Los Matte son tan ciudadanos como los habitantes de Freirina y al igual que ellos aprendieron que las buenas formas no sirven con un Gobierno que no anticipa conflictos y que sólo actúa ante la barricada, la protesta, la presencia de los medios, y no los argumentos presentados. Si un puñado de ayseninos logra hacer tambalear a La Moneda, ¿por qué no ellos?
En un hecho esencial, Colbún anunció que recomendaría a HidroAysén postergar el ingreso del Estudio de Impacto Ambiental de la línea de transmisión del polémico proyecto hidroeléctrico, pese a que éste está aprobado. El golpe se sintió profundo en el Gobierno, tanto así que en una declaración indicó que era un conflicto entre privados, insinuando un desentendimiento con sus socios italianos de Endesa en el proyecto HidroAysén.
Lo realmente sabroso en el hecho esencial es la primera razón que da: “mientras no exista una política energética que cuente con amplio consenso y que otorgue los lineamentos de la matriz energética que el país requiere, no están dadas las condiciones para desarrollar proyectos de esta magnitud y complejidad”. O sea, dicho en crudo, el sistema político no da garantías para el desarrollo de la línea de transmisión, pese a que el Gobierno invirtió su capital político en gestionar la aprobación de las represas de HidroAysén, y que el proyecto de la línea, por ser interregional, no requiere ordenar seremis díscolos ni mandar Fuerzas Especiales u operadores políticos para proteger a intendentes y garantizar que se apruebe lo que La Moneda quiere.
Por vez primera, el reclamo de la familia Matte se parece al de los ecologistas y detractores de los proyectos energéticos que dicen también que el país no cuenta con un proceso de evaluación ambiental que sea imparcial y que no tiene una política energética definida. ¿Finalmente Colbún le encontró razón a todos ellos y los veremos conversando con los principales opositores para formar un frente común por una matriz energética sensata?
La verdad que en Chile son más los proyectos energéticos que se aprueban que los que se rechazan y el nivel de conflictividad es mucho menor que el de otros países latinoamericanos. Por eso, la cantidad de megas y proyectos polémicos aprobados en el último tiempo contradice el argumento del hecho esencial de Colbún.
¿Por qué entonces el reclamo? El origen está en Barrancones, donde una serie de protestas ciudadanas, en el peak de popularidad de Piñera postmineros, hicieron que el gobierno operara para que se bajara el proyecto por miedo a que la ciudadanía los golpeara en las encuestas. Después han venido una seguidilla de protestas ciudadanas ligadas a conflictos con empresas como lo de Punta Arenas, Freirina o Pelequén, o contra políticas económicas sectoriales como el conflicto del gas de Magallanes, donde el Gobierno ha terminado cediendo y reconociendo en palabras del propio Presidente la poca habilidad para adelantarse a situaciones de este tipo.
¿Por qué entonces la familia Matte coloca esta barricada? Porque se da cuenta que el tema energético es otro de los tantos espacios donde el Gobierno es débil.
Vale la pena recordar que el reclamo de los habitantes de Freirina viene desde octubre de 2011, y que el Gobierno sólo actuó ante la toma del camino y las consecuencias imprevisibles que tenía el aislamiento de la planta de Freirina, descrito gráficamente por el Ministro Mañalich que hasta mencionó canibalismo entre los cerdos.
Los Matte son tan ciudadanos como los habitantes de Freirina y al igual que ellos aprendieron que las buenas formas no sirven con un Gobierno que no anticipa conflictos y que solo actúa ante la barricada, la protesta, la presencia de los medios, y no los argumentos presentados. Si un puñado de ayseninos logra hacer tambalear a La Moneda, ¿por qué no ellos? En una sociedad son absolutamente normales los conflictos entre ciudadanos y grandes proyectos energéticos. La razón es que las externalidades que producen dichos proyectos suelen estar sobrecargadas hacia las comunidades locales, mientras que los beneficios son para sus propietarios o para otros actores de la sociedad. Esto está ampliamente descrito en la literatura económica y en el gobierno pasado, el Ministro Tokman intentó corregirlo con un proyecto de ley que obligaba a las empresas a pagar un impuesto local asociados a la cantidad de megas. Esto no prosperó, pero generó una obvia expectativa que tuvo su máxima expresión en los acuerdos a que llegó Castilla con la Familia Dominguez, quienes eran sus opositores enconados. Pero como hemos visto, no fue suficiente.
Por cierto, el Presidente Piñera en muchas ocasiones se ha referido de manera favorable a HidroAysén. Lo hizo en su campaña y cuando presentó su política energética volvió a plantearlo. Más aún, mencionó entre las posibilidades para la línea de transmisión una carretera pública y entregó en off a El Mercurio una larga descripción de un swap de energía que se encontraba negociando con Argentina. El impuesto al carbón anunciado, si bien viabiliza proyectos de Energía Renovables no Convencionales, tendrá como principal beneficiario a HidroAysén, mientras éstos no resuelvan los problemas de interconexión que los viabilicen. ¿Por qué entonces la familia Matte coloca esta barricada? Porque se da cuenta que el tema energético es otro de los tantos espacios donde el Gobierno es débil.
En los dos años de administración de Piñera ha habido cuatro ministros de Energía, todos muy capaces y dos de ellos, figuras políticas importantes en la derecha chilena. Pero también dos de ellos han salido debido a las crisis en Punta Arenas y Aysén. Crisis ambas que tienen en común que su alargamiento ha sido resultado del mal manejo de La Moneda. Y en los dos casos Piñera ha tenido que ceder, con altos costos en su imagen y sin poder capitalizar nada.
Además de ello, si bien el proyecto de la línea de transmisión es de aprobación nacional, debido a que pasa por más de 50 comunas y que sería evaluado en plena elección municipal, es probable que se convierta en tema de discusión en dicha campaña. Y el Gobierno no tiene ninguna capacidad de alinear a los alcaldes, ni siquiera a los suyos. Ese mágico recurso ocupado por la Concertación llamado Fondo Nacional de Desarrollo Regional y que fue un sistema de alta tecnología para calmar a díscolos locales, parece ahora manejado con guantes de box. La propia baja popularidad del Presidente hará que muy pocos alcaldes de la Alianza hagan campaña con fotos de Piñera y que muchos de ellos tiendan a distanciarse del gobierno. No es de extrañar incluso que algunos hasta se pongan bacheletistas, si es que quieren ganar.
Asimismo, respecto a la línea de transmisión el gobierno ha sido errático en su solución. No hay ningún proyecto serio presentado para viabilizar la carretera pública que parece ser más un sueño del Presidente que una solución real, y el swap energético con Argentina es un mecanismo económico que ningún analista serio recomendaría. El pasado de dolor en negocios energéticos con Argentina recomienda mantenerse lejos de ellos, y los propios problemas actuales del gobierno de Cristina Fernandez, centrados en la escasez de divisas y en las dificultades para el comercio exterior, son un disuasivo poderoso para la idea de intercambiar energía con el país trasandino.
Ante este esquema a la familia Matte no parece quedarle otra que salir a la calle a quemar neumáticos.
El grupo es muy influyente en la opinión pública. Son los principales aportantes en el CEP, que se ha convertido en el Areópago donde van todos los políticos a exponer sus posiciones, especialmente los candidatos presidenciales. Y por cierto, es el emisor de la principal encuesta del país, la que recientemente mostró que la ex Presidenta Bachelet tiene un 51% y que la popularidad de Piñera viene en picada hacia abajao. La actual ofensiva de videos tras videos es la clara respuesta del gobierno ante ese empellón y será el CEP el que finalmente dirá si afectó o no la popularidad de la Presidenta. Y ese peñascazo sí que duele en La Moneda.
FUENTE: EL MOSTRADOR
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