Reportaje
Piñera versus Piñera. ¿Por qué dice una cosa sobre el movimiento estudiantil y después otra? Sociólogo dice que “no tiene noción de Estado”
Por Luis Casanova R.
Para el analista Cristóbal Bellolio, no referirse sobre el homenaje al fallecido dictador fuera del país es una “torpeza política” que demuestra que en La Moneda “tratan de salvarlo casi con el miedo como si la fuera a embarrar otra vez”.
Para el analista Cristóbal Bellolio, no referirse sobre el homenaje al fallecido dictador fuera del país es una “torpeza política” que demuestra que en La Moneda “tratan de salvarlo casi con el miedo como si la fuera a embarrar otra vez”.
ESTE REPORTAJE FUE PUBLICADO EN LA ÚLTIMA EDICIÓN DEL SEMANARIO CAMBIO21
Han transcurrido alrededor de dos años y tres meses desde que se inició el gobierno de Sebastián Piñera. Y claro, en todo este tiempo, muchas personas se han preguntado -a raíz de la baja aprobación que arrojan las encuestas- que cómo fue posible que este señor llegara a La Moneda.
Los alegatos no sólo provienen de la oposición y la repetitiva cantinela de las "promesas no cumplidas", la "letra chica" y la desaparecida "nueva forma de gobernar", sino que también de los sectores de la derecha más conservadora y del pinochetismo más duro. De ahí las constantes crisis en materias económicas, ideológicas, políticas, sociales, comunicacionales e incluso administrativas y de suicidios por Twitter (caso "sueldo reguleque").
Lo que olvidan los incrédulos ciudadanos es que Piñera, al igual que Michelle Bachelet, venía de un mundo lejano de los políticos tradicionales, lo que de por sí generaba un raro interés, sumado a una impulsiva personalidad que lo tenía presente en las secciones de todas las páginas de los diarios. Léase candidato presidencial, accionista del equipo más popular del país, hermano del "rey de la noche" (Miguel Piñera), inversionista en múltiples firmas, sobrino de un connotado sacerdote, etc.
Además, luego de la crisis que ponía en duda la continuidad del reinado concertacionista de 20 años, que se inició con la irrupción de los "autocomplacientes" y "autoflagelantes" y se acentuó con la llegada de los "díscolos" al Congreso, al parecer hacía falta que un personaje atípico (hijo de embajador DC que se transformó en líder de la Alianza después de haber votado contra la Junta Militar) se transformara en la única alternativa capaz de hacer menos tortuoso el término del arcoiris en el poder.
Ojo que estratégicamente muchos militantes de izquierda y detractores de Eduardo Frei optaron por votar por Piñera o anular, lo que les aseguraba un clima de agitación que no hubieran tenido si el mandatario era alguien más progresista o de centro, como por ejemplo, el senador por Valdivia.
Como sea, Piñera ha cargado con acusaciones, críticas e insultos de todo tipo en sus 27 meses de labor. Algunas son merecidas, otras no tanto. Lo concreto es que sin mediar presiones de ningún sector, lo que llama profusamente la atención, hemos visto a un presidente serio, intranquilo, molesto e incómodo con la investidura.
Y es curioso, porque comenzó una curva ascendente en los sondeos, las cifras económicas y de empleo son alabadas por todos, no hay un clima de tensión en las calles como el que se vio en 2011, en cada gira internacional se toma un día o dos para gozar de las delicias del país de turno (así da gusto, dijo el picado) y quienes aspiran a sucederlo en el cargo (Golborne y Allamand) no han sido castigados por el electorado, aún cuando mantienen una distancia importante con la principal favorita Michelle Bachelet.
¿Qué estará pasando por su mente? ¿Por qué dice una cosa y después todo lo contrario? ¿Por qué autoriza y después desautoriza? ¿Qué lo motiva a actuar de una manera y al día siguiente de otra? Algunos creen maliciosamente que se nos puso bipolar debido a la relación de amor y odio que sostiene con la UDI... Mejor le sacamos la sal.
No muere
Se pensó que con la petición de "perdón" que vino del vocero de Gobierno, Andrés Chadwick (UDI), sobre lo que fue su participación en el régimen militar, a propósito de la exhibición del documental "Pinochet" en el teatro Caupolicán, iba a dejar de hablarse de la dictadura en La Moneda por un buen tiempo.
Craso error. Porque como sucede cada vez que un mandatario chileno anda de gira, nunca falta el periodista que pregunta por el capitán general, más aún ahora que acaba de ser homenajeado en un acto público.
El profesional de turno era de la BBC Mundo. Y la respuesta la conoció todo el planeta: Constanza Cea, encargada de medios internacionales de la presidencia, se abalanzó sobre la cámara y dio por termina la entrevista con la anuencia de Piñera. "Usted puede formular todas las preguntas, pero se me acabó el tiempo", afirmó.
Para peor, de vuelta en suelo criollo, Su Excelencia (acompañado de todo su gabinete) le dijo a la prensa local que no contestó el asunto porque los problemas de Chile se discuten en Chile y no en el exterior.
"No hay que confundir libertad de expresión con libertad de información y sobre todo el derecho a la información. El presidente, al negarse a contestar y, más aún, sus asesores o guardias de seguridad al violentar el micrófono, están violando claramente este derecho. Piñera no tiene noción de Estado, sólo sabe de cuestiones financieras y desconoce lo que son los derechos humanos", señaló a Cambio21 versión digital el sociólogo Manuel Antonio Garretón.
A su vez, el analista Cristóbal Bellolio atribuye esta situación "al ámbito de la torpeza política. Hay un viejo principio que dice que ´nunca la atribuyas a la maldad lo que puede ser atribuido por la estupidez´. Yo no creo que haya una mala intención a la hora de evadir temas que están vinculados a Pinochet, tomando en cuenta es de los pocos políticos de derecha que tiene una respuesta redondita para salir jugando".
"Se alarmaron de manera bastante infantil, mostraron poca consistencia y poco convencimiento en los actos propios. Trataron de salvar a Piñera casi con el miedo como si la fuera a embarrar otra vez. Y lo que es fatal, en el entorno del presidente se instaló la idea de las Piñericosas, debido a sus constantes desatinos y salidas de libreto y de madre. Por eso que hay muchos en La Moneda que sostienen que es mejor que el mandatario hable lo menos posible. Como dice el refrán, los cuidados del sacristán van a matar al señor cura. Y acá claramente el remedio fue peor que la enfermedad", explicó el académico en diálogo con este medio.
Pero a no tomarlo tan seriamente. El comentarista internacional Ricardo Israel toma este episodio como algo "anecdótico" e "incomprensible". El abogado expresó a este semanario que "uno entiende que si entrevistan al presidente es para preguntarle por Chile, no por el mundo. Si hubiera dicho en Brasil (en el marco del encuentro Río +20) lo que dijo en Santiago no hubiera pasado nada. No entiendo la reacción. Ahora, Chile no es tan importante como para que esto deje ser sólo una anécdota".
No podía quedar afuera el columnista de El Mercurio, Carlos Peña. En su opinión, el bochorno "muestra uno de los conflictos centrales del gobierno: la contradicción entre lo que piensan en materia de derechos humanos los sectores que lo apoyan y la opinión que el propio Piñera ha mantenido siempre en ese materia".
La guinda de la torta: Piñera trató al fallecido dictador como "presidente Pinochet". ¿Lo habrá pensado así?
En qué quedamos
El 22 de septiembre de 2011, el mandatario se dirigió a la Asamblea General de las Naciones Unidas, lugar donde dijo lo siguiente: "En las últimas semanas han sido miles los jóvenes chilenos que han salido a las calles a manifestarse en favor de una causa noble, hermosa y legítima como es una educación de calidad para todos, que les permita ser protagonistas y no meros espectadores de esta sociedad del conocimiento y la información".
Transcurrió menos de un año, en rigor, nueve meses, y el jefe del Ejecutivo se manifestó en la Cumbre del G20 de México, nación en el que los universitarios también se han manifestado en las redes sociales y en protestas ciudadanas.
"Recordemos que los principales dirigentes de este movimiento pertenecen al Partido Comunista y ellos tienen una visión de la sociedad que es muy distinta a la visión de la sociedad que tiene este Presidente. Están muy influidos por ideas que a mí modo de ver son equivocadas", expresó a la cadena Televisa.
El rechazo hacia estas palabras se escuchó de Arica y Magallanes. No obstante, para Cristóbal Bellolio, "prefiero que diga algo que a todos nos suena bastante más honesto que algo que hace un año nos parecía extraño. Es evidente que existen visiones ideológicas profundas entre este gobierno y los líderes juveniles. No me parece que sea malo que lo diga. Al contrario, es primera vez que desde la UDI hasta los economistas de la Universidad de Chile le encuentren toda la razón".
"Lo que no es acertado es decir que esto tiene que ver con la influencia del PC -agrega-. Al movimiento estudiantil lo mueve una serie de principios y paradigmas que, como el mismo presidente ha dicho, son legítimas, aunque considera que son equivocadas. Hay una manera de entender la política que busca retroceder el Estado Subsidiario impuesto por Jaime Guzmán en la dictadura y que representa a mucha más gente. Es un reduccionismo bastante simplón, porque es fácil internacionalmente vincular al PC con la mala imagen que tienen".
Veremos si las críticas hacia la izquierda se incrementan luego que la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados concluyera que un grupo de universidades privadas, entre ellas, la U. del Desarrollo, fundada por dos ministros de su gabinete, Joaquín Lavín y Cristián Larroulet, habían lucrado con la educación.
Lento, pero seguro
Entre tanta vorágine informativa, Paraguay hizo noticia con el derrocamiento de su presidente Fernando Lugo por parte del Congreso de ese país que lo acusó constitucionalmente por mal ejercicio de sus funciones.
Ante tal suceso, se esperaba que Piñera, férreo opositor de las dictaduras, manifestara su opinión frente al tema. ¿Qué ocurrió? No sólo se demoró casi dos días en hablar, sino que cuando lo hizo solamente declaró que "se debía respetar el debido proceso"
Por el contrario, su par argentina, Cristina Fernández, la condenó y tildó el juicio político como "golpe de Estado". Hugo Chávez, en tanto, comparó esta destitución con la del hondureño Manuel Zelaya. "Así son las burguesías de la región: gritan democracia y la van apuñalando". Evo Morales, presidente de Bolivia, no se quedó atrás y advirtió que su país "no reconocerá un gobierno que no surja de las urnas y el mandato del pueblo".
En Chile, el senador de la comisión de Relaciones Exteriores, Jorge Pizarro (DC), pidió que el gobierno chileno sea "más proactivo" y explicó que la medida de llamar a consulta al embajador es acertada, "pero ahora hay que actuar a nivel de Unasur para buscar medidas que permitan retomar la institucionalidad en Paraguay".
Que quede en acta, la pasividad del mandatario fue defendida por Ricardo Israel: "En los temas internacionales, Piñera ha sido un continuador de las políticas de la Concertación. No hay ningún cambio. Unasur reaccionó con mayor velocidad que otros órganos regionales, porque casi todos los presidentes estaban en Río cuando ocurrió esto".
A su juicio, el gobierno anterior "hubiera actuado igual, porque Chile nunca ha hecho el esfuerzo de asumir los liderazgos regionales, a excepción que sean temas económicos, lo cual también es una continuidad a lo que se venía haciendo. Además, probablemente quieren mantenerse sin enemistades en la región, a la espera de lo ocurra en La Haya (demanda marítima de Perú)".
Lo único que falta es que a Piñera se le ocurra romper relaciones con Paraguay. Como ya lo hizo con la oposición después de llamar al diálogo... Sería demasiado.
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