Cuando el primo del Presidente llegó a ocupar oficina en La Moneda, el gremialismo celebraba que al fin uno de sus hombres fuertes los representaría en un Gobierno que hasta ese minuto les era afectivamente ajeno. Sin embargo, eso no pasó. La salida de Rodrigo Álvarez terminó por trizar una relación donde ya había distancia.
Nadie discute su simpatía, son muchos los que alaban su carisma, hablan de su inteligencia, destacan su habilidad y le otorgan una buena muñeca política a la hora de negociar, la cual exhibió innumerables veces en sus años en el Senado. Pero esta lista de atributos del ministro Andrés Chadwick Piñera no incluye el de ser el puente de plata entre el Gobierno y la bancada de su partido, la UDI, que se prometió cuando llegó a Palacio hace ya nueve meses. Por el contrario, el titular de Economía, Pablo Longueira y no el primo del Presidente Sebastián Piñera, es quien ha tenido la tarea de “ordenar la tribu gremialista” en el Congreso, haciendo gala de su peso político y liderazgo en la colectividad, tal como ocurrió la semana pasada en el almuerzo que encabezó con los diputados UDI para pedirles el apoyo a la reforma tributaria que enviará el Mandatario durante abril.
Nunca ha sido un misterio la pertenencia de Chadwick a un clan familiar fuerte, lo que le otorga una línea directa y privilegiada con el Presidente. Quizás por ello, en el gremialismo muchos apostaron a que su incorporación al equipo político, en reemplazo de la inexperta Ena von Baer, cambiaría las tensas relaciones con La Moneda, ayudaría a reducir las desavenencias e incluso contribuiría a que en la UDI se sintieran que contaban con una voz fuerte y clara en el Ejecutivo, especialmente en dos áreas muy sensibles para esta tienda: los temas valóricos y los tributarios.
Pero las declaraciones de Chadwick diciendo que “Álvarez se precipitó y no actuó en la forma que corresponde a un ministro de Estado” —luego de la sorpresiva renuncia del ex titular de Energía vía mail—, “mataron en la UDI”, según confiesan en la colectividad. Y es que fue muy mal vista “la operación de Chadwick para que nadie flanqueara a Álvarez en la conferencia de prensa que éste dio en el partido. Nadie le pide lealtad a Piñera, pero sí a Chadwick. La Ena nunca le hubiera quitado el piso de esa forma a otro UDI en el Gobierno”, señalan.
El punto, dicen, es que “esta es la primera vez que dos líderes UDI no están tirando agua pa’l proyecto UDI”, recordando que en la encrucijada Longueira también se la jugó por defender los intereses del Gobierno, sacrificando a su ex delfín.
En La Moneda reconocen que si al vocero “lo presionan, siempre se va a alinear con el Presidente”. En la UDI agregan que “es más el primo que la voz del partido”. Nadie discute que el ministro tiene el sello de ser 100% “gobiernista”, actitud que le atribuyen a dos factores por igual: el peso del vínculo familiar con Piñera y un cierto sentido de responsabilidad con el cargo que ocupa, tanto que hay claridad absoluta que mientras Chadwick sea ministro su lealtad siempre será con el Mandatario, por más conflictos que ello genere con su partido.
En el seno del Gobierno a Chadwick le reconocen un poder relevante. Si bien no es visto como el hombre más fuerte de La Moneda, su nivel de influencia lo sitúa incluso por sobre el segundo piso de asesores. El Presidente lo escucha bastante, tanto como a su ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter.
Pero este status privilegiado no le ha traído a la UDI los dividendos calculados, colectividad donde no hay empacho en asegurar que “no es el ministro que esperábamos”. A pesar de ser un gremialista de cepa, Chadwick “no es la voz del partido en el Gobierno”, afirman. Sus posturas —señalan— ahora distan mucho de lo que mostraba cuando era senador.
En La Moneda reconocen que si al vocero “lo presionan, siempre se va a alinear con el Presidente”. En la UDI agregan que “es más el primo que la voz del partido”. Nadie discute que el ministro tiene el sello de ser 100% “gobiernista”, actitud que le atribuyen a dos factores por igual: el peso del vínculo familiar con Piñera y un cierto sentido de responsabilidad con el cargo que ocupa, tanto que hay claridad absoluta que mientras Chadwick sea ministro su lealtad siempre será con el Mandatario, por más conflictos que ello genere con su partido.
Los críticos de Chadwick hacen la comparación y ponen como ejemplo a Longueira, quien desde que está a cargo del Ministerio de Economía –agregan– se puso igual de gobiernista que Chadwick, ya que efectivamente nunca más se escucharon por los medios las críticas despiadadas que hacía de los errores de conducción y falencias de la administración piñerista. Con todo, en la UDI insisten que el ex timonel se la juega, que es el más cercano al trabajo parlamentario y que no se ha desprendido ni dejado de lado su condición de líder y militante.
En ese sentido, consideran que Chadwick se olvidó de los intereses de la colectividad que fundó junto a Jaime Guzmán. “No se ha reunido jamás con la bancada UDI a conversar” y con el correr de los meses se “ha equiparado con el ministro Cristián Larroulet (que no es militante) en su distancia” del partido, señalan.
“Nos castigaron duro”
“¿A mí?… Sí, nos castigaron duro, nos llegó un palo, yo bajé bastante”, reconoció el vocero el jueves luego que la encuesta Adimark arrojara un desplome en la evaluación positiva de la gestión del equipo político que integra a Hinzpeter y Larroulet, quienes bajaron un promedio de 14 puntos, quedando en el margen del 43% al 45% de aprobación.
Todas las lecturas en palacio apuntaron a que este fue el costo por liderar la negociación que puso fin a la rebelión en Aysén y apuestan a que sea una situación del momento. Eso, sí, en el análisis también se incorporó que este sondeo habla de una crítica muy dura a la conducción política del Gobierno, dato no menor cuando estos tres ministros son los responsables de amarrar los consensos políticos que permitan al Presidente Piñera sacar adelante su agenda para el segundo tiempo.
Por lo mismo, Longueira aparece otra vez como una ficha importante en el tablero. Desde la UDI, agregan que el ministro de Economía es casi el único en el gabinete que hace sentir a sectores del partido “como parte de este Gobierno”. En palacio desdramatizaban que fuera él quien alineara a los críticos de la reforma tributaria en el gremialismo. Argumentan que había que aprovechar su capital político, que las tareas en ese ámbito están dividas con Chadwick —quien se hizo cargo de la Ley Antidiscriminación que se discutió el miércoles en la Cámara Baja— y que por último, ambos son muy amigos y no existe un gallito de poder entre ellos.
A pesar de las malas cifras en las encuestas y de los permanentes reclamos desde la UDI por no tener “una voz que los interprete en el equipo político”, la triada de La Moneda pasa uno de los mejores momentos en sus relaciones internas.
Se han afiatado, hay una comunicación buena entre Chadwick, Hinzpeter y Larroulet y en el Ejecutivo comentan que la relación entre el vocero y el ministro del Interior pasa por uno de sus puntos más altos. “Ya quedó atrás el episodio del fin de año, las diferencias por el fiscal Sabas Chahuán, se limaron las asperezas”, precisan en Palacio.
FUENTE: EL MOSTRADOR
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