Ayelén Neculpan Huencoy, la primera kawésqar que irá a la universidad
15:00 | "Creo que ahora es el momento de recuperar la historia", dijo la joven descendiente de una de las cuatro culturas ancestrales del extremo sur de Chile. Ella quiere ser antropóloga y desde allí contribuir al conocimiento de su etnia. Islevy Rodríguez
Ayelén (18), que en lengua kawésqar, significa “estoy contenta”, vive en Puerto Edén, en Magallanes, en el extremo sur de Chile, y es miembro de la comunidad que agrupa a las cerca de ocho familias descendientes de la etnia. “Yo me siento orgullosa de lo que soy, uno siempre ha sido así, para mí no es nada raro”, cuenta entusiasmada la primera mujer en la historia de su cultura que entrará a la universidad.
Antes, un tío suyo llegó a estudiar Antropología, y como el rescate de la identidad kawésqar es su horizonte, de ahí que ella quiera convertirse en la primera antropóloga de esa etnia. Irá a la Universidad de Chile, en Santiago.
“Siempre me gustó la historia, por el deseo de conocer más sobre mi etnia y poder rescatar lo que inevitablemente se va a perder, porque los ancianos están viejitos y es irremediable que las tradiciones se vayan con ellos” relata la joven. Ella quiere ser una investigadora que hable desde el interior de su grupo “no como los extranjeros que vienen y miran la cultura desde afuera, y por eso mismo lo tergiversan todo. Yo quiero ser una investigadora de mi propia cultura. Creo que ahora es el momento de recuperar la historia kawésqar, de conservar nuestra identidad, nuestra lengua y parte de las tradiciones, pues muchas ya no se practican (…) que no se pase gato por liebre, por culpa de una mala interpretación”, dice enfática.
Ayelén comparte su interés en la historia y la cultura, con la música, pues ella toca el violoncello en la Orquesta Infantil y Juvenil de Magallanes.
Los kawésqar, quienes siempre se han adaptado al entorno en que han vivido, poco a poco han perdido sus antiguas tradiciones. Lo único que se ha conservado y muy escasamente es la lengua.
El proceso del colonialismo, la exterminación y propagación de enfermedades que no conocían y para las cuales no tenían defensas, y sobre todo del alcoholismo, provocaron que la nómade etnia se redujera considerablemente, lo que sumado a las pobres condiciones de subsistencia en Villa Edén, provocaron que en la actualidad sólo sobrevivan una veintena de personas de ese origen, que dependen mayormente de una pensión del Estado.
“La carga para mí es dura, cualquier chico normal se tiene que dedicar a estudiar, se preocupa por el futuro solamente, pero nosotros tenemos que preocuparnos de conservar la cultura. Mis padres siempre me inculcaron que sintiera orgullo de lo que soy, que teníamos que conservar lo que se está perdiendo, eso ha sido una enseñanza diaria”, relata la muchacha que vive con sus padres y hermanos menores.
La última generación de kawésqar que vive en Puerto Edén, a excepción de los ancianos, no son "puros". Son de matrimonios mixtos kawésqar-mapuche huilliche (chilotes). La última generación Kawéskar pura, es de la década de los 60.
En Santiago Ayelén vivirá ocn sus familaires Oscara Aguilera (abuelo) y con su tío José Tonko, quienes están trabajando en un proyecto fondecit sobre la literatura oral kawésqar.
Antes, un tío suyo llegó a estudiar Antropología, y como el rescate de la identidad kawésqar es su horizonte, de ahí que ella quiera convertirse en la primera antropóloga de esa etnia. Irá a la Universidad de Chile, en Santiago.
“Siempre me gustó la historia, por el deseo de conocer más sobre mi etnia y poder rescatar lo que inevitablemente se va a perder, porque los ancianos están viejitos y es irremediable que las tradiciones se vayan con ellos” relata la joven. Ella quiere ser una investigadora que hable desde el interior de su grupo “no como los extranjeros que vienen y miran la cultura desde afuera, y por eso mismo lo tergiversan todo. Yo quiero ser una investigadora de mi propia cultura. Creo que ahora es el momento de recuperar la historia kawésqar, de conservar nuestra identidad, nuestra lengua y parte de las tradiciones, pues muchas ya no se practican (…) que no se pase gato por liebre, por culpa de una mala interpretación”, dice enfática.
Ayelén comparte su interés en la historia y la cultura, con la música, pues ella toca el violoncello en la Orquesta Infantil y Juvenil de Magallanes.
Los kawésqar, quienes siempre se han adaptado al entorno en que han vivido, poco a poco han perdido sus antiguas tradiciones. Lo único que se ha conservado y muy escasamente es la lengua.
El proceso del colonialismo, la exterminación y propagación de enfermedades que no conocían y para las cuales no tenían defensas, y sobre todo del alcoholismo, provocaron que la nómade etnia se redujera considerablemente, lo que sumado a las pobres condiciones de subsistencia en Villa Edén, provocaron que en la actualidad sólo sobrevivan una veintena de personas de ese origen, que dependen mayormente de una pensión del Estado.
“La carga para mí es dura, cualquier chico normal se tiene que dedicar a estudiar, se preocupa por el futuro solamente, pero nosotros tenemos que preocuparnos de conservar la cultura. Mis padres siempre me inculcaron que sintiera orgullo de lo que soy, que teníamos que conservar lo que se está perdiendo, eso ha sido una enseñanza diaria”, relata la muchacha que vive con sus padres y hermanos menores.
La última generación de kawésqar que vive en Puerto Edén, a excepción de los ancianos, no son "puros". Son de matrimonios mixtos kawésqar-mapuche huilliche (chilotes). La última generación Kawéskar pura, es de la década de los 60.
En Santiago Ayelén vivirá ocn sus familaires Oscara Aguilera (abuelo) y con su tío José Tonko, quienes están trabajando en un proyecto fondecit sobre la literatura oral kawésqar.
FUENTE: LA ESTRELLA CONCEPCION
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