domingo, 21 de agosto de 2011

COMPAÑERA CARMEN LAZO ¡PRESENTE! Por Claudio Vidal Lazo*

 
 
Esta frase es usada por nosotros al recordar a alguien que murió pero que permanece en nuestro recuerdo. Hoy, a tres años de su muerte, quiero hablar de algunas de las razones por las que recordamos a mi madre y camarada. Pero, en especial, porque es que la sentimos ¡PRESENTE!

Carmen empezó su vida política militante a los 13 años. De familia obrera, ella jamás olvidó la razón principal por la cual entró al Partido Socialista: luchar por los intereses de los trabajadores. Hoy en día este es uno de los temas principales de la política en Chile. La clase política, especialmente la Concertación, se caracterizan por no representar los intereses de sus electores que son la enorme mayoría de los chilenos que trabajan por un salario. Las llamadas políticas de los acuerdos no son sino la negación de los intereses específicos de los trabajadores, mujeres y hombre que literalmente se tienen que “ganar la vida”, en vez de disfrutar del producto del trabajo ajeno. Mi madre era una mujer tolerante, abierta al diálogo y capaz de tener muy buenas relaciones personales con políticos de bandos opuestos, como Patricio Phillips. Pero ello no significó nunca que transara con los intereses de los que la habían llevado al Parlamento.

Este tipo de consecuencia política es lo que hace falta en Chile hoy día, por eso la recordamos como una mujer luchadora y cuyo ejemplo está vivo en los jóvenes adolescentes y adultos que están dirigiendo el movimiento de protesta más importante de los últimos años. Carmen fue elegida regidora por Santiago a los 23 años, la misma edad de muchos de los estudiantes que hoy enfrentan a este sistema con inteligencia, creatividad, valor y honestidad. Allí, en los dichos y acciones de estas decenas de miles de jóvenes se reproduce el espíritu de Carmen, Allende y muchos otros. La historia la escriben los pueblos, y es el pueblo chileno el que produjo en su época una generación como la de mi madre, y hoy nos está dando otra generación de jóvenes que van a la vanguardia de la enorme mayoría de los chilenos.

No se puede tapar el sol con un dedo, pero eso es exactamente lo que tanto la Concertación como la Alianza intentan hacer. Mi madre luchó por la eliminación de la Constitución de Pinochet, que aun nos gobierna, luchó por la renacionalización del cobre, por la educación pública, universal y gratuita, por los derechos de las mujeres y, sobre todo dedicó mucho tiempo a la educación política de los jóvenes. Todo ello continúa hoy en las acciones de cientos de miles de personas. Es el ser colectivo que se levanta en contra del egoísmo, el individualismo y la avaricia descontrolados.

¿Cómo fue posible que una niña nacida en la pampa, en una familia obrera llegara ser figura política nacional? Entre otros factores, porque le fue posible educarse gratis. Allende argumentaba que el medio litro de leche gratis que se daba en las escuelas primarias durante su gobierno representaba “...inteligencias que se salvarían para la cultura...”, el tenia razón, el cerebro hay que alimentarlo, pero también el espíritu y la inteligencia y ello solo es posible en una sociedad que se fija como norma y fin principal garantizar estos dos alimentos, el del cuerpo y la inteligencia. Si no ¿cómo es posible concebir el progreso de la sociedad? Lo que sabemos con certeza es que el mercado no solo no garantiza estos bienes a los ciudadanos, los hace más escasos, más difíciles de alcanzar, o a un costo demasiado alto.

Estamos frente al fracaso no solo de un gobierno, sino de un sistema. El pueblo está en las calles no solo en Chile sino en muchas partes del mundo, en Grecia, Inglaterra, Estados Unidos, España y tantos otros. Lo que estos países tienen en común ha sido la aplicación de los mismos programas neo-liberales basados en el dogma absurdo de que hacer más ricos a los ricos hará feliz a los pobres. Estamos a las puertas de una revolución, es decir de un cambio radical en la sociedad. Las revoluciones son un proceso y no un momento, estamos viendo y viviendo ese proceso. Esta lucha comenzó durante la dictadura cívico-militar de Pinochet y la plutocracia chilena y se seguirá desarrollando, con altibajos, pero no puede parar porque las inequidades contra las que se lucha, son base y fundamento de esta sociedad de mercado que, durante casi 40 años, incluidos 20 años de Concertación y de componendas con el capital extranjero y criollo han empujado a nuestro pueblo a un callejón sin salida. Ante la falta de futuro se levantan en lucha la inmensa mayoría de los chilenos, a los que les han estado demandando esfuerzo y trabajo, pero sin recompensa, sin la perspectiva de un futuro mejor sino más de lo mismo. Pero “este pueblo ha dicho BASTA y ha echado a andar”.

Por esto trabajó y luchó mi madre hasta el día de su muerte, murió haciendo revolución. Nos toca a nosotros continuar la tarea, esta tarea que mi madre tomó de otros y llevó hasta el fin de sus días. Hoy nos corresponde a nosotros vivir su vida, y la de sus predecesores. Todos los días vienen con su tarea, las hay grandes y chicas, lo importante es no claudicar y no desalentarse. Si hay algo que ha quedado en el imaginario popular sobre mi madre es que fue una luchadora incansable, consecuente y honesta. Tal vez, entre las tareas a cumplir, sea posible rescatar al Partido Socialista de Chile como un partido revolucionario. Creo que ello requerirá de la toma del local del Comité Central, y otros locales partidarios, y un llamado a un Congreso Programático Extraordinario que reafirme el carácter que los fundadores quisieron darle al Partido y que elija dirigentes honestos y entregados a la causa del pueblo. Ese sería un gran homenaje al Chicho, a los fundadores del Partido Socialista y mi madre. Pero mucho más importante, seria facilitarle al pueblo chileno un instrumento en su lucha emancipadora.

Imagen: Cármen Lazo

* Claudio Vidal Lazo, es sociólogo y profesor de la Universidad Politécnica de Kwantlen. British Columbia. Canadá

15/08/2011




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