martes, 25 de junio de 2013

Grupo de radicales históricos critica duramente conducción de Gómez y le piden privilegiar intereses partidistas sobre aventuras personales

25/06/2013 |
Incluso en la misiva enviada al presidente de la colectividad temen perder representación en el Senado por primera vez en 150 años de existencia, además de rechazar el gasto de 220 millones en la campaña de primarias.
Un importante grupo de militantes del Partido Radical Social Demócrata (PRSD) enviaron una carta al presidente de la colectividad, senador José Antonio Gómez, criticando duramente su conducción y deslizando, incluso, su temor por una eventual desaparición de la institución a punto de cumplir 150 años de existencia.
Señalan incluso que temen por la continuidad de la representación parlamentaria, la que ha sido descuidada por centrarse en la candidatura presidencial de Gómez en las primarias de este domingo, donde aseguran la votación no les permitirá ser parte importante en la elaboración del programa de gobierno de la oposición.
Entre otros, firman la carta: Ricardo Navarrete, Isidro Solis, Jaime Campos, Juan A Figueroa, Sergio Jiménez,Carlos Parra, Patricio Morales, Julio Ahumada, Alejandra Faulbaum, Geraldine Rosas, Nubi Vera, Tania Arriagada, Mario Cabezas, Jorge Chocair, Sergio Carrasco, Juan Luis Maurás, Gladys Contreras, Arcalaús Coronel, Jorge Gómez A. etc
Texto completo de la carta enviada a Gómez
Señor Presidente:
Un grupo de correligionarios de diferentes regiones y dirigentes nacionales que suscriben hemos llegado a la conclusión que su campaña presidencial sigue con muy pocas posibilidades reales de remontar y obtener una votación aceptable en las primarias de junio. Nos preocupa esa situación que ya empieza a tener diversas y gravitantes consecuencias.
En primer término, el objetivo principal de nuestro partido y del conjunto de la oposición es derrotar a la derecha en las elecciones de noviembre de este año. Hay que conseguir la victoria para darle a Chile un futuro mejor, poner coto a los abusos del sistema neoliberal que la derecha prodiga y volver para gobernar en beneficio de todos los hombres y mujeres del país. Urge poner término a las dificultades creadas por los partidos de oposición y trabajar seriamente para presentar un frente unido tras un liderazgo capaz de conquistar la mayoría que permita llevar adelante un programa con claro sentido de cambio y decisión para ejecutarlo.
Lo más probable es que su candidatura ya no signifique un aporte real al radicalismo. Su política de alianzas, desordenada y cambiante, confunde y no ayuda ni ayudará a la negociación parlamentaria ni a las posibilidades electorales de nuestros candidatos. Estos ya vislumbran desafíos emergentes. Hay que entender que el partido está peligrosamente desenfocado. Por otra parte, su potencial baja votación tampoco le dará a nuestra colectividad un piso sólido para gravitar en el programa de la oposición y no podemos perder de vista que algunos contenidos de ese programa son tan importantes para nuestra existencia y credibilidad como el numero de parlamentarios que podamos obtener.
Usted concientemente ha descuidado que el partido tenga su propio programa y ha favorecido no obstante la elaboración por independientes de un conjunto de medidas que parecen radicales pero que al final no las reconocemos enteramente como tal. Lo cierto es que pasadas las primarias, sus medidas dejarán de existir pues son sólo esbozos de cambios y consignas, pero distan de conformar un programa serio y profundo en que se hayan pensado cuidadosamente las medidas y acciones que queremos introducir y por las que habremos de luchar. Un programa bien elaborado, ampliamente discutido y consensuado al interior de la colectividad, está destinado a acompañarnos por mucho tiempo, ya sea desde la oposición o en el gobierno y sólo se ajusta, si corresponde, para adaptarlo a la realidad nacional que haya que enfrentar. Hoy carecemos de ese esencial instrumento.
Por otra parte, mucho nos preocupa que nuestro partido no tenga un sólido patrimonio. Hoy es todo lo contrario. Nos hemos ido consumiendo nuestras propiedades y usted ni el sector dirigente que le apoya han hecho nada por acrecentar o por lo menos manejar responsablemente nuestros recursos. Lo anterior revela descuido e indiferencia y absoluta despreocupación por el futuro. Tanto es así que ni siquiera está claro cuales son nuestros bienes, el producto de la herencia que nos dejaron otras generaciones de radicales. No quisiéramos concluir sin señalarle que las necesidades de su candidatura y de los candidatos a parlamentarios terminarán por dar cuenta de la poca liquidez existente.
Mirando el futuro próximo, no nos parece razonable ni sensato gastar 220 millones en su campaña, toda vez que como ya hemos indicado, no ofrece buenas expectativas. Ciertamente no es lo que haría un buen padre de familia en tiempos de bonanza y mucho menos en tiempos de escasez. Los pocos recursos debieran reservarse para financiar a nuestros candidatos a parlamentarios y convendrá que elegir cuatro de ellos es el último bastión para subsistir como partido político.
Tenemos que ganar con el conjunto de las fuerzas progresistas, la presidencia de Chile y doblar en muchos distritos para poder controlar el Congreso e introducir los cambios que el país pide a viva voz. La victoria no es aún nuestra y todo apunta a una campaña que no será fácil. El radicalismo, en toda su larga existencia, ha luchado siempre contra los conservadores. Nuevamente tendremos que enfrentar al sector más peligroso de la derecha, a los mismos adversario que han representado históricamente las posiciones más retardatarias, acostumbrada a manejar y dominar económicamente. Históricamente ha sido carente de una verdadera vocación democrática y esto se expresa en su empeño en tratar de perpetuar el binominal y la rigidez constitucional que emana de lo más íntimo de la dictadura. La supervivencia de nuestros principios está en juego. Esa derecha ha sido enemiga eterna de la tradición liberal y de nuestros principios socialdemócratas y profundamente contrarios a nuestro laicismo y tolerancia. Derrotarlos es la verdadera obligación del partido.
Siendo ese el verdadero objetivo político, le invitamos a que facilite el camino con apego a nuestras normas democráticas, permítanos a los radicales concentrarnos en el programa, en una negociación parlamentaria que sea justa para todos los candidatos del partido y no solo para unos pocos, en la plataforma presidencial de la oposición y en la preparación serena que le permita al partido desempeñar un papel decente, honesto y constructivo en el próximo gobierno.
Hay una obligación general para todos los militantes y muy particularmente para usted. El partido cumple en diciembre ciento cincuenta años de existencia y es la colectividad más antigua de Chile. Lamentable sería que perdiéramos nuestra existencia pocas semanas antes si no conseguimos los parlamentarios necesarios. Desde ya advertimos lo grave que sería quedar por primera vez en un siglo y medio de existencia sin represen-tación en el Senado. Le pedimos que concentre sus esfuerzos en esta realidad, que asuma la responsabilidad que le corresponde como Presidente del Partido y que se dedique en los meses venideros a asegurar el futuro del radicalismo y en perfeccionar las aspiraciones programáticas centrales que el país espera de todos nosotros.
Santiago, junio de 2013.
 
FUENTE: CAMBIO 21

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