Cuando el trabajo no alcanza para vivir
Finalmente, recurriendo por segundo año consecutivo al veto presidencial, se aprobó un reajuste del salario mínimo de $11.000, pasando de $182.000 a $193.000. Según las autoridades, el alza es precisa para mantener los indicadores macroeconómicos en orden, en especial la mantención del crecimiento del empleo, sobre todo con el nuevo escenario de crisis externa. Se plantea como positivo para los hogares, pues es mejor tener trabajo a no tener nada y se argumentó como irresponsable solicitar ajustes más altos, pues hubieran puesto en peligro a la economía en su conjunto, aunque no exista ningún estudio oficial que dé cuenta de la relación negativa entre aumento de salario mínimo y empleo en épocas de alto crecimiento económico.
Por otro lado, informes del Banco Central al parecer están dando avisos de ciertos peligros que generarían los efectos de la crisis externa en los equilibrios macroeconómicos, y cuando de estos desequilibrios se trata, los hogares vuelven a ser agentes económicos de relevancia y, esta vez, sí se da información clave de ellos. El último Informe de Estabilidad Financiera del Banco Central señala, como preocupante, el aumento —a marzo del 2012— del 7,3% del endeudamiento total de los hogares —que es más alto que el promedio de los últimos años—, donde destaca el aumento del 20% de endeudamiento por crédito automotriz, el 12% de crédito bancario, y el estancamiento del número de hogares endeudados en casas comerciales (lo cual, da cuenta, que esto no se trata de un consumismo por endeudamiento).
El mismo informe destaca también, el aumento de la morosidad de pago bancaria de más de 90 días, por medio de su indicador de cartera vencida (ICV). También aumentó la morosidad en casas comerciales.
El informe destaca además que la deuda financiera de las empresas registradas en la SVS aumentó durante los últimos años, alcanzando un valor de 0,71 veces el patrimonio, lo que está ligeramente por sobre su promedio histórico (0,66). Existen sectores cuyos niveles de endeudamiento se han incrementado por sobre su promedio histórico. Entre ellos destacan construcción, consumo, servicios sanitarios y gas, transporte y servicios marítimos.
Al estar en una economía que funciona bajo la lógica de salarios de entrada para el endeudamiento y de esa manera seguir el proceso de circulación y crecimiento del Gran Capital, seguiremos observando paradojas como la de hace algunas semanas, donde Paulmann en Nueva York inauguraba su participación en la Bolsa de la ciudad con una ganancia de US$ 500 millones. Y son, justamente, los bajos salarios endeudados los que permiten que empresarios como él vayan a Nueva York a tocar la campanita como parte de las 4 empresas con resultados positivos del día y ser la empresa chilena de más alta cotización en la bolsa.
Por lo tanto, los riesgos están a la vista, si decrece la actividad económica, afectaría directamente a los empleos asociados al sector exportador, pero afectaría más fuertemente de forma indirecta a otras actividades intensivas en mano de obra, como construcción, comercio y servicios, justamente las que son más dependientes de la demanda interna de los hogares y están más expuestos a shock de morosidad de estos. Las empresas del sector inmobiliario, también han aumentado su endeudamiento por sobre sus niveles históricos, lo cual haría más delicado una reducción de la demanda de los hogares sobre todo con el aumento actual de los precios en ciertos sectores de Santiago.
Pero, tales conclusiones tienen una pregunta previa que responder ¿Por qué ha aumentado la morosidad de los hogares, si desde el gobierno hasta el Banco Central, han declarado que los salarios han aumentado de forma sostenida?
El mismo informe del Banco Central señala que el endeudamiento de los hogares ya llega al 60% sobre el ingreso disponible y cercano al 100% de la masa salarial. Es decir, para gran parte de los hogares la totalidad de sus salarios se va en deuda, sea esta bancaria, automotriz, hipotecaria o comercial. Lo mismo sucede con los sectores económicos de empresas que en parte se sostienen de este endeudamiento. El diferencial entre ingreso disponible y la masa salarial se debe a ingresos no salariales, como transferencias del estado, rentas por capital, patrimonio, herencia, etc. Por lo tanto, para gran parte de los hogares que sólo viven del salario, la deuda corresponde al 100% del ingreso disponible.
El Informe de Política Monetaria (IPOM) plantea que “el crecimiento de los salarios sigue constituyendo un riesgo importante considerando la situación de estrechez del mercado laboral” y que los salarios nominales han aumentado entre un 6% y un 7%. Según el INE, los salarios reales han aumentado en un 2,3% promedio durante el 2011, aunque el IPC de los alimentos lo ha hecho en un 9,8% según FAO (por lo tanto, para algunos hogares, su poder adquisitivo ha disminuido). Aún más, este aumento real está sobre determinado por los salarios de los “asalariados de cuello blanco” como por ejemplo, los gerentes generales de las grandes compañías y los directores de las 40 principales empresas del IPSA quienes tuvieron incrementos reales en sus remuneraciones de más de un 15%.
Es decir, se observa cierta paradoja en los informes oficiales del Banco Central, ya que el eslabón débil de nuestra economía, (además de los efectos inmediatos en el sector exportador), sería el shock de no pago de deudas de consumo internas, directamente relacionadas con el endeudamiento de los hogares. Pero el Banco Central, luego de que nos plantea el aumento del endeudamiento y de la morosidad de los hogares, recalca que los salarios están aumentando de forma “riesgosa”. Lo cual se podría interpretar como que los hogares gastan por “gusto” más de lo que tienen, debido a un “mal manejo” financiero.
¿Es real el mal manejo financiero de los hogares si el salario mínimo actual solo alcanza para cubrir un 66% de la línea de pobreza familiar? Según la Encuesta Nacional de Salud y Trabajo (ENETS) el 55% de los trabajadores no calificados informales no les alcanza su salario para sus gastos básicos y regulares, seguido del trabajador no calificado formal con un 40%. De esa población que no les alcanza para cubrir sus gastos básicos, el 55% que cuenta con tarjeta de crédito, ya sea de banco, centro comercial o supermercados, la utiliza para cubrir tales gastos.
En un país que ha crecido 5% como promedio anual los últimos 22 años y que cuenta con un Producto Interno Bruto (PIB) per cápita ajustado por paridad de poder de compra de US$ 17.222, toma relevancia para enfrentar los potenciales impactos de la crisis y reducir los enormes niveles de desigualdad, un aumento importante del salario mínimo y de los salarios medios del país. El crecimiento del endeudamiento y de la morosidad, no dan cuenta de un desenfreno consumista, ya que a gran parte no le alcanza para sus gastos básicos y regulares, sino que más bien de un desconocimiento del valor real del trabajo de millones de chilenos.
Al estar en una economía que funciona bajo la lógica de salarios de entrada para el endeudamiento y de esa manera seguir el proceso de circulación y crecimiento del Gran Capital, seguiremos observando paradojas como la de hace algunas semanas, donde Paulmann en Nueva York inauguraba su participación en la Bolsa de la ciudad con una ganancia de US$ 500 millones. Y son, justamente, los bajos salarios endeudados los que permiten que empresarios como él vayan a Nueva York a tocar la campanita como parte de las 4 empresas con resultados positivos del día y ser la empresa chilena de más alta cotización en la bolsa.
Mientras tanto acá, el Banco Central insiste en que los hogares chilenos han aumentado sus ingresos, pero no están pagando sus deudas, las mismas que tienen a Paulmann colonizando Colombia y Perú, y tienen a millones de chilenos ocupando el 100% de su trabajo en pagar sus deudas. ¿Tu trabajo vale? o ¿te endeuda?
FUENTE:EL MOSTRADOR
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