Reportaje
Período presidencial de cuatro años: El “error” que los políticos quieren corregir. “Los congresistas se ponen productivos en épocas electorales”, acusa analista
Por Luis Casanova R.
La inquietud sobre “lo apretado” que se hace gobernar por 48 meses trajo de vuelta un debate que quedó zanjado el 2004, cuando el Congreso aprobó tal reforma constitucional, aduciendo dos factores: gobernabilidad y simultaneidad con los comicios parlamentarios. Políticos se dividen entre el retorno de los seis años, cuatro años con reelección y cinco años para el presidente y los senadores.
La inquietud sobre “lo apretado” que se hace gobernar por 48 meses trajo de vuelta un debate que quedó zanjado el 2004, cuando el Congreso aprobó tal reforma constitucional, aduciendo dos factores: gobernabilidad y simultaneidad con los comicios parlamentarios. Políticos se dividen entre el retorno de los seis años, cuatro años con reelección y cinco años para el presidente y los senadores.
ESTA NOTA FUE PUBLICADA EN LA ÚLTIMA EDICIÓN DEL SEMANARIO ESCRITO CAMBIO21.
Corría el gobierno de Ricardo Lagos Escobar, específicamente noviembre de 2004, cuando el Senado decidió aprobar la disminución del periodo presidencial de 6 a 4 años sin la posibilidad de reelección, reforma que debía aplicarse inmediatamente después del siguiente proceso electoral.
En el hemiciclo, la votación fue categórica: 31 legisladores estuvieron a favor del proyecto y 15 lo rechazaron.
Según los que apoyaron la iniciativa, entre otros, los entonces senadores Ominami, Viera-Gallo, Boeninger, Espina, Cantero, Romero, Gazmuri, Núñez, Sabag, Naranjo y Andrés Zaldívar, la reducción permite que los comicios parlamentarios y presidenciales sean simultáneos, factor que favorece la gobernabilidad, ayuda a la conformación de mayorías y asegura que los mandatarios sean menos ambiciosos al inicio de su gestión, lo que impide prometer modificaciones profundas.
Por el contrario, Coloma, Chadwick (actual vocero) y los designados Julio Canessa, Jorge Martínez Busch y Ramón Vega indicaron que el argumento de la simultaneidad rompe el equilibrio de las fuerzas que deben existir entre el Ejecutivo y el Congreso, que la figura del presidente arrastra a los parlamentarios, que sólo se atacan problemas coyunturales y que la reelección -como ocurre en Estados Unidos- premia a los gobiernos que lo hacen bien.
Pues bien, así transcurrió el tiempo. La PS Michelle Bachelet llegó al poder (2006) y luego fue el turno del RN Sebastián Piñera (2010). ¿Y qué pasó? Nuevamente el tema salió a flote. El "responsable" fue el senador DC Eduardo Frei, ex gobernante que ejerció el mando entre 1994y 2000, y que explicó en medio del clima de tensión existente entre el oficialismo y la oposición y con la carrera presidencial de la Alianza a cuestas, que lo mejor sería "volver a los seis años". En su opinión, "pusimos cuatro años y a los dos estamos con candidaturas. Es absurdo".
Como reacción, el también DC Andrés Zaldívar defendió la mantención de cuatro años, mientras que el UDI Juan Antonio Coloma dice que fue un "error" acortar los seis que había antes. Salomónico, Mariano Ruiz-Esquide (DC) apuesta por cinco y su correligionaria Ximena Rincón prefiere "cuatro con reelección".
Hernán Larraín (UDI), quien se abstuvo el 2004, asume que es "apretado"•gobernar 48 meses y reclama que "no es minuto para abrir esta discusión". Curiosamente, los PPD Guido Girardi y Jaime Quintana y el líder del MAS Alejandro Navarro respaldaron la reducción cuando eran diputados, pero ahora señalan que ese lapso es "insuficiente". Cosas de los políticos.
Creatividad y calculadora
En un debate que no pereciera tener un tinte ideológico, el DC Jorge Pizarro plantea que el período de cuatro años debe quedar tal como está debido a que "la coyuntura electoral ha afectado a este gobierno, no a otros".
A su turno, el presidente del Senado, Camilo Escalona (PS), declaró a Cambio21 que se debe volver a los seis años, pero "para el próximo gobierno, porque ya estamos muy encima y la derecha lo rechazaría".
"Una reforma constitucional no me parece ociosa, porque lamentablemente hoy los mecanismos de farandulización de la política, que en este caso incluso llegan a permear el trabajo de los propios gabinetes en función de la próxima elección presidencial, son tan poderosos, que una gestión de cuatro años en realidad es un gobierno acaso de uno. Por lo tanto, una acción de políticas públicas permanentes y sistemáticas en el tiempo no se alcanza a desarrollar", aseveró.
En la Alianza las versiones con contrapuestas. El timonel de la UDI, Patricio Melero, propone un "debate profundo" pensando en llegar a los seis años o cuatro con reelección. En tanto, su colega de RN Carlos Larraín, -en tono de broma- dijo que en un "round privado" con Melero resolverá las diferencias.
No hay que olvidar que el senador valdiviano firmó con la directiva de la DC un acuerdo tendiente a avanzar en un conjunto de reformas políticas, siendo las más importantes la eliminación del binominal y la instauración de un sistema semipresidencial, lo que generó la airada reacción del gremialismo. Por eso el sarcasmo habitual del abogado.
"Cuatro años está bien. En un país con un presidencialismo muy acentuado tener periodos más largos subraya el desequilibrio con el Parlamento", destacó.
René Jofré, experto electoral, recordó en conversación con este medio que cuando los mandatarios estaban seis años en el cargo "la gente opinaba que la parecía mucho tiempo" y que, por contrapartida, al achicarse a cuatro "la misma gente dice que es muy poco". Entonces, a su juicio, "lo mejor sería tener cinco años, donde se renovara no sólo el presidente, sino que también el Parlamento completo, porque un período de ocho años para un senador es excesivo".
De forma crítica, el analista sostiene que "estas cosas se tienen que hacer al principio de los períodos presidenciales y no en este momento. Es poco oportuno, porque estamos en medio del debate electoral y, probablemente, todos los que están hablando sobre esto, que son de uno y otro sector, lo hacen con la calculadora en la mano. Y cuando se plantean cambios con la calculadora en la mano, no salen buenas leyes".
Jofré es certero al expresar que "los congresistas se ponen productivos en épocas electorales y es ahí donde hay una crítica hacia la política, que está pendiente de este tema y no de otros mucho más importantes. No hay una creatividad, originalidad y productividad alta cuando no es un período electoral".
¿Todos ganan?
Con o sin calculadora, lo concreto es que además del período presidencial, en el Congreso se avanza con rapidez en las reformas ligadas al aumento de diputados (120 a 150) y senadores (38 a 50), la ley de primarias obligatorias y el proyecto de financiamiento estatal para los partidos.
En este sentido, los legisladores de todos los colores admiten que se trata de medidas "impopulares" para la ciudadanía, más aún en época de crisis económica y de salario mínimo y ético, pero que buscan superar a la verdadera "madre de todas de las batallas" que se vive en el ámbito legislativo, como lo es la eliminación del binominal.
"Si uno quiere ir a un sistema proporcional que represente todos los intereses de la gente, esto implica que haya un mayor número de parlamentarios, porque mejora precisamente eso, la representación. Si se aumentan los cupos, aumenta la proporcionalidad. Como sea, las propuestas que hay sobre la mesa no cambian sustancialmente nada, pensando en que se debe resolver la grave crisis de representatividad que hay en Chile", acota Jofré.
Curiosamente, lejos de enfrentar a la oposición con la derecha, la decisión del presidente de la Cámara Baja, Nicolás Monckeberg, de votar "tan pronto exista un espacio" el proyecto de reforma constitucional que elimina el límite de 120 diputados, texto que apoya la Concertación, el PRI, los UDI Gustavo Hasbún y Edmundo Eluchans y algunos independientes, generó una ardua disputa entre las dos alas existentes en RN: conservadores y liberales.
"Es increíble que parlamentarios voten a favor un cambio que ni siquiera ha sido debatido en la Comisión Política. Se requiere que dos comisiones políticas seguidas lo analicen y lo voten. Sería un pésimo precedente. No digo que no se estudie ni se cambie", pero acá "se está actuando como una montonera", declaró por los primeros el senador Alberto Espina.
En respuesta por los segundos, el diputado Pedro Browne dijo que Espina "está confundido", porque "no sabe lo que significa poder llegar a un acuerdo vinculante por parte de una comisión política. Si no hay un acuerdo vinculante, los parlamentarios tenemos absoluta libertad para presentar proyectos y votarlos".
Antes del cierre un dato decidor: el RN Gaspar Rivas presentó en 2010 un proyecto de ley que busca la reelección presidencial inmediata, pero a partir de 2018. Por tratarse de un honorable debutante, sus pares de la Alianza lo trataron con suavidad y sólo señalaron que la iniciativa "tiene que ir aparejada con una serie de medidas que eviten el intervencionismo electoral" y que impida que "parezca como un beneficio personal o un traje a la medida".
La UDI, fiel a sus principios, rechazó la idea y se cuadró con el paquete de medidas que presentó el entonces senador Pablo Longueira, a saber, aumento del período presidencial a seis años o cuatro años con reelección, elevar el número de distritos y dividir las circunscripciones más grandes.
"Haciendo ficción, la beneficiada podría ser Bachelet si es elegida el 2014 o Piñera si vuelve el 2018", manifestó Rivas a este semanario a inicios del año pasado.
Como para pensarlo...
FUENTE: CAMBIO 21
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