domingo, 25 de noviembre de 2012

Descrédito de las instituciones: La desprolijidad gubernamental en muchos ámbitos permite que la administración Piñera tenga poca credibilidad

Por María Cristina Prudant
La desprolijidad con que ha gobernado Piñera ha desencadenado el juicio público evidenciado en los resultados de la última elección municipal, derrota que para muchos le puso la lápida al gobierno. Sin embargo, suman y siguen los desaciertos, como el escándalo de la licitación del litio, la inoperancia para manejar el brote de meningitis y los miles de problemas que han surgido en el proceso eleccionario de las municipales, entre muchos otros.
Inoperancia, improvisación, ineficiencia, descrédito de instituciones de la República son algunos de los calificativos y comentarios derivados de los innumerables errores y desprolijidades que ha cometido el gobierno en procesos de suma trascendencia nacional. Entre los más reciente está el proceso eleccionario municipal en el que hubo problemas en el sistema de votaciones, conteo de votos y difusión de resultados. Lo que pasó en la comuna de Ñuñoa no ha quedado para nada claro. Además, se repetirán las elecciones en las comunas de Ollagüe, Camiña y Colchane, sin contar otros innumerables reclamos que están a la espera de una respuesta definitiva.

Pero, claro, a ello hay que sumarle lo ya conocido y detallado: el fracaso del censo, las inexactitudes de la encuesta Casen, la -por decir lo menos- irregular licitación del litio, la corrupción en el ministerio del Interior, el mal manejo del brote de meningitis... Y así, suma y sigue.

"Alerta democrática"

La institucionalidad electoral de nuestro país tenía credibilidad y eso se ha visto desmedrado por las irregularidades detectadas. No es por nada que un grupo de 80 académicos plantearon en el documento "Un llamado de alerta democrática" su "profunda alarma y preocupación por los serios problemas que se han generado en el último proceso electoral municipal, asociados con la elaboración del padrón, el sistema de conteo y la posterior información de resultados".
En opinión de los expertos, "un aspecto esencial de la democracia moderna es el voto, y el procedimiento a través del cual se materializa la recolección de las preferencias ciudadanas debe dar garantías de neutralidad, confianza, certidumbre y transparencia. Al verse cuestionado el proceso electoral municipal se pone en entredicho este aspecto básico del ejercicio democrático".

"Resulta imprescindible que las autoridades públicas adopten medidas lo más prontamente para resolver los problemas derivados de la pasada elección, tomando todas las previsiones para que estas situaciones no se repitan en las próximas elecciones parlamentarias y presidenciales que se desarrollarán en 12 meses más. Es urgente recuperar la confianza social en el sistema de votaciones y escrutinios, de modo de no dañar la credibilidad en el sistema democrático", finalizan.

En su oportunidad también el ex Presidente Ricardo Lagos señaló que "creo que estas cosas afectan la credibilidad de las instituciones" y recordó otras polémicas referidas a cifras que han motivado críticas hacia la administración Piñera.

A su juicio, en este gobierno "se afectó la credibilidad de las instituciones de la Casen, la encuesta sobre pobreza; del censo, que alguna gente dice que fue censada y otra no fue censada; ahora esto... me parece muy lamentable", insistió.

El ex asesor del ex mandatario, Ernesto Ottone, en conversación con Cambio21 se muestra cauto para analizar la situación y dice que, aunque se ha hecho daño a la institucionalidad chilena, ésta "sigue siendo fuerte".

Sin embargo, sí critica la falta de prolijidad del gobierno de Piñera. "Ha sido una característica general de esta gestión. Es la continuidad de algo que estamos viendo desde el comienzo del gobierno; no hay novedad, sino acumulación de un mismo estilo, que transformó todo esto de la nueva forma de gobernar en un chiste. Pero yo creo que la ciudadanía ya está acostumbrada a eso con este gobierno y por eso tiene la calificación que tiene en las encuestas, de falta de confianza, de falta de credibilidad y ha tenido un castigo en las elecciones municipales".

Pérdida de credibilidad

El último desacierto de las autoridades fue la reacción del gobierno ante el aumento de casos de meningitis, donde lo único que consiguió fue provocar pánico en la gente, que se volcó a los consultorios para obtener vacunas para sus hijos, a pesar de que las autoridades aseguraron que hay para todos y que el proceso termina en diciembre.

Pero la gente, al parecer, no les cree y, en opinión de Ernesto Ottone, cuando un gobierno pierde credibilidad "es muy tremendo, porque éste tiene que tener una gestión política. Cuando se pierde la credibilidad es posible que el gobierno tenga esas vacunas, pero la gente no le cree, porque ya ha habido muchos temas en que se han hecho muchas promesas y no se han cumplido. Promesas que han sido temerarias, inexactas, como en el tema de la seguridad ciudadana y en muchos otros temas".

Sin duda que en este caso entran en juego el liderazgo y la eficiencia: "Hay un concepto muy erróneo que hubo desde un comienzo en este gobierno y era de que si se llevaban virtud del sector privado al público, se haría una muy buena gestión. O sea, había una incomprensión profunda de cómo funcionan el Estado y los asuntos públicos, de qué significa el bien público. Esta visión reductiva, que era una visión esquemática, empresarial, no sirve para la administración del Estado, porque ahí no se trata de hacer una buena pasada de ganar algo. Es decir, hay un tipo de habilidad que sirve para hacerse rico, pero no sirve para administrar el Estado".

Añade que "la derecha mostró que tenía cuadros con capacidad de gestión pública que han mostrado muy poco. Naturalmente, se produce una desilusión contra las complejidades del manejo estatal y se vuelve al mundo privado. Hay un desconocimiento también de lo que es Chile. Hay mucha gente que vive en tres comunas que no saben lo que es el Chile real. Esa situación la pagó duramente el gobierno, particularmente los primeros años".

¿Y ahora qué?

Ottone es pesimista respecto a lo que resta. "Yo no tengo esperanzas de grandes cambios, porque tendría que ver una actitud distinta por parte del Presidente de la República. Pero después de este resultado electoral que ha tenido, lo que yo he visto es una actitud más bien indiferente al resultado, como diciendo: este es el año de la cosecha. Bueno, ¿y cuál fue el año de la siembra? Se habla como si las cosas anduvieran bien. En el cambio de gabinete hubo sillitas musicales, que está bien, pero ellos lo criticaban mucho cuando lo hacían los gobiernos de la Concertación".

Agrega que "no hay una autocrítica y cuando se dice: estamos creciendo en la economía, hay más empleos, estamos también en una coyuntura económica internacional en la cual a toda América Latina le está yendo bien económicamente, hay creación de empleo en toda América Latina. Entonces, en esto no hay un gran mérito, no hay desmérito tampoco por parte del gobierno, pero hay una acumulación de muchos años de gestión económica sólida. Por lo tanto, lo que ellos están viviendo en un muy buen ciclo del continente frente a la economía mundial por el precio de las materias primas, pero hay una situación muy buena en este momento".

El sociólogo asegura no tener "muchas esperanzas de un cambio, porque no creo que haya una autocrítica frente a esto. El gobierno saca cuentas alegres sobre cuál es la realidad de su capacidad de gestión política y no creo que vaya haber muchas novedades en eso. Tampoco van a haber grandes catástrofes, pero no van a haber novedades positivas que pudiéramos decir: este último año va a haber un cambio de conducta. Para ello debe haber primero una autocrítica".

Por su parte, el diputado Carlos Montes (PS) comenta a Cambio21 que "más que alegrarme por la torpeza del gobierno o la inoperancia, lo encuentro lamentable. La credibilidad en nuestras estadísticas, el rigor de nuestro sistema de elección, son parte de un patrimonio nacional y lamento mucho lo ocurrido y lo que quisiera es que corrigiéramos. Propusimos que la Casen pasara a una institución autónoma y el gobierno acogió esto. Con relación a las elecciones, me parece bien que se sistematicen todas las fuentes de problemas y si hay alguno en la ley que se aprobó también hay que corregirlo, porque esto es básicamente improvisación", concluye Montes.

"El gobierno terminó el pasado 28 de octubre"

El académico de la Universidad Diego Portales Mauricio Morales, firmó el documento "Un llamado de alerta democrática" en diálogo con Cambio21entregó sus opiniones sobre el tema.

-¿Cuál es su opinión respecto de las desprolijidades del gobierno de Piñera?
-Si bien las instituciones político-representativas venían con una crisis de confianza importante previo al gobierno de Piñera, durante su mandato esa confianza definitivamente se desplomó. Precisamente, la gente confía en aquellas instituciones que son eficientes, no en las que son desprolijas. Además, este gobierno prometió justamente lo que no ha sido capaz de cumplir. La gente muchas veces se ríe de estas desprolijidades, pero lo cierto es que están causando un serio daño a la confianza en las instituciones neutrales de la democracia. No me refiero a partidos y gobierno, sino que al INE y a los Tribunales Electorales. Ahora resulta que todas las cifras son cuestionables. Desde el censo para abajo.
-Qué le parece que los errores no sólo se hayan dado en la elección municipal sino que hay una larga lista en la que figuran la Casen, el censo, los sobreprecios, la licitación del litio, la meningitis y otros.
-Esta larga lista ha hecho que estemos desconfiando de instituciones que antes nos merecían el máximo respeto. Los resultados del censo eran incuestionables. Este gobierno cambió la forma de hacerlo y quedó la escoba. Luego, si bien siempre los resultados de la Casen daban para debate, jamás vimos un espectáculo tan bizarro como fue la disputa entre el ministerio de Desarrollo Social (MDS) y la Cepal. Luego, vino todo el asunto del padrón (en la elección municipal). Este proceso fue absolutamente artesanal y hoy vemos las consecuencias de aquello. Se incluye personas fallecidas (Presidente Salvador Allende). Es cierto que algunas fallecieron fuera de Chile y, por tanto, para el Registro Civil figuran como vivas, pero acá tenemos una crisis de confianza en instituciones neutrales y administrativas.

-Esta falta de prolijidad no se condice con la eficiencia que ofreció en su campaña. ¿Qué pasó?
-Sí, el Presidente nos prometió un gobierno de excelencia. Eso no ha ocurrido y hoy enfrenta una aprobación cercana al tercio. Todo comenzó mal desde que decidió no vender a tiempo sus acciones de LAN y de Blanco y Negro, entre otras. Luego, vino la crisis del fútbol y de ahí en adelante esto vino de mal en peor. La gente percibe que sistemáticamente el Presidente quiere sacar partido de algo. Lo de la Casen fue el mejor ejemplo. Entonces, acá también se ha deteriorado la imagen presidencial. Como chilenos podíamos criticar legítimamente a los presidentes, pero nunca dudamos de la envestidura y de la seriedad del cargo.
-¿Se producirán cambios al respecto en lo que les queda de gobierno?
-Espero que sí. El gobierno debe tomar nota de este tipo de cosas. No es posible, por ejemplo, que de manera inexplicable hayan "bajado" el sitio histórico de las elecciones del ministerio del Interior. Eso no tiene sentido. De hecho, aumenta las sospechas sobre el proceso. A esto se suma la lenta entrega de resultados. Esto jamás había pasado en Chile. Acostumbrábamos a dormirnos el día de la elección con cierta claridad respecto a ganadores y perdedores. Si en el plebiscito de 1988 fuimos capaces de saber quién había ganado y quién había perdido, no hay razón que justifique que más de 20 años después esto no pueda ser posible.
-Todos estos desaciertos tienen que ver también con falta de liderazgo, lo que tanto le criticaron a Bachelet.
-Tiene que ver con el sentido común. Acá no se trata de crucificar a un gobierno, pero el problema estuvo en que prometió un cambio muy significativo para el país y eso no sucedió. El gobierno terminó el pasado 28 de octubre y lo que queda es campaña. Pasará a la historia como un gobierno torpe políticamente, aunque con buenos resultados económicos en un ambiente de crisis internacional. Yo creo que acá el problema no es de liderazgo, es de gestión. Definitivamente, a este gobierno le faltó "calle". No dudo de que el staff técnico esté plagado de buenos profesionales, pero para gobernar bien hay que tener cierto olfato. Este gobierno no sintonizó ni sintonizará, porque si bien hacían muchas encuestas, jamás comprendieron lo que la gente demandaba. Elitizaron al máximo su gabinete, con apellidos vinosos y rimbombantes. Eso no hizo más que distanciar al gobierno/gabinete de lo que la gente realmente demandaba.

FUENTE: CAMBIO 21

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