Es prima de Rafael Guilisasti, ex presidente de la CPC, y hermana de Octavio Errázuriz, embajador de Piñera ante las Naciones Unidas. Estudió en el Villa María Academy y se crió en una familia muy tradicional. Hoy quiere ocupar el sillón alcaldicio de la comuna donde siempre ha vivido, apoyada por organizaciones sociales convencidas de que es el mejor misil para terminar con el reinado del coronel Labbé.
Antes del domingo 13 de mayo, muchos pensaban que Cristóbal Bellolio ganaría las primarias en Providencia. Incluso algunos de los cercanos de Josefa Errázuriz soñaron con la victoria sólo después del apoyo público de Giorgio Jackson en Twitter.
Para quienes resultaba una vecina desconocida que venía a pelear contra el Titanic (Cristián Labbé), su nombre tenía el mismo sabor que una de las grandes figuras nacidas en medio de las peleas sociales: “Es la Iván Fuentes de Providencia”, lanzó un admirador en Twitter, antes de las elecciones.
Literalmente ha vivido toda su vida en el reducto que controla el coronel Labbé desde 1996. Nació en la Clínica Santa María y se crió en una casa familiar en la calle Galvarino Gallardo. El año 1986 llegó a la casa que ocupa hasta hoy en calle Silvina Hurtado, con su esposo y sus dos hijos.
Los pies de Pepa Errazúriz no conocen ninguna comuna mejor que Providencia. Y para muchos, su amplio trabajo y conocimiento de la zona, la convierten en una apuesta interesante para derrotar al eterno jefe municipal.
La familia
Más allá de las primarias, Pepa Errázuriz ha ido consolidado su liderazgo como dirigente social en los últimos años. “Lo saqué de los Guilisasti”, suele decir ella refiriéndose a su madre Virgina Guilisasti, quien fue presidenta de las mujeres liberales. Su padre era un agricultor más bien conservador.
De niña estudió en el Villa María y ya más grande comenzó a perfilar su veta humanista: estudió Sociología en la Universidad de Chile. Hay quienes comentan que incluso militó en las Juventudes Comunistas, después de dejar el tradicional establecimiento de Avenida Presidente Errázuriz, pero ella lo niega: “Yo jamás he militado en un partido político”, dice. De hecho, aparecerá como independiente en la papeleta que llevará su nombre junto al de Labbé en las elecciones municipales de octubre.
En más de alguna ocasión, también ha comentado que es la oveja negra de su familia, no sólo porque ella es la más emocional y contestataria del clan, sino porque su historia contrasta con algunos personajes que llevan sus mismos apellidos. Pepa Errázuriz es hermana del abogado Octavio Errázuriz Guilisasti, ex asesor de la presidencia de Copesa y también ex integrante del Consejo de Políticas Públicas del Instituto Libertad y Desarrollo, vinculado a la UDI. Errázuriz fue embajador de Pinochet en Ecuador entre 1985 y 1988. Luego ocupó el mismo puesto en Estados Unidos, donde le tocó enfrentar el caso de las uvas chilenas envenenadas con cianuro. En los 90 fue destinado a algunos países del Asia-Pacífico, entre ellos Malasia, Vietnam y Brunei como embajador concurrente. Desde 2010 es representante permanente de Chile ante Naciones Unidas.
Es en estas distintas instancias donde ha conocido a quienes la apoyan hasta hoy, entre ellos el abogado Luis Mariano Rendón, quien lidera la organización vecinal Acción Ecológica. Se conocieron en una de sus batallas señeras: la construcción de la Costanera Norte. De hecho, Rendón la acompañó toda la jornada del domingo, junto a otros ilustres nombres de las batallas citadinas como Patricio Herman y Jorge Cisternas, de Defendamos la Ciudad.
Uno de los momentos más polémicos que le tocó vivir a Octavio Errázuriz fue a comienzos de 2010, cuando su nombre “se cayó” de las posibilidades para representar a Chile en la embajada en Brasil, entonces tierra de Lula, justamente por su pasado pinochetista.
Otro de los familiares ilustres de Pepa Errázuriz es Rafael Guilisasti, ex Presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio y actual vicepresidente de la viña Concha y Toro, quien en su juventud fue Mapu y hoy milita activamente en la campaña del ex ministro de Hacienda, Andrés Velasco.
“Es cierto que alguna vez he dicho que soy la oveja negra, porque quizás soy distinta, más de piel… vengo de una familia súper tradicional”, reconoce.
Sus hinchas
A pesar de venir de la elite, Pepa Errázuriz ha hecho su camino en la calle. Participa en su junta de vecinos desde 1998 y comenzó a sumar hitos en 2002 cuando asumió como presidenta del comité de defensa de las áreas verdes de Providencia; un cargo que mantuvo hasta 2005 y que surgió luego de que los vecinos reclamaran por unas torres que construirían en Antonio Varas con Pocuro. Entre 2006 y 2008 fue asesora de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos de Providencia, que actualmente preside.
Hoy también preside el directorio de Ciudad Viva hasta el próximo año, una ONG que nació el año 2000, “luego de cuatro años de intensa actividad como la Coordinadora No a la Costanera Norte”, según señala el sitio del grupo formado por 25 organizaciones comunitarias que representan a personas de La Vega, locatarios, artistas, residentes y otras agrupaciones activas.
Es en estas distintas instancias donde ha conocido a quienes la apoyan hasta hoy, entre ellos el abogado Luis Mariano Rendón, quien lidera la organización vecinal Acción Ecológica. Se conocieron en una de sus batallas señeras: la construcción de la Costanera Norte. De hecho, Rendón la acompañó toda la jornada del domingo, junto a otros ilustres nombres de las batallas citadinas como Patricio Herman y Jorge Cisternas, de Defendamos la Ciudad.
“La idea no es sólo sacar a Labbé”, dice Rendón y suma argumentos: “Más que nada es poner en su lugar a quien da plenas garantías de trabajar por la vida comunitaria, sus áreas verdes, etcétera. Con Labbé hemos tenido que defender las palmeras, las zonas típicas… porque hemos visto siempre una amenaza de la autoridad comunal”.
A pesar de la certeza de que Labbé puede ser un objetivo, para Josefa no será la estrategia. Aunque recién el próximo martes se realizará la primera reunión de los grupos que la apoyan para determinar qué hacer post victoria, ella lo tiene claro: “Nada me carga más que la agresividad. Esta no será una campaña anti-Labbé”, dice.
Josefa no fuma, camina mucho por el barrio. Alguna vez hizo aeróbica, pero ahora no practica ningún deporte. No necesita nada para desestresar su delgada contextura y su 1,61 metros. Todos coinciden en su relajo y buen trato. Incluso tiene buena llegada con los estudiantes de la comuna. “Se puede dialogar con ella y tiene sentido común”, recalca Cristina Femenías, una de las alumnas expulsadas del Liceo 7.
Hay quienes creen que sus características como ciudadana-candidata no podrían ser mejor misil contra Labbé. Sin embargo, otros creen que con eso no basta. Bernardo Navarrete, analista político de la Universidad de Santiago lo resume así: “Tiene mejor perfil para acercarse a los jóvenes, más credibilidad y es una propuesta de cambio. En ese sentido gana mucho más que Labbé, que tiene un electorado fijo. La pregunta es si tiene las capacidades para identificar ese nuevo padrón y llegar a ese nuevo electorado. También tiene que tener la capacidad de sumar a los que perdieron porque las políticas municipales son transversales”.
FUENTE:EL MOSTRADOR
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