El pasado de extrema violencia que los políticos de derecha pretenden esconder. "Son los reyes del doble estándar" dicen en la oposición
por María Elba Troncoso
La derecha rasgó vestiduras cuando el presidente del PC Guillermo Teillier reconoció haber dado su venía para el atentado contra Pinochet en el Cajón del Maipo. Sin embargo, ellos mismos fueron parte activa de un gobierno que aplicó una sistemática política de exterminio de sus opositores
La derecha rasgó vestiduras cuando el presidente del PC Guillermo Teillier reconoció haber dado su venía para el atentado contra Pinochet en el Cajón del Maipo. Sin embargo, ellos mismos fueron parte activa de un gobierno que aplicó una sistemática política de exterminio de sus opositores
La
rebelión, revolución o resistencia es un derecho reconocido de los
pueblos frente a gobernantes de origen ilegítimo, que permite la
desobediencia civil y el uso de la fuerza como medio para derrocarlos.
A partir de Platón en la antigüedad, muchos filósofos han tratado el tema de la tiranía y del derecho del pueblo a defenderse. En el año 1270 Santo Tomás de Aquino en su opúsculo De Regimine Principum, señaló que se justi¬fica "combatir de cualquier modo la maldad de la tiranía", afirmando incluso que "si el exceso de tiranía es intolera¬ble, ha parecido a algunos que toca al valor de los varones fuertes dar muerte al tirano".
En la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, este derecho es abordado en el Preámbulo: "Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión".
La dictadura y la izquierda
El 11 de septiembre nuestro país comenzó a vivir en una tiranía. El general Pinochet y la junta militar se declararon en guerra contra el comunismo y el marxismo. Una lucha a todas luces desigual, por cuanto el ejército tenía las armas y la preparación, mientras que los militantes de izquierda no tenían ninguna experiencia de lucha.
En el Bando No.77 de octubre de 1973, la junta militar determinó que los partidos políticos y organizaciones de izquierda serían disueltos, prohibidos y considerados asociaciones ilícitas. Además declaró como criminal promover u organizar estos partidos y se confiscaron sus propiedades, que fueron transferidas al estado.
En 1975 se forma el Comando Conjunto, escuadrón cuyo principal objetivo fue la eliminación del Partido Comunista. En dos años dos comités centrales y numerosos miembros de las Juventudes fueron detenidos y desapa¬recidos en diversas acciones de este comando.
El informe de la Comisión Verdad y Reconciliación, consignó que 405 miembros del Partido Socialista fue¬ron asesinados o hechos desaparecer por la dictadura, 384 del MIR y 353 del Partido Comunista.
La Comisión Rettig verificó también entre las vícti¬mas del régimen, a seis alcaldes, cuatro gobernadores, 16 regidores, tres intendentes, y dos congresistas, pertenecientes todos al gobierno de la UP. Además, 31 líderes de la Unidad Popular, 140 dirigentes de organizaciones comunitarias, y 30 altos miembros de empresas estatales fueron ejecutados o desaparecidos entre 1973 y 1989.
En ese contexto, el año 1986 se organizó el atentado contra el general Pinochet y su comitiva en el Melocotón, que recientemente reivindicó el presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier, generando toda una polé¬mica con la derecha pinochetista.
La paja en el ojo ajeno
El informe oficial de la Comisión Asesora para la Ca¬lificación de Presos, Desaparecidos, Ejecutados Políticos y Víctimas de Prisión Política y Tortura, cifra en más de 40 mil las víctimas de la dictadura, entre asesinados, des¬aparecidos y torturados.
Sin embargo, la derecha política insiste en no reconocer los hechos, pese a que muchos de ellos fueron artífices de la violencia que vivió el país durante 17 años. Al contrario, aprovechando las declaraciones de Teillier levantaron una campaña política para denostar a la izquierda.
Para el ex vicario de la Pastoral Obrera, monseñor Alfonso Baeza, "el uso de la violencia no es justificable", pero consideró que hay que contextualizar la particular situación que en ese momento pasaba la oposición en manos de la dictadura.
Detalló que "yo no estoy diciendo que se hayan equivocado en ese momento, que fue hace mucho tiempo y la situación era distinta". Además calificó la actitud de la derecha como "una hipocresía más, porque ellos durante todo el tiempo de la dictadura la apoyaron y cerraron los ojos y los oídos y no escucharon los crímenes que se cometieron en ese tiempo y en ese sentido no tienen ninguna autoridad moral de criticar a Teillier".
Coincidiendo con estas declaraciones, el abogado de la Vicaría de la Solidaridad, Roberto Garretón, consideró como "clave", entender cómo ocurrieron los hechos, aunque su posición personal es que "todavía había espacios de lucha pacífica, pero no todos los partidos estaban en esta situación".
Al respecto detalló que "uno tiene que entender que a un partido que le han matado completa dos de sus directivas generales, haya sido proclive a adoptar resoluciones que en condiciones generales no habría tomado".
Entrevistado por Cambio21 se mostró "escandalizado por las constantes declaraciones de los que apoyaron a Pinochet, que dicen que no sabían lo que pasaba, pero que ahora tampoco rechazan los crímenes".
Recordó que "se estaba masacrando un pueblo entero" y muchos de los que trabajaban para la dictadura como Alberto Cardemil, Andrés Chadwick, Jovino Novoa, Cristián Larroulet, Juan A. Coloma sabían todo. Este último integraba comisiones que permitieron leyes que suprimieron garantías constitucionales y autorizaban platas para los crímenes de la DINA y ahora dicen que no sabían. Eso es imposible", dice el abogado Garretón.
Al respecto, el senador Juan Pablo Letelier (PS) señaló "No cabe duda que el terrorismo de Estado llevó a que muchos actores se levantaran y se rebelaran", al tiempo que criticó durante a la derecha por amparar los crímenes. "Si no sabían debían haber sabido, esa es una hipocresía tremenda"
"Es fácil tener un doble estándar en la vida. Es evidente que la derecha al emitir sus juicios de anticomunismo trasnochado, más allá de que demostrar que no le gusta ver la viga en el ojo propio y sino la paja en el ojo ajeno, denota una reacción histérica e intencionada políticamente", señaló a Cambio21.
En la misma línea, en una dura columna publicada tras los dichos de Teillier, el abogado Jaime Hales destacó que "resulta increíble que el ministro del Interior, que fue partidario de la dictadura y justificador de las violaciones de los derechos humanos, rompa sus vestiduras por las declaraciones francas del dirigente comunista... el caso de Andrés Chadwick, de quien puedo decir que me consta que sabía mucho de lo que pasaba, pero lo negaba o lo justificaba", señaló Hales en su publicación. "Si hay que pedirle cuentas a alguien no es al diputado comunista, que ha dicho su verdad, sino al ministro que se siente blanqueado, como aquel fariseo al que Jesús confrontó con dureza".
Finalmente Hales señaló que personeros como Guzmán, Novoa, Chadwick, Melero y otros "jamás debieron haber podido ejercer cargos políticos, como una medida de saneamiento ético".
Longueira y el ataque a Kennedy
No sólo actuaron como encubridores y cómplices de los crímenes de la dictadura. La derecha también protagonizó hechos de violencia, que ahora pretende olvidar.
El año 1986 un grupo de militantes de la UDI, entre ellos Pablo Longueira, Juan Antonio Coloma y Andrés Chadwick, emboscaron a la salida del aeropuerto a la comitiva del senador norteamericano Edward Kennedy, a quienes atacaron con piedras y palos.
El ex canciller Mariano Fernández recordó lo violento del ataque: "Con Gabriel Valdés (fallecido presidente del Senado y ex canciller) y Máximo Pacheco (ex ministro y ex senador) fuimos a recibir a Kennedy. Conversamos con él y con su hermana y después nosotros nos fuimos en el auto, pero a la salida de Pudahuel había una banda con palos que nos apaleó el auto entero".
"Eran unos 30 o 40 por lo menos. Don Gabriel se bajó creyendo que los
podía aplacar y lo taparon con huevos, se tuvo que meter rápidamente al
auto y gracias a mi experiencia como conductor hice una rápida maniobra
y nos pudimos proteger. Alcanzamos apenas a arrancar sin que nos
rompieran el vidrio porque los palos que tenían eran muy largos", agregó
entrevistado por Cambio21.
"Tuvimos que salir marcha atrás a toda velocidad para volver al aeropuerto y lograr que nos sacaran con un helicóptero de Carabineros. Tuve que dejar mi auto abandonado y después irlo a buscar. Esta destrozado. Lo mandé a reparar a costa mía y nadie me pago los daños hasta hoy."
Señaló que "eran casi todos de la UDI", entre ellos Longueira y Chadwick a quienes criticó por el doble estándar que han demostrado desde siempre.
"Está bien que ahora digan que la violencia no se debe usar, pero ellos la practicaron directamente. Ahí hay una falta de memoria, porque nosotros hemos legitimado la democracia y creemos que la violencia no debe usarse" enfatizó.
Calificó de "ridículo que los que eran parte del gobierno como subsecretarios y ministros digan que no sabían de la violencia del régimen y deberían asumir la responsabilidad, pero ellos la han escabullido, especialmente si ellos mismos decían que el país estaba en guerra interna y actuaron de manera muy despiadada".
Chadwick y los "curas comunistas"
En agosto de 1976 monseñor Enrique Alvear, (actualmente en proceso de beatificación en el Vaticano), junto a los obispos Fernando Ariztía y Carlos González participaron en una conferencia de obispos latinoamericanos en Riobamba, Ecuador, donde discutirían en torno a la oposición a las dictaduras militares.
La cita fue disuelta por el gobierno local que expulsó del país a un centenar de religiosos, mientras en Chile el régimen hizo una campaña comunicacional contra el «clericalismo de izquierda».
En un hecho sin precedentes, en el aeropuerto de Pudahuel un grupo de manifestantes, entre los que figuraba el actual ministro Andrés Chadwick, agredieron violentamente e incluso arrojaron piedras a los religiosos.
Incondicionales
Los ministros Andrés Chadwick, Cristián Larroulet y Joaquín Lavín tuvieron el "honor" de ser parte de los 77 los elegidos que, emulando a los 77 soldados de La Con¬cepción, participaron en el "Acto de Chacarillas", donde el general Augusto Pinochet recibió el apoyo de militan¬tes de extrema derecha.
Al más puro estilo de las juventudes alemanas que celebraban a Hitler, los adherentes debían subir por una ladera del cerro San Cristóbal llevando antorchas y banderitas chilenas en la mano como muestra de apoyo incondicional a Pinochet, quien en su discurso justificó los abusos de su régimen: "Las limitaciones excepcionales que transitoriamente hemos debido imponer a ciertos derechos, han contado con el respaldo del pueblo y de la juventud de la patria, que han visto en ella el complemento duro pero necesario para asegurar nuestra Liberación Nacional"
Además de los actuales ministros en la cita participaron el presidente de la UDI, Patricio Melero, Gustavo Alessandri, Carlos Bombal, Juan Antonio Coloma entre otras personalidades representativas de todos los sectores.
Los cómplices
Son varios los políticos que ejercen cargos públicos que formaron parte del gobierno de Pinochet:
Carlos Cantero (ex RN) fue alcalde designado; Mario Ríos Santander
(ex senador RN) fue subsecretario general de Gobierno y alcalde
designado; Antonio Horvath (RN) fue director de Vialidad en Aysén y
luego seremi de Obras Públicas; Baldo Prokurica (RN) fue intendente
subrogante y gobernador; José García Ruminot (RN) fue seremi de Gobierno
y alcalde designado; y Sergio Romero (ex senador y actual embajador RN)
fue subsecretario de Agricultura.
Mauricio Weibel autor del libro "Asociación Ilícita, los archivos secretos de la Dictadura", recopiló oficios y archivos que dan cuenta de una política de exterminio de opositores, en las que participaron los civiles de la dictadura.
Entre los registros se encuentra un memorándum que acredita la participación de los ex ministros de Minería, Hernán Felipe Errázuriz, y del Interior, Carlos Cáceres, en el encubrimiento de violaciones a los derechos humanos cometidos en Colonia Dignidad.
Cardemil (RN) en Interior
Alberto Cardemil fue nombrado subsecretario del In¬terior en mayo de 1984.En esa calidad distribuyó a otras carteras informes de la CNI sobre opositores a la dictadura.
El Oficio Secreto 7042 de octubre de 1984, señala: "Adjunto me permito acompañar para la consideración de US., memorándum de CNI sobre actividades progra¬madas por exiliados chilenos"
En 1985, días antes del crimen de los profesionales comunistas José Manuel Parada, Santiago Nattino y Manuel Guerrero, envió a la cancillería el Oficio Secreto 1953: "Conforme a lo conversado en nuestra reunión al¬muerzo de días pasados, me permito adjuntarle carpeta con antecedentes completos de las personas que trabajan en la Vicaría de la Solidaridad". Esta información fue utilizada para desacreditar a la Vicaría, donde trabajaba el sociólogo Parada.
En 1986, poco después del atentado a Pinochet, el subsecretario de Relaciones Exteriores, Ramón Valdés, le pide información a Cardemil para justificar la expulsión de religiosos considerados comunistas: "Mucho agrade¬ceré a US. Tenga a bien proporcionar el máximo de antecedentes respecto de las actividades desarrolladas en Chile por los sacerdotes señores Pierre Dubois, Jaime Lancelot y Daniel Caruette".
Cardemil también firmó el Oficio Reservado B7051, mediante el cual la dictadura le prohibió el ingreso a Chi¬le a Joan Manuel Serrat.
Jovino Novoa (UDI)
El fundador de la UDI fue subsecretario General de Gobierno entre 1979 y 1982, periodo en que según el informe Valech cerca de 60 opositores al régimen fueros asesinados o desaparecidos.
Novoa participó en las autorizaciones para mantener incomunicados a los detenidos, primero por cinco días y después por 20, lo que favorecía la aplicación de torturas. Además estaba a cargo de la Secretaría Nacional de los Gremios, institución que según las investigaciones, planificó el asesinato del líder sindical Tucapel Jiménez.
Tenía a su cargo la Secretaría Nacional de la Mujer y de la Juventud, la movilización de civiles para los actos del régimen y la implementación de la política de cen¬sura de los medios, a través de la Dirección Nacional de Comunicaciones, Dinacos, unidad clave en el plebiscito de 1980, que se realizó sin registro electoral, sin tribunal calificador de elecciones, con partidos políticos proscritos y con una abrumadora propaganda.
El regalón Sergio Fernández
También fundador de la UDI; Sergio Fernández fue ministro del Trabajo, Contralor General de la República y dos veces del Interior. Era uno de los preferidos de Pinochet, no por nada el dictador lo eligió para representarlo en el senado como designado.
Ha sido uno de los pocos civiles de la dictadura que ha enfrentado la justicia como cómplice y encubridor del crimen de Lisandro Sandoval Reyes, pero la Corte de Apelaciones sobreseyó el caso.
Bajo su ejercicio se dictaron varios decretos. Uno de ellos crea la Unidad Antiterrorista (UAT), que posterior¬mente ejecutó la Operación Albania, que dejó 12 muertos en junio de 1987. En mayo de 1978 firmó la circular que prohibió a la CNI dar respuestas a los tribunales cuando era consultada por recursos de amparo y los decretos de expulsión del país de varios militantes y dirigentes opositores, en¬tre estos el senador Andrés Zaldivar.
Sergio Diez (RN)
Fue embajador ante Naciones Unidas entre 1977 y 1982 y delegado de Chile en la Asamblea de la Or-ganización de los Estados Americanos, OEA.
En esa calidad debió responder ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU sobre el destino de un centenar de detenidos des¬aparecidos. Para ello pre¬sentó falsos certificados de autopsia del Instituto Mé-dico Legal que indicaban muerte en enfrentamiento y documentos del Registro Civil que afirmaban que al¬gunos "no tenían existencia legal en Chile". Con posterioridad afirmó haber sido "engañado".
Presidentes guerrilleros
Durante dos décadas Latinoamérica estuvo gobernada por dictaduras. La lucha contra las tiranías se dio en diferentes frentes. Organizaciones guerrilleras y de resistencia armada surgieron en forma espontánea y a medida que retornó la democracia sus miembros fueron volviendo a las prácticas pacíficas.
Víctimas de tortura y violaciones a los derechos humanos, muchos de quienes dirigen los actuales gobiernos democráticos, forman parte de este grupo, incluso algunos mandatarios, como la brasileña Dilma Rousseff, que participó en la resistencia contra la dictadura en la década de los 60, primero en la organización de izquierda Política Operaria y después en un grupo guerrillero, "Vanguardia Armada Revolucionaria Palmares". Su marido Carlos Franklin Paixão de Araújo, también era guerrillero.
Detenida en 1970, fue condenada por un tribunal militar y permaneció en prisión 3 años: Fue torturada con electrochoques, azotes y golpes que le arrancaron un diente y fue víctima de tortura psicológica como una simulación de fusilamiento. El 2010 fue elegida la primera mujer presidenta de Brasil.
El mandatario Uruguayo, José "Pepe" Mujica, también tuvo un activo pasado guerrillero. En los años sesenta se integró al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros. Fue herido de seis balazos, apresado cuatro veces y, en dos oportunidades se fugó de la cárcel.
Pasó casi 15 años de su vida en prisión 11 años de ellos como rehén de la dictadura, bajo la constante amenaza de ejecución si su organización retomaba las acciones armadas.
En 1994 fue elegido Diputado el 1999 Senador y presidente en 2009, con el 48% de los votos en primera vuelta.
En Argentina, Cristina Fernández realizó sus estudios universitarios en la Facultad de Derecho en la Universidad Nacional de La Plata, donde en 1973 inició su militancia política en el Frente de Agrupaciones Eva Perón, FAEP, organización estudiantil ligada a las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Ese mismo año la FAEP se fusionó con la Federación Universitaria por la Revolución Nacional (FURN) para constituir la Juventud Universitaria Peronista de la Universidad de La Plata, ligada a la organización terrorista Montoneros, donde en 1974 conoció a Néstor Kirchner.
Y en nuestro país, Michelle Bachelet fue una víctima de la dictadura. Su padre el general Alberto Bachelet fue detenido y torturado. Murió en marzo de 1974.
En enero de 1975 Michelle y su madre Ángela Jeria fueron apresadas por agentes de la Dina, trasladadas a Villa Grimaldi y posteriormente al centro de detención de Cuatro Álamos.
Como militante y doctora del Partido Socialista, Bachelet habría colaborado con los heridos que dejaban las protestas y los actos de violencia durante las protestas a principios de los 80.
FUENTE: CAMBIO 21
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