lunes, 30 de julio de 2012

Reportaje

Atrapen los millones, porque el gasto electoral vuelve a ser tema. Académico de la UDP dice que el actual sistema es “malo, poco transparente y no fiscaliza”

Por Luis Casanova R.
Mientras el discurso público de los políticos se refiere a la necesidad de transparentar el dinero que se usa en las campañas, a la hora de legislar los parlamentarios optan por el statu quo y no avanzar con este debate. Candidatos apelan a la creatividad para reunir fondos y prometen mostrar por internet los donativos y costos de sus respectivos trabajos territoriales. ¿Cumplirán?
A sólo horas del término del plazo legal para la inscripción de candidatos a alcaldes y concejales en el Servicio Electoral, y mientras se debate en el Parlamento la fecha final en la nueva ley de primarias obligatorias para todos los partidos y coaliciones, nuevamente el tema del financiamiento monetario de las campañas vuelve a salir al tapete.

El primero que se refirió a este fundamental ítem fue Marcelo Trivelli, ex militante de la Concertación que fue sondeado por el PRO de Marco Enríquez-Ominami para competir por el municipio de Santiago. El ex intendente se negó a seguir adelante por el alto costo que involucraba medirse ante la maquinaria territorial de Pablo Zalaquett (UDI) y Carolina Tohá (PPD). Incluso habló de una cifra cercaba a los 500 millones de pesos, lo que calificó de "inmoral".

Sea cuestionable o no, lo concreto es que los candidatos, a veces, se gastan lo que no tienen en propaganda, solicitan créditos bancarios con varios ceros a cuestas y reciben en algunos casos (la mayoría) el apoyo de donadores (conocidos y desconocidos) provenientes del mundo empresarial.

Es así como lidera el ranking de los políticos más gastadores el ex senador Carlos Bombal (UDI), quien en la campaña de 1997 por Santiago Oriente dilapidó entre 14 y 16 millones de dólares para derrotar al hoy ministro de Defensa, Andrés Allamand (RN), en esa época el principal líder de la "derecha liberal" que aspiraba a representar a la Alianza en el proceso de 1999.

En aquella oportunidad, nunca se supo de dónde vinieron los recursos, ni tampoco quiénes fueron los financistas. El asunto es que para ganar esa emblemática contienda se dejó el alma y las billeteras en la calle.

Como sea, el tiempo avanzó y el auge de las redes sociales e internet provocó que el ojo ciudadano pudiera el acento en la primera vuelta presidencial de 2009. Acá el abanderado DC Eduardo Frei admitió que tuvo que pedir un millonario préstamo en un banco, lo que sumado a lo recaudado por su comando, sumó una declaración de gastos que llegó a los $3.171.939.680.

A su vez, Enríquez-Ominami entregó al Servel la suma de $1.505.644.193, dinero aportado por el inversionista ex GAP Max Marambio y diversos créditos y aportes de privados. Lo curioso es que en algunas crónicas periodísticas de la época se hacía mención a que el "meísmo" juntó cerca de 4 millones de dólares, es decir, 2.180 millones de pesos (tipo de cambio de 545 pesos por dólar).

En el cara y sello, Jorge Arrate (PC) invirtió $167.269.805 y Sebastián Piñera (RN) $5.083.945.921.

Dato útil: el Servel definió como tope de gasto la cifra de $5.086.797.265. En tanto, para el mes que duró la campaña de la segunda vuelta el monto se redujo a $1.695.599.088.

Un mal sistema

Pero no todo es pérdida para los candidatos, dado que la legislación chilena autoriza la devolución de dinero de acuerdo a la cantidad de votos obtenidos en los comicios, seas estos presidenciales, parlamentarios o municipales.

Las preguntas brotan espontáneas: ¿Qué sucede mientras dura la campaña? ¿Son legales las donaciones que se realizan en este lapso? ¿Basta con que la ley divida las donaciones entre anónimas, reservadas o públicas de acuerdo al monto que se entrega?

El director del Instituto de Investigación en Ciencias Sociales de la Universidad Diego Portales, Claudio Fuentes, explicó en conversación con Cambio21 que "el sistema de financiamiento electoral que tenemos es muy malo. Primero, es poco transparente, porque la opinión pública no sabe quién está financiando la campaña y a quién. Es más, sólo el 5% de las donaciones privadas se sabe del origen del donatario, porque ellos mismos las hacen públicas".

"En segundo lugar -continúa-, no hay fiscalización. El Servel no tiene la autoridad ni la capacidad de inspeccionar los gastos. Y en tercer término, la definición de gasto electoral es muy laxa, porque se usa cuando se incentiva a votar por alguien, pero si se pone una foto de Juan Pérez sólo con el nombre, eso no es considerado como gasto electoral cuando se trata en verdad de un rostro conocido".

Sin embargo, para el académico es mucho más grave que "no se regule la labor de los incumbentes, es decir, de los actuales alcaldes que están en este minuto desarrollando muchas iniciativas de pavimentación y de informar a la ciudadanía sobre lo que están haciendo. Y eso es campaña encubierta".

Fuentes niega que la tendencia de hoy sea que los propios candidatos, en eras de la transparencia, muestren cuánto invierten. "La ley establece un administrador que tiene que informarle el Servel de cuál fue su gasto. El problema es que el Servicio Electoral recibe y busca si hay un match (equivalencia) entre los ingresos y los egresos. Y obviamente, todos presentan números que cuadren. El tema es que hay cero control respecto de si las boletas o facturas que se dan fueron usadas para eso", acusa.

Estancados

Como era de esperar, en el Congreso Nacional poco se ha avanzado en esta materia. Lo más reciente fue una noción presentada por el diputado socialista Carlos Montes, texto que en palabras simples busca "transparentar absolutamente el financiamiento de las campañas y de la actividad política".

En opinión del parlamentario floridano, "los avances del país en materia de acceso a la información no se han replicado en la legislación electoral. Hoy los chilenos no saben quiénes financian a los candidatos, al tiempo que el límite de gasto originado con la inscripción automática es escandaloso".

Los cálculos van en serio: con el aumento del padrón de votantes se anticipa que hacer campaña en varias comunas del país costará cerca de 200 millones de pesos. Mientras que para la elección legislativa de 2013, en las dos circunscripciones de Santiago, el límite rondará por los 1.500 millones de pesos (3 millones de dólares).

¿En qué topamos entonces? "Todo está estancado. No hemos logrado ejercer presión sobre la comisión de Gobierno Interior. He hablado harto con su presidente (el RN Germán Becker) para que lo ponga en tabla en la primera sesión de agosto, pero se corre", alega Montes en diálogo con este medio.

"Más que el gobierno, es la derecha que es súper sectaria cuando preside comisiones. Ellos no ponen las nociones como prioridad cuando son mandadas por los parlamentarios de oposición", insistió.

Para aclarar las dudas, en el sitio web de la Cámara Baja se informa que en la sesión del 12 de julio pasado se presentó el proyecto en primer trámite constitucional, para luego pasar a comisión de Gobierno Interior. Después, en las convocatorias del 17 y 31 de julio, se establece continuar con el análisis de una iniciativa legal que "perfecciona el rol fiscalizador del concejo, fortalece la transparencia y probidad en las municipalidades; crea cargos y modifica normas sobre el personal".

Por su parte, desde la Corporación de al lado, la única declaración de buena voluntad provino de Hernán Larraín (UDI) y Soledad Alvear (DC), senadores de la Comisión de Constitución.

En el marco de un proyecto de ley de partidos políticos (proveniente del Ejecutivo) que profundiza los derechos de participación e información de los militantes y la obligación de transparencia a través de sus sitios web, los dirigentes señalaron que por mucho que esta reforma sea financiada por el Fisco, lo que de por sí es "impopular", se permitirían "no sólo ganar independencia y autonomía, sino que también asegurar control ciudadano y el de organismos públicos competentes".

Creatividad

Entrando al área chica del financiamiento de las campañas, en la arena presidencial ya se han perfilado algunas modalidades de inversión y recopilación de fondos para el trabajo en terreno que ya se está dando en diversas zonas del país.

Por ejemplo, en un entretenido debate de precandidatos realizado en el edifico de la Telefónica, el alcalde DC Claudio Orrego, que está recorriendo el país por tierra a bordo de una casa rodante y con el eslogan "Chile te quiero feliz", mostró su declaración de impuestos y desafió a sus rivales a publicar su declaración de patrimonio por internet.

En la misma tónica, la senadora del mismo partido, Ximena Rincón, prometió dar a conocer por la web la forma en que juntará el dinero para lanzar su trabajo en terreno.

A su turno, el economista independiente Franco Parisi dijo que cobra entrada en sus actos de campaña y que no quiere recibir ningún aporte de los privados. Es más, cuando comience la recolección de firmas para oficializar su postulación el 2013, cada chileno tendrá que pagar por este trámite en la notaría.

"Prefiero deberle favores a la gente en vez de deberle favores a los partidos políticos y a los grupos empresariales", repite el profesional cada vez que puede.

Los "Catapilcos"

Para finalizar, los "villanos invitados" de la próxima elección municipal, los candidatos a alcalde Patricio Herman (ChilePrimero) e Iván Mlynarz (PRO), salen a enfrentar las críticas sobre la forma en que harán caja para sus respectivas campañas.

Herman, presidente de la fundación "Defendamos la ciudad" y competidor por Santiago, indicó a este semanario que desde que su nombre salió al ruedo "lanzaron la jauría de perros para amenazarme, inhibirme y asustarme" y que, en materia de financiamiento "somos muy transparentes y enfermos de diáfanos, al extremo que tenemos contemplado gastar entre 25 y 28 millones de pesos, que es la plata que el Estado nos va a devolver".

"Si alguna empresa entrega aportes, lo cual dificulto dado que ellas financian a los políticos regalones de la Alianza y la Concertación y porque nosotros nos consideramos contestatarios al sistema, lo primero que vamos a hacer es publicitar esa estrega de dinero", agregó.

Negando de plano que su comando pueda recibir donativos de sectores de derecha que apostarían a dividir la votación de la centro-izquierda, Herman apuesta a la independencia ideológica. "Somos ciudadanos y queremos terminar con el baile de fantasía con el que hemos estado regidos desde 1973 en adelante".

Mlynarz, en tanto, aparte de cuestionar las repostulaciones del DC Gonzalo Duarte y del UDI Rodolfo Carter (alcalde en ejercicio), confirmó que "nuestro sitio web informará todos los ingresos y egresos", por lo que "esperamos que los otros dos candidatos sean tan transparentes como nosotros".

"Si las elecciones las ganaran siempre los que tienen más plata, la derecha habría ganado todas las elecciones, desde el plebiscito del 88 en adelante. Y no ha sido así, porque los chilenos somos responsables al elegir, no estamos en venta", afirmó a esta redacción el ex timonel de la Fech.

Veremos si lo entienden los vecinos, por lo general, electores muy dados a sumarse a la mayoría y recordar los carteles en vez de las ideas cuando se encierra en la cámara secreta.

FUENTE:CAMBIO21

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