La ruidosa renuncia del rector Raúl Urrutia la semana pasada, dejó de manifiesto que el lucro no sólo tiene que ver con cómo hacen negocios los privados, sino que ello afecta directamente a quienes estudian en planteles de educación superior. Mientras el Mineduc ya anunció una auditoría para evaluar los aspectos académicos y financieros de la cuestionada institución, los universitarios se preparan para levantar esta demanda con más fuerza: el 9 de junio el tema será tratado en el Confech y se anuncian emplazamientos directos a grupos económicos como Laureate International y Apollo.
El diálogo fue simple y sorpresivo. A mediados de mayo, después que el ministro de Educación, Harald Beyer, terminara un punto de prensa luego de asistir a un seminario sobre los nuevos convenios de desempeño para los planteles, el presidente de la Fech, Gabriel Boric, lo interpeló. Le preguntó si los fondos, que son abiertos, irían a parar a las universidades que han estado lucrando en el sistema. La respuesta del secretario de Estado fue directa: “No hay universidades que lucren de acuerdo a la ley”.
A pesar de que el acto del líder estudiantil fue una motivación personal, refleja una preocupación que cruza al movimiento. De todos los temas que los jóvenes pusieron sobre la mesa, había hasta ahora un sentimiento de frustración profunda con el lucro. “Nosotros venimos levantando el tema del fin efectivo al lucro, que se extienda la prohibición a todo el sistema de educación, pero aquí pasa algo muy paradojal y el gobierno ha terminado naturalizando esta demanda y parece que ya no la escucharán”, se queja Boric.
Sin embargo, el tema volverá al centro de las demandas tras lo ocurrido en la Universidad del Mar, que posee 20 mil alumnos y es una de las universidades más grandes del país, con 12 sedes. La semana pasada se hizo pública una carta del hasta entonces rector de esa casa de estudios, el abogado RN Raúl Urrutia, quien explicaba las razones que lo llevaron a renunciar al cargo. En ella se confirmaban desvíos de dineros a favor de la inmobiliaria dueña del establecimiento de educación superior y el pago de arriendo del inmueble por sobre los compromisos con imposiciones o sueldos de profesores. “Hay un descontrol en finanzas, pérdidas de pagares, salas navegables, ratones en las sedes, irregularidades en los académicos”, declaró en una de las tantas entrevistas que concedió Urrutia.
Al interior de la Confech aseguran que las críticas que vendrán como ofensiva caerán sobre aquellos grupos económicos tras imperios universitarios. “Estas apuntarán no sólo a quienes están detrás de la U. del Mar, sino que también a grandes e importantes grupos económicos como Laureate International (controlador de U. de las Américas y U. Andrés Bello) y Apollo (Uniacc)”.
La importancia de las privadas
Paso a paso, la Confech ha vivido un proceso de integración que ha sumado a federaciones de estudiantes de universidades privadas, que justamente pueden ayudar a la fiscalización de importantes temas, pero desde adentro. Así, en el último tiempo, se han incluido a la lista los nombres de la U. Pedro de Valdivia (sede Antofagasta), Central, U. de las Américas (sede Concepción), Adolfo Ibáñez, Diego Portales, Bernardo 0′Higgins, U. Santo Tomás (Santiago) y Universidad de Viña del Mar (sede Valparaíso). Está en trámite también la incorporación de la U. Alberto Hurtado.
Según Alberto Mayol, sociólogo y académico de la U. de Chile, el sistema educacional de nuestro país —y el modelo económico— intentan plantear casos como el de la Universidad del Mar como excepciones. “Las autoridades señalan que no tienen las herramientas para sancionar. Ambas cosas son falsas y en rigor están vinculadas. Lo que ocurre en dicha casa de estudios es lo regular, no en el sentido de no pagar las imposiciones, sino en la marca de las prioridades: utilidades versus inversión educativa. Y revela algo ya tan obvio y sabido que se nos olvida: es un negocio y cometen una ilegalidad.
“El 70% de la matrícula está en el mundo privado. Esto significa que el reclamo no se remite exclusivamente a los que tradicionalmente se movilizaron. Quienes viven las condiciones más violentas son los que estudian en universidades privadas. Aquí hay un problema de fondo que no puede seguir desconociéndose y lo que pasa en la U. del Mar ayuda a resituar y a sacudir la idea de que las cosas son así nomás”, plantea Boric.
Es por esto que lo sucedido con ese plantel, ligado al tema del lucro, será una de las materias que estará en la pauta a tratar por el Confech, el 9 de junio próximo.
“El que haya democracia les echa a perder el negocio”, señala Daniela López, presidenta de la Federación de Estudiantes de la U. Central, una de las primeras privadas en integrar la confederación. López señala que lo sucedido en la U. del Mar es “el ejemplo más descarnado del negocio”. Y suma quejas: “Nos encontramos con universidades-empresas y se pierde la universidad como proyecto académico serio. Por eso es relevante el tema del lucro y la propuesta de superintendencia no da el ancho para fiscalizar porque no tiene las facultades reales. No necesitamos proyectos testimoniales sino que se prohíba el lucro. Y por eso necesitamos sancionar a las instituciones”, dice, refiriéndose al proyecto del Gobierno que no habría impedido lo que sucedió con la U. del Mar.
El arrastre del lucro
Según Alberto Mayol, sociólogo y académico de la U. de Chile, el sistema educacional de nuestro país —y el modelo económico— intentan plantear casos como el de la Universidad del Mar como excepciones. “Las autoridades señalan que no tienen las herramientas para sancionar. Ambas cosas son falsas y en rigor están vinculadas. Lo que ocurre en dicha casa de estudios es lo regular, no en el sentido de no pagar las imposiciones, sino en la marca de las prioridades: utilidades versus inversión educativa. Y revela algo ya tan obvio y sabido que se nos olvida: es un negocio y cometen una ilegalidad. Y las autoridades señalan que no tienen herramientas para sancionar pues si lo hicieran, tendrían que avanzar por todo el sistema”. Es por esto que para Mayol, las enormes ganancias de algunos planteles, “entendiendo el lucro como abuso”, no es un tema secundario ni menos una queja perdida al final de las propuestas de los estudiantes. “En definitiva, el caso demuestra que el movimiento estudiantil dio en el corazón de un sistema de universidades sin educación cuando planteó el lucro. Y de seguro es una certeza que ya recorre todas las calles del país”.
Si se hiciera un resumen de lo que fue este tema el año pasado, se podría decir que fue una cadena de portazos. Los dirigentes no sólo lo dijeron cada vez que fue necesario, sino que incluso presentaron el tema ante la Contraloría para aclarar las situaciones del entonces ministro de educación Joaquín Lavín y el ministro secretario general de la Presidencia, Cristián Larroulet.
El ex presidente de la Feuc, Giorgio Jackson, lo resume así: “El tema no se cerró. Al comienzo el Gobierno comenzó tratando de validarlo (en su propuesta GANE). Luego de la inevitable renuncia del ministro Lavín, y el anuncio del ministro Bulnes sobre crear una Superintendencia y hacer cumplir con todo el rigor la Ley, el tema decantó un poco. Creo que las mejores posibilidades de avanzar concretamente en esta materia están en un proyecto de Ley presentado por un grupo transversal de senadores. En la discusión de ese proyecto, fuimos a exponer como Confech y creo que los argumentos ya están sobre la mesa y son de gran peso. Mi opinión es que el Gobierno, al verse en evidentes conflictos ideológicos y de interés, con esta materia, ha dilatado lo más posible esta discusión, pero la olla está reventando y una vez más se demuestra el carácter reaccionario del Ejecutivo”.
FUENTE:EL MOSTRADOR
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