Atención a las próximas encuestas: expertos aseguran que traen un bajo apoyo al gobierno y el inicio adelantado de la carrera presidencial en la derecha
Por Guillermo Arellano
Mientras el académico Andrés Jouanett sentencia que a la derecha “las encuestas no le importan mucho, motivo por el cual ha mostrado desidia y poca autocrítica”, el analista Patricio Navia dice que “cuando los niveles de aceptación son bajos, la carrera por la sucesión se inicia antes”.
Mientras el académico Andrés Jouanett sentencia que a la derecha “las encuestas no le importan mucho, motivo por el cual ha mostrado desidia y poca autocrítica”, el analista Patricio Navia dice que “cuando los niveles de aceptación son bajos, la carrera por la sucesión se inicia antes”.
El Centro de Estudios Públicos (CEP) finaliza en los próximos días su trabajo de campo, lo que traerá como resultado su esperada encuesta de mitad de año. Una labor similar desarrollará el Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (CERC) con su respectivo sondeo.
Además, la empresa Adimark, como cada inicio de mes, presentará en estos días su investigación que detalla los índices de aprobación y rechazo al gobierno, a las dos coaliciones partidarias y a las dos cámaras del Congreso en los últimos 30 días.
En la antesala de estas cifras, que de alguna manera pautean la agenda política del país, el analista Andrés Jouanett señaló en diálogo con Cambio21 que a la actual administración "las encuestas no le importan mucho, motivo por el cual la derecha ha mostrado desidia y poca autocrítica. No escucha y al parecer les dan lo mismo".
En su opinión, "en las encuestan que vienen no le va a ir mejor el gobierno. La del CEP debería ser la más mala de las tres, mientras que Adimark y CERC andan por la misma línea. ¿Por qué? Porque se ha visto mucho desorden, hay mucho ministro-candidato corriendo, ellos mismos dicen lo que quieren y el presidente no les puede manejar la agenda".
"Por ende, se percibe a una derecha muy independiente y muy poco disciplinada con los partidos, con poca institucionalidad y que demostró que sólo le importaba que Piñera llegara al poder. Es más, sus propios partidarios reconocen que no es mucho lo que le va a dejar al próximo gobierno, porque a preguntas importantes que la ciudadanía le ha hecho -por ejemplo, en materia de movilizaciones sociales- ha contestado de una manera muy marginal y muy pobre", añadió.
"Más que preocuparse de dar respuestas, lo que tampoco se consiguió con la reforma tributaria, lo claro es que ya se terminó este gobierno. En un par de meses más comienza la campaña municipal y después de octubre se inicia de inmediata la presidencial. Este gobierno tuvo mucha parafernalia al principio y mucha cuestión mediática, pero que en términos objetivos poco dejó. Este país se sigue manteniendo porque tiene una cultura política muy ordenada. Si estuviéramos en Argentina, este gobierno ya hubiera caído", concluyó.
No hay mal que por bien no venga
Por su parte, el académico de la Universidad Diego Portales (UDP), Patricio Navia, expresó en una columna publicada en La Tercera que "los mandatarios hábiles logran que la carrera se produzca al interior del gobierno, creando así la oportunidad de que esa energía funcione para fortalecer al propio gobierno".
"Desde el retorno de la democracia, Aylwin, Frei y Bachelet no tuvieron el control de la carrera por la sucesión. En cambio, en las administraciones de Lagos y Piñera, ésta se ha dado al interior del gobierno. Eso da un poder enorme al presidente saliente para avanzar más velozmente su propia agenda", agregó.
Para el comentarista, "el mejor predictor del inicio de una carrera presidencial es la aprobación presidencial. Cuando los niveles de aceptación son bajos, la carrera por la sucesión se inicia antes. Pero ya que la aprobación presidencial es resultado del desempeño anterior, las estrategias no pueden soñar con el hipotético caso de una mejora en la aprobación".
Navia insiste con que "no hay mejor estrategia para poner a la defensiva a la oposición que promover a candidatos presidenciables del gobierno, especialmente cuando la oposición no puede concordar ni en el nombre de su abanderado ni en el mecanismo para seleccionarlo".
"Es más, ya que la principal obsesión de la Concertación parece ser evitar obstaculizar el fortalecimiento de sus propios aspirantes, el gobierno debiera aprovechar la coyuntura y fortalecer la imagen de los presidenciables oficialistas", aconseja el profesor.
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