viernes, 30 de noviembre de 2018

Héctor Llaitul, líder de la CAM: Todo indica que el asesinato de Camilo Catrillanca “habría sido un ajusticiamiento”

por  30 noviembre, 2018
Héctor Llaitul, líder de la CAM: Todo indica que el asesinato de Camilo Catrillanca “habría sido un ajusticiamiento”
Crédito: Agencia UNO
Esta mañana es la formalización en el Juzgado de Garantía de Collipulli de los cuatro carabineros del GOPE que participaron del operativo que terminó con la muerte del comunero mapuche, Camilo Catrillanca (24). De cara a este crucial paso judicial, el dirigente de la CAM, Héctor Llaitul, habló con El Mostrador, y reconoció que “estamos un poco escépticos, considerando los anteriores casos en donde han estado involucrados efectivos de la policía y que han terminado con el asesinato político de la causa mapuche”.
Este viernes se vive una jornada clave en el caso del joven comunero mapuche, Camilo Catrillanca, quien fue asesinado por un impacto de bala en la cabeza, el 14 de noviembre, en territorio de la Comunidad de Temucuicui, luego de que efectivos del GOPE de Carabineros realizaran una persecución por el supuesto robo de un automóvil.
Durante esta mañana, en el Juzgado de Garantía de Collipulli, 4 carabineros serán formalizados por homicidio, obstrucción a la investigación y delito de destrucción de elementos de la investigación, según detalló el fiscal de la Región de La Araucanía, Cristián Paredes.
Los efectivos son el sargento segundo Raúl Ávila, el sargento primero Carlos Alarcón, el cabo Braulio Valenzuela y el suboficial Patricio Sepúlveda, quienes declararon de forma preliminar, la madrugada del 15 de noviembre. Esa misma noche fue detenido el menor que acompañaba a Catrillanca al momento de su muerte, detención que también es investigada por la Fiscalía, debido a una denuncia por tortura presentada por el Instituto de Derechos Humanos (INDH).
El vocero de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), Héctor Llaitul, inculpado en el montaje de la Operación Huracán, conversó con El Mostrador, en el marco de la formalización de los carabineros inculpados, que ya fueron dados de baja de la institución.
- ¿Confían en que se hará una investigación efectiva, que habrá justicia en el caso del asesinato de Camilo Catrillanca?  
-Estamos a la expectativa de lo que sucederá en la formalización. Los cargos -entendemos- son por homicidio consumado y obstrucción a la justicia. Pero estamos un poco escépticos, considerando los anteriores casos en donde han estado involucrados efectivos de la policía y que han terminado con el asesinato político de la causa mapuche.
-En esta ocasión, al parecer el caso se ha hecho un poco más visible...
-Esperamos, que debido a la presión que ha existido, al nivel de presión del movimiento mapuche y de distintos sectores, que provocaron un cuadro de presión a las autoridades, esto pueda prosperar o no. Pero esto va a depender de cómo va a operar la justicia y cómo esto es presentado por los medios.
-Algunas versiones de prensa apuntan a que esto habría sido un homicidio involuntario, debido al rebote de la bala en el tractor, una línea que ha sido levantada en otros casos, como en las muertes de Manuel Gutiérrez y el de Nelson Quichillao.
-Todo indica que habría sido un ajusticiamiento al peñi. De alguna manera da cuenta del actuar impune que han tenido las policías, pero esa es una versión que han hecho correr. Es claro que Carabineros actuó de forma desproporcionada, incluso con impunidad. Las pruebas van esclareciendo las circunstancias, se confirmó que la bala utilizada era de un calibre 5.56, que es un calibre que sólo utilizan Gope y del llamado Comando Jungla. Además, estas armas son proporcionadas por el Ejército, los R15 son de fabricación de Famae. Y, además, el cuerpo de Camilo fue desnudado para borrar evidencia, y su ropa aún está perdida.
-¿Cree que es suficiente con las bajas de los cuatro carabineros que participaron del operativos, o aún falta que los altos mandos asuman responsabilidades?
-Hay un antecedente muy grave, que tiene que ver con el hecho de que Carabineros se ocultó en el campamento de Pailahueque. Allí estuvieron los mandos medios y superiores, dando una orientación respecto de qué hacer, en el momento inmediato del asesinato. Entonces, hay una situación que compromete a los mandos medios y altos, y que hay que analizarlo, la tarjeta (de memoria de la cámara que registró el operativo) no fue destruida en el camino, sino que hay una situación que involucra más gente. Hay una situación que da cuenta que fue una acción de tipo criminal.

La autonomía mapuche

-A raíz del asesinato de Camilo Catrillanca se ha visto una alianza transversal en el pueblo mapuche. ¿Es posible que ahora pongan como una centralidad el tema de la autonomía?
-Más allá del lamentar este hecho, muy doloroso para el pueblo mapuche, hay que considerar un cuadro que implica un antes y un después. Con las movilizaciones, los discursos que hay, y la dirección que han tenido en contra del modelo y la institucionalidad, que es represiva y opresora, el momento político hoy día es de abordar la reivindicación territorial, que es de autodeterminación y autonomía. Si se va a buscar una solución, tiene que ser en el terreno de escuchar la demanda de los actores políticos, que vamos por la vía autonomista, que tiene que ver con el derecho a las tierras y al territorio.
“Hay mucho tabú de las distintas expresiones de resistencia, hay un alto grado de politización, un fuerte movimiento para desarrollar actos deliberativos y de discusión, desde una perspectiva mucho más madura. Ya basta de entrar en la institucionalidad, y por las migajas, hay que entrar en una perspectiva mucho más de lo que son los trasfondos, por la autonomía, la recuperación del territorio y contra el capital, que es quien usurpó nuestras tierras”.
FUENTE: EL MOSTRADOR

La nueva bomba de tiempo que amenaza al Gobierno: el conflicto por despidos masivos de funcionarios públicos

por  30 noviembre, 2018
La nueva bomba de tiempo que amenaza al Gobierno: el conflicto por despidos masivos de funcionarios públicos
Vía Twitter: @FuerzaCabreados
En respuesta a la ola de despidos en el sector público -y que hasta ayer sumaban más de 2.500 finiquitos- desde la ANEF advirtieron a La Moneda con un paro en caso de que no se cumpla con la circular sobre renovación de contratas. Desde la oposición se encendieron las alarmas por estos finiquitos e ironizaron con el eslogan de los “tiempos mejores” de la administración Piñera. El senador socialista Alfonso de Urresti habló de una verdadera “razzia política”, mientras la bancada PC-PRO acusó a la administración Piñera de “utilizar los espacios del Estado como un botín político”.
Hasta la Contraloría General de la República llegaron hoy el presidente de la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF), Carlos Insunza, acompañado por la presidenta de la Cámara de Diputados, Maya Fernández, y la diputada PC Karol Cariola, para denunciar la ola de despidos masivos e ilegales en el sector público.
De acuerdo a cálculos de las organizaciones gremiales, los exonerados superan los 2.500 y hay casos como el de Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género donde el número de finiquitos suma desde marzo de este año un 27 por ciento de la dotación.
Desde la ANEF, acusan al Ejecutivo de no haber honrado un acuerdo que se suscribió con la mesa del sector público durante esta semana, y que consideraría, a través de una circular proveniente desde el ministerio de Hacienda, la regulación para para la renovación de contratas.
La agrupación denunció además que el Gobierno ha empleado argumentos falsos para proceder a la ola de remociones, sin considerar la trayectoria de los afectados y tampoco la evaluación de desempeño de sus labores.
Desde el interior de las diferentes reparticiones estatales confiesan que esta situación se venía comentando desde hace varias semanas, lo que habría generado una cierta paralización de los servicios, puesto que no son pocos los funcionarios que han debido destinar parte de su tiempo en buscar nuevas alternativas laborales ante la incertidumbre que se siente en el ambiente, dicen.
Los mismos funcionarios aseguran que desde que está instalada esta administración “se advirtió de un recorte paulatino y no menor de funcionarios bajo la promesa de campaña de “sacar la grasa del Estado”.
En este contexto, el presidente de la ANEF advirtió al Ejecutivo de un eventual nuevo paro nacional, situación que se resolvería tras el consejo de presidentes y delegados de la agrupación que tiene cita agendada la próxima semana.

“Razzia política”

Desde la oposición, las alarmas están completamente encendidas con esta situación de finiquitos. Incluso, se habla de una verdadera “razzia política”, como señaló el senador socialista Alfonso de Urresti.
“En este momento se están despidiendo en todas las reparticiones públicas, en los Gobiernos regionales. Van a ser cientos, cientos de personas solo en la Región de Los Ríos. La información que me entrega la ANEF, son ya más de cien funcionarios de distintas reparticiones (…) Lo que hizo INDAP es inadmisible, es inhumano. Se echó a gente que estaba recién operada. Mujeres, gente con más de 18 años. Eso es indigno, no corresponde”, dijo en ayer el parlamentario en el hemiciclo, emplazando directamente al ministro secretario general de la Presidencia, Gonzalo Blumel.
Desde la bancada de diputados Comunista-Progresistas acusaron además que los “despidos sólo responden a la arbitrariedad promovida por una condenable persecución política realizada por el Gobierno de Sebastián Piñera”.
Los parlamentarios añadieron que los trabajadores y trabajadoras “han sido despedidos sin justificación alguna”, en procesos realizados “sin ningún respaldo ni apego a evaluaciones por el desempeño en las labores realizadas por estos trabajadores”.
“La evidencia de que los despidos han estado emparejados con nuevas contrataciones, sin un verdadero examen de competencias o desempeño, sólo demuestra la utilización de los espacios del Estado como un botín político que rechazamos tajantemente”, señalan.
En la DC también se sumaron a la inquietud por estos casos. "Los despidos atentan contra el principio de modernización del Estado, pues se mira a éste como un botín por parte del Gobierno”, señaló Fuad Chain, presidente de la Falange, mientras el diputado Mario Venegas ironizó con el eslogan del Gobierno: “Viva los tiempos mejores”. “Es muy doloroso conocer el número de despidos en diversos servicios públicos y no acepto que sean todos ellos "operadores políticos", son seres humanos que tienen derecho al trabajo y a ser tratados con dignidad”, indicó.
En el Partido por la Democracia, en tanto, emplazaron al Gobierno por “faltar a la verdad ante la ciudadanía y los trabajadores y trabajadoras” porque “se dijo que con el cambio de mando los funcionarios públicos podrían estar tranquilos y que su desempeño estaría sujeto a evaluaciones técnicas y objetivas”. “Emplazamos al Presidente Sebastián Piñera y a sus ministros a dar la cara y explicar a la ciudadanía las razones reales de estos despidos”, añadió esta colectividad en una declaración pública.
FUENTE: EL MOSTRADOR
Vivir y morir en Temucuicui: La lucha indomable de Camilo Catrillanca
Ilustración por Marisol Abarca

Vivir y morir en Temucuicui: La lucha indomable de Camilo Catrillanca

Al igual que su padre y su abuelo, desde muy joven era conocido por su carácter fuerte y se proyectaba como uno de los nuevos líderes en la comunidad de Temucuicui. Quiénes lo conocieron, destacan su valentía, la convicción por la causa mapuche y su generosidad, ayudando siempre en la cosecha en el mismo tractor donde fue baleado por el Comando Jungla de Carabineros. Para su gente, Camilo no está muerto.

Por  / 30.11.2018
-¡Vienen los tombos!-, gritan tres niños que juegan montados en un tractor rojo, pequeños de rictus serio, ajenos al calor y desconfiados de los winkas.
-Ya, déjame en Ercilla entonces-, dice uno.
-A mí en Collipulli-, dice el otro.
Comparten una caluga entre todos y se les escapa una sonrisa.
Corretean cerca de una casa de madera ploma y a un lado se puede ver una construcción a medias, las vigas del comienzo del que iba a ser el hogar de Camilo Catrillanca en lo que antes fuera la tierra de René Urban. Camilo eligió ese terreno por la vista desde donde se pueden ver lomas y lomas salpicadas de flores blancas y amarillas. Afuera, un cartel del lugar donde fue velado dice “Amulepe taiñ weichan” (La lucha continúa) y en la imagen aparece bailando choike. El viento hace flamear el lienzo.
Camilo alguna vez tuvo la edad de esos niños que juegan y las tías del jardín de Temucuicui lo molestaban con que iba a ser dirigente, “¡Ya, a reunión!”, le decía a sus compañeros y los niños lo seguían, contará más tarde Marcelo Catrillanca, su padre. Dicen que de él tenía la misma sonrisa elástica, que a su vez la heredó de don Juan, el longko.
Es un día sábado a la tres de la tarde, desde las once de la mañana que las comunidades están reunidas en un trawün (encuentro) para decidir su postura frente a la tragedia. Los longkos hablan apasionadamente y uno a uno cada werkén. Un enjambre de mujeres se ocupa de los canastos con sopaipillas, de los platos, la carne y las papas para el almuerzo bajo un hualle centenario que se empina en una loma verde. La muerte duele, pero allí nadie se inmoviliza.
Temucuicui (dividida en histórica y autónoma) está ubicada a más de 90 kilómetros de Temuco, en la comuna de Ercilla, lugar donde viven más de 150 familias que sobreviven de la agricultura. Es la comunidad en resistencia que mayor extensión de tierras ha logrado recuperar durante las últimas décadas: el fundo Alaska, el fundo La Romana y Montenegro.

Una comunidad que convive con la presencia policial

Cuando Camilo tenía diez años, en 2004, el informe Diagnóstico e Intervención del Servicio de Salud Araucanía Norte ya hablaba de cómo los allanamientos y la constante vigilancia de Carabineros, Investigaciones y Fuerzas Especiales afectaba a las familias de las comunidades mapuche. El documento dejó ver que los niños eran golpeados contra el suelo y la pared, que recibían culatazos con armas de fuego y se advertía sobre el trauma de esas agresiones: no dormían, no se concentraban, tenían flashback de los ataques. En definitiva, que no podían vivir y así esa pesadilla se extiende hasta hoy. Camilo era como tantos otros niños de Temucuicui que entre sus primeros recuerdos está jugar con los casquillos de balas, la pesadilla de los buses de carabineros, carros policiales y las nubes tóxicas de bombas lacrimógenas dentro de su escuela.
Desde ese tiempo, solo ha cambiado la modernidad de la vigilancia. Hoy, la mayoría de los comuneros, convive además con el sobrevuelo de los drones.
Marcelo está sentado bajo una ramada improvisada que quedó desde el funeral. Han transcurrido once días de la muerte de su hijo, amable extiende un vaso de Coca Cola y se hace un tiempo para hablar en medio de la reunión. Evoca su clandestinidad cerca del 2005 y cómo ese trozo de historia cambió la vida de Camilo. A los diez años, en la escuela de Temucuicui, tuvieron que cambiarlo de puesto, miraba por la ventana a cada auto que pasaba. “Vienen por mi papá”, “Vienen a buscarlo”, decía el niño, siempre sobresaltado y nervioso. Para su padre, ese fue el momento en que su hijo dejó de ser un niño.
Camilo a los quince era como su hermano menor, Newén, la cara redonda, las mejillas rosadas y una ingenuidad a medias. Eran como dos gotas de agua. De ese tiempo existe el registro de un video de agosto del 2011 durante la toma da la municipalidad de Ercilla. Él está sentado al lado de otros dos adolescentes, Fabián y Valeria Llanca. Serio, habla aun sin la elocuencia que mostraría después.
“Hay excesivos Carabineros y podemos ver que los colonos están siendo resguardados por la fuerza policial en este caso, y ellos son tan solo una familia, nosotros somos comunidad, somos pueblo, los mapuches estamos siendo reprimidos y eso es muy injusto”, dice. Pedía la desmilitarización de la zona y una educación intercultural.
Atrás asoma el cartel de un policía y una equis, dibujado con el trazo de un niño.
Newén se ve taciturno, dice que no ha dormido bien desde la muerte de su hermano mayor. Entrecierra los ojos, el sol pega fuerte y le enrojece los pómulos. Los recuerdos van entregando pinceladas de su hermano: Camilo en su moto azul, Camilo en el tractor donde a él también le enseñó a conducir, Camilo montado en arriba de su yegua “La morena”. Lo recuerda de nuevo risueño, trabajando apenas despuntaba el sol, una rutina sin espacios en blanco: labrando la tierra o auxiliando a otros. Bailando siempre en todos los guillatún.
-Es raro, para mí es como si el Camilo no se hubiera muerto-, dice Newén.
Ese tractor se había trasformado en un medio de transporte en el campo, a veces andaba en él con Katherine su pareja y su pequeña hija de seis años. El día anterior había estado trabajando en su huerta de frambuesas y había pasado el tractor, dejo cultivadas arvejas y porotos. Antes de las balas, ese día fue a buscar cilantro a la casa de su madre y había anunciado a sus amigos que haría un cordero. El resto ya es historia conocida: Un helicóptero sobrevolando la comunidad, el camino de regreso, las balas. La oscuridad.
Newén estaba en el colegio cuando le dijeron que “los pacos” habían entrado a la comunidad, se fue a su casa como todos los días y en el colegio de Temucuicui vio gente reunida. Allí le dijeron que su hermano estaba herido, cinco minutos después le confirmaron que había muerto. Quedó en shock. Aún está en shock.
-Le gustaba mucho domar caballos y el trabajo en el campo y el tractor, bueno y así como lo asesinaron-, dice con los ojos entrecerrados.
De ese dolor permanente también habla Jaime Huenchullán, el mismo ha sido víctima de la persecución a Mankilef, su hijo adolescente. Él conoció a Camilo de un año, en los brazos de sus padres durante las reuniones. Visitó a su familia cuando Marcelo estaba clandestino, tiempo en que el niño Catrillanca iba guardando todos esos recuerdos.
-Era testigo de esas injusticias, como todas las familias mapuche de Temucuicui que son objeto de persecución o de violencia… Es que no hay otra forma de vida-, explica.
Huenchullán dice que poco se ha hablado de la generosidad de Catrillanca, siempre ayudando a las familias del lugar a preparar la tierra, a sembrarla a acarrear madera para los vecinos postrados o con problemas de salud. Llevando con el coloso de su tractor leña y cosechas de trigo a los comuneros. Camilo veneraba su tierra.
-Se habla del tractor en el que fue asesinado y no todo el trabajo que hizo con él, como ayudar a su gente- , aclara.
Camilo empezó domar caballos a los doce años junto a su padre, un día le dijo que quería ayudarlo y aprendió rápido, con el tiempo además empezó a herrar. Marcelo vendió carretones en su compañía y les iba bien. Con los años llegó a ser uno de los mejores domadores de caballo de la comunidad, un arte donde es necesario conocer al animal, leer sus reacciones, observar el movimiento más ligero hasta que se pone el cabestre. Un trabajo que puede demorar tres meses.
-En las comunidades casi no hay tiempo para juegos cuando eres niño, si no es el “Paco-mapuche”- confiesa Mijael Carbone quien habló durante el trawün como werkén y dicen que es uno de los más afectados por la muerte de Catrillanca, su mejor amigo desde pequeño. Carbone, dirigente de Temucuicui y líder de Alianza Territorial Mapuche (ATM) – quién también vivió en clandestinidad- está sentado en el pasto, un jockey le cubre los ojos. Con un tono cansino, explica que la vida en las comunidades es así, inimaginable por fuera del weichan (lucha)
-Aquí los niños crecen como Camilo, de hecho, yo le enseñé a manejar el tractor cuando él recién cumplió los 18- contesta con nostalgia.
– ¿Cómo es crecer como él?
-Se madura a temprana edad por el tema de los roles que se tienen que asumir, uno empieza a trabajar en lo agrícola y nos vamos enseñando al que va detrás y traspasando ese tipo de conocimientos a los más chicos, no hay mucho tiempo para jugar.
Se acuerda de él como un niño cariñoso, cuando el abuelo de Mijael iba a visitar a los Catrillanca, Camilo, con nueve años, se empinaba con un plato de mote en las manos para ofrecerle al anciano, luego salía a su siga. “Lo acompaño a su casa don Alberto, no puede andar solo por ahí”, le decía. Los adultos reían.
Y pese a todo lo que siguió después, Mijael lo recuerda feliz, tenía una familia y un hijo en camino y en las comunidades, la familia es lo primero. Camilo dejó sus estudios hasta tercero medio. No aspiraba a terminarlos, porque no aspiraba a una vida en la ciudad. Estaba comprometido con Temucucui. Por eso, la casa la van a terminar de construir entre todos los jóvenes del lugar, ese era su sueño. Y lo van a cumplir.
– Era un luchador social y seguirá siéndolo porque él está vivo en todos nosotros, no quiso emigrar a la ciudad ni a los pueblos aledaños para tener más recursos. Él puso a su comunidad en primer lugar y se quedó protegiéndola-, concluye Mijael.
Juan Catrillanca tiene el rostro ajado por los años y lleva el un trarilonko burdeos en la cabeza. Está sentado en una banca de madera y podría decir mucho, pero habla poco. Deja escapar un suspiro y algunos recuerdos. El longko se acuerda de Camilo con la piel curtida por el sol en su caballo a todas partes y cómo tuvo que madurar a tan temprana edad. Hay tristeza en sus palabras y explica que la lucha no ha terminado, porque todos sus hijos y sus nietos han vivido en medio de esa violencia. “Camilo no ha muerto, Camilo convoca gente”.
– Aquí los jovencitos crecen dentro de la lucha, de la rabia y con odio a los Carabineros, porque ven que maltratan a sus padres y abuelos, esa es una herida que nunca se cura- , comenta mientras corre el mate.
Se ve cansado, fue un día largo con intensos diálogos durante seis horas y que finalizó con la lectura de una carta donde las comunidades exigieron el término de la represión en la zona, el retiro y disolución del ‘Comando Jungla’ de la Araucanía y la renuncia de quiénes consideran responsables de la tragedia que los enlutó.
Don Juan se levanta para despedir a los longkos que han ido al trawün. Da las gracias en mapuzungún y pide que todos lleguen bien a sus destinos.
Al día siguiente, un domingo a la una de la tarde, los hombres están reunidos bajo la ramada. Desde el pescuezo una oveja degollada caen los últimos hilos de sangre sobre un madero. Tres niñas están sentadas a la mesa con la boca teñida de ñachi, algunas vecinas lavan la ropa en fuentes y Teresa, la madre de Camilo, va de un lado a otro en silencio como un fantasma. Sale del trance solo para asistir a su nieta o llevar un plato con mote. A ella el dolor le ha pegado fuerte.
-Las fuerzas las saco de todo lo que me ha pasado-, dice Marcelo, bajo la sombra del mismo árbol que cobijó el encuentro del día anterior.
Recuerda de nuevo el tiempo en que estuvo clandestino, acusado de un incendio en el fundo Alaska, cuando empezó el calvario judicial: fue detenido siete veces, había estado preso en Collipulli y recibió una condena de cinco años y un día. Él siempre alegó inocencia.
Durante el proceso de Reforma Agraria, a inicios de la década de 1970, los comuneros de Temucuicui lograron recuperar este fundo. Tres años más tarde lo habían convertido en un pequeño olimpo de casas, ovejas, caballos y huertos. Y llegó el golpe de Estado.
Marcelo vio como a su padre lo arrastraron atado a su propio caballo. Un linaje de sufrimiento que a veces parece no tener fin. Entre sus recuerdos del 73 están los allanamientos, él oculto en un cerro mientras su padre era perseguido y la casa de su abuelo se consumía en llamas. Evoca incluso el momento en que rehuyó de todo y de todos. Días en que su vida se parecía más a la de un winka.
-Fui podador de árboles desde muy joven y más encima ayudábamos a la forestal, con mi hermano éramos los mejores podadores. Un día Aucán Huilcamán apareció en la televisión y dijeron ‘ya está hablando de nuevo este indio’ y pensé ¿qué hago aquí entre esta gente? Y eso que eran mis amigos-, recuerda.
Decidió volver a la comunidad y en el 92’ conoció su esposa en Collipulli, se enamoraron. Después de encarcelamientos y represión volvieron al fundo Alaska otra vez, luego Camilo siguió su camino en la recuperación de tierras. Vivieron felices de manera intermitente. Antes de la muerte de su hijo estaba dejando la dirigencia.
-Yo ya estaba terminando mi trabajo, pero es como si lo que pasé en mi vida me hubiese estado preparando para este momento-, comenta.
– ¿Cómo era Camilo en la casa?
-Tenía un carácter fuerte, era mañoso, molestaba a su hermana Paola y a las primas, amaba la música mapuche y las canciones rancheras de Antonio Aguilar-, recuerda con melancolía.
Cuenta que hay pocas fotos de su hijo, pero como en una especie de memoria colectiva que se ha ido tejiendo, han empezado a aparecer videos e imágenes que le han enviado los amigos de Camilo.
-Mire, este recuerdo-, dice.
Busca en su celular el video de la funa del CESFAM de Ercilla en el 2012. Son las imágenes que han dado vuelta las redes sociales y muestra la protesta de un grupo de jóvenes mapuche por la huelga de hambre de la comunidad Wente Wuinkul Mapu. Catrillanca tiene 17 años y parece una fiera enjaulada, intranquilo, hasta que golpea con la mano un carro policial.
-¡Ahora huevón te desafío, saca tu pistola y mátame, ahora que me tienes aquí!-, dice Camilo con la voz desgarrada y se queda uno, dos, tres segundos inmóvil frente a un policía de Fuerzas Especiales.
Marcelo mira emocionado, porque tiene dos certezas: primero, a veces se puede perder todo, menos el orgullo; segundo, su hijo era igual a él.
Sigue el video, resuenan los gritos. Lo retrocede, no se pierde ni un detalle. Asiente con la cabeza y se seca las lágrimas con las manos.
FUENTE: EL DESCONCIERTO
Dos carabineros son declarados culpables de agresiones a joven con discapacidad intelectual

Dos carabineros son declarados culpables de agresiones a joven con discapacidad intelectual

De acuerdo al fiscal de la Unidad de DD.HH. de La Araucanía, Nelson Moreno, la víctima de las agresiones recibió insultos de carácter homofóbico, golpes con puños y patadas  en su rostro, piernas, genitales y tórax.

Por El Desconcierto / 30.11.2018
Por el delito de tormentos y apremios ilegítimos contra un joven con discapacidad intelectual fueron declarados culpables de oficiales de Carabineros por el Tribunal Oral de Temuco.
Se trata de los cabos Francis Leiva Venegas y Franco Robles, quienes el 29 de octubre del año 2015 detuvieron al hombre de 25 años y lo llevaron a la unidad policial de Carahue, sin explicitar ninguna causa legal o autorización judicial.
Si bien inicialmente eran 5 el grupo de uniformados involucrados en el delito, solo se pudo comprobar la autoría de los dos mencionados, en tanto que el resto fue absuelto, según consigna Soy Temuco.
De acuerdo a lo informado por el fiscal de la Unidad de DD.HH. de La Araucanía, Nelson Moreno, la víctima de las agresiones recibió insultos de carácter homofóbico, golpes con puños y patadas  en su rostro, piernas, genitales y tórax.
“El tribunal determinó que un veredicto condenatorio respecto de dos, eso también es motivo de satisfacción para la fiscalía. Un juicio de esta naturaleza es difícil de acreditar”, indicó a Emol el mismo fiscal que solicitó la pena de 3 años de presidio para los condenados.
En la misma línea añadió que “son funcionarios públicos, de carabineros, que implica una mayor dificultad así que ya eso es motivo de satisfacción. Sin embargo veremos que viene en la sentencia para determinar actos procesales que podamos realizar a continuación”.
Junto a lo anterior, subrayó que la víctima tiene “dificultades al hablar, lo que implicó un mayor esfuerzo por parte de tribunal y los intervinientes obtener la información de la victima, puesto que presentaba estas características bastante notorias dentro del juicio”.
FUENTE: EL DESCONCIERTO
Tras diversos maltratos: Conscripta de 17 años que denunció violación en el Ejército fue llevada a la justicia por deserción

Tras diversos maltratos: Conscripta de 17 años que denunció violación en el Ejército fue llevada a la justicia por deserción

Tras ser violada por un cabo durante una salida de franco, una conscripta de 17 años denunció la situación a sus superiores y comenzó un calvario aún peor: maltratos físicos, hostigamientos, desaparición de sus exámenes y amenazas. Desesperada, la joven abandonó la institución y ahora es acusada de deserción ante la justicia militar.

Por  / 30.11.2018
Desde julio pasado, la Fiscalía investiga el caso de una conscripta de 17 años años que denunció haber sido violada por un cabo durante una salida de franco. En este contexto, la familia de la joven acusa al Ejército de haberla notificado de un proceso en su contra en la justicia militar.
En abril de este año, M.F.G, oriunda de Puente Alto, se incorporó como voluntaria al Servicio Militar Obligatorio e ingresó regimiento de Antofagasta. Sin embargo, su paso por la institución terminó de la peor manera: tras denunciar violación, el Ejército inició una causa para acusarla de deserción.
No solo eso: tanto la joven como su familia han asegurado que denunciar tuvo un alto costo: maltrato físico y verbal, la desaparición de las indagatorias clínicas que se le practicaron en el Hospital Militar del Norte y nunca fue apartada de su agresor. Por ello, el 18 de agosto, tras su salida de franco, M.F.G decidió no volver más.
Ana Matilde Gutiérrez, su madre, aseguró que su hija se encontraba con crisis de pánico y diversos problemas psicológicos tras lo ocurrido, por eso aseguró que la familia la instó a volver a su hogar.
La agresión ocurrió el sábado 16 de junio, cuando aún faltaban dos meses para que la joven cumpliera 18 años. Salió de franco con un grupo de amigas y se encontraron en la calle con el cabo segundo R.G (28), quien se ofreció a llevarlas en su auto. Luego, la acompañante de M.F.G se apartó para ir al centro de la ciudad y el cabo le pide que la acompañe a comprar unas empanadas.
En el trayecto, R.G se salió de la ruta para llegar a una zona apartada de la playa Juan López. Pese a que le pidió varias veces que regresaran, el sujeto la atacó sexualmente. Tras ser agredida, el cabo le exigió que borrara los mensajes de Whatsapp que le había enviado a ella en los días previos y la dejó en el centro de la ciudad.
Dos días después, la joven denunció lo ocurrido al mayor Diego García, quien le habría preguntado que cómo podría comprobar que no había sido una relación consentida y por dinero. Nadie le envió a un doctor: el mayor le recomendó hacerse un test de embarazo. La joven volvió al Hospital Militar el 4 de julio, donde se constataron lesiones e inflamación: los exámenes desaparecieron más tarde.
Según informó La Tercera, la joven asegura que recibió diversos hostigamientos en el regimiento tras su denuncia. De hecho, una cabo segunda la castigó obligándola a transitar desnuda en punta y codo desde la litera a los baños, por un supuesto retraso en sus deberes. También fue agredida por la pareja del agresor, quien la abordó en una ceremonia a la que había ido junto a su mamá.
Pese a que en la institución le aseguraron a su familia que velarían por su integridad y la apartarían de su agresor, eso jamás ocurrió. Así fue como el 18 de agosto sacó pasajes a Santiago para no regresar. Días después, a través de un carta firmada por el mayor Diego García, se les notifica que la institución inició un proceso contra M.F.G. 
“Mediante la presente, tengo el agrado de saludarle y a la vez lamentamos que el motivo de esta carta sea para informarle que vuestra hija M.F.G, que se encuentra cumpliendo su Servicio Militar en esta Brigada Acorazada, la cual no se recogió a la unidad después de su permiso franco del día 18 de agosto de 2018, extendiendo su permiso al 26 de agosto de 2018”, señala la carta.
Por ello, señalaron que “se dará cumplimiento a lo establecido en el Código de Justicia Militar al confirmarse el delito de deserción cometido y procederemos a enviar a los tribunales competentes los antecedentes reglamentarios con el propósito de dar inicio a su baja de la institución por la causal de incumplimiento de deberes militares, con nota de conducta mala y sin valer militar”.
Ana, su madre, reconoce que “mi hija está súper mal con todo esto. La vida de uniformado era algo que a ella le encantaba, anhelaba del ser del Ejército. Le quitaron eso y ahora está mal, en tratamiento, con miedo”. 
La joven se encuentra hoy con tratamiento psicológico y hace poco terminó la enseñanza media en el Colegio San Cayetano de Puente Alto. Ya descartó la carrera militar y hoy solo esperan que M.F.G se recupere mientras avanza el proceso judicial. Desde el Ejército no quisieron referirse a lo ocurrido.
FUENTE: EL DESCONCIERTO