viernes, 29 de junio de 2012

Centenario del PC

Mujeres comunistas



El Partido Obrero Socialista (POS) -antecesor del Partido Comunista de Chile- fue fundado en Iquique el 4 de junio de 1912 por el obrero tipógrafo Luis Emilio Recabarren, junto a unos treinta obreros salitreros y empleados. En el acta, publicada por El Despertar de los Trabajadores, se mencionan 27 nombres. Sólo figura una mujer: Teresa Flores, entonces compañera de Recabarren.
Este suceso ocurrió cuando ya habían transcurrido muchos años de organización política y gremial. La matanza de la Escuela Santa María de Iquique, el 21 de diciembre de 1907, significó la muerte de más de tres mil hombres, mujeres y niños de numerosas oficinas salitreras. Ese feroz golpe no apagó la sed de justicia ni el ímpetu de lucha de la clase obrera.
Pronto el POS fue consolidándose a lo largo del país. En 1917, la Federación Obrera de Chile (FOCh), fundada en 1909, se convirtió en una federación sindical nacional, a la cual se afiliaron los obreros del Partido Obrero Socialista. En diciembre de 1919, la declaración de principios de la FOCh enuncia: “Abolido el sistema capitalista, será reemplazado por la Federación Obrera de Chile, que se hará cargo de la administración y sus consecuencias”. En enero de 1922, el POS adhirió a la Internacional Comunista y cambió su nombre por el de Partido Comunista de Chile (PCCh).
La crisis, el fin de la gran explotación del salitre, la cesantía tras las grandes movilizaciones sociales de 1918 a 1920, matanzas como la de la oficina La Coruña, en 1925, agudizaron la persecución del movimiento obrero. LA FOCh, junto a todas las organizaciones obreras, fue ilegalizada en febrero de 1927. Se clausuraron locales y periódicos y detuvieron a los dirigentes. La ilegalización del PCCh también afectó a la central sindical, que no recuperó su fuerza después de la caída de Carlos Ibáñez (1932). Se disolvió el 27 de diciembre de 1936, al formarse la Confederación de Trabajadores de Chile (CTCh) a la cual se afiliaron sus sindicatos y federaciones.
A todo este proceso, desde sus inicios, estuvieron indefectiblemente ligadas las mujeres, sobre todo las obreras y esposas de los trabajadores. Las organizaciones proletarias femeninas de esa época se vinculaban no sólo a la FOCh, sino también a la anarquista Industrial Workers of the World, IWW (1919-1927). No hubo rivalidades entre ellas.
PARTICIPACION DE LAS MUJERES
La iquiqueña Teresa Flores, cofundadora del POS y primera mujer dirigente nacional de una organización sindical, nació y se crió en el ambiente de efervescencia social surgido entre los trabajadores de las empresas mineras del salitre a comienzos del siglo XX. Cuando se fundó el POS, estuvo entre sus primeros integrantes, al lado de Luis Emilio Recabarren. Junto a otras jóvenes de la época, como la escritora María Espíndola, la modista Melania Rodríguez y Rebeca Barnes, estudiante del Liceo de Niñas de Iquique, participó en cuanta actividad política se desarrollaba en la zona. Teresa Flores no sólo se sumó a la lucha de los obreros de la pampa por mejores remuneraciones y condiciones de trabajo, sino que junto a varias amigas comenzó a interesarse vivamente en el movimiento internacional por la emancipación de la mujer.
Luis Emilio Recabarren invitó a la famosa anarquista española Belén de Sárraga a Iquique, al año de fundado el POS. Le mandó un telegrama muy escueto.
Este telegrama, publicado al día siguiente en La Razón, de Santiago, desencadenó el más notable fenómeno de influencia ideológica producido en Chile, a partir de las ocho o nueve conferencias dictadas por la apasionada feminista y anarquista española. En las oficinas salitreras de inmediato comenzaron a nacer los centros femeninos “Belén de Sárraga”. En aquel año existían en Tarapacá ciento sesenta y siete oficinas salitreras, sesenta y una de las cuales estaban bajo control de los ingleses.
Recabarren acompañó a Belén en la gira por la pampa salitrera. También puso a su disposición las páginas de El Despertar de los Trabajadores. El mismo impulsó la organización de esos primeros centros de trabajadoras y esposas de obreros. Acaso éste haya sido el menos valorado de los aporte de Recabarren a las luchas sociales.
Teresa Flores promovió en 1917 la creación, dentro de la Federación Obrera de Chile, de un Consejo Federal Femenino. Una de sus primeras tareas fue formar comités de dueñas de casa. Con tácticas de protesta que serían habituales muchas décadas después, las socias del Consejo Federal Femenino se tendían sobre la vía férrea y los caminos de acceso a los yacimientos mineros cuando las empresas trataban de reanudar faenas contratando rompehuelgas.
En 1923 se creó la Federación Obrera Femenina de Chile, y Teresa Flores fue la primera mujer dirigente nacional de la FOCh, pero al año siguiente presentó su renuncia.
LAS HUELGAS DE COCINAS APAGADAS
Tanto el POS como el PC no tuvieron una política feminista, considerando las reivindicaciones de las mujeres como parte de las reivindicaciones de todos los trabajadores. Ellas tenían poca participación política y social, pero a partir de 1918 surgió en la pampa salitrera la más extraordinaria pero olvidada iniciativa femenina: la huelga de cocinas apagadas. En adelante, las mujeres decidirían el inicio de las huelgas de los trabajadores del salitre. Las iniciaban en los campamentos: si alguien intentaba encender las cocinas, las apagaban echando agua por las chimeneas.
En cuanto encontraban que no había los víveres indispensables en la pulpería o descubrían los porotos con gorgojos o la harina contaminada, se ponían de acuerdo, volcaban ollas, se negaban a encender las cocinas y no cocinaban. Así obligaban a los hombres a ir al paro. Organizadas en los comités de dueñas de casa, se dirigían al local del sindicato y allí se quedaban hasta que los hombres, al llegar del trabajo y no encontrarlas ni tener qué comer, también partían al sindicato. No se limitaban a eso. Las mujeres también se paraban ante los vagones repletos de trabajadores y no se movían hasta que ellos bajaban. Ya reunidos en el sindicato, partían a la Oficina de Bienestar a exponer sus demandas a los patrones. Aparecían los carabineros, pero temían a las mujeres porque ellas les tocaban el trasero, lo cual era una ofensa insoportable.
Carmen Vivanco, destacada dirigente comunista de las mujeres en Antofagasta, nacida en 1916, está viva a la hora en que esto escribo. Acaba de participar en la protesta por la burla que representa la aparición de ochocientos detenidos desaparecidos en los registros electorales, porque según el Servicio Electoral “no están legalmente muertos”. Son detenidos desaparecidos su esposo: Oscar Ramos Garrido; su hijo: Oscar Ramos Vivanco; su hermano: Hugo Vivanco Vega; su cuñada: Alicia de las Mercedes Herrera Benítez; su sobrino: Nicolás Vivanco Herrera.
Ella recuerda que declarada la huelga, las mujeres formaban grupos dedicados a ubicar a los “krumiros” o rompehuelgas. Los desnudaban y vestían con ropas de mujer paseándolos por el campamento. En ocasiones, se producía una reacción francamente racista: a los “krumiros” les tiznaban la cara, los vestían de mujer y los injuriaban gritándoles “negro guayaba”.
RAMONA PARRA ASESINADA
Carmen Vivanco no ha olvidado la huelga de cocinas apagadas que comenzó el 17 de enero de 1946, en un campamento de la Oficina Mapocho. Las mujeres llegaron a la pulpería y encontraron que todo había subido de precio, sin considerar el acuerdo tomado con el sindicato. La Cosatan (Compañía Salitrera de Tarapacá y Antofagasta) no atendió las demandas de los trabajadores, no mantuvo los precios y expulsó a varios de los que protestaban. Los obreros de las oficinas Mapocho y Humberstone pararon, en solidaridad.
El 22 de enero, el gobierno quitó la personería jurídica a los sindicatos en conflicto. Se produjo una protesta nacional y el llamado a la concentración del 28 de enero de 1946, convocada por la CTCh (Confederación de Trabajadores de Chile). Acudieron veinte mil trabajadores a la Plaza Bulnes. Protestaban contra la decisión del gobierno del vicepresidente Alfredo Duhalde (Partido Radical) de quitarles la personería jurídica a los sindicatos en conflicto. La concentración se realizó con permiso de las autoridades, pero se desencadenó la represión y los carabineros mataron a varios manifestantes, entre ellos, a Ramona Parra, veinteañera trabajadora del Laboratorio Recalcine.
TESTIMONIO DE UNA FEDERADA
El historiador Sergio González Miranda, director ejecutivo del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad Arturo Prat, conserva valioso testimonio de Elsa Sánchez, quien estuvo en La Coruña y conoció a Recabarren; Elsa era federada, es decir, miembro de la FOCh. Más tarde, en 1940, se incorporó al MEMCh.
Ella contó que las mujeres de la pampa hacían huelgas de viandas: se negaban a preparar la comida que los hombres debían llevar a las faenas. Cuando intervenían los uniformados estas mujeres se les enfrentaban. Elsa afirma: “Frente a los abusos de los señores de las pulperías, las mujeres muchas veces asaltamos los locales y repartimos los víveres; éramos encarceladas por saqueo lo que daba pie a movilizaciones más amplias, en las cuales los obreros organizados y las mujeres llegaron a tomar la administración de las salitreras”.
MOVIMIENTO DE EMANCIPACIÓN DE LA MUJER
La primera institución de mujeres trabajadoras que surge en Chile está asociada al mutualismo: la Sociedad de Obreras de Valparaíso, fundada el 13 de noviembre de 1887 por las costureras del taller Casa Gunter. En diciembre de 1887, las obreras de la confección en Santiago constituyen también una sociedad de socorros mutuos. Pronto las obreras se definen dejando de lado las mutuales y participando en gremios y sindicatos.
Cabe poner énfasis que en el país surgieron a partir de 1920 organizaciones femeninas en los sectores medios acomodados, pero excluyeron absolutamente a las mujeres obreras. Componían estas organizaciones mujeres de clase media, universitarias o mujeres ligadas a actividades comerciales y productivas. Su principal demanda era el sufragio universal.
El Movimiento de Emancipación de la Mujer (MEMCh) rompe con la segregación de clases. Se funda el 11 de mayo de 1935 para luchar por la igualdad de derechos de las mujeres. Sus más destacadas fundadoras fueron la abogada iquiqueña Elena Caffarena, la periodista Marta Vergara y la educadora Olga Poblete. Elena y Olga no fueron nunca militantes del PC.
Esta organización se extendió a lo largo del país y congregó sobre todo a las mujeres de Izquierda. Adhirió al Frente Popular que eligió a Pedro Aguirre Cerda (Partido Radical) como el primer presidente de Izquierda en Chile. Sus acciones fueron decisivas para lograr en 1949 el derecho a voto para la mujer; la propia Elena Caffarena redactó el decreto.
El MEMCh se disolvió en 1953, pero renació en la clandestinidad, treinta años después, en plena dictadura de Pinochet, gracias a la acción de dos fundadoras del antiguo MEMCh: Elena Caffarena y Olga Poblete. Su objetivo era unir a las mujeres de todos los sectores en la lucha contra la dictadura. En esta lucha fue fundamental el papel de las mujeres comunistas, inclusive las presas, relegadas y exiliadas.
Imposible olvidar en tan sucinta recordación a Julieta Campusano (1918-1991). Comunista desde muy joven, miembro del comité central, elegida regidora por Santiago, encarcelada durante el gobierno de González Videla, fue diputada y senadora por varios periodos. Regresó clandestinamente del exilio en 1987.También hay que recordar a María Maluenda (1920-2011), diputada y embajadora en Vietnam, entre 1971 y 1973. Madre de José Manuel Parada, secuestrado y degollado en 1985, dedicó su empeño a la defensa de los derechos humanos. Dejó de militar en el PC y participó en el Movimiento por Elecciones Libres, que buscaba terminar con la dictadura mediante la inscripción en los registros electorales y el plebiscito
VIRGINIA VIDAL
Publicado en “Punto Final”, edición Nº 759, 8 de junio, 2012.

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