jueves, 26 de marzo de 2015

Presidente de la Izquierda Ciudadana intenta aclarar por qué la gente no prende con la idea de la Asamblea Constituyente

26/03/2015 |
Por Luis Casanova R.
En diálogo con Cambio21, el diputado Sergio Aguiló señaló que lainstalación del AC en la ciudadanía es un tema más comunicacional que político, por lo que responsabiliza a los medios tradicionales de meterle "cuco" a la gente respecto a los efectos que tendría una nueva Constitución en el país.
Por un lado, la agrupaciónMarca AC, en compañía de algunos parlamentarios oficialistas y de decenas de partidarios de la Asamblea Constituyente, fue al Palacio de La Moneda y le entregó una carta a la Presidenta Michelle Bachelet con el objeto de demandar un plebiscito para redactar una nueva Constitución.

Además, producto de la actual sensación de malestar que se respira en contra de las instituciones y partidos políticos, por culpa de los casos Penta, Soquimich y Caval, incluso desde la derecha aseguran que el país va derecho a la convocatoria de una asamblea constituyente.

Sin embargo, a nivel de opinión pública y de grandes porciones de la población el tema de la AC no genera un clamor popular como el que se registró en 2011 gracias al movimiento estudiantil y a los movimientosciudadanos de Aysén, Coyhaique, Calama, Freirina y otros que se sucedieron posteriormente. En buen chileno, "pasa piola".

Sergio Aguiló, diputado y presidente de la Izquierda Ciudadana, intentó aclarar esta situación y en conversación con Cambio21 señaló que la instalación del AC en la opinión de la gente es un tema "más comunicacional que político", por lo que responsabiliza a los medios tradicionales de meterle "cuco" a la gente respecto a los efectos que tendría una nueva Constitución en el país. ¿Será tan así?

Comisiones bicamerales para 2018

- Diputado, ¿por qué la ciudadanía no prende con la idea de la Asamblea Constituyente?
- Si tú el consutas a la gente en una encuesta si los políticos debieran dar paso a una nueva institucionalidad y dejar que la soberanía vuelva a la ciudadanía, la respuesta sería del 80% ó 90% a favor. La crisis de credibilidad de las instituciones (partidos y Parlamento) es frente a los ojos de las personas algo brutal. Pero el concepto mismo de AC todavía no es claro para la gente sobre que es una instancia que tienen los pueblos para expresar su soberanía a través de delegados que con todo el poder constituyente sean capaces de organizar completa la nueva institucionalidad del país.

- ¿Cuál es la tarea urgente que hay que hacer a su juicio?
- Pedagogía y mucha. Los liderazgos que están a cargo de la AC o que propician y propiciaron esta iniciativa son muy importantes, porque no es automático que de la crisis actual de las instituciones y del descrédito de las fuerzas políticas se esteblezca de inmediato que la solución es la AC. Antes la ciudadanía tiene que saber qué es, quiénes la eligen, cómo, qué rol juega, etc. Para las personas entendidas puede resutar súper obvio, como también para los periodistas del sector político. Lo otro, la gente que pueda percibir qué es una AC debe explicarla a los que no saben cómo llegamos desde este minuto a una AC. Las AC no se autoconvocan, en ninguna parte del mundo pasa eso. Tiene que haber un proceso institucional por muy rupturista que sea con el orden anterior, léase plebiscito o algo que le dé legitimidad. No se trata que un grupo de mujeres y hombres se autoconvoquen, eso no tiene legitimidad. Por eso que lo principal es superar la comprensión sobre lo que es una AC. Y eso es una segunda dificultad.

- ¿Qué es lo ideal que tuviera que pasar para que este tema sea prioridad nacional?
- La Presidenta tuvo en su momento la conciencia suficiente para decir que Chile necesita una nueva Constitución, no una reforma a la actual, sino que una enteramente nueva. Ella podría sobre la base de la conciencia que tuvo en un momento, que fue cuando preparó su programa de gobierno y dijo que la nueva Constitución se levantaría sobre la base de la particiación ciudadana muy activa, llamar a plebiscito y facultar institucionalmente a que se elija una AC. Ese es el camino más razonable y eso propusimos en la Plaza de la Constitución y en otras ciudades del país.

- ¿No será que a lo mejor el nombre de AC lo ve lejano porque nunca ha ocurrido en Chile y sólo se asocia a dictaduras? Hasta podría pasar por una cosa semántica más que política para la gente.
- Puede ser. Hay países en los que su cultura y tradición histórica le puede significar como sinónimo de democracia y de algo muy cercano, pero en Chile no hay experiencia de AC, a pesar de que hay países hermanos en Latinoamérica sí las hay. Pero hay un factor muy claro también: la propaganda interesada de la derecha. Ese sector nunca jamás estará a favor de una AC, porque le devuelve la soberanía al pueblo y aquí la crisis consiste en que la soberanía y quien decide en verdad está reducido a un grupo de grandes intereses económicos, que he sellado la suerte de Chile en los últimos 40 años. Y eso se vincula indisolublemente a los partidos de derecha, que han dicho que una AC es igual a chavismo, a caos, dictadura del proletariado o izquierdista o castrista. Como ellos manejan el 90% de los medios de comunicación, su propaganda ha sido exitosa.

- O sea que todo se reduce a la prensa finalmente...
- Yo no soy experto en comunicación, pero el punto que tú me planteas es más comuncacional que político. Habría que preguntarle si se le cambia AC por otro concepto qué pasaría. Lo que podría asegurar es que este Parlamento no tiene ninguna legitimidad, toda vez que el constityente puede ser el Parlamento. Ante eso, para qué hacer el esfuerzo de formar una comisión bicameral u otra inicitiva discuta y apruebe una nueva Constitución, porque va a tener la misma ilegitimidad. Y te lo dice un parlamentario en ejercicio.

- Pero los que plantean la comisión bicameral dicen que sumarían a actores cudadanos en regiones y que los contenidos también se plebiscitarían. ¿Cuenta ese esfuerzo?
- A ver, yo creo que lo mejor es radicar ese esfuerzo, aunque nos demoremos tres años, en eliminar la Constitución de 1980, pero con un Parlamento mucho más legitimado y con sistema completamente distinto al binominal y que debe ser restrictivo respecto a la influencia del dinero de los grandes grupos económicos en la política.

- Pero eso depende, en parte, de la comisión asesora presidencial.
- Espero que esa comision lance propuestas duras, drásticas y radicales en el sentido de que nunca más los grupos económicos puedan comprarse a partidos políticos y parlamentarios. Entonces, si combinas el próximo Parlamento, que asume en 2018 después de un nuevo sistema proporcional, con verdaderas comisiones bicamerales que recorran Chile y escuchen a la ciudadanía con cabildos ciudadanos e interacción con los medios modernos de compuación e internet, ahí podría ser.


FUENTE: CAMBIO 21

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