Por qué marchamos hoy
Juan Pablo Cárdenas

Como en los mejores momentos de nuestra
historia republicana, son de nuevo los jóvenes los abanderados de las
causas populares y nacionales. Convocados por la Confech y las múltiples
organizaciones estudiantiles, miles y miles de chilenos nos daremos
cita en la principal avenida de Santiago y en el centro de las más
populosas ciudades del país.
Como en los mejores momentos de nuestra historia republicana,
son de nuevo los jóvenes los abanderados de las causas populares y
nacionales. Convocados por la Confech y las múltiples organizaciones
estudiantiles, miles y miles de chilenos nos daremos cita en la
principal avenida de Santiago y en el centro de las más populosas
ciudades del país.
No será ésta una movilización para demandar solo educación pública y
de calidad, así como para oponernos a los que lucran con un derecho tan
fundamental. Los jóvenes y los estudiantes, en particular, se harán eco
de las demandas de los que quieren un salario mínimo ético, una reforma
tributaria que tenga como horizonte la equidad, la recuperación de
nuestra riquezas básicas y la soberanía en nuestros yacimientos, ríos,
puertos y ancho mar.
Marcharemos hoy por el término de un sistema previsional escandaloso
que condena a los jubilados a una pensión miserable. Esta será, también,
una protesta contra la usura de la isapres, de los bancos, contra el
sistema neoliberal que se enseñorea en nuestras vidas; contra el mercado
concentrador de la riqueza y de los medios de comunicación, que
fomentan la extranjerización de nuestra agricultura e industrias. Para
ponerle freno a la droga del consumismo, la competencia cruel y desleal,
como para dejar en evidencia aquella hipocresía de la “igualdad de
oportunidades”.
Con los jóvenes y estudiantes marcharemos también para demandar una
genuina democracia, un parlamento representativo y la autonomía y
dignidad de los poderes del Estado. Por el voto de los chilenos del
exterior. Por la recuperación moral de la política, el término de los
conciliábulos cupulares y el cohecho electoral. Por Asamblea
Constituyente y una Carta Magna democrática. En contra de los políticos
que se repiten el plato, medran del servicio público y se mantienen
genuflexos ante las entidades patronales que los financian y digitan.
Marcharemos también en solidaridad con los mapuche y pueblos
fundacionales hostigados y acribillados por la brutalidad policial y la
Ley Terrorista. Por el derecho de todas las minorías, la defensa de los
niños abusados y para sindicar a las instituciones en manos de corruptos
y degenerados que se sirven de poder temporal y espiritual.
Demandaremos, hoy, el término de las inversiones ecocidas, el
desarrollo de energía limpia, apoyando el emprendimiento que cuide
nuestra biodiversidad, así como vele por la salud de nuestras
poblaciones.
Marcharemos, otra vez, por la integridad de nuestra Fuerzas Armadas,
el término de sus privilegios irritantes y el gasto militar
escandaloso. Por la prevención policial, el debido proceso y el fin de
los tribunales castrenses. El pleno imperio de los derechos humanos, la
verdad y el castigo ejemplar de quienes los violaron y los siguen
trasgrediendo.
Saldremos a las calles a hacer cultura, para demandar pacífica, pero
inclaudicablemente, el término de los resabios autoritarios. Por la
libertad del arte, el fomento de la creación, el término del IVA a los
libros y por la recuperación ética e intelectual de nuestros referentes
políticos y sociales. Para promover la organización del pueblo, la
sindicalización de los trabajadores, las juntas de vecinos. La
negociación colectiva, el derecho a huelga. Para que sean destituidos de
su cargos los dirigentes apoltronados y abyectos.
Con nuestra presencia, le diremos hoy a los jóvenes que ellos son la
esperanza del presente y no del porvenir. Que tienen asumir la
resolución de Bolívar, San Martín, O Higgins y de todos los combatientes
de nuestra primera hora republicana. Sindicados también de violentistas
y revoltosos.
Abogaremos en las calles, además, por la paridad entre mujeres y
hombres. Una y otra vez proclamada en tiempo de elecciones para luego
ser desestimada por los gobernantes de turno y sus partidos.
Marcharemos para recuperar el rol y los deberes del Estado. Para
volver a empoderarlo en nuestra economía, en la educación, la salud y la
previsión social.
Nos pronunciaremos a favor de la paz con nuestros vecinos. Por
atender las justas demandas de quienes fueron avasallados por una guerra
imperial que les expropió provincias enteras y que hoy solo nos
demandan un acceso al mar y a la costa más larga y desértica del
planeta. Cuyas entrañas nos ha convertido por lo demás, en un país rico y
con reservas más que abundantes.
Reforzaremos hoy nuestra vocación latinoamericanista y
tercermundista. Para que la riqueza y los dones maravillosos de nuestra
geografía hermana acabe con el dolor y la desesperanza de los pobres de
aquí y de allá, el desparpajo de los multimillonarios y la pavorosa
desigualdad de nuestra atribulada convivencia.
Demandaremos paz en medio de los policías armados e infiltrados.
Frente a las cámaras espías, los servicios secretos y las mentiras ya
consabidas de la prensa uniformada. La misma que sacralizó a Pinochet y
hoy defiende su herencia en esta larga y tediosa pos dictadura. Haremos
democracia codo a codo en las calles. Demostrando que somos muchos más.
Muchos más.
FUENTE: RADIO U. DE CHILE
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