sábado, 17 de agosto de 2013

Operación comunicacional sin precedentes busca complicar al empresario Álvaro Saieh por dificultades en su retail de supermercados

16/08/2013 |
Por Equipo Cambio21
Encabeza las denuncias el abogado Fernando Barros, ex miembro del directorio de una de las empresas del Grupo Saieh.
Se ha dicho que el holding SMU -compuesto entre otros por el supermercado Unimarc-, acumula millonarias pérdidas, desde 2010 y al primer trimestre de 2013. Éstas sumarían $148.000 millones. Además, presenta una carga de deudas por US$2.400 millones, tras la adjudicación de Supermercados del Sur que pertenecía al fondo de inversiones Southern Cross.

La gente de Saieh dice que eso es falso. La dañina información echada a correr añade otra más grave: se acusa al empresario de estar llevando a cabo triangulaciones para inyectar fondos a SMU a través de Fondos de Inversión Privada (FIP) que son financiados por su banco, Corpbanca. También falso, señalan a Cambio21.

Quien aparece encabezando las denuncias, que se han hecho públicas desde hace un par de semanas, es el abogado Fernando Barros Tocornal, influyente pinochetista, integrante de "los 77" que llevaron la antorcha en Chacarillas, miembro del Opus Dei, asesor de los responsables de la estafa de La Polar y consejero de Sebastián Piñera en el manejo de sus platas.

Lo llamativo del caso es que Barros era, hasta hace poco, integrante del directorio de SMU, en representación del fondo de inversiones Southern Cross, es decir estaba al tanto de todas las actividades de la compañía y con acceso a información privilegiada.

¿Cómo llegó a ese directorio? Porque Saieh compró la cadena Supermercados del Sur (SDS) que tiene locales en Temuco, Los Ángeles y Concepción y en el "combo" iba Barros, a solicitud de la compañía vendedora Southern Cross. Esta pertenece a los argentinos Norberto Morita y Horacio Reyser, al chileno Raúl Sotomayor y al cubano Ricardo Rodríguez.

El distanciamiento se produjo porque Southern habría sobrevalorado SDS al momento de vender a SMU, lo que Saieh habría impugnado. Ahí se origina la "venganza" que se tradujo en esta operación que encabeza Barros.

Poderes fácticos

Por cierto, en el entorno de Saieh niegan todos los cargos que se les han formulado y les extraña profundamente lo que está pasando. "Es la primera vez que sucede algo así. Saieh es una persona que nunca ha tenido problemas con sus socios y genera relaciones de largo plazo en sus proyectos", se dijo a Cambio21.

"Lo que aquí se ha visto es un uso malintencionado de información privilegiada, con verdades a medias, otras tergiversadas y también mentiras groseras", señalan dolidos los cercanos a Saieh.

Pocas veces se ha visto algo semejante en el ambiente empresarial. "Pero la historia de Southern Cross esta llena de episodios con socios donde el chantaje y la presión han sido instrumentos comunes de negociación", dijeron las fuentes a nuestro medio.

También hay otros actores que observan este acoso con cierto deleite. Por ejemplo, los competidores de Copesa. "Uno siempre puede pensar que hay más personas interesadas en esto, ayudados por los poderes fácticos que actúan en el mundo de los medios de comunicación", dijeron las fuentes a Cambio21.

¿Qué hizo Barros?

Ya se ha hecho habitual ver en las oficinas de Southern Cross al abogado Fernando Barros, a quien se considera como su principal representante, ideólogo y estratega. Como es de dominio público, Barros se hizo conocido a nivel nacional por el protagónico rol que cumplió en la defensa de Pinochet en Londres, a fines de los 90.

A través de su estudio de abogados Barros & Errazúriz, el polémico profesional ha participado en diversas acciones del fondo de inversiones Southern Cross, entre las que se cuentan fusiones, adquisiciones y operaciones diversas como la asesoría en la venta de Essbio y Aguas Nuevo Sur Maule a Ontario Teachers Pension. (US$335 millones), asesoría en la compra del 50% de Gas Atacama (US$80 millones), asesoría en la fusión de SDS con Saieh y asesoría en el caso La Polar.

Esta última asesoría ha sido fuertemente criticada, pues Fernando Barros y algunos profesionales de su estudio habrían tenido un rol protagónico en lo sucedido con la multitienda, donde resultó afectado un millón de personas. Hay consenso de que se trata del hecho más emblemático de abusos y malas prácticas en materia de gobierno corporativo, generado cuando el retail era controlado por Southern Cross.

La trampa tendida a los modestos clientes de La Polar consistió en repactarles sus deudas sin informarles, de manera de hacer crecer en forma artificial los haberes de la compañía, mecanismo diseñado para engañar a los directores, accionistas, mercado y autoridad.

Uno de los trucos que más llamaron la atención fue el de los denominados "planes de incentivo", que les permitieron a los ejecutivos de La Polar obtener suculentas cifras de dinero vinculadas al éxito fraudulento de su gestión en la empresa. Según declararon en el proceso los gerentes a la Superintendencia de Valores y Seguros, el diseño estuvo a cargo del estudio Barros & Errázuriz.

Ganancias ilícitas

El primer paso fue crear sociedades con las cuales los gerentes pudieran pagar la menor cantidad de impuestos por el dinero que ganarían, confesó María Isabel Farah a la SVS, según reveló una investigación de CIPER.

Un segundo programa de incentivos se puso en práctica en octubre de 2006 y duró hasta octubre de 2009. "El mecanismo consistió en que los entonces gerentes de La Polar compraron acciones a un precio subsidiado y las vendieron en el mercado tres años después a un precio mayor".

"En esos cuatro años, con Pablo Alcalde en la gerencia general y Norberto Morita en la presidencia del directorio, La Polar repactó unilateralmente la deuda del 77% del millón de clientes afectados y mostró al mercado resultados financieros falsos, auditados primero por Ernst & Young y luego por PricewaterhouseCoopers", señalaron las fuentes a Cambio21.

"Es decir, mientras más de 700 mil chilenos se veían afectados por las repactaciones, los ejecutivos gracias a estos planes seguían recibiendo los beneficios de resultados de la compañía adulterados".

Estos mecanismos de incentivo, a través de los cuales los ejecutivos pudieron sacar de la empresa una suma impresionante de recursos, fueron de común utilización en el período en que Southern Cross mantuvo la calidad de accionista de La Polar.

La Fiscalía Centro-Norte, durante la investigación del caso, citó a declarar a Barros no en su calidad de abogado sino de testigo para aclarar las acciones de su cliente Pablo Alcalde en orden a ocultar el origen y destino de su enorme patrimonio.

Los problemas de Southern

El fondo de inversiones Southern Cross ha tenido tempestuoso paso por otros sectores además del retail. Se trata de un frustrado y controvertido paso por el sector eléctrico.

Tierra Amarilla, termoeléctrica que junto a Campanario formaban parte de "Campanario Generación", cayó en insolvencia en septiembre de 2011 junto a la termoeléctrica del mismo nombre. Luego y sólo gracias a una medida judicial fue autorizada a negociar la venta de sus activos a Inkia Energy en diciembre del 2011.

La fallida participación de Southern Cross en el sector eléctrico es calificada por una alta fuente eléctrica como "una pasada súper especulativa. Le generaron un gran daño al sector. Demuestra que éste no da para operaciones especulativas". El fondo tuvo mal comportamiento de pagos, lo que afectó la estabilidad financiera del resto de las empresas del sector.

Las problemáticas incursiones del fondo en el terreno energético se extendieron también al gas. En junio 2012, el Diario Financiero informaba que "un nuevo capítulo estaba por escribirse en la conocida disputa entre los socios de GasAtacama, Endesa y Southern Cross". Las firmas estuvieron enfrascadas en una discusión por la valorización de la generadora del norte, puesto que el fondo de inversión ligado a Raúl Sotomayor y Norberto Morita "tiene deseo de vender su parte de la firma". Al final, debió llegarse a arbitraje para fijar el precio.

La Universidad del Mar fue otra de las aventuras del fondo. Ésta se llevó a cabo luego de obtener enormes ganancias en La Polar, donde había tomado el control en 1999 cuando la tienda estaba al borde de la quiebra, y tras vender sus acciones en 2006, aunque los fundadores de Southern Cross, Morita y Sotomayor, continuaron como presidente y vicepresidente de La Polar hasta junio de 2009.

El periódico digital El Mostrador, en marzo de 2011, relató que ambos adquirieron la Universidad del Mar. Para ellos, los cerca de 20 mil alumnos que tenía constituían un especial atractivo, sobre todo porque esa universidad obtuvo en diciembre de 2010 su acreditación por dos años. Además, esa cantidad de estudiantes provenientes de los sectores a los que están orientados los negocios detallistas de Southern Cross (SC), constituían una apetecida "cartera", señaló el medio.
¿Qué objetivo puede tener un fondo de inversiones en una universidad? El interés por obtener utilidades, que se consiguen a través del pago de los aranceles de los estudiantes y de los créditos que ellos contraen.

En junio de 2012, TVN mostró a estudiantes de la Universidad del Mar, de la Central y de institutos profesionales integrantes del Movimiento Educación Superior Privada protestando frente a las oficinas del Southern Cross Group, en Las Condes. Los manifestantes exigían el fin del lucro en la educación.

La relación con Saieh

El Holding SMU S.A. es la sociedad que consolida las operaciones del brazo de retail de supermercados del grupo Saieh. Sus formatos son Unimarc, Telemercados, OK Market, Construmart y otros. Desde septiembre de 2012, incorporó la cadena Supermercados del Sur (SDS), operación que le permitió a sus anteriores dueños, el fondo Southern Cross, salir de sus problemas financieros y cumplir con los covenants asociados a un crédito por US$100 millones. SC se quedó con el 18,7% de SMU después de la transacción.

Según informó el diario Estrategia, SDS se encontraba en una situación extremadamente crítica y a un paso de la insolvencia, pero logran entusiasmar con su proyecto a Álvaro Saieh. Según el periódico ese "quizás sea el gran error en su trayectoria empresarial", haberse "entusiasmado con el proyecto y con la ambición de consolidarse como el tercer actor en la industria de supermercados, (por lo que) decide obviar el currículum de sus socios y adquiriere en una operación relámpago SDS, fusionándola con SMU e incorporando en su interior a Southern Cross", incluido Fernando Barros.

Saieh se comenzaría a dar cuenta muy pronto del error. Las cifras no cuadraban y los resultados de los locales de la cadena adquirida tenían buen índice de ventas a costa de márgenes que no los hacían rentables. Los problemas de SDS repercutieron en SMU, generándose la polémica que ha ocupado la atención de los lectores de las páginas económicas de la prensa nacional.

¿Quiebra en SMU?


Los trascendidos lanzados en esta campaña comunicacional contra Saieh, llegaron al punto de señalar que la eventual quiebra de la sociedad SMU traería un riesgo de transparencia y fe pública al Grupo Saieh. Un ex regulador dijo a El Mostrador que "mal que mal, el grupo maneja casi US$32.000 millones en activos", incluyendo depósitos a plazo y reservas técnicas para el pago de rentas vitalicias.

Las fuentes consultadas por Cambio21 señalaron que tales transcendidos son "completamente infundados. La exposición del Banco (CorpBanca) a SMU es bajísima. Sólo un 1,85% de la deuda de SMU es con CorpBanca, y todos los dineros invertidos por el Banco en esa empresa es ínfima en relación a sus colocaciones. Las compañías de seguros tienen inversiones que equivalen a poco más del 2% de su portafolio de inversiones en SMU".

"En el evento de ocurrir un problema mayor en SMU, no se genera ningún efecto como el profetizado en las demás empresas", indicaron.
 
FUENTE: CAMBIO 21

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