sábado, 29 de junio de 2013

Explica que los estudiantes mostraron la precariedad de la representación parlamentaria

Peña rechaza la izquierdización de Bachelet y dice que su proyecto “es una suerte de capitalismo con rostro humano”

El rector de la UDP explica que lo que la ex mandataria “sugiere es sacar del mecanismo exclusivamente de mercado a ciertos bienes (como las pensiones o la educación) de manera de construir, en base a una reforma tributaria moderada, una sociedad de prestaciones garantizadas e iguales en esos ámbitos. Si bien en la fase de elecciones primarias se le ha envuelto en una retórica más radical, es estrictamente un proyecto socialdemócrata”.
El rector de la Universidad Diego Portales y doctor en filosofía, Carlos Peña, no cree que la candidata Michelle Bachelet se haya izquierdizado, debido a que a su juicio posee un programa reformista de carácter socialdemócrata y con “una suerte de capitalismo con rostro humano, pero ningún proyecto radical de cambio”.
El académico precisa que el proyecto presentado por la ex mandataria es de tipo reformista, “una suerte de capitalismo con rostro humano, pero ningún proyecto radical de cambio”.
En entrevista en el diario español El País, Peña explica que “lo que ella sugiere es sacar del mecanismo exclusivamente de mercado a ciertos bienes (como las pensiones o la educación) de manera de construir, en base a una reforma tributaria moderada, una sociedad de prestaciones garantizadas e iguales en esos ámbitos. Si bien en la fase de elecciones primarias se le ha envuelto en una retórica más radical, es estrictamente un proyecto socialdemócrata. Y no es raro que todo esto sea así, los intelectuales más radicales han elaborado quejas morales contra la modernización capitalista; pero no han compuesto ninguna oferta alternativa. Y es que –como dice Zizek- hoy día es más fácil imaginar que acabe el mundo a que termine el capitalismo”.
En ese sentido, señala que Bachelet no se ha izquierdizado, ya que el programa de reforma que presentó al país es de corte socialdemócrata, pero advierte que existe una imagen de que la ex directora de ONU Mujer se ha izquierdizado.
“Es posible que esa imagen se deba –paradójicamente- más a sus silencios que a sus palabras. Lo que ocurre es que cuando una líder carismática (y ella lo es en alta medida) guarda silencio o se dedica a escuchar o es ambigua, la gente empieza inevitablemente a proyectar en ella todos sus anhelos y sueños sin ninguna contención. Una líder carismática en silencio o que emite pronunciamientos demasiado genéricos o ambiguos, es un papel en blanco donde la ciudadanía empieza a escribir cualquier cosa desde el fin del mercado a la creación ex nihilo de una nueva constitución. Algo de eso parece estarle ocurriendo a la ex Presidenta Bachelet. Ella debiera recordar que no hay mayor peligro para un político que alcanza el poder, que la gente crea más en sus silencios que en sus palabras: las expectativas son entonces infinitas”, expone.

Cambios en la sociedad chilena

Peña explica que la sociedad chilena presentó cambios en los últimos tres años, pero que no es posible entenderlos (el malestar y el desasosiego) sin tener en cuenta los cambios que ha experimentado en los últimos 20.
“La educación se expandió (la expectativa de escolaridad es hoy de 15.6 años); la educación superior se acerca hoy al 50% de cobertura, la mayor parte de la matrícula superior se compone de hijos de quienes nunca asistieron a ese nivel educacional; la vivienda propia es una realidad para más del 75% de los chilenos; y el consumo borra los signos externos del estatus. En suma, los chilenos son hoy más prósperos que nunca antes”.
Sin embargo, explica que el malestar que expresa la ciudadanía en los últimos tres años es porque “esos cambios materiales produjeron profundos cambios culturales y subjetivos, en particular, un incremento de las expectativas y el deseo que las ideas que legitiman a la modernización capitalista –la igualdad de oportunidades y la meritocracia- efectivamente se realicen”.
Además, menciona que Chile actualmente vive un cambio de ciclo, pero no un abandono del proyecto de modernización capitalista. “Hay más bien un cambio en la subjetividad con que se vive el proceso de modernización –las expectativas que se dirigen a él- pero no un proyecto de modernización alternativo. Los partidos y sus dirigentes se están acomodando a esa nueva subjetividad que no fueron capaces, ni siquiera por un momento, de anticipar”, arguye.
El académico también precisa que las manifestaciones estudiantiles del 2011 mostraron la “precariedad de la representación parlamentaria en un doble sentido: intelectual puesto que los parlamentarios no fueron capaces de dialogar racionalmente con los jóvenes o manifestarles aquello en que se equivocaban (en vez de eso, simplemente los halagaron o se sumaron a sus demandas); e institucional puesto que el sistema mostró que no es capaz de acoger una representación más fidedigna de los intereses sociales, racionalizarlos a tiempo y conducirlos. Pero la correlación de fuerzas políticas se mantendrá más o menos como ha ocurrido en los últimos veinte años”.
Cree también que las movilizaciones de los estudiantes han situado el tema de la educación en la agenda pública y eso “hoy es un asunto ante el que todos deben pronunciarse”.
Peña también valora que algunos líderes estudiantiles busquen escaños en el Congreso, ya que es un “signo que los jóvenes valoran la democracia y las instituciones y principian a descreer que la movilización social pueda, además de ser un gesto de presión y de denuncia, ayudar a la deliberación pública”.
Respecto a similitudes que tienen las protestas en Chile el 2011 y el malestar social en Brasil, Peña explica que en ambos países se vive una revuelta anticapitalista, sino que al revés, ya que “esa gente se ha tomado en serio al capitalismo y sus promesas de bienestar creciente e igualdad de oportunidades”.
En ese sentido, sostiene que el modelo de mercado no está en crisis en Chile, puesto que ninguna de las fuerzas políticas que compiten actualmente “desafían, ni siquiera retóricamente, al modelo de mercado o al proyecto de modernización capitalista con la sola excepción del candidato humanista Marcel Claude, cuyas posibilidades electorales son casi inexistentes”.
Consultado si ve un paralelo entre Bachelet y Dilma Rousseff, el académico explica que ambas mujeres son de izquierda, carismáticas, en las que la gente proyecta su anhelos y las expectativas que la propia modernización ha desatado, “y ambas presas de un dilema complicado. Saben que no hay otro camino que la modernización capitalista; pero no se atreven a decirlo. El resultado es que navegaran en un reformismo con retórica anticapitalista”.

El factor PC en la campaña de Bachelet y lo que está en juego para la derecha

Sobre la incorporación del PC en la campaña de Bachelet y si esto implica el fin de la Concertación, Peña lo rechaza de plano porque “la más vieja lección de la historia política de Chile durante el siglo XX y lo que va del XXI es que para gobernar y ganar elecciones hay que contar con la adhesión del centro. Y salvo que la izquierda no quiera ganarlas más, va a seguir aliada a la Democracia Cristiana y siendo una izquierda, como usted dice, moderada. Hay una razón adicional: la presencia del Partido Comunista garantiza moderación en vez de perjudicarla. En la historia política de Chile ese partido ha tenido un comportamiento moderado e institucional. Y no hay razones para pensar que esta es la excepción”.
El rector de la UDP también analiza el escenario en donde se circunscribe la derecha, afirmando que ese sector no tiene sueños presidenciables plausibles, sino que desafíos pragmáticos y “el principal de todos es alcanzar una mayoría suficiente que le permita tener capacidad para negociar parte de las reformas que parecen haber ganado la adhesión de la ciudadanía. Y está bien que algo así ocurra. Así como no se ganan elecciones sin el centro, no se puede alcanzar la estabilidad de un programa de reformas en el largo plazo sin contar con la convergencia estratégica de la derecha. Pero no hay dudas que algo así se alcanzará”.

Gobierno de Piñera

En cuanto a la gestión que ha hecho el mandatario Sebastián Piñera, Peña menciona que ha sido un mal Presidente si se le juzga por la adhesión que ha alcanzado, la manera en que ha manejado los ritos del Estado, el entusiasmo que despierta o la forma en que ha promovido las ideas de su sector.
Sin embargo, admite que ha hecho un gobierno que, si se atiende a los resultados, está por sobre la media. “En suma, un gobierno razonable, en manos de un presidente sin talento para la política. No ha habido cambios estructurales, es cierto; pero él nunca prometió algo así. Se trata (y este es el rasero por el que hay que juzgarlo) de un gobierno de derecha. Si no se le piden peras al olmo, su gobierno ha sido razonable”, añadió.
 
FUENTE: EL MOSTRADOR

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