viernes, 19 de abril de 2013

Nuevo ministro de Educación se espera para próximos días

La Moneda apuesta a poner paños fríos después del día de furia de la derecha por destitución de Beyer

La acusación, Bachelet, la destitución de Beyer, el clima político y la definición del tenor exacto para seguir los próximos días fue analizado ayer en la tarde en un extenso comité político en Palacio, que encabezó el Presidente Sebastián Piñera y que se prolongó por más de dos horas y media. De ahí salió la decisión de bajar las revoluciones, sacar al pizarrón a la oposición, pero con un tono distinto, menos beligerante.
“No hay orden de quedarse mudos, pero los gobiernos tampoco pueden quedarse pegados mirando para atrás”, se dijo ayer en La Moneda para graficar el tenor que tendrán durante los próximos días las relaciones entre el gobierno y la oposición. Esto, luego del dramático capítulo de la acusación constitucional que llevó a la destitución de Harald Beyer. Después del fastuoso funeral político que se realizó en Palacio al saliente ministro de Educación y la catarsis de rígor, con el correr de las horas el propio gobierno optó por poner paños fríos a lo que —inicialmente— fue una declaración de guerra, desde la derecha y del propio Ejecutivo a la Concertación y la candidata presidencial del PS-PPD, Michelle Bachelet. Incluso, las huestes oficialistas se mostraban, en vivo y en directo, dispuestas a incendiar la pradera.
No es que en La Moneda vayan a dejar que a la oposición y a Bachelet, afirman, les salga gratis la destitución de Beyer. Por el contrario, confiesan en el gobierno que cada vez que puedan, se les pregunte o sea necesario sacar a colación, se le enrostrará al bloque opositor “la irresponsabilidad” política en la que incurrió por un mero interés electoral.
Eso sí, los principales dardos de Palacio seguirán reservados principalmente para la ex mandataria, ya que “con su silencio sobre la acusación dio luz verde a la Concertación”. Es que La Moneda esperaba realmente que Bachelet intercediera de alguna forma a favor de Beyer, porque para ella no era un desconocido, sacando una vez más a relucir la colaboración que le dio a la ex mandataria durante su gobierno.
“Ya no está en la ONU, tiene que hacerse cargo”, precisaron en el gobierno para graficar que marcarán el punto a la candidata cuantas veces sea necesario, porque están convencidos en Palacio que habría bastado un gesto de ella para que el destino de la acusación constitucional fuera otro.
La acusación, Bachelet, la destitución de Beyer, el clima político y la definición del tenor exacto para seguir los próximos días fue analizado ayer en la tarde en un extenso comité político en Palacio, que encabezó el Presidente Sebastián Piñera y que se prolongó por más de dos horas y media. Es más, el mandatario debía despegar a las 18:30 rumbo a Lima para participar y votar en la reunión de Unasur sobre la situación de Venezuela, pero a esa hora aún no se retiraba de La Moneda terminando de afinar con sus ministros políticos —Andrés Chadwick (Interior), Cristián Larroulet (Segpres) y Cecilia Pérez (Segegob)— los detalles para manejarse en el escenario actual.
De ahí salió la decisión de bajar las revoluciones, sacar al pizarrón a la oposición, pero con un tono distinto, menos beligerante. “Tenemos que seguir adelante, un gobierno no puede quedarse estancado”, comentaron en La Moneda para explicar las razones por las que comenzó a aplicar una suerte de freno de mano a la ola de iracundas declaraciones que desde el miércoles en la noche, inmediatamente después de destituido de Beyer, marcaron el clima político.

Interlocutor válido

Se impuso la tesis de la mesura en el gobierno, porque en la mañana el clima era otro. En el oficialismo habían muchos que querían quemar la pradera, así lo afirmaban previo al funeral público que se hizo a Beyer en el patio de Los Naranjos, con más de 300 funcionarios, asesores, ministros, subsecretarios, parlamentarios y candidatos presidenciales, convocados por e-mail, teléfono o los jefes de gabinete de los respectivos ministerios.
Ovacionado y aclamado, fue una verdadera catarsis en el oficialismo.
Otros en la derecha, en tanto, no negaban sentir que con la acusación “se han roto las confianzas políticas” entre oficialismo y oposición, que el clima quedó “muy enrarecido y tenso” y, por lo mismo, era necesario poner el freno de mano.
Se impuso la tesis de la mesura en el gobierno, porque en la mañana el clima era otro. En el oficialismo habían muchos que querían quemar la pradera, así lo afirmaban previo al funeral público que se hizo a Beyer en el patio de Los Naranjos, con más de 300 funcionarios, asesores, ministros, subsecretarios, parlamentarios y candidatos presidenciales, convocados por mail, teléfono o los jefes de gabinete de los respectivos ministerios.
Además, La Moneda ya había mandado los mensajes políticos que le importaban. Si el miércoles en la mañana la ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, marcó la pauta de cómo se bajaría comunicacionalmente el oficialismo apuntando directamente a Bachelet cuando dijo que la orden de liquidar a Beyer había venido de la candidata, ayer no retrocedió y se declaró “desilusionada” de la abanderada presidencial, a quien conoce hace años, por ese vínculo que comparten al ser hijas de los generales FACh, Alberto Bachelet y Fernando Matthei, lo que las hace miembros de la llamada “familia militar”.
Desde antes de llegar a Chile, Bachelet ha sido emplazada públicamente por casi todo el oficialismo, parlamentarios, presidentes de partido, la vocera de gobierno y hasta el propio Presidente Piñera. Con ninguno se dio por aludida, a ninguno le respondió, ni siquiera al mandatario, pero ayer si le respondió a Matthei.
“Yo lamento que autoridades de gobierno o personas del oficialismo hagan declaraciones falsas y sin fundamento. Pero además me sorprende de la ministra Matthei, pues ella me conoce bien y conoce a mi familia”, sentenció Bachelet, palabras con las que de paso reconoció a la ministra del Trabajo como una interlocutora válida.
No hay que dejar de lado que, aparte de ser una suerte de “vocera de facto” de La Moneda —es la que manda los mensajes políticos potentes cuando es necesario—, está el permanente rumor que Matthei mira con buenos ojos la posibilidad de una arremetida presidencial. Una versión que nadie confirma, pero que todo el mundo comenta, baraja en los análisis y sobre todo aparece como elemento cuando la ministra se sale del discurso técnico de su cartera y pone sobre la mesa argumentos políticos.
Piñera regresó de Perú en la madrugada, durante el día estará en la IV Región, para regresar en la tarde a Santiago. En la agenda del Presidente está pendiente definir el reemplazo formal de Beyer en Educación, ya que por ahora está subrogando el subsecretario Fernando Rojas.
Dicen en Palacio que la decisión no será en estos días. Ayer estaba descartado, “había que hacer el duelo”, comentaron y en la práctica, se está buscando el nombre más adecuado, ya que no son pocos en el oficialismo los que consideran que se debe apostar en Educación por un perfil más político, dado que es año electoral.
De ser así, eso descartaría que con Rojas se siga la tendencia de este último año que las vacantes las llene el subsecretario correspondiente y reaviva las versiones que apuntan a Matthei e incluso al ministro de Economía, Pablo Longueira. Pero en La Moneda aseguran que “no habrá sillitas musicales”, porque tampoco es la idea —agregaron— “vestir un santo para desvestir otro”.

FUENTE: EL MOSTRADOR

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