Efectos políticos en lo programático e ideológico
Tormenta perfecta en la Concertación tras votar dividida la Ley de Pesca
Si algo no quieren en la
coalición opositora es admitir que la polémica “ley Longueira” provocó
estragos en su interior. Pero nadie es capaz de negar que la tramitación
de la polémica normativa fisuró al sector y generó fuertes
desconfianzas, no solamente en el pacto, sino también en las bancadas
que lo integran. Las diferencias que quedaron en evidencia, según
algunos dirigentes, constituyen un retroceso respecto de lo que se había
avanzado y va a costar construir una mirada común, pensando en un
programa de gobierno.
Con sus altos y bajos, la
tramitación de la Ley de Pesca en la Cámara Alta va a constituir un hito
en las relaciones al interior de la oposición. Esto, porque un debate
que amenazaba con ser eminentemente técnico, terminó generando claras
diferencias ideológicas. Sin proponérselo, el gobierno logró introducir
una cuña cuando la Democracia Cristiana se abrió a un acuerdo con el que
dividió las filas opositoras y el eje histórico de la Concertación. La
senadora falangista Ximena Rincón se negó a respaldar el compromiso y lo
propio hizo explícitamente el PS Pedro Muñoz. Adicionalmente, la
bancada del PPD completa; el senador radical José Antonio Gómez y el
representante del MAS, Alejandro Navarro, se alinearon en el rechazo no
únicamente a la negociación con el Ejecutivo, sino también en los
aspectos centrales de la misma. Ello, pues sus detractores insisten en
que la polémica normativa privatiza los recursos marinos y los deja en
manos de un selecto grupo de industriales, que ya los explota. A eso se
debe que incluso estén dispuestos a recurrir ante el Tribunal
Constitucional para insistir en su postura.
Desde la discusión técnica, rápidamente el debate derivó hacia el
aspecto ideológico. Y las diferentes miradas de país que coexisten en la
Concertación, una vez más, llegaron al punto de colisión. Se puso en
duda que la ex presidenta Michelle Bachelet esté dispuesta a volver a
Chile a ser candidata con este grado de “desorden”. Otros, menos
severos, estiman que este no es un problema de orden, sino de
diferencias internas que es necesario dilucidar, como ha planteado el
senador PPD Ricardo Lagos Weber. Sin embargo, las críticas más duras
fueron las dirigidas contra la Democracia Cristiana, a la que se acusa
de “pactar con la derecha”. Algunos de sus socios, aseguran que el
acuerdo “fue un golpe fuerte”. Tanto que, el lunes pasado fue el
principal tema en la reunión de directiva del PPD.
Y están los que tienen la legítima preocupación de que este episodio
cale tan hondo que sea más difícil para la Concertación coincidir en un
programa común con miras a las elecciones presidenciales del próximo
año. Lo ocurrido genera, al interior del pacto opositor, “un problema
esencial de sintonía”, se lamenta un alto dirigente de la coalición que,
adicionalmente, advierte que en nada contribuye que en medio de este
conflicto haya estallado otro en que el presidente de la Democracia
Cristiana, senador Ignacio Walker, nuevamente manifestara su rechazo a
un pacto de gobierno con el Partido Comunista.
Ambos elementos contribuyeron a tensionar aún más las relaciones
entre los partidos de la coalición opositora. Particularmente en el
falangismo donde, en materia de pesca, la senadora Rincón terminó sola,
rehusando hasta el fin subirse al polémico acuerdo con el gobierno, que
permitió destrabar el conflicto relativo a la duración de las licencias y
los derechos de propiedad de los recursos marinos. Y, porque el jefe de
la bancada de los senadores, Jorge Pizarro, en duros términos aclaró
que los dichos del timonel, en relación a la tienda liderada por
Guillermo Teillier, eran “declaraciones personales, que no se condicen
con la realidad del Chile de hoy, ni menos con el desafío que tenemos el
próximo año”, quitándole piso a Walker.
Diferencia ideológica de fondo
Lagos Weber, uno de los senadores que rechazó suscribir el acuerdo,
asegura que “no tengo explicación acerca de por qué la DC dio el paso
que dio” e insistió en que en el debate de la Ley de Pesca se
enfrentaron dos visiones acerca del tema: “La tesis de los que respaldan
a los industriales con los derechos adquiridos y los que creemos que
eso no corresponde”. El representante del PPD tiene la convicción de que
en este debate “hay una diferencia ideológica de fondo”, porque estima
que a partir del acuerdo con el gobierno, que permitió la aprobación de
esta normativa, lo que hizo la DC fue “dirimir” a favor de los
industriales pesqueros una situación que hasta ahora estaba en la
“incertidumbre jurídica”, y que, por lo tanto, políticamente se resolvió
un tema legislativo. Con él coinciden quienes creen que la urgencia con
que el Ejecutivo presionó al Senado no era necesaria y que se podría
haber prorrogado la situación actual. De hecho, están los que admiten
derechamente que era evidente que este proyecto divide a la
Concertación, entonces, no había para qué prestarse para sacarlo
adelante, porque “como coalición nos hacemos un flaco favor con esto” y
creen que con su actuación, la DC retrocedió de lo que había hecho hasta
ahora. En todo caso, Lagos Weber es de los que piensan que las
diferencias internas hay que abordarlas, porque su sector va a tener que
estar preparado para enfrentar los retos que estas distintas miradas
van a generar a la hora de sentarse a elaborar un programa de gobierno. Y
porque “no se puede apostar sólo a la figura de la Presidenta Michelle
Bachelet”.
Lagos Weber, uno de los senadores que rechazó suscribir el acuerdo, asegura que “no tengo explicación acerca de por qué la DC dio el paso que dio” e insistió en que en el debate de la Ley de Pesca se enfrentaron dos visiones acerca del tema: “La tesis de los que respaldan a los industriales con los derechos adquiridos y los que creemos que eso no corresponde”. El representante del PPD tiene la convicción de que en este debate “hay una diferencia ideológica de fondo”, porque estima que a partir del acuerdo con el gobierno, que permitió la aprobación de esta normativa, lo que hizo la DC fue “dirimir” a favor de los industriales pesqueros.
En el Partido Socialista admiten que la Ley de Pesca “ha generado un
nivel de controversia mayor” al que, en su momento, provocó el
acercamiento entre el falangismo y Renovación Nacional, con miras a un
acuerdo para destrabar una serie de iniciativas políticas, entre las que
destacaba el sistema binominal. Algo que, pese a algunas voces en
contrario, mayoritariamente fue respaldado en vitas a un bien mayor. Y
dado lo controversial de la denominada “Ley Longueira”, hay quienes
creen que “se ha generado una fisura de confianzas” al interior de la
oposición, tanto como una “lesión en la confianza política entre el
Partido Socialista y la Democracia Cristiana”. Sin embargo, descartan
que como consecuencia de las diferencias expuestas, se pusiera en duda
un acuerdo programático y mucho menos el regreso de la ex presidenta
Michelle Bachelet a Chile. Porque, explican, los partidos siguen
trabajando en la conformación de las primarias y esta semana se inician
las conversaciones para concretar el pacto electoral con miras a los
comicios parlamentarios.
En la tienda encabezada por Osvaldo Andrade, quien en su calidad de
vocero de la Concertación ha debido mediar en el conflicto entre la DC y
el PC, sostienen que lo sucedido, tanto en la tramitación de la Ley de
Pesca como entre las colectividades encabezadas por Walker y Teillier,
“son reveses que hay que matizar con aquellas cosas que se ha hecho
bien. Ninguna de estas cosas son terminales. Y el problema entre la DC y
el PC está resuelto”. Pero insisten en que “la lesión de las confianzas
es un asunto serio, porque hay que cuidarlas. No se puede soslayar que
hay un problema, pero se va a solucionar”, aclaran. Y en este sentido,
quien también resultó perjudicado en materia de confianzas fue el
presidente de la Cámara Alta, el PS Camilo Escalona. Varios de sus pares
coinciden en que uno de los resultados de este debate es que se generó
“un malestar muy grande por el de manejo de Escalona en la tramitación
del proyecto. Perdió todo lo que había ganado en términos de
objetividad”. Se comenta que “abusó del reglamento y no reconoció
acuerdos que se tomaron como comité”. Otros aclaran que parte de su
actitud se debió a que habría sido sorprendido por el acuerdo de parte
de la Concertación con el gobierno. Incluso un senador ironizaba,
recordando el episodio en que Escalona rechazó la idea de una asamblea
constituyente, con que “parece que Escalona estaba fumando opio, porque
no se dio ni cuenta que la DC se lo madrugó con el acuerdo con el
gobierno”. Aunque en el falangismo niegan de plano que el acuerdo haya
sorprendido a nadie y mucho menos al presidente del Senado.
Versiones encontradas
Así como el senador Lagos Weber ha dicho a quien quiera oírlo que los
poderes fácticos han intentado bajar el perfil, en los medios, al
debate sobre la Ley de Pesca, “porque hay muchos intereses”, la
Concertación ha hecho lo propio con las diferencias surgidas al interior
del pacto, como resultado de la tramitación de la polémica normativa.
Pese a ello, la peor parte se la ha llevado la DC, desde donde no
aceptan que se les atribuya la responsabilidad de las diferencias
surgidas a raíz del acuerdo al que se llegó con el gobierno.
Porque mientras Lagos asegura que, “al menos, varios de nosotros
fuimos sorprendidos con este acuerdo”, desde el falangismo sostienen que
todos los comités y senadores de oposición estuvieron informados paso a
paso de la negociación. Por lo mismo, también reconocen “un problema de
confianza entre los comités de la oposición”. Pero se lo asignan al
hecho de que algunos senadores que, en un primer momento habrían estado
dispuestos a respaldar el acuerdo, se bajaron a la hora de votar. Una
fuente de la tienda incluso afirma que inicialmente el compromiso fue
suscrito por los nueve senadores DC y algunos de sus pares de la
Concertación que después retrocedieron. Luego se bajaron, explica,
Mariano Ruiz-Esquide y Ximena Rincón y, por último, sólo la senadora
mantuvo su posición de rechazar.
Quien nunca estuvo conforme con el acuerdo en la Concertación,
comenta un senador, fue el parlamentario radical José Antonio Gómez. “Él
dijo siempre que no lo iba a apoyar. Siempre supimos que iba a rechazar
todo lo que pudiera. Fue derecho en ese sentido”. Aunque de la
trastienda del debate hay tantas versiones como senadores de oposición,
en lo que coincide la mayoría es en que “cada senador tiene sus propios
intereses, dependiendo de la realidad de sus regiones. Ese sólo hecho
hace que cada cual defienda lo que tiene que defender, según las
presiones que tiene en su región”, lo que impidió desde el inicio,
dicen, alcanzar un acuerdo en el bloque opositor para enfrentar la
tramitación. “Nunca tuvimos una postura común, nunca fuimos capaces de
construir un acuerdo (como oposición). Se hicieron esfuerzos, pero no
fue posible”, insiste un representante falangista.
Otro elemento que, a juicio de algunos senadores, jugó en contra de
una postura común y permitió que nuevamente la oposición mostrara
fisuras internas fue “que algunos trataron de sacar provecho para sus
campañas personales. En estas condiciones es difícil pedir racionalidad
en sus decisiones. Algunos hicieron de esto su caballito de batalla para
subir unos cuantos puntos en la CEP, que está en trabajo de campo”. Con
lo que se alude directamente a los senadores Rincón y Gómez, ambos
precandidatos presidenciales de la Concertación. De hecho, durante la
tramitación del proyecto en la Cámara Alta, este era un tema que se
comentaba. Aunque también admiten que habrá otros que “respondan a
intereses económicos”, tema que ha estado latente desde el inicio del
debate de esta ley, ya que es por todos conocido que, como dijo el
senador Lagos en entrevista a Radio Zero: “Este es un tema apestoso,
porque la industria pesquera es una industria influyente, tiene un peso
gravitante”. Lo que se hizo sentir durante toda la tramitación, incluso
con trabajadores de la pesca industrial manifestándose durante días
fuera y dentro del Congreso, desde las tribunas.
Concertación a la plancha
Con este escenario, las desconfianzas están latentes, tanto en el
pacto opositor como al interior de sus propias bancadas. Lo que provoca
al timonel del PPD, senador Jaime Quintana, tener una mirada más dura. A
su juicio “para la Concertación esto es muy malo. Lo que tenemos hoy
día es a una Concertación a la playa, que cualquiera se la puede servir.
Es el peor de los mundos, porque estábamos recién comenzando a ponernos
de acuerdo. Renuencias más renuencias menos, se empezaba a entender que
había que avanzar en una discusión de programa”. Y, desde su punto de
vista, “éste es un tema de la esencia del programa, porque están
involucrados aspectos económicos, productivos, de recursos naturales,
sustentabilidad. Aquí estamos hablando de un tema estratégico, muy de
fondo. Entonces, esto nos replantea la interrogante de para qué queremos
estar juntos; para qué queremos ser gobierno. Y no es fácil, hoy día,
responderse esa pregunta”.
Por eso, el parlamentario —uno de los que está por recurrir al TC—,
tiene la convicción que “la aprobación de este proyecto nos complica. Es
un golpe bajo la línea de flotación y creo que va a costar mucho
restablecer confianzas y volver a pensar en que es posible construir una
mirada común”. Para Quintana lo sucedido en el marco de la Ley de
Pesca, “no sólo afecta el programa, afecta también los esfuerzos que se
han venido dando por conformar una nueva coalición, mucho más amplia.
Este no es cualquier proyecto y se desahuciaron esfuerzos unitarios que
en un momento se intentaban hacer. Principalmente, bajo el alero de la
Comisión de Hacienda, donde senadores como Lagos Weber, Ximena Rincón y
Frei intentaron buscar un acuerdo más amplio. Pero, finalmente, hubo
quienes al interior de la Concertación tomaron este camino, que se
aparta de lo que es la esencia de nuestro pensamiento”, dice en alusión
al acuerdo promovido por sus socios de la Democracia Cristiana.
El presidente del PPD estima que “esta discusión es muy parecida a la
que hay sobre el lucro en educación; a la de los espectros eléctricos
en materia de radio y televisión, que son temas donde está claro que
tenemos diferencias, pero son respecto a aspectos muy sustantivos”,
insiste. Esto, subraya, “hace difícil consensuar un programa de gobierno
y cómo se puede generar confianza en la ciudadanía cuando se ven estas
divisiones al interior de la propia coalición, pensando en un futuro
gobierno”.
Su par de la Democracia Cristiana, Mariano Ruiz-Esquide, tiene la
sensación de que lo ocurrido “no fue tan terrible, porque hemos tenido
dificultades bastante más grandes”. No obstante, está consciente de que
“la Concertación no resiste otro desencuentro profundo. Es
imprescindible empezar a hacer las cosas bien”. Por lo pronto, dice, “no
hay que tomar acuerdos que no sean consensuados”.
FUENTE:EL MOSTRADOR
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