La pedida de “perdón” de Piñera y las críticas a Bachelet por el 27F. Sociólogo habla de “estrategia comunicacional” y no de “cambios de fondo”
Por Luis Casanova R.
Mientras en la oposición criticaron al mandatario luego que éste las emprendiera contra la ex presidenta Bachelet por su responsabilidad en el “caso tsunami”, académico de la U. Central señala que es “muy difícil” que el pedido de perdón de Piñera “provoque un efecto importante en la población”.
Mientras en la oposición criticaron al mandatario luego que éste las emprendiera contra la ex presidenta Bachelet por su responsabilidad en el “caso tsunami”, académico de la U. Central señala que es “muy difícil” que el pedido de perdón de Piñera “provoque un efecto importante en la población”.
Una de los temas más comentados tras la tercera cuenta pública que efectuó el presidente Sebastián Piñera, el pasado 21 de mayo, dice relación con el "perdón" que les pidió a los chilenos por las fallas cometidas en lo que lleva de mandato.
Si bien en su discurso del Congreso Nacional no fue muy explícito, en la seguidilla de entrevistas que le concedió a los canales de televisión el pasado miércoles 23, el gobernante explicó que lo del perdón tiene que ver con que su coalición creó "muchas expectativas" de cambio durante la campaña presidencial y que ya estando en el poder, "un presidente y un gobierno tienen que tomar muchas decisiones y a veces nos equivocamos y es bueno reconocerlo".
"Creamos muchas expectativas al comienzo, que el cambio iba a llegar en forma instantánea y los cambios toman tiempo. Además, muchos de los conflictos sociales como Magallanes, Aysén, e incluso Freirina, pudimos haberlos enfrentado en forma más oportuna", admitió.
Como fiel escudero, el vocero del Ejecutivo, Andrés Chadwick, sostuvo que "frente a esos errores, que pueden haber significado a algunas personas alguna desilusión, frustración y situación de demora en alguna expectativa el presidente les pide perdón, porque a ellos les debe el perdón: a todos quienes confiaron y lo eligieron presidente de la República".
Hasta ahí todo bien. El problema es que Piñera en su alocución le dio una repasada a la ex presidenta Michelle Bachelet sobre su rol en el denominado "caso tsunami". En su lectura, un jefe de Estado "siempre debe asumir sus responsabilidades".
"No quiero juzgar a la presidenta, ni tampoco pautear lo que debe hacer. Lo que sí le puedo decir es que un presidente siempre debe asumir sus responsabilidades y nunca debe evadirlas. Eso es una buena regla de la democracia que en nuestro país todos deberíamos cumplir", disparó.
Juntos y por separado, en la oposición alegaron contra el mandatario. La líder PPD Carolina Tohá dijo que Piñera "tenía la posibilidad de usar un salvavidas de grandeza y está optando por la bajeza".
"Es lamentable ver a un presidente de la República cayendo en ese papel, pero por lo menos despejamos ya por qué pidió disculpas. Al final, estaba pidiendo disculpas anticipadas por la operación que estaba preparando para el día después", agregó.
A su turno, el senador DC Andrés Zaldívar aportó lo suyo al destacar la solicitud de perdón de Piñera y el ministro Chadwick, aunque acto seguido indicó que "ojalá que también los partidos políticos que componen la Alianza hagan el mismo mea culpa por los errores que han cometido, porque el gobierno no es sólo el presidente".
"Ellos como partidos son responsables. Al igual que nosotros como Concertación somos responsables de nuestros actos", espetó.
"Llama la atención esta veneración a esta figura pareciera celestial que tiene la Concertación por la ex presidenta Bachelet. Parece que nadie puede hablar de ella, porque todo eso es considerado un ataque tremendo", respondió indignado el diputado de RN Pedro Browne.
Pólvora mojada
Emilio Torres, sociólogo de la Universidad Central, planteó en conversación con Cambio21 que la iniciativa de pedir perdón en el discurso presidencial del 21 de mayo "implica un cambio en su manera de enfrentarse ante su exacerbado optimismo, pero que por sí mismo es muy difícil que provoque un efecto demasiado importante, por ejemplo, para cambiar la trayectoria de lo que ha sido su aprobación en los últimos meses".
"Tendría que ir acompañado de un conjunto de medidas de largo plazo, sumado a modificaciones en la forma de operar que ha tenido el gobierno, medidas políticas más oportunas y otra forma para enfrentar los problemas como para generar un clima y un efecto real en la opinión pública", destacó.
La dificultad, según el académico, es que "hay un cierto rechazo a lo que han sido sus planteamientos, por ende, cualquier cosa que diga va a ser interpretado en un marco negativo. Y esto ocurre lamentablemente para él en un contexto bastante malo y de baja en su popularidad".
"No sé si trata de un cambio en la estrategia política o programática -recalca Torres-, pero sí al menos se ve un cambio en la manera de enfrentar su estilo comunicacional, que venía siendo muy arrogante, muy exitista y muy rompedor del esquema tradicional sobre lo que venían haciendo los anteriores gobiernos, aspirando o suponiendo que se venían grandes revoluciones en materia educacional, así como también otras revoluciones en otras materias. En suma, toda esa grandilocuencia que evidentemente ha sido parte de un éxito que no ha llegado a toda la comunidad".
"De momento, este cambio de estilo vino acompañado de algunos anuncios, pero que no dan cuenta de un cambio de eje o de grado o la creación de una nueva alianza. En síntesis, cosas más de fondo que hablen de un golpe de timón violento hacia temas de futuro, como podría ser la gratuidad de la educación. La verdad, no se observa eso", complementó.
Para terminar, el profesional explica que a un nivel más amplio y general "los discursos presidenciales han ido perdiendo influencia en todo el mundo y también en Chile. Hace algunos años, como también sucede con Piñera, no generan la repercusión de antaño. Aún la gente mirando la cuenta pública, que en los hechos es una cadena nacional, está pendiente de otras cosas, aunque, claro, hay una parte muy importante de los ciudadanos que no lo mira o lo sigue muy lateralmente".
"Este fenómeno tiene que ver con un cambio en la forma en la que se comunica la política a la población; y esto es en un contexto sólo general. A cualquier político y a cualquier presidente les pasaría lo mismo", concluyó.
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