Rendón y la Huelga Electoral Constituyente: “Es el momento de los movimientos sociales, no de la representación política”
Luis Mariano Rendón, abogado,
promotor del uso de la bicicleta y activo ecologista, conversó con El
Ciudadano sobre una nueva iniciativa de participación política que se
encuentra impulsando con un grupo de personas. Se trata de la Huelga
Electoral Constituyente, una idea al margen de la institucionalidad
electoral vigente y que tiene sólidos argumentos para su implementación,
además de un gran número de personas que ya están operando en esta
lógica y que Rendón busca canalizar hacia la demanda por la redacción de
nuevas reglas del juego que el Chile actual requiere con urgencia,
mediante una asamblea constituyente. Mal que mal el 60% de los chilenos
que se abstuvo de participar en política por la vía electoral en las
últimas elecciones, algo quiere decir.
-¿En qué consiste esta iniciativa llamada Huelga Electoral Constituyente?
-Es una idea que hemos desarrollado
entre algunas personas de distintos ámbitos, que tiene que ver con que
entendemos que lo que está en crisis es el sistema político y que más
que ver como pelear una representación dentro de esa institucionalidad
pinochetista en lo grueso, de lo que se trata es ver cómo recuperar la
soberanía para sentar las bases de un nuevo sistema político, una
verdadera democracia para Chile.
-¿Hablamos de cambiar la constitución?
-Hablamos de cambiar la constitución y
de muchas otras leyes que son fundamentales en esto. Y eso es un tema
que está pendiente hace demasiado tiempo. Este año cumplimos 40 años
desde la pérdida de la democracia en nuestro país y 23 años desde que
terminó la dictadura ejercida por Pinochet y comenzaron los gobiernos de
posdictadura, porque llamarlos democráticos es un exceso, porque el
conjunto de las reglas que jugaban no eran democráticas. Por lo tanto
atendida la crisis política que se ha manifestado el año 2011 y 2012 con
múltiples eclosiones tanto de movimientos sociales como territoriales,
queda en evidencia que lo que corresponde es ver cómo somos capaces de
lograr que este sistema político entre en una crisis definitiva y
podamos por lo tanto plantear su superación.
-¿Vale decir deslegitimar el sistema político mediante la abstención?
-Así es.
-Pero esto es un fenómeno que ya se ha venido desarrollando…
-Claro, que se produce espontáneamente.
-Existe un desánimo y las personas no concurren a votar porque entienden que eso no sirve para nada.
-Porque en realidad no sirve para nada.
Tal como lo dijera Jaime Guzmán muy pre claramente cuando se redactaba
la constitución de Pinochet, se trata de una estructura jurídica tal,
que hace que, sea quien sea que esté dirigiendo el gobierno, tenga que
regirse por cánones absolutamente restringidos. Incluso concediendo que
la concertación hubiera tenido ganas de hacer algo distinto, cosa que yo
pongo en una tremenda duda. Como ellos han dicho no han podido hacerlo
por no tener los quórums. y no tenían los quórums pese a tener mayoría
en la ciudadanía porque el sistema político electoral binominal lo que
hace es deformar la voluntad de la ciudadanía para impedir que las
mayorías ciudadanas se representen efectivamente en una mayoría en el
parlamento, ese es todo el sentido del sistema electoral binominal.
-¿Qué hacer frente a eso?
-Frente a eso la gente se da cuenta que
gane uno u otro más menos no hay ninguna diferencia. Ayer compartí en el
twitter algo que puso un amigo que decía, gane quien gane nosotros
perdemos. Incluso yendo a los últimos gobiernos al comparar el de Piñera
con Bachelet grandes diferencias no hay, no es ningún exceso decir que
el de Piñera ha sido un quinto gobierno de la concertación. Incluso en
algunos parámetros el gobierno de Piñera hasta ha tenido mejor
desempeño, por duro que sea reconocerlo. Como la letalidad de la
represión, en el gobierno de Bachelet hubo más muertes producto de la
represión de las que hemos tenido durante el gobierno de Piñera. Ese
triste record Piñera no lo ha superado. En ese cuadro decimos que esto
ya tiene que cambiar de una vez y la forma en que debe cambiar no es
lograr que con algún esfuerzo especial una u otra persona que viene de
los movimientos sociales se incorpore a este parlamento binominal,
porque eso va a ser un adorno.
-Sin embargo varios de los
dirigentes que vienen del movimiento estudiantil han optado por esa
alternativa y hoy están peleando un escaño en el congreso.
-En esto se hacen opciones políticas y
yo creo que son opciones políticas que traen consecuencias. Yo tengo la
más alta estima a todos los muchachos que vienen del movimiento
estudiantil principalmente, pero creo que es un error trata de ganar
esos espacios dentro de esta institucionalidad, porque incluso en el
caso que les fuera bien, y si van en listas con la concertación lo más
probable es que lo logren, pero qué van a hacer ellos en una estructura
donde el binominal va a seguir primando. Esto lo han reconocido los
propios dirigentes de la concertación, ellos reconocen que producto del
sistema binominal la correlación de fuerzas en el congreso va a seguir
siendo la misma que es hoy día.
-Hay quienes han instalado la
idea de que esto es un co-gobierno entre la alianza y la concertación.
Digamos que están absolutamente de acuerdo en las líneas generales y las
diferencias son más bien cosméticas. Lo que hacen en el fondo es
repartirse cuotas de poder y alternarse en él por períodos para que todo
siga exactamente igual.
-Vemos que incluso ciertos parámetros
tradicionales como que la derecha es la que está en los negocios y todo
el resto representaba intereses más de la ciudadanía hace mucho tiempo
que dejó de ser así. Vemos que muchos hombres de la concertación están
absolutamente ligados a los negocios y monopolios que controlan este
país. Vemos a personas como Jorge Rosenberg, uno de los ejecutivos de
Endesa, PPD, presionando al gobierno de Piñera para que apruebe
Hidroaysén. Bueno, además Daniel Fernández en el mismo Hidroaysén,
también PPD. Sería largo mostrar como la Concertación ha tejido un red
dentro del mundo de los negocios y ha pasado a ser una misma cuestión,
ahí hay lazos muy potentes, que no van a cambiar. Lo que vamos a tener
es un congreso donde no van a haber mayores diferencias en términos de
correlación de fuerzas. Durante el gobierno anterior y los otros hemos
tenido díscolos, gente que ha planteado temas, que han marcado una
diferencia pero qué han logrado, nada, porque eran golondrinas que no
hacían verano. Yo pienso que si alguno de estos dirigentes estudiantiles
llega al congreso tampoco va a cambiar esta estructura gruesa del
pinochetismo.
-Como tampoco lo hizo el Partido Comunista que logró tres diputados hace años ya y que ni se han notado.
-Concuerdo con eso. La verdad es que no
se ha notado una transformación, a pesar de que el partido comunista fue
el enemigo público número uno de la dictadura y esté representado en el
congreso. Entonces aquí no se trata de eso sino de ver como echamos
abajo esa estructura y hoy estamos en un momento distinto. Fue
entendible esta política durante el largo sueño de la concertación, pero
hoy las condiciones políticas del país son distintas. Hay efectivamente
una crisis, hay un alza de los movimientos sociales, hay un despertar
de la gente que ya no se deja apabullar como lo hizo durante tanto
tiempo, por lo tanto eso no lo podemos tratar de meter en esta caja que
es la constitución del ’80 que no lo permite.
-¿Cómo cambiar este sistema
mediante la abstención? Ya hemos visto que en elecciones anteriores ha
habido una gran abstención y sin embargo la clase política sigue
validando su sistema electoral y siguen siendo elegidos sus
representantes con el binominal. Digamos, aun logrando una mayor
abstención, ¿De qué forma eso se materializa y tiene como consecuencia
una deslegitimación tal que lleva a que el sistema caiga y se reemplace
por otro?
-No basta con la abstención, la
abstención es un elemento necesario pero no suficiente para producir el
cambio. Además, hay que levantar liderazgos y organización que logre
liderar esta abstención. Es un poco lo que hicieron los muchachos de la
Aces en las elecciones municipales. Yo conversaba esto con Eloísa antes
de las elecciones municipales, yo le decía que en las municipales me
parecía que no, porque no se expresa el sistema binominal. En ellas hay
un sistema mayoritario para alcaldes y proporcional para los concejales,
ahí no está la esencia antidemocrática del sistema. Está ahora en las
elecciones del congreso nacional, en las elecciones de Senadores y
Diputados y ahí yo creo que nos vamos a encontrar. Junto con lograr una
abstención relevante, al menos una abstención mayor que en las
anteriores presidenciales, lograr que sea liderado por un conjunto de
organizaciones desde los movimientos sociales. Yo creo que es el momento
de los movimientos sociales no de la representación política.
-¿La idea es lograr que esto decante en un campaña visible como lo hizo la Aces?
-Así es exactamente. Pero yo espero que
logremos concordar ahora que vaya algo con mucho más sentido de atacar
las bases del sistema. Por eso yo he propuesto un nombre, pero puede ser
cualquier otro, huelga electoral constituyente, porque
lo que estamos reclamando es eso, una Asamblea Constituyente que logre
darle a nuestro país, casi por primera vez en su historia, una
constitución elaborada por los propios ciudadanos y no impuesta por el
fraude y la violencia como es la que tenemos. No tenemos por qué seguir
tolerando que rijan en Chile las normas impuestas de esa manera.
Efectivamente es ilegítimo ese proceso de la constitución del 80, no
tenemos por qué seguirla tolerando. Ya no están dadas las condiciones
para seguir soportando eso más tiempo, existe la posibilidad de
cambiarlo y para eso existe la decisión de mucha gente y por supuesto
los liderazgos políticos van a tener que decir algo. Imagínate que los
partidos políticos, incluso no los más importantes, como el partido
Humanista o el partido Comunista dijeran no, no estamos dispuestos a
seguir participando en esta farsa, sabemos que esta constitución no
permite la participación real de la ciudadanía, nos restamos; qué
pasaría, hay un terremoto político. El sistema se mantiene porque se
juega en el sistema. En la medida que no solamente la gente sino que
fuerzas políticas se restaran, el sistema comienza a resquebrajarse
rápidamente.
-Pero vemos que ocurre
exactamente lo contrario, porque partidos como los que menciona están
absolutamente integrados al sistema, uno con candidato y otro sumado a
la candidatura de la concertación. Vemos que si bien desde los
movimientos sociales se puede acoger un poco esta idea, es solo en parte
porque muchos desde ahí han optado también por la vía electoral,
metiéndose a ese sistema. ¿Quiénes están de momento con una idea así?
-Hasta ahora a nivel de personas de
distintos sectores, esperamos tener un encuentro la próxima semana donde
podamos aprobar un documento y hacer un llamamiento más amplio a este
proceso. Que esperamos sea entendido y escuchado por mucha gente,
incluso quienes tienen responsabilidades políticas en algunos sectores.
Es una tremenda oportunidad de provocar el cambio y construir desde
fuera de la institucionalidad pinochetista una fuerza capaz de echarla
abajo. Estamos seguros que después de las elecciones la situación en el
terreno institucional no va a sufrir ningún cambio mayor, entonces
tenemos que estar preparados para ese momento, haber acumulado una
fuerza mayor, haber dicho que en las elecciones no va a estar la
solución, porque no son elecciones democráticas. No estamos en contra de
las elecciones, pero queremos elecciones efectivamente democráticas que
no han existido desde hace ya demasiado tiempo. Meterse en la lógica de
la institucionalidad pinochetista en el mejor de los casos lo que haría
es posponer algunos cambios por lo menos una década. Ahora se van a
elegir senadores por ocho años. Esos senadores por supuesto que no van a
aprobar ninguna reforma que les implique dejar el cargo antes,
cualquier cambio va a ser después de ocho años. Ya llevamos 40,
acercarnos a 50 años con las mismas reglas del juego, con la misma falta
de democracia que produce esta tremenda desigualdad, es inconcebible.
-¿Crees que la figura del
plebiscito que existe, es un instrumento válido para avanzar en los
cambios que los movimientos sociales exigen?
-Si existiera voluntad política por
supuesto que se podrían haber provocado cambios, pero no existe. Por
supuesto no existe en la derecha pero tampoco en la concertación.
-El plebiscito es un instrumento
dentro del sistema que podría permitir realizar cambios importantes.
Como por ejemplo llamar a una Asamblea Constituyente.
-Claro, sería la llave. Precisamente en
esa línea fue que hicimos la toma del Congreso en el año 2011, que tenía
por objetivo exigir un acuerdo de parlamentarios de distintos sectores
que se comprometieran a presentar un proyecto de reforma constitucional
que introdujera el plebiscito, que también puede ser auto convocado por
la ciudadanía, recolectando firmas que aseguren una representación.
Nosotros logramos eso, ellos cumplieron su palabra y lo presentaron,
pero duerme en la comisión de constitución de la Cámara de Diputados
porque no hubo ninguna voluntad de llevarlo adelante. Lo mismo ocurre
con la cuarta urna: no hay proyecto de cuarta urna, una urna
constituyente, porque la clase política no ha querido. Se han hecho
todos los esfuerzos para realizar cambios dentro de lo que permite esta
institucionalidad, pero se han cerrado todas las puertas porque no
existe la voluntad política. Entonces no podemos someternos a ello,
tenemos que buscar desde fuera, restando legitimidad a esa
institucionalidad y luego hacerla entrar en crisis desde los movimientos
sociales en el próximo período.
-¿Cómo explicas la adhesión que
logra Bachelet? Cuando su gobierno fue un fracaso absoluto en relación a
la concreción de cambios como los que hablamos.
-Bueno eso para mí es un gran misterio.
Me imagino que es un elemento de carácter emocional, de la figura. Logró
quizás construir una cosa de cercanía, pero las políticas concretas de
su gobierno fueron absolutamente contradictorias. Piñera ha sido lo
mismo en todos los aspectos. Hace uno días se veía a Lagos Weber
convocando a la marcha contra el muelle Barón, y ese proyecto fue
lanzado por Bachelet cuando él era ministro, una inconsecuencia
absoluta. Lo peor del gobierno de Piñera es continuismo del gobierno de
Bachelet en todos los aspectos. Eso se explica por la falta de reflexión
todavía de la ciudadanía.
-¿Crees que falta madurez y mayor toma de conciencia de la ciudadanía sobre estos temas?
-Creo que esta anti campaña que queremos
levantar puede lograr hacer pedagogía sobre estos aspectos, que esto se
hable en los foros en las universidades, en los colegios y sindicatos. Y
hay quienes dicen no, con esto gana la derecha, pero si la derecha es
la que ha gobernado por los últimos 30 años este país, las políticas que
se han implementado son de derecha. Creemos que es la hora de ir al
fondo de los problemas y no seguir engañados por una institucionalidad
donde sabemos que no van a estar las soluciones. Dentro de la
institucionalidad no es posible hacer los cambios, por más buena
voluntad que tengan los dirigentes que así lo piensan. No se trata de
disputar la institucionalidad sino ver como echamos abajo esa
institucionalidad pinochetista.
-Es la antigua discusión de si los cambios hay que provocarlos desde dentro o fuera de las instituciones.
-Asi es, es una antigua discusión. Y en
esto no tengo un dogma, yo candidato y partidario de la candidatura de
Josefa Errázuriz porque entendía que ahí había una oportunidad de
derrotar a una de las partes más oscuras del pinochetismo y lograr desde
la ciudadanía un triunfo, pero esa era otra historia, porque ahí no
rigen las reglas del congreso binominal. Hoy día las condiciones son
distintas y si están dadas las cosas para grandes cambios.
-¿Cómo crees se viene este año en cuando a las movilizaciones?
-Creo que va a ser un año fuerte, creo
que la efervescencia social no va a ser cooptada completamente por las
campañas electorales, así lo estamos viendo. Algo de esa energía va a
ser cooptada pero en lo grueso va a seguir la gente en las calles. Van a
salir otros temas a la palestra, como Hidroaysén y otros. Ahí hay que
poner el acento en la movilización social que ha sido el único camino
que ha permitido que el país se remezca y que exista la posibilidad de
que estemos discutiendo estas cosas. Que una discusión como la de la
asamblea constituyente sea una discusión factible, de la que se habla en
los medios de comunicación, eso ha sido solo a punta de movilización
social, no ha sido por la clase política, ha sido a pesar de la clase
política.
Por Sebastián Larraín Saá
El Ciudadano
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