viernes, 30 de noviembre de 2012

Guía para entender a Golborne: el candidato que está con todos y con ninguno a la vez y que ataca y defiende simultáneamente

Por Guillermo Arellano
En tiempo récord, Golborne se ha intentado vestir de concertacionista, pinochetista, demócrata y open mind, transformándose aparentemente en una presa difícil de cazar para sus detractores y en un modelo a seguir por quienes las ideologías hoy poco importan.
Las declaraciones de principios que ha lanzado el presidenciable de la UDI, Laurence Golborne, han dado mucho que hablar en los últimos días. No tanto por su contenido, sino que por lo variado, transversal y cruzado del mismo, lo que denota una independencia que a más de algún gremialista fanático debe asustar, pero que en el contexto de una estrategia electoral, en teoría, podría sumar votos en la primaria contra Allamand en junio de 2013.

El ex gerente de Cencosud dijo que en el convulsionado Chile de fines de los 80 votó por el No, que en la presidencial de 1989 apoyó a Hernán Büchi (ministro de Hacienda de Augusto Pinochet) y que siente admiración por Patricio Aylwin, rival del economista de la chasquilla y el yogurt en esa campaña.

También llenó de loas a los precandidatos de la DC Claudio Orrego y Ximena Rincón e incluso dijo que los incluiría en un eventual gabinete suyo.

Vale decir, en tiempo récord, Golborne se vistió de concertacionista, pinochetista, demócrata y open mind, transformándose aparentemente en una presa difícil de cazar para sus detractores y en un modelo a seguir por quienes las ideologías hoy poco importan.

Como sea, resulta extraño (usando un término elegante) que existan personas que hayan rechazado el gobierno militar y a los meses le entregue el voto a uno de sus colaboradores estrella. Equivale a ser de centro-izquierda y de derecha simultáneamente y a estar en dos veredas a la vez.

Lo mismo ocurre en lo valórico. No le gustó que desde el partido que lo apadrinó políticamente, la UDI, postulen que el matrimonio homosexual se prohíba constitucionalmente. Pero acto seguido, indicó que el "sagrado vínculo" sólo le concierna al hombre y a la mujer y que no dará a lugar a legislaciones pro-aborto.

No contento con eso, avala que las uniones de hecho entre personas del mismo sexo tengan un tinglado legal que regule su funcionamiento, como lo es el Acuerdo de Vida en Pareja que relanzó el gobierno y que tuvo su origen en el Acuerdo de Vida en Común que redactó Andrés Allamand cuando era senador.

Tal proclama lo sitúa en contra de la UDI (como le sugieran analistas y asesores), a la par de la UDI, en onda con RN, cuadrado con el gobierno y en sintonía con los grupos más "progres" de la Concertación y la izquierda. Brillante, está en todas.

Es agnóstico, pero admira a los que tienen fe en alguna religión y, además, reveló que está "en búsqueda". ¿Búsqueda en el catolicismo, en el mundo evangélico, en los Testigos de Jehová o en los mormones? Quién sabe.

Hasta donde se sabe, quien no sigue religiones lo hace porque tiene una visión crítica de las mismas. ¿Será realmente admiración lo que siente el ingeniero maipucino cuando se refiere a los que son devotos de Dios, Alá, Adonay o quien sea?
Como era de esperar, descarta que el mundo del retail, su origen profesional, "trate mal" a los consumidores, que fue lo que expreso el nuevo director del Sernac, Juan José Ossa (RN). Como en toda actividad, "siempre puede haber un porcentaje que tiene algún tipo de problemas", alegó el candidato.

Su imagen de persona de clase media, que estudió en un colegio fiscal y que partió "de abajo" hasta lograr un puesto gerencial en un conglomerado empresarial son su mejor defensa cuando le recuerdan el paso por el supermercado del elefantito. Su mensaje va dirigido hacia el simple trabajador de un mall que quiere ascender y lograr un bienestar económico fruto de su esfuerzo y su mérito. Suena bonito...

Hasta confrontó a Piñera -apenas dejó el gabinete- luego de afirmar que no cree que la educación sea un "bien de consumo". Sin embargo, hace algunos días atacó al lucro de las universidades (a propósito del "caso subvenciones") y le puso la fianza a la labor del mandatario en esta materia.

¿Cómo se puede atacar el lucro en las universidades y defender este mismo concepto en las "cientos de millones de transacciones" que se realizan "por año en el mundo del consumo masivo"?

Buscando una interpretación sobre este modelo de figuras presidenciales, basta recordar la estrategia de la confusión que ocupaba George W. Bush cuando era jefe del gobierno estadounidense.

Inolvidable fue el episodio en el que en un punto de prensa efectuado en un campo de golf, alertó al pueblo de su país sobre la amenaza terrorista que seguía latente tras los atentados del 11/9 en las Torres Gemelas. Minutos después, se dedicó a hablar de las bondades del golf y del deporte. ¡Plop!

Que quede claro: no se quiere comparar a Bush hijo con Golborne, ni menos denostar a la principal carta que tiene hoy la derecha. Simplemente, nuestra labor consiste en dejar por escrito los postulados de un candidato que no quiere dejar flancos al aire. Estar con todos y con ninguno, a favor y en contra, apoyando y criticando. Como si fuera usted, como si fuera yo, como si fueran todos. En la micro, en el auto, en el metro, en bicicleta, a pie, en el bar o en el living comedor.

Poco falta para el traslado en micro del Transantiago de día y en la camioneta verde por las tardes y noches. La fiesta está recién comenzando. Restan siete meses y la conversión y la "búsqueda" apenas está en la fase uno.

FUENTE: CAMBIO 21

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