miércoles, 31 de agosto de 2011

Jackson y Ballesteros plantean el “piso” para negociar Las “garantías mínimas” que los estudiantes exigen al gobierno para dialogar Por : Lissette Fossa en Actualidad y Entrevistas Publicado: 26.08.2011

A una semana del rechazo de los estudiantes a la última propuesta del gobierno y después de tres marchas multitudinarias -el jueves 18, el domingo 21 y el jueves 25-, el Presidente Piñera accedió a montar una mesa de diálogo con los jóvenes. Tras los infructuosos intentos del ministro Bulnes para desviar el debate al Congreso Nacional, el viernes 26 el mandatario convocó a iniciar “ahora mismo el diálogo en La Moneda”. En el siguiente texto, los presidentes de los estudiantes de la UC y de la Usach plantean los “puntos mínimos” para que se inicie el dialogo.
Vea además: Todos los argumentos de los estudiantes para rechazar la última propuesta del ministro Bulnes.

Respuesta de Giorgio Jackson, presidente de la Federación de Estudiantes de la UC

Yo no puedo hablar por todos los estudiantes de Chile. Pero, en términos generales, los puntos fundamentales son:
Establecer un sistema de regulación de la educación superior privada: Este es un paso previo a cualquier otro cambio en Educación. Es un escándalo que hoy el 50% de los estudiantes que entran a Centros de Formación Técnica, ingresan a instituciones que no están acreditadas.
Incremento del financiamiento de las universidades públicas mediante aportes basales: Esto ayudaría a terminar con la lógica de autofinanciamiento al que las universidades están obligadas por ley y que impulsa al aumento de los aranceles que pagan los estudiantes.
Regular los aranceles en la educación superior: Queremos que, tanto en el sector público como en el privado, se regulen los aranceles, porque de esa manera se va a alivianar -y este punto recoge una recomendación de la OCDE- la carga económica de las familias que deben pagar mensualmente aranceles completos o el porcentaje que no les cubren las becas y créditos. Proponemos el mismo método del sistema de financiamiento compartido en colegios y liceos: si un estudiante quiere acceder a una universidad y costear sus estudios con un Crédito con Aval del Estado o a una beca, se le fijará un arancel máximo a esa universidad que va a acoger a este alumno que paga con beneficios del Estado. Así, el estudiante podría cubrir el costo total de su arancel con esa beca, porque lo que ocurre actualmente es que la familia tiene que pagar la diferencia entre el arancel real y el “arancel de referencia”, que es lo que le cubren los beneficios.
Queremos que, tanto en el sector público como en el privado, se regulen los aranceles, porque de esa manera se va a alivianar -y este punto recoge una recomendación de la OCDE- la carga económica de las familias que deben pagar mensualmente aranceles completos o el porcentaje que no les cubren las becas
El pago de esa diferencia entre arancel real y “arancel de referencia” es una barrera de entrada muy grande y en muchos casos impide que los jóvenes puedan continuar sus estudios. Y lo peor del sistema actual es que los estudiantes más vulnerables, los del primer y segundo quintil, no tienen asegurado que esa brecha entre el arancel real y el de referencia vaya a ser pagada con becas o créditos. Por ello creemos que si hay financiamiento del Estado a una institución, a través de alguna ayuda económica a los alumnos, el Estado debe exigirle a esa universidad gratuidad para esos estudiantes.
Democratización de las universidades: Queremos ampliar la participación estudiantil. En este tema, por lo menos el gobierno concedió un punto, al anunciar que se van a derogar ciertos artículos del DFL 2 2010 (norma que limita la participación estudiantil en la educación superior).

Respuesta de Camilo Ballesteros, presidente de la Federación de Estudiantes de la USACH

Una consideración previa: Lo que está pasando ahora en la sociedad se debe a que por años la política funcionó con acuerdos. Esta “política de los acuerdos” no se hizo por “la buena onda” de llegar a acuerdos, sino que fue necesaria debido al sistema político chileno. Por ejemplo, en el caso del Parlamento, para hacer cambios de fondo se necesita un quórum elevado, de dos tercios de los votos. Y cuando estos parlamentarios son electos por el sistema binominal, es imposible llegar a ese quórum tan alto y por ello tienen que hacer consensos. Entonces, lo complicado de la política de los acuerdos es que tan sólo se aprueba cosas que representan el mínimo en que hay consenso entre ambas partes, los puntos más simples, y no hay cambios de fondo. Por eso, los estudiantes temen que sus demandas sólo se discutan en el Parlamento.
Cuando fuimos al Congreso, los parlamentarios nos dijeron “chiquillos, sigan movilizados”, porque hemos instalado este tema en la opinión pública, hicimos que la sociedad se cuestionara una crisis.
No es que no queramos negociar con el Parlamento, es que en el sistema político actual el parlamento tiene muy pocas atribuciones. Porque la iniciativa legislativa la tiene el gobierno y si no presenta y apura cierto proyecto de ley, finalmente ese proyecto no se aprueba.
Cuando fuimos al Congreso, los parlamentarios nos dijeron “chiquillos, sigan movilizados”, porque hemos instalado este tema en la opinión pública, hicimos que la sociedad se cuestionara una crisis. Los senadores Girardi y Letelier nos manifestaron que no pedían condiciones para que los dirigentes estudiantiles fueran a exponer sus demandas, no pidieron acabar con las movilizaciones para empezar a conversar, porque lo que les interesaba era discutir. Creo que eso fue positivo, porque las movilizaciones han sido nuestra única herramienta y la vamos a seguir utilizando, hasta que se logren los cambios reales que esperamos. Por ello, es probable que sigamos movilizados al momento de sentarnos a dialogar con el gobierno.
Un debate cuyos resultados y proposiciones sean vinculantes con las políticas públicas que se adopten: Los estudiantes necesitamos ciertas garantías. Al sentarnos a dialogar con el gobierno, queremos que haya espacios de discusión que sean vinculantes. Lo que pasó después del movimiento de los secundarios en 2006, fue que se generó un consejo asesor, que discutió sobre educación y entregó un informe. Ese consejo asesor zanjó temas educativos con proposiciones que eran positivas, pero después no pasó nada con sus propuestas. No queremos que ocurra lo mismo con este movimiento estudiantil, sino que deseamos que ahora el gobierno genere espacios donde se vayan a discutir nuestros puntos, pero que también se zanjen y se proyecten en políticas públicas.
Cambio estructural del sistema para poner fin al autofinanciamiento de las universidades: Un argumento que hemos dicho siempre es que los cambios en educación no solo implican una inyección de recursos, sino un cambio estructural al sistema educativo. El principal eje de esas transformaciones tiene que ver con la lógica del autofinanciamiento. Debido al autofinanciamiento las universidades estatales han tenido que salir a buscar recursos en el mercado y bajo esa lógica, son los estudiantes los que deben financiar las universidades a través del endeudamiento de sus familias.
Más participación: La universidad no es sólo un espacio donde se forma un profesional, sino también donde se forma un ciudadano que aporte a la sociedad, que tenga deberes y derechos. Para ello, hay que generar espacios triestamentales (que incluyan a los estudiantes, académicos y funcionarios) para que tomen decisiones en las instituciones de Educación Superior. Creemos que las universidades públicas deben tener más participación, dentro de la lógica de que las instituciones públicas deben ser democráticas.
Fin al lucro y definir el rol del Estado frente al mercado en la Educación: En el fondo, es definir quien va a tener el rol protagónico del futuro de la Educación en Chile. Los estudiantes esperamos que no se pueda lucrar en educación superior, en Centros de Formación Técnica, Institutos Profesionales y universidades.
Claridad sobre quiénes negociarán y con qué representatividad: En el caso de que se concrete una negociación con el gobierno, tiene que haber claridad sobre quienes serán los actores sociales que se sienten a conversar. No es lo mismo un diálogo con presidentes de federaciones, que fueron electos por los estudiantes, a dirigentes que fueron designados y no han sido elegidos por nadie.
Metodología y calendario: Es relevante fijar los plazos para el diálogo y una metodología que defina cómo se va a trabajar el debate, cómo se va a llegar a las conclusiones.

FUENTE: THE CLINIC

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