martes, 2 de octubre de 2012

Perfil "Chicago boy" del subsecretario de Minería

Wagner, el protegido del “choclo” Délano que fue derrotado en el proceso de licitación del litio

El rostro e impulsor de la invalidada adjudicación del primer Contrato Especial de Operación del Litio (CEOL) a Soquimich ha sido este promisorio ex ejecutivo del grupo Penta y militante UDI, vinculado a las Isapres y las AFPs, que ahora muerde el polvo de la derrota en las grandes ligas del juego político.
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En 1981 en la Revista Realidad, el fundador de la UDI, Jaime Guzmán, realizó una entrevista al autor de El Espejismo de la Justicia Social, Friedrich Hayek. En ella, el ideólogo de la Constitución de 1980 consultó sobre el rol que debería tener el Estado en la redistribución de la riqueza como un mecanismo de superación de la miseria. El premio nobel de Economía le respondió que “si la redistribución fuera igualitaria habría menos que redistribuir, ya que es precisamente la desigualdad de ingresos la que permite el actual nivel de producción”.
Guzmán, siendo un seguidor de Hayek, aseguró más tarde que el país en dictadura estaba viviendo una “adaptación pragmática” de estos principios, donde el Estado sí jugaba un rol, aunque extremadamente reducido.
Admirador tanto de Guzmán como de Hayek, el subsecretario de minería, Pablo Wagner, Ingeniero Comercial de la UC y rostro del frustrado Contrato Especial de Operación del Litio (CEOL), ha tenido también su propio proceso de “adaptación” desde que emigró del grupo Penta al gobierno en 2010.
Manteniendo una visión neoliberal de la economía y de defensa de esta doctrina que lo ha convertido en el “duro” del ministerio —el mismo rol que juega el subsecretario Fernando Rojas en Educación—, confiesa que ha “evolucionado” y que hoy cree posible, a diferencia de unos años atrás, que el Estado puede ser competitivo en algunas actividades económicas. “Pueden existir empresas públicas… uno va evolucionando en ese sentido. Lo que no creo es se pueda hacer algo sin el marco regulatorio que permite moverse en los mercados internacionales y tampoco creo que el Estado pueda hacerlo todo, porque la experiencia demuestra que no se puede y la realidad es muy dura”, sostiene.
En lo político también ha suavizado su discurso. Si en 2011 declaraba que la nacionalización del cobre fue “un error histórico”, hoy asegura que el equivocado al referirse en esos términos a este proceso fue él. “Honestamente eso no fue lo mejor que yo he dicho. Cometí un error político al referirme en los términos en que lo hice a ese proceso. Desde el punto de vista económico lo que eso produjo es que hoy tenemos una empresa del Estado fuerte y también tenemos empresas privadas fuertes y eso es positivo para el país”, asegura.

Dudas

Sus cercanos, afirman que, más que un cambio de visión, lo que ha invadido a Wagner es el pragmatismo político. “Él no ha abandonado su agenda, sigue teniendo ese espíritu neoliberal de Chicago Boys, pero se ha moderado para concretarla. Lo del litio es un ejemplo”, afirma un personero de la UDI que conoce a Wagner desde que éste era universitario.
Su verdadera espalda política proviene, sin embargo, de otra figura, una que no aparece en los eventos partidarios, pero que tiene gran poder en la tienda: el empresario Carlos Alberto Délano, con quien trabajó por 12 años en el Grupo Penta. “El Choclo”, uno de los financistas —junto al fallecido Ernesto Silva Bafalluy— de la UDI, fue quien involucró a Wagner en las campañas presidenciales de Joaquín Lavín. “No fue un samurai, pero sí un empresario importante para la campaña, participó activamente y Lavín fue, años después, una de las personas que lo promovió para ser parte del Gobierno”, comenta una alta fuente de la UDI.
Para garantizar la explotación del mineral, Wagner, tras constatar que no había piso en el Congreso para un cambio en la ley que hiciera concesible el mineral, optó por un Decreto Supremo. Así se abrió una licitación que lo tuvo recorriendo lugares como Australia, Japón y Corea del Sur en busca de inversionistas.
El 24 de septiembre SQM se la adjudicó por 19.301 millones de pesos que le otorgaban un total de 100 mil toneladas de litio por un período máximo de 20 años. Pero el lunes último todo el proceso quedó invalidado, luego que Comité Especial de Licitación (CEL), que está encabezado por el propio Wagner, acogiera los argumentos de la minera Li Energy Spa —una de las empresas perdedoras— y determinara que la firma ganadora había “incumplido las bases”.
Li Energy basó su solicitud de impugnación en que las condiciones de los CEOL es “no tener litigios pendientes con el Estado de Chile” y SQM, de propiedad de Julio Ponce Lerou, tenía en tramitación varias demandas en contra del Fisco y la Dirección General de Aguas por permisos de explotación minera y derechos de agua.
El fracaso del polémico negocio, que fue supervisado directamente por el subsecretario, ya que el ministro Hernán de Solminihac debió inhabilitarse por un eventual conflicto de interés pues su hermano es Subgerente de la empresa del ex yerno de Augusto Pinochet, constituye un fuerte golpe para la carrera política del ingeniero acostumbrado al éxito en el plano empresarial.
Antes de conocerse este nuevo escenario, Wagner había afirmado que el gobierno podía hacer este contrato y explicó que la “vía rápida” por la que optó La Moneda, sin el respaldo del Congreso, estaba amparada por la Constitución. ”No se ha construido el acuerdo para hacerlo concesible y pensamos que el CEOL es oportuno, tal como lo fue en 2007 para la entonces Presidenta Bachelet”, dijo seguro.

 La joven promesa

 Después de trabajar como Jefe de Marketing Corporativo de Cristalerías de Chile, Wagner fue contratado por Carlos Alberto Délano y Ernesto Silva Bafalluy como Gerente de Proyectos de Empresas Penta.
Era veinteañero, pero desde este cargo participó de la transacción que en el ’99 permitió a Penta constituirse en el accionista principal y controlador del Banco de Chile, con una participación del 16 %. Al año siguiente, se procedió a la venta del 35 % de las acciones al grupo Luksic.
En paralelo, Wagner estuvo en la creación de Penta Inmobiliaria y fue protagonista de la fusión por incorporación en Banmédica que permitió al grupo económico el control del 26,7 % de la propiedad de este holding.
Tras este negocio, el actual subsecretario asumió como gerente de Planificación y Desarrollo de Banmédica, una matriz que posee las isapres Vida Tres y Banmédica, las clínicas Santa María y Dávila, y Help, entre otras inversiones en Chile y el extranjero como la clínica Olivos de Argentina.
Fue aquí donde Wagner adquirió notoriedad por su olfato comercial. Estuvo a cargo de las áreas financieras, comerciales y estratégicas además de los proyectos de inversión y en cinco años cuadruplicó el valor bursátil de la empresa.
Con este currículo llegó en 2007 a la vicepresidencia de Cuprum. Fue un aterrizaje duro: en 2008 la crisis internacional afectó la rentabilidad de las AFP. Wagner no sólo fue detractor de la eventual creación de un fondo de pensiones estatal que se analizó en ese entonces, sino que además defendió el modelo de inversión del sistema.
En enero de 2010 escribió: “A un alto dirigente empresarial alguna vez le escuché una frase digna del bronce: ‘Las prisas pasan y las cagadas quedan’. ¿Qué habría pasado si en medio de la crisis se hacen cambios apresurados al régimen de inversiones de los fondos de pensiones? Se habrían limitado las opciones de inversión de las AFP (…) obteniéndose una rentabilidad de los fondos inferior a la que se registró en 2009”.
En la UDI, partido en que milita desde 1992 es reconocido por ser de la línea dura proempresa con un perfil muy similar al del senador Jovino Novoa.

 Tronco UDI

 Fue en los pasillos de la UC a fines de los ’80 cuando Wagner, novato estudiante de ingeniería comercial, se acercó al gremialismo y conoció a quienes serían sus primeros amigos en el partido: el ex ministro Rodrigo Álvarez y el embajador de Chile ante la OEA, Darío Paya. Quienes lo conocen desde aquella época sostienen que, pese a que no tenía un marcado protagonismo, era bastante activo en lo que en ese minuto era la principal corriente política de la UC.
“Él estaba en política desde muy joven, antes incluso del asesinato de Jaime, es, por lo mismo, del tronco duro de la UDI. Un tipo muy inteligente además”, comenta un dirigente de la tienda. “Mi inspiración para entrar a la política fue la visión política de Jaime Guzmán y en lo económico Miguel Kast, lamentablemente ninguno de ellos está vivo”, aclara Wagner al recordar aquella época.
A principios de los ’90 fue parte de dos directivas juveniles: la de Gonzalo Cornejo, de quien es muy amigo, y de Paya como vicepresidente, y perteneció luego la Comisión Política del partido. Sin ser una figura de primera línea, una fuente partidaria sostiene que “en los últimos veinte años no pasaba más de dos semanas sin que Wagner se apareciera por la casona de calle Suecia”.
Pese a que siempre se mantuvo en un segundo plano, desde el punto de vista público, en el partido es reconocido y tiene redes poderosas: muy buena sintonía con el senador Novoa, con quien comparte la visión económica y proempresarial, y con el ministro Pablo Longueira, quien defendió la semana pasada el CEOL con SQM, diciendo —para blindar a Wagner— que las críticas contra este éste eran “provincianas”.
Su verdadera espalda política proviene, sin embargo, de otra figura, una que no aparece en los eventos partidarios, pero que tiene gran poder en la tienda: el empresario Carlos Alberto Délano, con quien trabajó por 12 años en el Grupo Penta. “El Choclo”, uno de los financista —junto al fallecido Ernesto Silva Bafalluy— de la UDI, fue quien involucró a Wagner en las campañas presidenciales de Joaquín Lavín. “No fue un samurai, pero sí un empresario importante para la campaña, participó activamente y Lavín fue, años después, uno de las personas que lo promovió para ser parte del Gobierno”, comenta una alta fuente de la UDI.
Sobre Lavín, Wagner afirma que es uno de sus mentores en la UDI junto a Novoa, Longueira y Chadwick, y de Délano sólo precisa que “tras muchos años de trabajo es evidente para cualquiera que somos cercanos, fueron 12 años en Penta.


FUENTE : EL MOSTRADOR

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