El Binominal: la partícula de Pinochet
El mundo ha quedado impactado con el descubrimiento del Bosón de Higgs, la llamada “Partícula de Dios”; una metáfora que busca ilustrar los límites de la Física de hoy.
En el mismo día que fue anunciado este descubrimiento, se rechazó el intento de modificar el sistema electoral por la vía de poder aumentar la cantidad de diputados, probando esa capacidad del Binominal de sobrevivir a cuanto ataque reciba.
Más aún, ese mismo día se conoció el testamento de Pinochet, que dejó 26 millones a sus familiares directos. Al sistema político y a todos los chilenos nos dejó su creación más perfecta: el binominal.
Ocupando otra metáfora física, el Sistema Binominal es un Perpetuum Mobile, que contradice la segunda ley de la Termodinámica, ya que por la vía de los altos quorums que requiere para su cambio y lo conveniente que es para muchos actuales parlamentarios, logra perpetuar su existencia a lo largo del tiempo.
Este sistema electoral es prácticamente único en el mundo, y como señaló en su momento Arturo Valenzuela, rompe una antigua tradición de multipartidismo reduciendo el sistema político a dos coaliciones a las que se les asegura tener prácticamente la mitad de parlamento y por tanto negociar las leyes fundamentales, con el resto de los actores sentados en la gradería mirando.
Es ya conocido que la UDI es altamente favorecida con el sistema binominal, pues tiene al menos 15 diputados de regalo en comparación a su peso electoral. Pero no es el único partido ganador en esta fórmula. Al Partido Socialista, en su actual filosofía, le es altamente conveniente también.
Si fueran otros los tiempos, la declaración de algún coronel UDI que no es prudente seguir discutiéndole y la oposición subterránea de figuras importantes de la Concertación a su cambio, habría sido tema suficiente para que no se siguiera hablando de ellos. Pero hoy la calle manda, y la indignación nacida de la mala distribución de la riqueza y también al poder, tiene a nuestra clase política bajo amenaza, así que algo hay que hacer.
Han aparecido varias propuestas que implican cambios al sistema binominal y hay abundante literatura de las ventajas y desventajas de la democracia respecto de cada una de ellas, pero muy poca de a quienes en particular favorece o perjudica.
Escenario 1: Nada Cambia, Binominal por los siglos de los siglos
Como sabiamente avizoró Edgardo Boeninger, a la Alianza siempre le conviene el Binominal pues es un sistema que le permite mantener la llave de los cambios profundos a la Constitución, debido a los altos quórum que requieren muchas leyes. Dado el mapa político electoral, si se cambiara a un sistema con mayor proporcionalidad, la mayoría de los nuevos diputados serían de fuerzas de izquierdas o refractarias a la herencia pinochetista, y probablemente también concertacionista. Por tanto, a la derecha no le conviene en modo alguno, salvo a algún grupo de diputados liberales que piense crear un nuevo partido y dejar a Carlos Larraín y sus old boys con el timbre de RN.
Prueba de ello es que pese a que el sector liberal de Renovación Nacional votó a favor de la modificación, la propia Moneda, gobernada por un Presidente de dicho sector y por un ministro de Interior que opera políticamente con dichos diputados ni siquiera mostró asomo de querer patrocinar el proyecto. Ninguno de los diputados “liberales” quiso hacer ver el abandono que les hizo La Moneda.
Otro efecto que tiene el Binominal, es que produce incentivos claros a coludirse para bajar los costos de la competencia electoral. A manera de ejemplo, si una figura del partido A quiere ser senador y otra del partido B también, es tan sencillo como acordar que por una circunscripción va uno con un compañero de lista débil y por la otra, su aparente contendor con otro compañero débil. Salvo cambios, veremos en la próxima elección muchas figuras protegidas. Más aún, dos parlamentarios de coaliciones distintas que vayan a la reelección podrían pactar entre sí ignorar a su competencia y practicar el boxeo de payasos, mientras los otros candidatos se quedan sin participar en ningún debate. Total, en el binominal mi adversario no es mi adversario.
Es ya conocido que la UDI es altamente favorecida con el sistema binominal, pues tiene al menos 15 diputados de regalo en comparación a su peso electoral. Pero no es el único partido ganador en esta fórmula. Al Partido Socialista, en su actual filosofía, le es altamente conveniente también.
Dejar otras fuerzas de izquierda fuera del parlamento les permite tener menos competencia por la representación del sector. Por otro lado, los díscolos que suele tener dicho partido, o pactan como lo hará probablemente Sergio Aguiló y su partido MAIZ o están condenados a vagar por el limbo extraparlamentario como le ocurrió al PRO.
Si el PS cambiara su diseño organizacional y tomara una forma más democrática que le permitiera absorber las infinitas disidencias que suele tener la izquierda por su naturaleza cuestionadora, quizá otro gallo cantaría.
Dos perjudicados claros son la DC y el PC. En el primer caso su disminución del potencial electoral y las amenazas al centro que hace la Alianza le hace perder representatividad parlamentaria con el binominal. El PC debe atravesar discusiones profundas sobre su identidad con el objeto de conservar sus cupos parlamentarios. En un sistema proporcional no tendrían sentido alguno.
Escenario 2: Algo cambia, Binominal corregido
Este modelo es lo que probablemente se pretendía al modificar la cantidad de diputados. En uno de los pocos documentos escritos y presentados públicamente sobre alternativas al binominal, corresponde a una propuesta realizada en su momento por la Comisión Boeninger y que de cierta manera está recogido en el documento que realizaron RN y la DC, del que Carlos Larraín se descolgó posteriormente. Consiste en incorporar un tercer parlamentario en algunos distritos o circunscripciones muy numerosas, con ciertas reglas para que las fuerzas minoritarias quedaran representadas. También se ampliaría la cantidad de candidatos posibles, sin quedar centrados.
Este sistema favorece principalmente a la Concertación y a RN. En el primer caso porque, debido a que son 4 partidos, aminora el nivel de conflicto interno dando espacio para que lleven los candidatos que quieran y en el caso de RN, pues buena parte del tercer candidato sería de ellos.
También sería favorecido el PC, el PRO y otras fuerzas de izquierda, pues podrían poner a sus figuras en distritos donde tienen buenos resultados históricos, sin necesidad de pactar con el PC. A manera de ejemplo, con este modelo Gladys Marín habría salido elegida.
Lo paradojal es que perjudica a aquellos parlamentarios incumbentes que salieron con poca diferencia de votos, pues le introduce más competencia, y por tanto más riesgo de perder por una mayor dispersión de votos.
Escenario 3: Desordenando las piezas: uninominal puro
Es muy difícil hacer una predicción, porque para aplicar este sistema se requeriría hacer un redistritaje, que es construir nuevos distritos electorales. En algunos casos será imposible, como en el caso de La Florida o Santiago, donde el distrito corresponde a una misma comuna.
Una manera de aproximarlo puede ser el resultado de la elección de alcaldes, donde la UDI, como partido, obtuvo una votación similar a la que obtuvo como diputado. Si tomamos los porcentajes de alcaldes que obtuvo cada partido en relación a su votación, se parecen entre si mucho más de lo que ocurre en el binominal.
Con ese análisis, el gran perdedor es la UDI, pues bajaría enormemente su cantidad de diputados. Pero también en grado menor pierden el PPD y el PS.
Lo interesante en este caso es que la cantidad de independientes elegido fuera de los partidos políticos se dispararía. Con este ejercicio pasaría de los 2 actuales a 13, y probablemente, dependiendo de como queden los distritos, muchos líderes locales que no tienen vinculación con los pactos tradicionales, mirarían con otros ojos una posible postulación. El Congreso que tendríamos sería más propio de un reality, lo que no necesariamente es perjudicial para la democracia.
Escenario 4: Desde el laboratorio de Pepe Auth
El sistema propuesto recientemente por el diputado Auth, que consiste en elegir los diputados con un criterio regional, se acerca algo a los sistemas europeos. En la práctica implicaría establecer un nivel mayor de multipartidismo y se favorece principalmente a los partidos más cercanos al centro político.
Lo curioso es que no afecta la existencia de coaliciones, pues el sistema presidencial de segunda vuelta obliga a éstas para poder formar gobierno. Suena muy bien, entonces.
Pero también tiene interesados. Las figuras con mayor presencia en los medios serían claramente beneficiados en relación a parlamentarios de distritos más apartados, con mayor cercanía con sus comunidades, pero con menos presencia en los medios regionales. Por otro lado, la existencia de varias regiones con muy pocos diputados haría que se mantuviera en el parlamento buena parte del propio Binominal, siendo un cambio leve, que por ello sonó atractivo a los ojos de los defensores declarados y ocultos del Binominal.
FUENTE:EL MOSTRADOR
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