sábado, 7 de julio de 2012

La última locura de Carlos Larraín: pelearse con el gobierno y dejar plantada a la UDI. Qué tanto si no es la primera vez...

Por Guillermo Arellano
Delante de los periodistas el timonel de RN se luce. Se tira los pelos, se autobromea, dice que hay gente de RN que "atornilla al revés", se pone zapatillas y se mandó un "iiiiiii" al mejor estilo de Stefan Kramer imitando al alcalde Pablo Zalaquett. ¿Algo más?
A esta altura ya no es noticia el temperamento y personalidad del senador y presidente de Renovación Nacional, Carlos Larraín. Su estilo medio campechano y de buen humor, combinado con la dureza con la que defiende sus postulados ante propios y ajenos, lo han transformado en uno de los personajes políticos más destacados del país.

Conocidas fueron sus peleas con Joaquín Lavín y Francisco de la Maza cuando él las ejercía de concejal de Las Condes y encargado de finanzas de RN y los conspicuos militantes de la UDI eran los alcaldes. Con el primero tuvo su revancha al financiar parte de la campaña senatorial de Francisco Chahuán en la Quinta Región Costa, lo que fue considerado como la más dolorosa derrota del gremialismo en el último proceso 2009.

En cambio, con el segundo, por ahora, prima la paz, dado que la vida de Larraín se debate entre la agitada agenda legislativa de Valparaíso y lo que sucede en la región de Los Ríos, lugar al que llegó tras ser designado en reemplazo de Andrés Allamand cuando éste fue nombrado ministro de Defensa. Eso sí, para el recuerdo quedó esta frase: "De la Maza no tiene buen gusto y cree que los refrigeradores son bonitos".

La última locura de "don Carlos" (como le dicen en RN) o "tío Carlitos" (como lo apodan peyorativamente en la UDI) tiene que ver con la molestia que hace rato sostiene con el gobierno de Piñera, mandatario que pertenece a Renovación Nacional, pero que al parecer le hace el juego a las presiones que provienen del gremialismo, entidad que por tener una abrumadora mayoría en la Cámara de Diputados ejerce una presión en diversos temas que entrampa la agenda más moderna que proclaman sus colores.

Como pruebas están la reforma tributaria, el salario mínimo de 200 mil pesos, la reforma al sistema binominal e incluso la selección de candidatos a alcalde en las comunas que están en su circunscripción, base de la próxima campaña senatorial que podría dejarlo sin cargo a partir de 2014 si no mejora la votación, dado que la UDI, era que no, le pondrá todas las fichas a su candidato de turno.

Tan desatado anda el ex edil, que el acuerdo que firmó con su par DC Ignacio Walker sobre los cambios al sistema político, léase el binominal y el semipresidencialismo, son apenas pelos de la sopa en cuanto a sus movidas estratégicas. De hecho, desde que Piñera llegó al poder que habla de la creación de una especie de federación de partidos de centro-derecha, con la inclusión de la Democracia Cristiana, el Partido Radical, el PRI y el que venga. Y claro, la UDI nuevamente se opuso.

Delante de los periodistas se luce. Se tiró los pelos en una entrevista concedida a "The Clinic"; se autobromeó como "nombrado" en vez de designado en "Mentiras Verdaderas" de La Red; dijo sin pelos en la lengua en Cambio21 que hay gente de RN que "atornilla al revés", porque desde La Moneda operaban y monitoreaban las reuniones que trajeron de vuelta al "piñerismo"; se puso zapatillas deportivas y clavó (con ayuda) una pelota en un aro de basquetball en el lanzamiento de su campaña para reelegirse en la testera de RN; se mandó un "iiiiiii" al mejor estilo de Stefan Kramer imitando al alcalde Pablo Zalaquett y aseguró que al ministro de Hacienda le cuesta un "moco de pavo" subir el salario mínimo a 200 mil pesos.

Debe ser uno de los pocos que es capaz de pedirle explicaciones al presidente cara a cara y, sin rodeos, se atreve a dejar plantado a la UDI en su Consejo Directivo Ampliado. Afirma que está "tostado", pero que "esta tostada es superficial y que se pasa", por lo que en los próximos días lo veremos nuevamente al ataque con sus reuniones con la DC y con el último intento por mejorar el sueldo mínimo en el Senado.

En parte tiene a los liberales de su lado, sobre todo por el binominal y porque uno de los representantes de esta facción en su mesa directiva, el diputado Cristián Monckeberg, en posturas valóricas se ha mostrado cercano a la línea larrainista, como por ejemplo, en la entrega de la píldora del día después en los consultorios.

¿Su futuro? Mantener la senaturía, ya sea en Valdivia o en Magallanes, lugar donde posee millonarias inversiones, sólo superadas por el Parque Pumalín (de Douglas Tompkins) y el Parque Tantauco (de Sebastián Piñera) en el sur del país; preparar la plataforma presidencial de RN para la aún poco clara y tibia candidatura presidencial de Allamand; y mantener en pie la iucha con sus socios chúcaros de la UDI.

No hay dudas, con un gobierno que lucha desesperadamente por hacerse creíble ante el ojo ciudadano, nada peor que tener a Carlos Larraín de enemigo. No vaya a ser cosa que de enojado pase a tostado y de ahí a quemado. Quizás, los tiempos más violentos están por venir.

FUENTE:CAMBIO21

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