martes, 17 de abril de 2012

Las complejidades de transitar de dirigente social a figura política Camila en su laberinto

Con sus declaraciones sobre Fidel Castro se armó la batahola. Las redes sociales ardieron y el oficialismo no perdió la oportunidad de darle con todo. Entre muchos de los que simpatizaban con el rostro de los estudiantes, cundieron la duda y las críticas al verla públicamente instalada en su software de militante comunista. Aquí los expertos analizan el cambio de rol de la mujer que se roba portadas, cámaras y la atención permanente de la opinión pública 

La visita de Camilla Vallejo a Cuba para la celebración del 50º aniversario de las JJ.CC., remeció a la opinión pública más informada del país. Emocionada, describió al mandatario cubano como “uno de los liderazgos más importantes del mundo, un gran visionario”, “un ejemplo de lucha, de consecuencia, (…) un hombre que transmite solidaridad”, y cuyas reflexiones ella considera “una carta de ruta”. Cuando la ex presidente de la Fech le pidió al líder comunista un consejo para los jóvenes chilenos, Castro le devolvió la mano manifestando que “no necesitan ningún consejo, nunca lo necesitaron, ellos saben muy bien para dónde caminar. Ellos han sido un ejemplo de lucha y creo que también han logrado rescatar el valor y la confianza hacia el ser humano”.
Inmediatamente después, en Chile y en las redes sociales ardió Troya, y el asunto se dividió entre quienes criticaban a la líder estudiantil por su militancia política y quienes la defendían. El diputado y jefe de bancada UDI, Felipe Ward, calificó a la joven, través de su cuenta de Twitter, de “miss comunismo” y aseguró que “Camilita da para concurso de belleza y nada más. Cualquier diputado UDI la deja en ridículo en elecciones”. Por su parte, el presidente de la UDI, Patricio Melero, aseguró que a la joven “se le cayó el cassette y descubrimos todos los chilenos que ahora abraza a Fidel Castro, abraza la causa comunista y la justifica en todo. Imagino que también justificará los presos políticos, las violaciones de DD.HH. y la falta de libertad”. En tanto en La Moneda, el vocero Andrés Chadwick también se sumó a las críticas contra la militancia comunista de Vallejo.
La periodista cubana y autora del blog Generación Y, Yoani Sánchez, también salió al paso con una columna publicada en la prensa chilena en donde la autora narró sus infructuosos intentos por ubicar a Camila Vallejo durante su estadía en la isla y criticó a la joven chilena por no reunirse con disidentes cubanos, omitiendo visiones de Cuba distintas a la que Fidel Castro le entregó.
Aunque ante estas y otras acusaciones muchos defendieron a la ex vocera de la Confech, y hasta el propio presidente del PC, Guillermo Tellier, salió a mostrarse “en completo acuerdo con ella”, estos hechos han abierto las puertas a un torrente de cuestionamientos a la capacidad de Vallejo de maniobrar su capital político y no mimetizarse con el discurso del Partido Comunista. La incertidumbre está en si será capaz de soportar la transición desde su viejo rol como dirigente estudiantil hacia su consolidación en el plano político.

Las críticas a Camila

Para algunos analistas, el descontento con el actuar de Camila Vallejo proviene en realidad del giro que ha dado su figura desde que dejó de plantearse como líder estudiantil y pasó, en nombre del PC, a adquirir un rol ya no sólo social, sino también politizado. “El año pasado era vocera de una organización más amplia. Lo que ella hablaba era lo que la Confech le decía que hablara. Ahora está vocereando para su partido. Puede decir lo que quiera y lo que quiere es defenderse y actuar como militante del PC. Las opiniones del mundo comunista no son opiniones nuevas, sino que por su labor de antes no podía emitirlas”, explica Davor Mimica, analista político y cofundador de Red Liberal.
“Está claro que en esa pasada Camila pierde. Si su partido gana, probablemente vale la pena. El PC es el que mejor entiende que las reglas del juego están cambiando en cuanto a la demanda de una nueva generación política. Es el que mejor entiende que tiene que entregarle el poder a figuras más jóvenes”, dice Cristóbal Bellolio.
Otro ingrediente que, según los expertos, podría traer problemas para la imagen de líder de la militante comunista es efectivamente su cercanía con un partido político que, por lo demás, es uno de los más extremos del espectro partidario chileno. “El PC no es un organización del agrado de la mayoría de los chilenos, no hay ningún partido político que lo sea. Si Giorgio Jackson entra a un partido y se convierte en vocero sería esperable un proceso similar al de Camila”, añade Mimica. En el mismo sentido apunta el director del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (CERC), Carlos Huneeus, cuando asegura que “el partido es más bien un problema para ella, porque ella es más que el partido. Tiene una convocatoria que el PC no tiene y ella se está inmolando”.
El sociólogo de la Universidad de Chile, Alberto Mayol —quien ha seguido de cerca la evolución del movimiento estudiantil y la trayectoria de la joven—, señala que Vallejo ha debido enfrentarse con esta disyuntiva desde un comienzo. “La eclosión de Camila se ve acompañada por una gran capacidad para lograr conducir elementos que obviamente tenían potencial de contradicción: el hecho de que fuera la única dirigente estudiantil relevante de un partido político, el movimiento era anti partido político, y ella sin embargo logró manejar las complejas vicisitudes que se le presentaron”, explica Mayol.
Por su parte, el abogado de la Universidad de Chile y analista del movimiento estudiantil, Fernando Atria, asegura que aún es demasiado pronto para evaluar los resultados de su transición, pero sí descarta las críticas de quienes acusan oportunismo en los acercamientos de la ex presidenta de la Fech a otros movimientos sociales nuevos. “Esas críticas no tienen mucho sentido porque precisamente, lo que uno esperaría de alguien que tiene su posición es que empezara a ver en otros lugares visiones de lo que a ella le preocupa. Todo liderazgo político no caudillista tiene que vincular situaciones de insatisfacción e inseguridad a una articulación en términos de discurso político”.

El sacrificio de Camila

Los expertos son tajantes al asegurar que, en su transición de dirigente social a figura política, Vallejo ha perdido valor ante la mirada de la opinión pública, especialmente respecto del ciudadano chileno común y corriente. No obstante, el analista político y actual pre candidato a alcalde de Providencia, Cristóbal Bellolio propone evaluar cuál es el fin estratégico de esto y los posibles beneficios que podría tener.
“Está claro que en esa pasada Camila pierde. Si su partido gana, probablemente vale la pena. El PC es el que mejor entiende que las reglas del juego están cambiando en cuanto a la demanda de una nueva generación política. Es el que mejor entiende que tiene que entregarle el poder a figuras más  jóvenes”, recalca Bellolio. “Eso implica que, en el caso de Camila, van a tener que sacrificar parte de su capital y si es una estrategia consciente, está bien. Ella es el respirador artificial del PC. Camila está muy dispuesta, no se desmarca del PC y se quiere legitimar internamente en el partido”, añade.
Asimismo, Bellolio hace un hincapié en que aquella transversalidad que los movimientos sociales le otorgaron a la figura de la ex presidenta de la Fech, no es requisito en todos los escenarios. “Hay veces en las cuales la tranversalidad no es la más adecuada. En sistemas como el chileno, la UDI lo sabe, basta con consolidar el 30% de tu sector. Con el sistema binominal, el sentido no está en la transversalidad”, explica.

El paso a la madurez

Por otro lado, algunos apuntan a la dificultad que implica a menudo la transición de los líderes estudiantiles hacia el mundo de los partidos políticos, que es precisamente el siguiente paso para aterrizar las demandas y causas sociales y convertir éstas en propuestas y transformaciones concretas.
“El problema de ella es que no tiene nada que decir y para ser figura tiene que decir algo distinto o novedoso. No tiene un discurso, un planteamiento de peso. Y ése es el problema de los dirigentes estudiantiles cuando pasan a la política nacional. A menos que sean muy brillantes y precoces, como Lucho Maira o Jaime Guzmán, no tienen éxito”, señala Huneeus.
Alberto Mayol apunta a que esta transición suele traer consigo un costo implícito para la figura. “El paso desde los movimientos sociales a la política es un desgaste. Es muy difícil traducir la inmaterialidad de una propuesta tan general como lo es la injusticia y la crítica al abuso, a un debate político contingente. Pero hay que hacerlo, y la Camila lo está haciendo antes que otros”, afirma.
Durante los últimos meses, a Camila Vallejo la han tildado de muchas cosas: de no medir sus palabras, de ser demasiado radical, de caer en el oportunismo al sumarse a otras causas y movilizaciones con fines sociales. Pero la ex vocera de la Confech viene inquietando a los partidos y clases más conservadores desde que apareció por primera vez en el ojo de la opinión pública.  “Hoy día el ambiente está para que le den a Camila por cualquier cosa. Es normal, porque viene un proceso de repliegue del movimiento, todo lo que estaba escondido y que querían tirarle, aparece. Pero así mismo, después viene un movimiento en dirección contraria, y quien va estar mejor parada va a ser la Camila”, concluye Alberto Mayol.
Con todo, el director del CERC, es más crítico y apuesta a que la líder debe reinventar un discurso que vio el éxito debido a un contexto específico: “Ella representa un movimiento que tuvo mucha fuerza en una coyuntura especial y tocando de manera muy inteligente un problema grave en nuestro país, las desigualdades, los problemas del sistema político”. Sin embargo, para Huneeus, hoy la figura de Vallejo está agotada.
Uno de los principales desafíos que tendrá que sobrellevar será compatibilizar su militancia en el PC con aquellas nuevas ideas que el movimiento estudiantil se encargó de sembrar y que proclaman la transformación de la estructura del sistema político actual. “Creo que cada nueva generación es más educada y sensata que la anterior. Mientras más joven uno es, menos es dado a tragarse y aceptar visiones totalitarias del mundo. Lo interesante va a ser observar hasta dónde va a ser una militante o si se convertirá en una fuente de tensión dentro del PC, porque va a tener convicciones más difíciles de tragar que las de un militante mayor”, indica Mimica.

FUENTE:EL MOSTRADOR

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