El conflicto mapuche ingresó en estado de calma. El gobierno y el pueblo originario iniciaron los primeros diálogos para eliminar las desconfianzas
Por Jonathan Navarro
Hay determinación por ambos lados. El gobierno participó en instancias de debate al igual que las asociaciones del pueblo originario. Los protagonistas continúan la búsqueda de una salida que termine con esta disputa regional.
Hay determinación por ambos lados. El gobierno participó en instancias de debate al igual que las asociaciones del pueblo originario. Los protagonistas continúan la búsqueda de una salida que termine con esta disputa regional.
Justo
en el tiempo de las argumentaciones, las autoridades enviaron con suma
urgencia al Poder Legislativo la Ley Hinzpeter. Para maquillar el
asunto, anunciaron medidas que beneficiarían a los pueblos originarios.
El conflicto mapuche ingresó en la etapa de negociación, conversación
y de mayor tranquilidad. El gobierno de Sebastián Piñera aprovechó de
apurar en el Congreso la controvertida Ley Hinzpeter o anti capucha,
para ayudar a los organismos de seguridad en la identificación de
sospechosos de atentados contra el orden público.
Como contrapartida, se anunció la prioridad que se proporcionará al
reconocimiento constitucional de los pueblos originarios, requisito
planteado por los comuneros para avanzar en el diálogo. Además se
impulsará la creación de un consejo de los pueblos originarios,
"representativo de la tradición y cultura" mapuche.
El Presidente reconoció que "había un retraso inexcusable en materia
de desarrollo económico y social" que afecta a las etnias. "No es
casualidad que las regiones más retrasadas en esta materia sean La
Araucanía y el Biobío", dijo.
Exigencias y desacuerdos
Los representantes de las comunidades mapuche formularon peticiones
de autogobierno, emancipación política y exigieron un perdón de parte
del Estado chileno por los años de abusos.
De esta forma, el complejo escenario de las agrupaciones araucanas
prosiguió por la senda de la incertidumbre. Siempre a la espera de que
la indagatoria para encontrar a los culpables de los ataques
incendiarios en la zona entregue resultados. "No soy partidario de
utilizar en general ningún tipo de Ley Antiterrorista. En general, me
declaro contrario a esa opción", manifestó a Cambio21 el senador DC Mariano Ruiz Esquide.
Para el congresista, la comunidad mapuche "reclama y agita los ánimos
cuando se realizan estos planteamientos por parte del Estado", y agregó
que esa instancia se debería evitar.
Incluso Ruiz Esquide dijo a este semanario que las determinaciones
del gobierno no impedirán que haya gente que "siga quemando" predios,
casas y parcelas. "Sin embargo, tengo la certeza de que las personas que
provocan incendios son individuos ajenos al conflicto real".
En relación a la aplicación de una norma más dura y restrictiva en la
IX Región, el parlamentario DC comentó que hay una clara "falta de
confianza" en las políticas por parte de la gestión de Sebastián Piñera
para descubrir una solución definitiva a este problema histórico.
En entredicho
La inquietud del pueblo originario y la reacción gubernamental por
entregar mayor seguridad, y que se dio en primera instancia en las
localidades de la VIII y IX regiones del país debido a los ataques
incendiarios, fue el contexto con el cual las autoridades plantearon una
estructura a gran escala y rigidez a la hora de controlar protestas y
manifestaciones de las comunidades.
Según la directora de Amnistía Internacional en Chile, Ana Piquer, el
gobierno de Sebastián Piñera proyectó "mensajes contradictorios
respecto de la tramitación del proyecto de ley que fortalece el
resguardo del orden público. En primer lugar, el presidente anunció que
el gobierno insistiría con la suma urgencia del proyecto - urgencia que
está vigente desde octubre de 2012 - con el fin de lograr su pronto
despacho". Sin embargo, en la Cámara de Diputados se abocarán al tema
recién en marzo.
En este sentido, la integrante de Amnistía aclaró que "el Estado
tiene el deber de resguardar el orden público y garantizar la seguridad
de sus habitantes. (Entonces) puede adoptar medidas de diverso tipo,
incluyendo legislación que permita sancionar determinadas conductas que
pongan en riesgo el orden público", y añadió en Cooperativa.cl que desde
el concepto estatal se debe velar porque dicho resguardo no vulnere los
derechos humanos. "Es imposible tener verdadero orden público o
garantizar la seguridad de quienes habitan en el país, sin asegurar como
mínimo el respeto a sus derechos más básicos", puntualizó.
Añadió que se puede justificar la limitación a determinados derechos,
como la libertad de expresión, en aras del orden público. Sin embargo,
ese límite debe cumplir con un test de tres partes: estar establecido
por ley, tener un propósito legítimo y ser demostrablemente necesario y
proporcional. "El Comité de Derechos Humanos de la ONU ha señalado que
las restricciones nunca pueden ser tan extensivas como para poner en
entredicho el derecho mismo", finalizó Piquer.
Creación de confianzas
El consejero del Instituto Nacional de Derechos Humanos, Sergio
Fuenzalida, argumentó que las acciones del gobierno entregan una mala
señal al pueblo mapuche. "La imagen de que la política estatal es una
farsa, una permanente trampa donde por un lado se hacen rimbombantes
declaraciones de principios y de derechos, y por otro no se quiere
revisar un centímetro el modelo político y económico chileno, acompañado
todo aquello con una fuerte dosis de represión que excede
permanentemente el Estado de Derecho", aclaró el especialista.
"Así ha sido hasta ahora, y probablemente lo siga siendo a menos que
las partes se tomen en serio el diálogo a que se ha estado llamando. Si
se quiere efectivamente avanzar en una convivencia pacífica", y
complementó el también coordinador del programa de Derechos Humanos de
la Universidad Central con que "lo primero que hay que hacer es
restablecer (o crear) las confianzas necesarias. Por ello, el principio
de buena fe es la clave para cualquier diálogo que se pretenda iniciar".
Esto se relaciona con lo expuesto por el senador Ruiz Esquide, quien
catalogó la pugna en La Araucanía como "la deuda histórica" del Estado
chileno con esta agrupación étnica.
"Debemos asumir definitivamente que Chile es un país multi racial y
que por ende las diferentes etnias que en él viven, tienen los mismos
derechos y los mismos deberes sin exclusión sin privilegios para nadie",
subrayó el legislador por la VIII Región.
El representante DC afirmó que una de las complicaciones que se tiene
en la actualidad, es que "aunque sea brutalmente duro decirlo, Chile
como Estado, como comunidad de personas no traduce en actos esta
exigencia de igualdad entre los hombres. Con la misma crudeza, es verdad
que respecto a estos habitantes originarios de Chile, somos brutalmente
racistas".
Y aseguró que se deberá instaurar una administración nacional, que
sea elegida "por las comunidades a través de sus autoridades ancestrales
para que esa institucionalidad pueda discutir los puntos pendientes con
la dirección chilena, con plena responsabilidad", y adicionó que los
planes tendrán que ir hacia "la tesis de la igualdad esencial de las
personas y de los jefes de los pueblos originarios y del moderno estudio
y avanzada labor en la concepción de la integración cultural. Podremos
señalar algunas otras tareas o elementos de solución, como por ejemplo
la creación de un Ministerio de Asuntos Indígenas".
FUENTE: CAMBIO 21
No hay comentarios:
Publicar un comentario