Reinaldo Sapag y libro sobre el rol del Cardenal Silva Henríquez durante la dictadura"
“El Cardenal Silva se la jugó por entero por el retorno de la democracia”
Diario Uchile | Miércoles 25 de septiembre 2013 - 12:23 hrs. | comenta
En entrevista con Juan Pablo Cárdenas, el economista y académico de nuestra universidad, Reinaldo Sapag se refirió a la publicación del libro “Rol del Cardenal Raúl Silva Henríquez. Golpe Militar en Chile. Sus Te Deum durante la dictadura”, del cual es uno de sus autores. "Él se la jugó por entero por el retorno de la democracia y eso le significo graves enfrentamientos con el gobierno", afirmó Sapag.
En entrevista con Juan Pablo Cárdenas, el economista y académico de nuestra universidad, Reinaldo Sapag, una de las personas más cercanas del Cardenal Raúl Silva Henríquez, se refirió a la publicación del libro “Rol del Cardenal Raúl Silva Henríquez. GOLPE MILITAR EN CHILE. Sus Te Deum durante la dictadura”, donde aborda el rol que jugó la figura del Arzobispo durante el régimen de Augusto Pinochet.
El libro es una publicación elaborada por el propio Reinaldo Sapag, Máximo Pacheco, Ascanio Cavallo y el abogado Hernán Montealegre.
El Cardenal previó lo que iba a pasar e hizo esfuerzos importantes por evitar la tragedia de 1973. Pero le fue mal al Cardenal en el intento de acercar las posturas.
Ciertamente le fue mal y lo sintió muchísimo, porque él pensaba que con la amistad que tenía con Eduardo Frei podía convencerlo de que se juntara con Salvador Allende y conversaran el tema. No lo consiguió y finalmente le escribió a Patricio Aylwin y Luis Corvalán y a consecuencia de eso se hicieron las reuniones en la casa del Cardenal y el quedó, en un principio, con algún grado de optimismo pero después se dio cuenta que el asunto no tenía solución posible y que el enfrentamiento se iba a producir y él lo lamentó muchísimo.
Estamos hablando de un pastor con un sentido político enorme, porque fueron pocos los políticos de la época que pudieron prever lo que aconteció. Lo que quedó en evidencia en su primera homilía, a días del golpe, cuando dijo que “la sangre ha enrojecido las calles de nuestro país”, lo que significó un acto de coraje inmerso.
El recibió mucha información, porque a pesar que en los primeros días no pudo salir de su casa, el acumuló de sus vicarios, obispos auxiliares y de muchos sacerdotes que recogían a los caídos, información. A mí me toco de forma muy cercana el tema, porque dos hermanas de mi madre eran monjas y una de ellas estaba en la población El Montijo y vivía apoyando a los pobladores y ella me contaba cómo recogían a los cadáveres en el Mapocho, entonces el Cardenal sabía lo que estaba pasando.
Tu viviste mucho tiempo con el Cardenal Silva, la relación entre él y Allende, ¿era una relación fluida?, ¿eran amigos? En el libro se dice algo que habría incomodado mucho a Eduardo Frei, cuando dice en presencia de los dos que no sabía cuál gobierno había hecho más por Chile.
No solamente lo dice en presencia de los dos, sino que cuando el Cardenal quería por todos los medios que Eduardo Frei se reuniera con Salvador Allende, Frei lo piensa un momento y le dice: “¿Usted me está pidiendo esto como católico o como político?, porque si me lo pide como político le tengo que decir que no, pero si me lo pide como católico, tengo que decirle que sí”, entonces el cardenal sin titubear le dice “se lo pido como católico”, Frei guardó silencio, entonces, para refrendar esa petición exigente le dice “si yo tuviese que determinar quién ha sido más cercano con los pobres, si el gobierno suyo o el de Salvador Allende lo dudaría”, el Cardenal miró que incluso con todos los errores de la Unidad Popular, la intención era de llegar al pueblo y de defender a la gente. Finalmente la cosa se dio al revés, porque el pueblo se vio muy asfixiado por el clima que se generó, pero la intención inicial era realmente beneficiar al pueblo, el Cardenal después se arrepintió de lo que le dijo a Eduardo Frei, recordemos que ellos eran muy amigos, desde la época universitaria y había un confianza además, que había nacido en la Reforma Agraria, porque tanto Frei como el Cardenal, se la jugaron entero por la Reforma Agraria.
Después el cardenal jugó un papel fundamental contra la dictadura. En los años finales, ¿cuál era la sensación que tenía él con lo que venía, con lo que había pasado?
Él se la jugó por entero por el retorno de la democracia y eso le significo graves enfrentamientos con el gobierno. Al principio hubo acercamientos con Pinochet, pero al poco tiempo ambos se dieron cuenta de que las posiciones era irreconciliables, hay que recordar que no todos los obispos estaban en la posición del Cardenal Silva, dentro de la misma iglesia existía una oposición a lo que realizaba, se le acusó de estar teñido políticamente, que estaba realizando una tarea política, cuando en realidad estaba con el pueblo que sufría. Para el cardenal la palabra del buen samaritano, de dar ayuda al caído, era un imperativo que incluso estaba en su lema episcopal, cuando él dice que “la caridad de cristo urge, el amor de cristo urge”, entonces la vinculación con Pinochet se fue deteriorando y cuando llegó el momento de su renuncia, en septiembre de 1982, se entrevistó con el papa Juan Pablo II y ahí él se dio cuenta por qué quería seguir al mando del arzobispado de Santiago, él sentía que su tarea no estaba completa, que lo que había hecho en el comité Pro Paz y la Vicaría de la Solidaridad, donde veía era un sufrimiento, era una carencia ante una dictadura atroz. Él se la jugó por entero para que aquí hubiese libertad de expresión.
No está en el libro, porque corresponde a otra época de la que se investigó, esta sensación de frustración que debe haber tenido el Cardenal cuando Juan Pablo II le acepta la renuncia.
Y se la acepta rápidamente porque no existe prácticamente otro Obispo que se le haya aceptado la renuncia de forma tan rápida, ya el día 10 de junio del año 83 teníamos a Monseñor Fresno de Arzobispo de Santiago.
Y tienes alguna lectura de esto, ¿habrá estado el Papa presionado?, ¿habrá considerado que era necesaria otra persona para encabezar un proceso de transición?
Hay dos cosas, Ángelo Sodano influyo mucho en la decisión del Papa, él tenía con el Cardenal puntos de vista contrarios, el quería un entendimiento mayor con la dictadura, el Cardenal también, pero rechazando las acciones que hacía en contra del pueblo y de los valores cristianos, yo creo y es mi opinión personal, que Sodano influyó mucho en la decisión.
Creo que eso fue para el Cardenal también un golpe, porque él no quería que se dividiese el Arzobispado de Santiago en tres como se dividió y él había advertido de la inconveniencia de que se crearan los arzobispados de San Bernardo y de Melipilla, pero se crearon ahí fue cuando sintió que venía muy rápidamente el cambio y efectivamente en abril ya se sabía que el nuevo arzobispo sería Monseñor Fresno, con quien el cardenal tenía una relación de amistad pero también de profundas diferencias y eso al Cardenal le dolió profundamente, él quería continuar, quería devolverle al país la democracia perdida. Pero al final de cuentas y el mismo lo dijo en una oportunidad, lo que se logró con Fresno, no se había podido lograr con él y quizá acá estuvo la mano del espíritu santo, el acuerdo nacional se logró con Fresno y la llegada del Papa y todas esas cosas dieron como resultado lo que quería el Cardenal y él alcanzó a verlo, porque estaba con sus facultades mentales perfectas, cuando se hizo el plebiscito y después la elección de Aylwin el año 89, el Cardenal estuvo muy agradecido.
Cuando el presidente Aylwin llegó a su casa, y le ofrece la posibilidad de que él asumiera la dirección de la comisión de investigación sobre los crímenes de la dictadura, él se sintió honrado, no podía hacerlo, pero se sintió honrado de que el presidente llegara a su casa para ofrecerle esta tarea.
FUENTE:RADIO U. DE CHILE
El libro es una publicación elaborada por el propio Reinaldo Sapag, Máximo Pacheco, Ascanio Cavallo y el abogado Hernán Montealegre.
El Cardenal previó lo que iba a pasar e hizo esfuerzos importantes por evitar la tragedia de 1973. Pero le fue mal al Cardenal en el intento de acercar las posturas.
Ciertamente le fue mal y lo sintió muchísimo, porque él pensaba que con la amistad que tenía con Eduardo Frei podía convencerlo de que se juntara con Salvador Allende y conversaran el tema. No lo consiguió y finalmente le escribió a Patricio Aylwin y Luis Corvalán y a consecuencia de eso se hicieron las reuniones en la casa del Cardenal y el quedó, en un principio, con algún grado de optimismo pero después se dio cuenta que el asunto no tenía solución posible y que el enfrentamiento se iba a producir y él lo lamentó muchísimo.
Estamos hablando de un pastor con un sentido político enorme, porque fueron pocos los políticos de la época que pudieron prever lo que aconteció. Lo que quedó en evidencia en su primera homilía, a días del golpe, cuando dijo que “la sangre ha enrojecido las calles de nuestro país”, lo que significó un acto de coraje inmerso.
El recibió mucha información, porque a pesar que en los primeros días no pudo salir de su casa, el acumuló de sus vicarios, obispos auxiliares y de muchos sacerdotes que recogían a los caídos, información. A mí me toco de forma muy cercana el tema, porque dos hermanas de mi madre eran monjas y una de ellas estaba en la población El Montijo y vivía apoyando a los pobladores y ella me contaba cómo recogían a los cadáveres en el Mapocho, entonces el Cardenal sabía lo que estaba pasando.
Tu viviste mucho tiempo con el Cardenal Silva, la relación entre él y Allende, ¿era una relación fluida?, ¿eran amigos? En el libro se dice algo que habría incomodado mucho a Eduardo Frei, cuando dice en presencia de los dos que no sabía cuál gobierno había hecho más por Chile.
No solamente lo dice en presencia de los dos, sino que cuando el Cardenal quería por todos los medios que Eduardo Frei se reuniera con Salvador Allende, Frei lo piensa un momento y le dice: “¿Usted me está pidiendo esto como católico o como político?, porque si me lo pide como político le tengo que decir que no, pero si me lo pide como católico, tengo que decirle que sí”, entonces el cardenal sin titubear le dice “se lo pido como católico”, Frei guardó silencio, entonces, para refrendar esa petición exigente le dice “si yo tuviese que determinar quién ha sido más cercano con los pobres, si el gobierno suyo o el de Salvador Allende lo dudaría”, el Cardenal miró que incluso con todos los errores de la Unidad Popular, la intención era de llegar al pueblo y de defender a la gente. Finalmente la cosa se dio al revés, porque el pueblo se vio muy asfixiado por el clima que se generó, pero la intención inicial era realmente beneficiar al pueblo, el Cardenal después se arrepintió de lo que le dijo a Eduardo Frei, recordemos que ellos eran muy amigos, desde la época universitaria y había un confianza además, que había nacido en la Reforma Agraria, porque tanto Frei como el Cardenal, se la jugaron entero por la Reforma Agraria.
Después el cardenal jugó un papel fundamental contra la dictadura. En los años finales, ¿cuál era la sensación que tenía él con lo que venía, con lo que había pasado?
Él se la jugó por entero por el retorno de la democracia y eso le significo graves enfrentamientos con el gobierno. Al principio hubo acercamientos con Pinochet, pero al poco tiempo ambos se dieron cuenta de que las posiciones era irreconciliables, hay que recordar que no todos los obispos estaban en la posición del Cardenal Silva, dentro de la misma iglesia existía una oposición a lo que realizaba, se le acusó de estar teñido políticamente, que estaba realizando una tarea política, cuando en realidad estaba con el pueblo que sufría. Para el cardenal la palabra del buen samaritano, de dar ayuda al caído, era un imperativo que incluso estaba en su lema episcopal, cuando él dice que “la caridad de cristo urge, el amor de cristo urge”, entonces la vinculación con Pinochet se fue deteriorando y cuando llegó el momento de su renuncia, en septiembre de 1982, se entrevistó con el papa Juan Pablo II y ahí él se dio cuenta por qué quería seguir al mando del arzobispado de Santiago, él sentía que su tarea no estaba completa, que lo que había hecho en el comité Pro Paz y la Vicaría de la Solidaridad, donde veía era un sufrimiento, era una carencia ante una dictadura atroz. Él se la jugó por entero para que aquí hubiese libertad de expresión.
No está en el libro, porque corresponde a otra época de la que se investigó, esta sensación de frustración que debe haber tenido el Cardenal cuando Juan Pablo II le acepta la renuncia.
Y se la acepta rápidamente porque no existe prácticamente otro Obispo que se le haya aceptado la renuncia de forma tan rápida, ya el día 10 de junio del año 83 teníamos a Monseñor Fresno de Arzobispo de Santiago.
Y tienes alguna lectura de esto, ¿habrá estado el Papa presionado?, ¿habrá considerado que era necesaria otra persona para encabezar un proceso de transición?
Hay dos cosas, Ángelo Sodano influyo mucho en la decisión del Papa, él tenía con el Cardenal puntos de vista contrarios, el quería un entendimiento mayor con la dictadura, el Cardenal también, pero rechazando las acciones que hacía en contra del pueblo y de los valores cristianos, yo creo y es mi opinión personal, que Sodano influyó mucho en la decisión.
Creo que eso fue para el Cardenal también un golpe, porque él no quería que se dividiese el Arzobispado de Santiago en tres como se dividió y él había advertido de la inconveniencia de que se crearan los arzobispados de San Bernardo y de Melipilla, pero se crearon ahí fue cuando sintió que venía muy rápidamente el cambio y efectivamente en abril ya se sabía que el nuevo arzobispo sería Monseñor Fresno, con quien el cardenal tenía una relación de amistad pero también de profundas diferencias y eso al Cardenal le dolió profundamente, él quería continuar, quería devolverle al país la democracia perdida. Pero al final de cuentas y el mismo lo dijo en una oportunidad, lo que se logró con Fresno, no se había podido lograr con él y quizá acá estuvo la mano del espíritu santo, el acuerdo nacional se logró con Fresno y la llegada del Papa y todas esas cosas dieron como resultado lo que quería el Cardenal y él alcanzó a verlo, porque estaba con sus facultades mentales perfectas, cuando se hizo el plebiscito y después la elección de Aylwin el año 89, el Cardenal estuvo muy agradecido.
Cuando el presidente Aylwin llegó a su casa, y le ofrece la posibilidad de que él asumiera la dirección de la comisión de investigación sobre los crímenes de la dictadura, él se sintió honrado, no podía hacerlo, pero se sintió honrado de que el presidente llegara a su casa para ofrecerle esta tarea.
FUENTE:RADIO U. DE CHILE
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