Sólo Catalina Parot accedió a salir del gabinete y competir por un cupo parlamentario el 2013
Salida de Hinzpeter altera diseño de poder personalista de Piñera
Pese a la cercanía de carácter
familiar de Andrés Chadwick con el Presidente, su empoderamiento formal
implica la institucionalización del gobierno para la parte de final de
su mandato. Junto con la salida de los presidenciables —Golborne y
Allamand—, quedó de manifiesto que luego de las municipales la pista
está cuesta arriba para la derecha, pues la mayoría de los ministros que
fueron tentados para competir por un cupo senatorial, prefirió quedarse
en la comodidad de la administración piñerista.
Tanto va el cántaro al agua
que finalmente la UDI no solamente logró sacar a Rodrigo Hinzpeter —al
menos— de La Moneda, sino que además instaló a uno de los suyos en el
Ministerio del Interior, a cargo de la conducción política del gobierno
ad portas de un año clave en que se juega la posible continuidad de la
derecha en el poder. La salida de Andrés Allamand y Laurence Golborne de
sus ministerios es el puntapié inicial de la carrera presidencial en la
Alianza, pero además sirvió al Presidente Sebastián Piñera —a la luz de
la derrota municipal del oficialismo hace una semana— para acomodar las
piezas y tratar de instalar un nuevo mapa del poder interno en Palacio.
Más allá de las palabras de buena crianza propias de los cambios de
gabinete y los agradecimientos públicos que el Presidente hizo de la
“inteligencia, lealtad y compromiso” de Hinzpeter, en el núcleo duro del
piñerismo reconocían que es muy “doloroso” que uno de los suyos tuviera
que salir de Interior y lo replegaran a Defensa.
“Algo es algo, peor es nada, al menos se quedó en el gobierno”,
confesaban en los patios de Palacio —repleto de asesores, dirigentes y
varios parlamentarios— después de la ceremonia de ayer en el salón
Montt-Varas. Con ello, se
reconocía que la decisión de instalar a Hinzpeter como remplazo de
Allamand y sacarlo físicamente de La Moneda, en el fondo, implicó que el
mandatario cedió a las presiones permanentes de la UDI y buena parte
del oficialismo, que lo querían fuera.
En la mañana de ayer, incluso después del comité político que terminó
en Palacio pasado el medio día —el cambio de gabinete estaba programado
para hoy en la mañana—, con posibilidades de dilatarlo hasta el
miércoles. Pero la confirmación que ya no había que buscar muchos
reemplazantes y que en la reunión almuerzo del Presidente con sus
ministros políticos, finalmente Hinzpeter accedió a cambiarse a Defensa,
aceleraron todos los plazos.
En el piñerismo recuerdan que Hinzpeter “siempre dijo que se quedaba
hasta el último día de gobierno con el Presidente” y en ese contexto, su
paso a Defensa resultó una suerte de salida honrosa, porque —afirman—
el Presidente “jamás lo iba a sacar del gobierno”.
Si bien algunas lecturas en Palacio trataron de poner el acento en que se quedaron en sus ministerios porque era importante no dar la señal de “abandono” ni de que la administración Piñera es un barco que se hunde, lo cierto es que desde la propia UDI reconocieron que lo que habría primado fue la incertidumbre que generó la derrota electoral del oficialismo en las municipales y, por tanto, que ninguna incursión electoral está asegurada.
Años trabajando al lado de Piñera, desde que asumió Interior fue
criticado por diversos episodios: el caso Bombas, la represión a las
manifestaciones el año 2011, las malas relaciones con la UDI y
especialmente el no ejercer como jefe de gabinete ni conductor político
del gobierno, sino que privilegiar su rol en materia de seguridad
pública, un área que también ha sido flanco de duras críticas por parte
de la oposición.
Sabido es en el gobierno que este último punto tenía su razón de ser
en que el mandatario jamás delegó realmente poder y al final, el plus de
su ministro era básicamente hacer lo que él quería. Hinzpeter siempre
ha sido un hombre de su confianza, muy leal, pero jamás le dio el
espacio —ni él insistió— para actuar como jefe de gabinete autónomo.
Así, al nombrar a Andrés Chadwick como nuevo ministro del Interior,
Piñera instala a alguien de su confianza, trasparentando algo que su
primo realizaba casi desde su llegada al gobierno el año pasado y en
forma tácita desde la vocería: la verdadera conducción política del
gabinete. Sin embargo, Chadwick es un actor con un peso específico
propio, anterior a cualquier vínculo familiar, que conoce todos los
mentideros del poder y que colocó orden y aplomo en un momento clave.
Cuentas alegres, puntos menos
En la UDI consideran un triunfo a lo Pirro el paso al lado de
Hinzpeter replegado a Defensa, porque uno de los suyos tiene finalmente
las riendas del gobierno. Pero al final del día, no hay que olvidar que Chadwick ha sido criticado en el gremialismo por ser considerado “el ministro menos UDI” y que vela más por los intereses presidenciales que por los del partido.
Ese es el cálculo positivo, porque en la práctica una segunda mirada
en el gremialismo reconoció que al final ninguno de los que consideraba
una aspiración parlamentaria en el gobierno resolvió jugarse sus fichas y
todos los que sonaban optaron por quedarse en el confort del poder. Al
final no salieron ni Evelyn Matthei (Trabajo), ni Pablo Longueira
(Economía) ni menos Joaquín Lavín (Desarrollo Social), tampoco Luciano
Cruz-Coke (Cultura) ni Luis Mayol (Agricultura) —estos dos últimos casi
seguros— y la única que se atrevió al final competir en la parlamentaria
fue Catalina Parot .
Si bien algunas lecturas en Palacio trataron de poner el acento en
que se quedaron en sus ministerios, porque era importante no dar la
señal de “abandono” ni de que la administración Piñera es un barco que
se hunde, lo cierto es que desde la propia UDI reconocieron que lo que
habría primado fue la incertidumbre que generó la derrota electoral del
oficialismo en las municipales y por tanto, que ninguna incursión
electoral está asegurada.
El más sonriente ayer era Allamand, porque logró consolidar las dos
victorias que empezó a cosechar la misma noche de la derrota municipal.
Logró la salida del gobierno de Golborne ahora —quien prefería
mantenerse hasta marzo—, pero además instauró en el seno de la Alianza
que el abanderado único del sector sea elegido por primarias.
Piñera sabe que desde hoy, el síndrome del pato cojo se instaló de
lleno en La Moneda y que el despliegue en terreno y mediático de
Golborne y Allamand, lo dejarán en un segundo plano, y que en ese
contexto, la UDI y RN se abocarán completamente a potenciar a sus
respectivas cartas para el 2013.
Por eso, la suerte de arenga de campaña que el Presidente hizo ayer a
sus dos ex ministros durante la ceremonia en Palacio, fue un intento
por instalarse como conductor desde la primera fila de esta carrera.
“Salgan a la calle a defender nuestras ideas, de la libertad, los
valores, la justicia y el progreso (…) salgan con la frente en alto, con
humildad, región por región”, dijo Piñera. Cuestión que está por verse
si será así a partir de hoy mismo.
FUENTE: EL MOSTRADOR
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