La descomposición de la UDI o el nuevo mapa que se construye en la derecha
26/08/2013 |
Por Equipo Cambio21
¿No será que las pugnas del oficialismo son la muestra del nuevo rebaraje del napie de cara a lo que pase después de marzo de 2014? Acá se luce la independiencia de Ossandón, el fuerte liderazgo de Allamand, el afán de Piñera por trazar líneas para su eventual retorno en 2017 y una UDI que vive una lucha entre un doctor Jekill que quiere democracia y un mister Hyde que pasa la aplanadora de acuerdo a los intereses de la cúpula y que hoy depende del mismo Piñera en los meses finales de su gestión.
Lejos de aunar criterios y del trabajo de unidad que se esperaba en la Alianza luego que el gobierno y los consejos generales de la UDI y RN apoyaran a la candidatura de Evelyn Matthei, en el sector lo único que se ventila es tensión y aires separatistas.
Las muestras están con los llamados públicos que provienen de los disidentes de Renovación Nacional, que bodean el 20% del total de su militancia, para que se otorgue libertad de acción y así tengan la opción de apoyar a Franco Parisi en la primera vuelta del 17 de noviembre.
Los "voceros" de esta clamor interno son el senador Antonio Horvath y el abogado Raúl Meza. Es más, Horvath admitió que por la amistad que lo aproxima Franco y Antonino Parisi colaboró en la elaboración de contenido programáticos ligados a ambientalismo y ecología. En tanto, Meza, querellante del caso tsunami, quiere congelar la militancia para no sumarse a la campaña de la ex ministra.
Y sigue. El candidato a senador por Santiago Poniente, Andrés Allamand, que antes de pedirle a los consejeros de su partido que respaldaran la candidatura de Matthei lanzó fuertes descargos hacia La Moneda y el gremialismo, fustigó a la UDI por bajar al diputado Cristián Letelier de su repostulación por el distrito de Melipillan y poner en su lugar al hijo del senador Juan Antonio Coloma, del mismo nombre.
El tema provocó la renuncia de Letelier a la UDI tras 30 años de militancia y podría gatillar otras salidas, como la del diputado Carlos Recondo, quien fue bajado de su candidatura a senador por la región de Los Ríos (cupo que quedó para Iván Moreira). Tal vez no dimitirá, pero el diputado Gastón van Mühlenbrock, que fue bajado de las primarias senatoriales en Los Lagos (llegó desde Santiago la designada Ena von Baer), al decidir que no repostulará por la Cámara Baja le da opciones a que RN gane un escaño más en esa zona.
Y por si fuera poco, Manuel José Ossandón, postulante al Senado por Santiago Oriente, rechazó la reunión de reconciliación que sostuvieron Allamand y Matthei, la que tildó de "tongo que la gente no acepta". De paso, el ex alcalde de Puente Alto se niega a compartir espacios con la abanderada, lo que tampoco asegura que la oficialidad de RN lo apoye en las senatoriales, lo que le abre la puerta a Laurence Golborne en su afán por sumar posicionamiento político en la derecha.
Y los líos siguen en la VIII Región, con el estilo sin diálogo de la candidata a senadora de la UDI Jacqueline van Rysselberghe y RN, que también le daría libertad de acción a sus militantes para que voten por otras alternativas, a saber el economista Rafael Garay, no descartando que simplemente sufragen en blanco o nulo y aboquen todos sus esfuerzos a sus candidatos a diputados y cores.
Es evidente que con este ánimo la votación final de Matthei supere o llegue cerca al piso histórico de la Alianza, que oscila entre el 40 y el 45%. Por ende, tal como en las primarias de la Nueva Mayoría, el objetivo final será obtener el segundo lugar ante una candidata que si no gana en noviembre tendría que obtener una gran ventaja en el balotaje.
¿No será que las pugnas del oficialismo son la muestra del nuevo rebaraje del napie de cara a lo que pase después de marzo de 2014? Acá se luce la independiencia de Ossandón, el fuerte liderazgo de Allamand, el afán de Piñera por trazar líneas para su eventual retorno en 2017 y una UDI que vive una lucha entre un doctor Jekill que quiere democracia y un mister Hyde que pasa la aplanadora de acuerdo a los intereses de la cúpula y que hoy depende del mismo Piñera en los meses finales de su gestión.
Anexamente, desde la misma derecha interpelan por el rol mediador de la DC, lo que se lee como un intento desesperado por alejar a la falange de la Nueva Mayoría, que no es otra cosa que la Concertación y el PC. Fue por eso que Andrés Zaldívar, referente institucional de la entidad, aclaró la imposibilidad de juntar a la colectividad de Alameda con la Alianza en futuros acuerdos de gobierno, lo que no quita la opción de llegar a un pacto que logra terminar con el sistema binominal.
Sería el premio de consuelo para los más liberales de la derecha, pero en un año marcado por la tensión electoral y un escenario de derrotas que difícilmente se calmará con la sola llegada de Matthei a la segunda vuelta.
FUENTE: CAMBIO 21
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