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Empresas: Las razones detrás de las crisis en Soquimich y SMU

Académico de la Universidad de Chile señala que vacíos en la normativa y falta de competencia de los fiscalizadores son parte de los problemas de la Ley de Gobierno Corporativo en el país, lo que da paso a crisis como las que viven la empresa supermercadista del grupo Saieh y la compañía de Julio Ponce Lerou.

Sábado 14 de septiembre de 2013 | por Roberto Valencia - Foto: Archivo + Sigue a Nación.cl en Facebook y Twitter

Deficiencias en la Ley de Gobiernos Corporativos es lo que ha salido a flote con los casos de las empresas SMU, acusada de manipular sus estados financieros y de Soquimich, sancionada por la SVS por  infracciones a las leyes de sociedades anónimas y de mercado de valores, lo que deja al país en una posición bastante atrasada en la lucha contra eventuales fraudes en el manejo de la empresas.

Miguel Ángel Díaz, director del Centro de Auditoría, Riesgo y Cumplimiento de la Universidad de Chile, señala que el problema de fondo de estos casos está en los vacíos que tiene la normativa chilena y en lo que se refiere a la independencia de los auditores externos y al control que ejercen los organismos públicos.

"Los fraudes corporativos que se están destapando no son nuevos. Están tipificados por la Asociación de Examinadores de Fraudes a nivel internacional, que determina cuáles son los tipos de fraudes que se producen en las empresas", advierte.

A su juicio, "los encargados de fiscalizar estas empresas deberían conocer este tipo de fraudes y sus indicadores, ya que eso permite a los auditores que es lo que sucede en distintas empresas".

smu y soquimich

En el caso de SMU y Soquimich, Díaz sostiene que "estas 2 empresas tienen indicios de que algo no estaba correcto, a través del análisis en los esquemas de fraudes. El tema es ver si los fiscalizadores tienen las competencias legales para detectar este tipo de fraudes, como la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS)".

"SMU es una empresa que creció fuertemente de manera inorgánica, que se dedicó a comprar empresas y cuando eso pasa se descuidan procesos administrativos en el área financiera, de control, y de Recursos Humanos, por lo que no se pueden detectar errores e irregularidades, a lo que se sumó la manipulación de estados financieros", precisa.

"La presión de crecimiento llevó a deficiencias en control interno, a lo que se agregó la falta de independencia de un auditor externo, ya que trabajaba en otra empresa del grupo Saieh", añade.

Respecto a Soquimich, Díaz menciona que su problema estuvo en las decisiones en el excesivo poder del directorio, "donde los accionistas minoritarios no pueden fiscalizar el accionar".

"En ese caso, la autoridad debe apoyar, con un cambio normativo, estableciendo un comité de auditoría en análisis de las decisiones del directorio, el que debe ser independiente", considerando hechos como el que la hija de Julio Ponce pertenecía al comité de auditores y eso hace difícil controlar eficientemente las decisiones del directorio.

soluciones

El académico plantea que para enfrentar estas situaciones se "deberían tener equipos examinadores, así como los auditores externos que deberían ver si los estados financieros son correctos", junto con la clasificadoras de riesgo.

Explica que la tarea de estos equipos es darle más información a los directores de las empresas, ya que actualmente estos miembros le dedican poco tiempo a lo que ocurre dentro de ellas, siendo difícil que puedan detectar si una empresa está cometiendo irregularidades.

Según Díaz, las empresas deberían tener miembros de directorios que sean expertos en control y fraude, además de un auditor corporativo independiente en la administración, que sea los ojos de los directores para que sepan que está ocurriendo y no ver lo que pasa en Soquimich, donde "es difícil que alguien le diga al accionista principal que no está haciendo su trabajo".

 

FUENTE: LA NACION