 millones que obtuvo en la quiebra de la Central Campanario. Él tiene pocas redes, pero extensas. Y es el síndico favorito del BCI.
Para un hombre bien informado, emparentado con políticos –como sus tíos Andrés Chadwick y José Antonio Viera-Gallo– e hijo de Herman Chadwick Piñera, ex presidente de Copsa y el CNTV, y considerado un hombre tan contactado que se le apoda “teléfono de oro”, no saber que Natalia Compagnon, la nuera de la Presidenta Michelle Bachelet, es socia de Caval, parece insólito.
Bastaba escribir Caval en Google para encontrarse con el reportaje de Qué Pasa “Los negocios de Dávalos Bachelet”, del 3 de enero de 2013, y enterarse de la existencia de esta sociedad, a través de la cual, además, se compraron los cuatro Lexus. Manejando uno de esos modelos llegó Sebastián Dávalos al condominio donde también vive su madre, lo que alertó al medio, que decidió investigar sus actividades.
Herman Chadwick Larraín aseguró a El Mostrador el 10 de enero –cinco días después de destaparse el “Negocio Caval” enQué Pasa– que se enteró por la prensa de que la otra socia de Caval era la nuera de la Presidenta Bachelet.
El síndico afirmó que siempre se entendió con Mauricio Valero, el gerente general de Caval y dueño del otro 50%. “Un día el señor (Mauricio) Valero llegó a mi oficina, dijo estamos interesados, hizo una oferta, después la subió un poco, porque el precio que teníamos más o menos estipulado era de 0,6 UF el m², el valor de mercado”.
Abogado de la UC, síndico de quiebras desde 2000, se hizo cargo del convenio judicial preventivo del agricultor Patricio Wiesner en junio de 2011, con la misión de realizar una liquidación ordenada de activos. Eran 84 hectáreas en Machalí que dividió en dos: una mitad la remató a precio agrícola y la otra mitad –44 ha–, que era susceptible de un cambio de uso de suelo, la conservó para venderla a un mejor valor.
Estaba convencido de que el Plan Regulador Intercomunal de Rancagua –que incluía a seis comunas, entre ellas, Machalí– modificaría el uso de suelo de los terrenos de Wiesner de agrícola a urbano. Tanto que, en noviembre de 2012, recibió una oferta que aseguraba un pago de 0,5 UF el m2 y su respuesta fue que vendría un cambio en el Plan Regulador y que Codelco había pagado 0,8 UF el m2. Efectivamente, un mes antes la minera estatal firmó una promesa de compraventa por 22,3 hectáreas de uso agrícola a $4.119 millones con su dueña María Teresa Vidal Covarrubias, operación que se concretó en diciembre, con el fin de trasladar sus oficinas de Rancagua a Machalí. No hubo interés de su parte por negociar, ni reunión alguna, lo que sorprendió al interesado, un empresario de la zona, que hizo estas gestiones a través de su abogado y un corredor. Algo que, por cierto, resulta llamativo considerando que recién al mes siguiente, en diciembre de 2012, el Seremi de Vivienda de la Sexta Región, Jorge Silva Herreros, recibió la propuesta aprobada por el Concejo Municipal de Machalí para hacer la modificación del uso de suelo.
Todas tienen un denominador común: el BCI. Este banco fue el mayor acreedor en cada una de estas quiebras y es, precisamente, el mayor acreedor el que nomina al síndico. La excepción es el convenio de Wiesner, donde el banco con más acreencias era el holandés Rabobank, especialista en créditos agrícolas.
¿Cómo estaba tan seguro Chadwick? ¿Contaba con información adicional? Sí, al menos, con la que le entregó la arquitecta Cynthia Ross –sobrina de Patricio Wiesner–, quien le pidió una reunión al poco tiempo de asumir como síndico, según contó Chadwick hace unos días a El Mostrador al ser consultado por este asunto. Ella le explicó las gestiones que había realizado con su tío en torno al Plan Regulador y los motivos por los que la municipalidad promovía estos cambios. “Ella asesoró a otras inmobiliarias cuando partió el Plan Regulador en Machalí. Incluso acompañó a Patricio a ofrecer sus terrenos a otras inmobiliarias. (Wiesner) antes de acogerse al convenio judicial pidió a los acreedores más plazo y le dijeron que no y que se fuera a convenio judicial”, declaró el síndico a este diario.
Ross fue contratada casi un año después –en agosto de 2012– por el director de Obras de Machalí, Jorge Silva Menares, para asesorar al municipio en los cambios al Plan Regulador Intercomunal. Es precisamente contra ambos que está dirigida la querella por tráfico de influencias, uso de información privilegiada y violación de secreto presentada por RN, que incluye a Dávalos y al actual Seremi de Vivienda de la Sexta Región, Wilfredo Valdés.
Otras versiones afirman que Chadwick recibió información del Plan Regulador Intercomunal de parte de Wladimir Román, Seremi de Vivienda de la Sexta Región entre noviembre de 2011 y noviembre de 2012, y posterior intendente. Esto es negado tajantemente por Román, quien dice no haber hablado nunca con Chadwick y no saber siquiera quién es.
El síndico no respondió los llamados ni mensajes de El Mostrador.

CHADWICK, EL SÍNDICO DEL BCI             

El trabajo de un síndico puede ser muy bien remunerado: por la venta de las 44 hectáreas de Wiesner a Caval, Chadwick recibió $227 millones. Y por las 40 hectáreas que vendió primero como tierras agrícolas, obtuvo $67 millones, calculando un valor de 0,1 UF el m2 –el precio al que se transan en la zona–, ya que el monto de esa operación se desconoce. O sea, Chadwick se llevó un 4% del valor de la venta de los terrenos de Wiesner.
Esos honorarios están pactados por ley en una tabla progresiva que parte en un 20% si el producto de la venta de los activos es inferior a 2.000 UF y culmina en un 1% si el monto es superior a 1 millón de UF. Si la empresa en quiebra no tiene bienes, el síndico no gana.
En un convenio judicial preventivo –como el de Wiesner– también existe un sueldo mensual propuesto por el deudor que, según la ley antigua, era aprobado en una audiencia con el juez a cargo de la quiebra, junto a los tres mayores acreedores y el propio síndico. Se desconoce si, en este caso, Chadwick obtuvo una remuneración adicional.
En La Polar, cuyo convenio judicial estuvo en sus manos, sus honorarios fueron $60 millones por un trabajo de tres meses que consistió en valorizar los activos, calcular cuánto se llevarían los acreedores si éstos se vendían y participar en la junta que votó favorablemente la propuesta de la empresa para postergar el pago de los créditos. “Él tenía un equipo de dos o tres ingenieros comerciales de la Católica súper buenos. Chadwick hizo muy bien su pega, aunque se metió poco”, afirma un conocedor del proceso.
Otra quiebra grande fue Pesca Chile, filial de la española Pesca Nova. “Cobraba entre $20 millones y $30 millones mensuales y su gestión fue pésima y negligente. Entró en mayo de 2013 y alrededor de julio inició el proceso de venta de activos invitando a los interesados a participar. Estuvo negociando con la canadiense Cooke y a final de año resultó que no podía venderlos porque surgieron problemas legales con Pesca Nova, la matriz de Pesca Chile, que no dio la autorización. O sea, partió un proceso sin la certeza jurídica. Iba una vez cada dos meses a la empresa”, afirma una fuente que participó en la quiebra. Plantea que, si bien no hubo acuerdo de precio con la canadiense, Chadwick debió tener las cosas solucionadas antes de sentarse a negociar.
Finalmente, se declaró la quiebra de Acuinova, la filial de salmones de Pesca Chile, proceso que recayó en María Clara González, síndica que trabaja en la oficina de abogados de Chadwick, la misma que este comparte con su padre. Los activos de Acuinova se vendieron en US$115 millones y en US$183 millones los de Nova Austral, otra salmonera de Pesca Chile en la Región de Magallanes, que no se declaró en quiebra, pero de cuya liquidación de bienes se encargó María Clara González. Mientras, las licencias de pesca y barcos de Pesca Chile salieron a la venta en US$35 millones. En total, entre Chadwick y González recaudaron para sí un total de $2.500 millones o US$4 millones, según la tabla de honorarios. Amén del sueldo que recibió el síndico durante, por lo menos, un año y medio en Pesca Chile.
Campanario, la central de Southern Cross, fue otra quiebra que llevó Chadwick. Sus cuatro turbinas fueron vendidas a Duke Energy en US$86 millones, por lo que, de acuerdo a la tabla, recibió $746 millones.
Todas tienen un denominador común: el BCI. Este banco fue el mayor acreedor en cada una de estas quiebras y es, precisamente, el mayor acreedor el que nomina al síndico. La excepción es el convenio de Wiesner, donde el banco con más acreencias era el holandés Rabobank, especialista en créditos agrícolas.
El vínculo es motivo de comentarios, aunque los síndicos sostienen que los acreedores están en su derecho de designar a quien quieran. Chadwick tiene pocas quiebras, pero grandes y atractivas en honorarios, como aquellas en las que el BCI es el principal acreedor. Varios de sus pares querrían acceder a ellas, pero eso no ocurre. Desconocen cuál es la razón de esta cercanía que se repite también en la quiebra de la distribuidora de abarrotes Rabié, que tramita Chadwick, en la que el BCI es el mayor acreedor y cuyos activos todavía no salen a la venta.

FUENTE: EL MOSTRADOR
Parte de su testimonio a la Fiscalía se difundió hoy

Felipe De Mussy declaró que se enteró por la prensa de boletas emitidas a Penta para su campaña política

En su comparecencia la semana pasada, el legislador reconoció que pidió recursos al grupo económico para competir por un escaño en la Cámara Baja, pero negó haber tenido conocimiento de los documentos que emitió a Penta su amigo de infancia y jefe de campaña, José Tomás Garcés, quien se habría encargado del tema del dinero mientras él sólo se ocupaba del "trabajo en terreno".
Durante su declaración la semana pasada ante el equipo de fiscales a cargo del caso Penta, el diputado de la UDI Felipe de Mussy reconoció haber solicitado en 2013 recursos para financiar su campaña electoral al controlador del grupo económico, Carlos Alberto Délano, quien actualmente se encuentra bajo prisión preventiva como imputado de delitos tributarios reiterados, al igual que su socio Carlos Eugenio Lavín.
Sin embargo, según consta en su declaración dada a conocer porT13, aseguró que desconocía que parte de las platas que finalmente recibió fueron conseguidas mediante el uso de boletas ideológicamente falsas emitidas a Penta por Tomás Garces, su “amigo de infancia” y miembro de su equipo de campaña.
“Mi equipo en un principio estaba compuesto por Tomás Garcés, que es un gran amigo de infancia, le pedí que trabajara conmigo para que fuera parte de mi equipo por ser de mi confianza (…) básicamente antes del 17 de agosto los gastos eran una especie de aporte o sueldo a las personas que trabajaban conmigo”, dijo el parlamentario.
De acuerdo a su versión, en marzo de 2013 comenzó a hacer contactos para conseguir el dinero necesario para competir por un escaño en la Cámara baja, y dijo que pensó en Délano porque “es muy amigo de un tío mío llamado Luis de Mussy y un poco menos de mis propios padres. Conozco a sus hijos (…). En el mes de marzo le pedí el celular de Carlos Délano a uno de sus hijos (…). Lo llamé y le comenté que quería ser candidato a diputado y si me podía ayudar. Me dijo que lo iba a ver”.
“Luego lo fui a ver a su oficina de Isidora Goyenechea con el Bosque, me reuní con él unos 15 minutos. Hablamos mucho de temas familiares y me dijo que me iba a tratar de ayudar. Me pidió que le enviara una reseña. Yo lo envié un mail con una reseña mía que corresponde al correo que se me exhibe de fecha 1 de abril de 2013 y que efectivamente lo envié”, relató.
Dijo que al poco tiempo su solicitud tuvo respuesta del propio Délano, quien lo llamó y lo puso en contacto con Hugo Bravo. “Me dijo que me iba a apoyar en una primera instancia y me dijo que me contactara con una persona que resultó ser Hugo Bravo. Yo no recuerdo haber hablado con Hugo Bravo. En todo caso nunca me reuní con él ni lo he visto”.
Fue en ese momento donde asegura haberse desentendido del asunto y dejó el tema en manos de Garcés. “Sí, le dije a Tomás (Garcés) que se hiciera cargo del tema. Efectivamente al revisar mi casilla de correo electrónica (…) aparece un correo que con fecha 13 de mayo de 2013, le envié a Tomás Garcés”.
Pero, respecto de las boletas, De Mussy afirmó que supo mucho después, cuando el caso estalló en los medios de comunicación. “Me entero mucho después cuando salió mi nombre y el de Tomás en los medios de comunicación por este caso. Nos juntamos y le pregunté qué había pasado acá, y creo que Tomás me dijo que parece que había hecho esas boletas”, declaró.
Y agregó: “La boleta que se me exhibe en este acto de Tomás Garcés, número 17 por cinco millones de pesos de fecha 13 de mayo de 2013, nunca la había visto y no supe que Tomás la hubiese extendido (…) Tomás me dijo en su momento que esto había sido una primera ayuda y que luego nos iban a ayudar de nuevo. Yo no volví a hablar con Délano por este asunto”.
De Mussy recalcó que las platas las vio siempre Garcés mientras él se dedicaba solamente al “trabajo en terreno”. Asimismo, detalló que su jefe de campaña administraba los recursos: “Creo que primero a su cuenta personal y luego una que abrió en el BCI a su nombre pero que se utilizó para la campaña. Estos dineros los manejaba Tomás. Él pagaba los gastos, los sueldos y lo que se necesitara”.
Finalmente insistió: “Este tema de las boletas de Tomás Garcés yo sólo me enteré hace pocos meses y de lo que me he enterado y he revisado no hay más boletas que se hayan extendido y así me lo aseguró Tomás Garcés”.

FUENTE: EL MOSTRADOR