miércoles, 2 de mayo de 2012

Pacto DC-PS La suma de todos los miedos en la Falange

Mientras los máximos dirigentes insisten en que el acuerdo al que llegaron ambas colectividades representa las aspiraciones de “una amplia mayoría social y política” del país, en las filas de ambos partidos hay quienes ven en él un freno para sus propios anhelos. Por lo pronto, un sector de la Democracia Cristiana cree que la renuncia es mayor que las ganancias que el partido podría obtener.

Desde que la Concertación nació, hay quienes tienen escrito su epitafio. Pero, hasta ahora, las crisis van y vienen, y el pacto electoral que más años ha gobernado Chile sigue en pie. Aunque el esfuerzo puesto esta vez por el Partido por la Democracia y el Partido Radical, con la complicidad del Partido Comunista, al menos está provocando un fuerte remezón en los cimientos del conglomerado y en sus dos colectividades más importantes: la Democracia Cristiana y el Partido Socialista. Ello, porque la insistencia de sus aliados en salirse de la fila y suscribir un acuerdo con los comunistas en materia de concejales, provocó una gran preocupación en el falangismo y un profundo debate acerca del rol de la tienda, en el socialismo. En ambas colectividades existen quienes se oponen a esta férrea alianza cupular, pese a que los timoneles insisten en que es necesaria para la permanencia de la coalición y su regreso al gobierno.
En la Democracia Cristiana, el senador Ignacio Walker, se ha topado con una fuerte resistencia de parte de un grupo al cual le preocupa que el PS se recupere, crezca y se fortalezca a costa del falangismo. Dicha facción también cree que la Concertación ya cumplió un ciclo y que hay que dar paso a una nueva alianza. Sin embargo, eso no se corresponde con el objetivo que une al timonel falangista y a su par socialista, diputado Osvaldo Andrade. Así, la necesidad de mantener a la Concertación unida y ordenada, para que la ex Presidenta Michelle Bachelet se tiente con regresar a La Moneda, es lo que ha provocado las diferencias de Walker y Andrade con sus socios de pacto. Pese a ello, no dan señales de echarse para atrás.
Y en este acuerdo, que da origen a un subpacto, estos dos partidos aceptan ceder posiciones importantes a cambio de un “bien mayor”. Por lo pronto, el PS se asocia justamente con el partido más lejano —ideológicamente hablando— y la DC sacrifica la posibilidad de llevar un candidato propio en la próxima elección presidencial. Algo que, por supuesto, cayó como balde de agua fría en los aspirantes de la tienda y su entorno: la senadora Ximena Rincón y el alcalde de Peñalolén, Claudio Orrego. Aunque, según se comenta en los pasillos del partido, el más perjudicado es el segundo. Ello, porque la parlamentaria no estaría trabajando para el 2013, sino para la siguiente presidencial. En cambio, se dice, el objetivo del alcalde “es estar sí o sí en la papeleta en las próximas presidenciales, aunque eso signifique irse por la propia”. De allí la importancia que en su círculo se le da al hecho de que aparezca en la próxima encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) que por estos días está en trabajo de terreno. Tanto es así, que hace un tiempo desde el equipo de Orrego se habrían puesto en contacto con el centro de estudios para solicitar que se incluyera al alcalde en la medición.
En este acuerdo, que da origen a un subpacto, estos dos partidos aceptan ceder posiciones importantes a cambio de un “bien mayor”. Por lo pronto, el PS se asocia justamente con el partido más lejano —ideológicamente hablando— y la DC sacrifica la posibilidad de llevar candidato propio en la próxima elección presidencial. Algo que, por supuesto, cayó como balde de agua fría en los aspirantes de la tienda y su entorno: la senadora Ximena Rincón y el alcalde de Peñalolén, Claudio Orrego.
Con todo, ese no es el único problema que se genera en el falangismo. Dado que la decisión adoptada por los líderes de ambos partidos apunta a llevar candidato presidencial único; e ir en pacto para las parlamentarias y municipales, no queda claro qué fórmula se utilizará, considerando que actualmente la Democracia Cristiana supera con creces a su socio en esta materia. Mientras el PS cuenta sólo con 11 diputados y cinco senadores, el falangismo tiene 19 diputados y 11 senadores. Incluso, hay quienes especulan que esto podría variar a favor de los socialistas si también se opta por llevar candidato único a las próximas elecciones parlamentarias. Ello, según cómo se interprete el párrafo del voto político surgido del Consejo Nacional del lunes 23 de abril pasado.
El documento apunta a “ratificar el acuerdo entre la DC y el PS en relación a la necesidad de configurar una alianza de centroizquierda, y un programa de gobierno capaz de representar los anhelos y aspiraciones de una nueva mayoría social y política. Ello implica lista conjunta de concejales, acuerdo parlamentario y candidato común presidencial, surgido de un mecanismo democrático”. Y es esta segunda parte la que preocupa a buena parte del falangismo, cuyo objetivo primordial es recuperar el poderío parlamentario de antaño. Aunque, asimismo, están los que no descartan que el renovado “frente amplio de izquierda”, que conforman el PPD, el PR y el PC, pudiera atraer un mayor porcentaje del electorado —que no se sabe cómo se comportará en el marco de la inscripción automática y el voto voluntario—, en el ámbito parlamentario, desplazando al bloque conformado por la DC y el PS.
Los detractores de este acuerdo entre ambas colectividades, particularmente en el PS, creen que facilita a los máximos dirigentes evitar la nominación de candidatos a las elecciones parlamentarias, a través de mecanismos más representativos, como la realización de primarias abiertas y vinculantes. Y que esta fórmula facilita la nominación “a dedo”, porque temerían que algunas de las figuras importantes de ambos partidos pudieren ser derrocadas por los aspirantes a reemplazarlas.

FUENTE: EL MOSTRADOR

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