lunes, 13 de mayo de 2013

Fiscalía de Atacama investiga más de veinte denuncias

La marcha de las madres de Copiapó por los niños muertos en el hospital

Hace dos años, 12 familias formaron una agrupación para pedir justicia por sus hijos fallecidos. En todas ellas había convencimiento que los niños murieron debido a negligencias médicas en el Hospital Regional de Copiapó. Ya hay un médico formalizado. Esta es la historia y el relato de las mujeres que el viernes salieron nuevamente a la calle.
Karol Zepeda (27) carga una parte del largo cartel. Sobre un fondo blanco se ven impresos los rostros de 10 niños y una frase: “A este dolor le falta la paz de la justicia”.
Son cerca de las seis de la tarde del viernes 10 de mayo. Ella y un grupo de mujeres marchan por las calles de Copiapó para recordar el Día de la Madre. Su peregrinaje es por lo que no pueden celebrar.
El año 2011, 12 madres formaron la agrupación “Un hijo no puede morir”. Fue la única forma de unirse por las negligencias que, acusan, ocurrieron en el Hospital Regional de Copiapó y que impidieron llegar con sus recién nacidos a casa. Otras familias también sufrieron la pérdida de sus hijos un poco más grandes. La mayoría cuenta historias como la de Karol, que a cada paso que da por calle O’Higgins, recuerda los detalles:
-El 5 de junio de 2011 fui a urgencias de maternidad. Llegué a las 10:10 de la mañana al hospital. Tenía 38 semanas y 5 días. Pregunté qué ginecólogo estaba de turno. Es muy caro tener doctor particular y en los consultorios y hospitales uno no elige. Aunque me hice tres ecografías particulares que me costaron $ 15.000 cada una, nunca me alcanzó para la 3D. Cuando entré, me tomaron la presión y la temperatura. Me hicieron tacto y tenía 2 centímetros de dilatación. A las 12:00 me pasaron a preparto y me pusieron el monitor. Yo estaba intranquila porque el monitor marcaba una luz verde y a veces roja cuando detectaba los latidos del corazón, pero me dijeron que era normal. Minutos después, llegó nuevamente una matrona que me volvió a hacer tacto y me rompió la bolsa. Un auxiliar de aseo le pasó un “rompemembranas”. Mientras ella hacía eso, él le echaba agua.
“De las tres de la tarde en adelante me dejaron sin monitor. Ahí uno siente la discriminación. Las que tienen su ginecólogo particular, su médico, viven experiencias distintas. Las otras, tenemos que esperar y aceptar –dice Karol y continúa su relato. Cuando vino la matrona, a las 16:35, se dio cuenta que tenía los latidos bajos, entonces empezó a llamar a los paramédicos para hacerme una cesárea de urgencia. La matrona pescó la camilla y salió a pabellón gritando que venía una cesárea de urgencia. Yo estaba preocupada por mi hijo porque yo también había sentido los latidos bajos. Me pusieron la raquídea, pero yo sentí cuando me cortaron la piel. Llegué a sentarme del dolor. Grité fuerte. Fue cuando me durmieron completamente”, cuenta Karol.
Karol cuenta que la dejaron en la camilla, con una dilatación de 5 centímetros y esperando, con la luz apagada, en una de las salas de primer piso del Hospital Regional de Copiapó.
-De las tres de la tarde en adelante me dejaron sin monitor. Ahí uno siente la discriminación. Las que tienen su ginecólogo particular, su médico, viven experiencias distintas. Las otras, tenemos que esperar y aceptar –dice Karol y continúa su relato. Cuando vino la matrona, a las 16:35, se dio cuenta que tenía los latidos bajos, entonces empezó a llamar a los paramédicos para hacerme una cesárea de urgencia. La matrona pescó la camilla y salió a pabellón gritando que venía una cesárea de urgencia. Yo estaba preocupada por mi hijo porque yo también había sentido los latidos bajos. Me pusieron la raquídea, pero yo sentí cuando me cortaron la piel. Llegué a sentarme del dolor. Grité fuerte. Fue cuando me durmieron completamente.
Lo que sucedió de ahí para delante es, según dice, la peor marca en su vida.
-Cuando desperté de la anestesia, se acercó mi suegra y mi cuñada. Me dijeron que mi hijo Kevin había muerto. Lo trataron de reanimar cuando nació, pero no hubo caso.
Karol dice que su hijo nunca lloró, nunca abrió los ojos; y que después de haber perseguido durante nueve años un embarazo con su esposo, no pudo encontrar peor final. Cuando se lo entregaron estaba envuelto en una gran bata blanca del hospital. Ella le puso el traje con líneas blancas y celestes con el que esperaba llevárselo a casa.

 LAS MADRES

Después de la muerte de su hijo, Karol comenzó a ordenar su mente y los papeles que le permitieran perseguir responsabilidades por la muerte de Kevin. Así se dio cuenta que había datos que no cuadraban. “Me dieron una hoja con el monitoreo del 5 de junio del año anterior, pero la mía era de abril de 2011. Esa hoja aún no aparece y por eso hicieron un sumario interno que aún no termina”.
En el Servicio de Salud de Atacama aseguraron que el sumario se reabrió en agosto del 2012 y está en etapa de nombramiento un nuevo Fiscal, el que fue solicitado formalmente a la Subsecretaría de Redes Asistenciales.
Después de los primeros días de la muerte de Kevin, Karol conversó con dos familias e idearon la primera marcha en nombre de sus hijos. Caminaron por las calles de Copiapó, dando inicio a su cruzada, el 24 de junio de 2011 y en el trayecto se sumaron 12 familias más que tenían historias similares a las suyas y que también perseguían responsabilidades por las muertes de sus hijos.
En esa oportunidad se sumó Juana Galleguillos (45). Ella, aunque le dijeron que su caso estaba sobreseído, aún acompaña a las madres y también llora cuando repite su relato:
-Cerca de 15 de julio de 2006 yo tenía 38 semanas de embarazo y tres días. Me sentía mal y fui a urgencias. En el consultorio me habían dicho que cuando me sintiera mal fuera al hospital. No tenía contracciones y, a pesar de mis molestias, la matrona me dijo que volviera al día siguiente. Me dijeron que debían hacerme cesárea; sin embargo al día siguiente, cuando volví a control, el médico encontró que aún no estaba lista para el parto. Como uno confía en ellos, como ellos saben más que uno… Pero yo esa semana insistí, hasta que el doctor me dijo: ‘Para que no molestes más, te voy a hacer ecografías’. ¡Una semana después de ir a urgencias! Me monitorearon y como los latidos estaban bajos ordenaron que se hiciera otro monitoreo.
Juana dice que eran las 15:00 horas, pero como venía el horario de visitas, repitieron el examen después de las 19:00. Fue en ese momento en que ella se enteró de la noticia.
-La auxiliar me hizo el otro monitoreo y no escuchaba nada. Me dijo ‘como usted es guatona, sus charchas no dejan escuchar los latidos de su hija’. A pesar de eso, la auxiliar se asustó, pidió ayuda y de maternidad llegaron a buscarme. Así me enteré que mi hija Pía, que el 25 de julio cumpliría 7 años, murió antes de nacer.
Aún así, a Juana no le hicieron la cesárea de inmediato. Querían que tuviera a su hija muerta por parto normal. “Y yo estaba con la niña dentro de mí y yo decía por qué tuvo que pasarme esto a mí. Yo no comprendía lo que estaba viviendo”.
A las once de la mañana del día siguiente, al fin le hicieron cesárea. “Tenía los brazos y la guata morada. Me sacaban sangre de todas partes”, recuerda Juana. “Mi guagua tenía todo, su cabecita, sus pulmones. Todo. A mi esposo le pasaron a la bebé muerta sobre una lata, en una sala llena de recién nacidos vivos. Y él estaba ahí, con su niñita muerta en los brazos. Él nunca olvidó eso”.
Poco tiempo después, y a los 41 años, Juana quedó embarazada nuevamente y dio a luz a su tercera hija. Se lama Juanita, igual que ella. “Algunas veces los médicos me decían, ‘para que se preocupa si tiene más hijos’. Como si no entendieran que el dolor no cambia con eso. La pena nunca se pasa”.

LA JUSTICIA

El abogado Marcelo Huenchullán está a cargo de cinco causas que ya tienen querella. “Yo represento a familias que perdieron a sus hijos en 2011. Sólo ese año hay 11 denuncias por muertes de lactantes y 6 querellas por presunta negligencia médica”, comenta el abogado. foto madres de copiapò 2
Las cifras de Atacama dan cuenta de una realidad poco habitual: según estadísticas del INE, el año 2009 la región de Atacama tuvo la mayor tasa de mortalidad neonatal —menores de 28 días— con el 8,4 de guaguas muertas por cada mil nacidos vivos. La tasa de mortalidad neonatal del país en ese año fue de 5,4 por cada mil nacidos vivos. En el 2010, la tasa bajó, pero aún se mantuvo como la más alta del país: fue de 6,7 por cada mil nacidos vivos.
Huenchullán no quiere culpar a nadie, pero sí que se realicen todos los esfuerzos posibles para llegar a la verdad: “Somos una ciudad con falta de servicios, con pocos médicos. No hay implementos ni especialistas y eso conlleva a que pueda haber casos de negligencia. Hay falta de atención oportuna. En una de las causas que llevo, la niña va seis veces al hospital y no le hacen caso. No hay un denominador común respecto a las negligencias. No podría decir que el doctor es malo. Por eso las querellas son por cuasidelito de homicidios por negligencia”.
Actualmente la Fiscalía Regional de Atacama tiene 23 causas vigentes por este tipo de denuncias. Se trata de casos tanto de adultos como menores. El año 2011 La Fiscalía decidió sumar un fiscal a las causas por cuasidelito referidas a procedimientos médicos. Desde entonces, las investiga Juan Sebastián de la Fuente.
“Llegar a determinar que médicamente hubo responsabilidad en la muerte de una persona es un proceso complejo que requiere de una serie de antecedentes y peritajes que no son rápidos de realizar”, dice De la Fuente y suma datos: “Cada caso, una vez que se reúnen gran parte de los medios de prueba, son enviados al Servicio Médico Legal en Santiago donde una comisión de médicos, los expertos en la materia, emiten un informe en que se indica respecto de los procedimientos médicos realizados en los casos denunciados. Informes que en promedio demoran más de un año y medio debido a la sobrecarga de trabajo en el mencionado servicio auxiliar de la Fiscalía”. 
De los casos que son investigados desde el año 2011 a la fecha, en uno de ellos hubo avances: en octubre del año pasado se formalizó la investigación en la muerte del pequeño Joaquín Velarde Nieto, quien murió por una falla multisistémica luego que sus padres lo llevaran en varias oportunidades al Hospital Regional sin que recibiera atención médica. La causa fue formalizada como cuasidelito de homicidio en contra del, hasta ahora, único imputado en esta causa y se determinaron medidas cautelares para poder asegurar el éxito de la investigación.
Según el director del Servicio de Salud de Atacama, Héctor Aguilar, “toda persona tiene derecho a expresar su opinión y es muy respetable. Pero, la calificación de negligencia médica le corresponde sólo a los Tribunales de Justicia”. Con respecto a las acusaciones por la eventual falta de recursos dice que “cualquier déficit de recursos en la atención de salud, no es argumento que éste Servicio utilice como razón en la eventual ocurrencia de situaciones que sean interpretadas como faltas en el proceso de atención de cualquier paciente”.
En septiembre de 2011, Karol recibió un mensaje vía Facebook. Una mujer le decía que pidiera una exhumación del cuerpo de su hijo porque había más cosas que saber sobre su muerte. Esa mujer ahora es un testigo protegido del caso.
Su hijo Kevin fue exhumado el 25 de abril del año pasado y los resultados arrojaron una Corioamnionitis, una enfermedad de embarazo de la que ella duda, porque no tuvo síntomas ni tratamiento. Para las próximas semanas el Fiscal llamó a declarar a la patóloga.
El día de la exhumación, Karol limpió antes la bóveda: sacó los recortes de Mickey, los trenes de plástico, autos pequeños y parte de los adornos que había puesto en su pieza y que asemejaban el Océano. Cuando abrieron el féretro de Kevin, ella no quiso mirar. Sólo se abrazó al cajón y estuvo así largo rato. Días después vio sin querer las fotos en la carpeta que documentaba las pericias. Kevin aún conservaba el traje con líneas blancas y celestes.

FUENTE: EL MOSTRADOR

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