En conversación con Radio Universidad de Chile, el académico y Premio Nacional de Historia 2006, Gabriel Salazar, abordó las implicancias de los últimos casos de corrupción detectados en nuestro país y la profunda distancia que existe hoy entre la ciudadanía y la clase política.
En ese sentido Salazar sostiene que “es un hecho que la clase política actual ha experimentado una crisis creciente de representación que se arrastra desde 1990 y que en los últimos años se ha agudizado”.
“Esta crisis es más que importante, es gravísima, casi el 100 por ciento de la población rechaza, de alguna forma, el sistema y eso obliga a realizar un cambio de fondo”, agrega Salazar.
Dentro de los factores que explican este malestar ciudadano, el académico logra identificar tres: la Constitución de 1980, la ineficacia del sistema político y la frecuencia con que se están descubriendo actos de corrupción.
Respecto del rol que han jugado los partidos políticos que otrora estaban por la transformación de la sociedad, Salazar sostiene que “éstos al profesionalizarse se convirtieron en una clase política con intereses propios y conservadores, que busca la protección de unos con otros y, por lo mismo existe tanta reticencia a cambiar los sistemas políticos o las constituciones, porque pierden el control”.
“Durante los años 90 hubo una transformación de los partidos de ideas socialistas que terminaron por aceptar el modelo neoliberal. Incluso ahora el Partido Comunista acepta el modelo y han gobernado más para mantener el sistema que para cambiarlo, entonces naturalmente han traicionado sus propias convicciones y han traicionado la confianza que le depositó la ciudadanía y hoy están sufriendo las consecuencias de esa voltereta”, señaló.
Respecto del rol de los movimientos sociales en este nuevo escenario, Gabriel Salazar sostuvo que “hay que tomar en cuenta que la ciudadanía experimentó una transformación profunda desde los años 80 hasta ahora”, señalando que “hasta entonces la sociedad actuaba como masa, pero no tomaba decisiones y ahora se ha tomado conciencia de que ya no se pueden seguir esperando soluciones”.
Salazar agregó que “en la medida que se articula la ciudadanía, toman fuerza, por ejemplo, las asambleas sociales que han provocado derrotas a los gobiernos y sectores poderosos como en Magallanes, Aysén o Caimanes. Los nuevos movimientos sociales nos piden soluciones y esto significará un problema mayúsculo para la clase política y la Constitución que nos rige”, finalizó el académico.
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