Nuevo ministro de Educación se espera para próximos días
La Moneda apuesta a poner paños fríos después del día de furia de la derecha por destitución de Beyer
La acusación, Bachelet, la
destitución de Beyer, el clima político y la definición del tenor exacto
para seguir los próximos días fue analizado ayer en la tarde en un
extenso comité político en Palacio, que encabezó el Presidente Sebastián
Piñera y que se prolongó por más de dos horas y media. De ahí salió la
decisión de bajar las revoluciones, sacar al pizarrón a la oposición,
pero con un tono distinto, menos beligerante.
“No hay orden de quedarse
mudos, pero los gobiernos tampoco pueden quedarse pegados mirando para
atrás”, se dijo ayer en La Moneda para graficar el tenor que tendrán
durante los próximos días las relaciones entre el gobierno y la
oposición. Esto, luego del dramático capítulo de la acusación
constitucional que llevó a la destitución de Harald Beyer. Después del
fastuoso funeral político que se realizó en Palacio al saliente ministro
de Educación y la catarsis de rígor, con el correr de las horas el
propio gobierno optó por poner paños fríos a lo que —inicialmente— fue
una declaración de guerra, desde la derecha y del propio Ejecutivo a la
Concertación y la candidata presidencial del PS-PPD, Michelle Bachelet.
Incluso, las huestes oficialistas se mostraban, en vivo y en directo,
dispuestas a incendiar la pradera.
No es que en La Moneda vayan a dejar que a la oposición y a Bachelet,
afirman, les salga gratis la destitución de Beyer. Por el contrario,
confiesan en el gobierno que cada vez que puedan, se les pregunte o sea
necesario sacar a colación, se le enrostrará al bloque opositor “la
irresponsabilidad” política en la que incurrió por un mero interés
electoral.
Eso sí, los principales dardos de Palacio seguirán reservados
principalmente para la ex mandataria, ya que “con su silencio sobre la
acusación dio luz verde a la Concertación”. Es que La Moneda esperaba
realmente que Bachelet intercediera de alguna forma a favor de Beyer,
porque para ella no era un desconocido, sacando una vez más a relucir la
colaboración que le dio a la ex mandataria durante su gobierno.
“Ya no está en la ONU, tiene que hacerse cargo”, precisaron en el
gobierno para graficar que marcarán el punto a la candidata cuantas
veces sea necesario, porque están convencidos en Palacio que habría
bastado un gesto de ella para que el destino de la acusación
constitucional fuera otro.
La acusación, Bachelet, la destitución de Beyer, el clima político y
la definición del tenor exacto para seguir los próximos días fue
analizado ayer en la tarde en un extenso comité político en Palacio, que
encabezó el Presidente Sebastián Piñera y que se prolongó por más de
dos horas y media. Es más, el mandatario debía despegar a las 18:30
rumbo a Lima para participar y votar en la reunión de Unasur sobre la
situación de Venezuela, pero a esa hora aún no se retiraba de La Moneda
terminando de afinar con sus ministros políticos —Andrés Chadwick
(Interior), Cristián Larroulet (Segpres) y Cecilia Pérez (Segegob)— los
detalles para manejarse en el escenario actual.
De ahí salió la decisión de bajar las revoluciones, sacar al pizarrón
a la oposición, pero con un tono distinto, menos beligerante. “Tenemos
que seguir adelante, un gobierno no puede quedarse estancado”,
comentaron en La Moneda para explicar las razones por las que comenzó a
aplicar una suerte de freno de mano a la ola de iracundas declaraciones
que desde el miércoles en la noche, inmediatamente después de destituido
de Beyer, marcaron el clima político.
Interlocutor válido
Se impuso la tesis de la mesura en el gobierno, porque en la mañana
el clima era otro. En el oficialismo habían muchos que querían quemar la
pradera, así lo afirmaban previo al funeral público que se hizo a Beyer
en el patio de Los Naranjos, con más de 300 funcionarios, asesores,
ministros, subsecretarios, parlamentarios y candidatos presidenciales,
convocados por e-mail, teléfono o los jefes de gabinete de los respectivos ministerios.
Ovacionado y aclamado, fue una verdadera catarsis en el oficialismo.
Otros en la derecha, en tanto, no negaban sentir que con la acusación
“se han roto las confianzas políticas” entre oficialismo y oposición,
que el clima quedó “muy enrarecido y tenso” y, por lo mismo, era
necesario poner el freno de mano.
Se impuso la tesis de la mesura en el gobierno, porque en la mañana el clima era otro. En el oficialismo habían muchos que querían quemar la pradera, así lo afirmaban previo al funeral público que se hizo a Beyer en el patio de Los Naranjos, con más de 300 funcionarios, asesores, ministros, subsecretarios, parlamentarios y candidatos presidenciales, convocados por mail, teléfono o los jefes de gabinete de los respectivos ministerios.
Además, La Moneda ya había mandado los mensajes políticos que le
importaban. Si el miércoles en la mañana la ministra del Trabajo, Evelyn
Matthei, marcó la pauta de cómo se bajaría comunicacionalmente el
oficialismo apuntando directamente a Bachelet cuando dijo que la orden
de liquidar a Beyer había venido de la candidata, ayer no retrocedió y
se declaró “desilusionada” de la abanderada presidencial, a quien conoce
hace años, por ese vínculo que comparten al ser hijas de los generales
FACh, Alberto Bachelet y Fernando Matthei, lo que las hace miembros de
la llamada “familia militar”.
Desde antes de llegar a Chile, Bachelet ha sido emplazada
públicamente por casi todo el oficialismo, parlamentarios, presidentes
de partido, la vocera de gobierno y hasta el propio Presidente Piñera.
Con ninguno se dio por aludida, a ninguno le respondió, ni siquiera al
mandatario, pero ayer si le respondió a Matthei.
“Yo lamento que autoridades de gobierno o personas del oficialismo
hagan declaraciones falsas y sin fundamento. Pero además me sorprende de
la ministra Matthei, pues ella me conoce bien y conoce a mi familia”,
sentenció Bachelet, palabras con las que de paso reconoció a la ministra
del Trabajo como una interlocutora válida.
No hay que dejar de lado que, aparte de ser una suerte de “vocera de
facto” de La Moneda —es la que manda los mensajes políticos potentes
cuando es necesario—, está el permanente rumor que Matthei mira con
buenos ojos la posibilidad de una arremetida presidencial. Una versión
que nadie confirma, pero que todo el mundo comenta, baraja en los
análisis y sobre todo aparece como elemento cuando la ministra se sale
del discurso técnico de su cartera y pone sobre la mesa argumentos
políticos.
Piñera regresó de Perú en la madrugada, durante el día estará en la
IV Región, para regresar en la tarde a Santiago. En la agenda del
Presidente está pendiente definir el reemplazo formal de Beyer en
Educación, ya que por ahora está subrogando el subsecretario Fernando
Rojas.
Dicen en Palacio que la decisión no será en estos días. Ayer estaba
descartado, “había que hacer el duelo”, comentaron y en la práctica, se
está buscando el nombre más adecuado, ya que no son pocos en el
oficialismo los que consideran que se debe apostar en Educación por un
perfil más político, dado que es año electoral.
De ser así, eso descartaría que con Rojas se siga la tendencia de
este último año que las vacantes las llene el subsecretario
correspondiente y reaviva las versiones que apuntan a Matthei e incluso
al ministro de Economía, Pablo Longueira. Pero en La Moneda aseguran que
“no habrá sillitas musicales”, porque tampoco es la idea —agregaron—
“vestir un santo para desvestir otro”.
FUENTE: EL MOSTRADOR
No hay comentarios:
Publicar un comentario