sábado, 3 de mayo de 2014

24 años de la Comisión Rettig: “El Estado durante la dictadura cometió actos de terrorismo”
03/05/2014 |
Por Mario López Moya
Apenas recuperada la democracia, el ex presidente Patricio Aylwin se propuso establecer la verdad en materia de Derechos Humanos. Eran tiempos difíciles, incluso connotados personeros de la propia izquierda encontraban peligroso provocar a Pinochet. Aun así, “Aylwin tuvo el coraje, la valentía, la visión de Estado y la moral, para comprender que no podía desentenderse de este problema”, asegura a Cambio21, quien fuera secretario de la Comisión, Jorge Correa Sutil.
Han transcurrido 24 años de que se dictara un 25 de abril de 1990 el Decreto que, en el comienzo del gobierno de Patricio Aylwin, diera vida a la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, más conocida como Comisión Rettig, en homenaje a quien la dirigiera, el jurista Raúl Rettig Guissen, quien además fuera parlamentario radical.

Su objeto fue esclarecer la verdad sobre las graves violaciones a los derechos humanos cometidas en el país durante el gobierno de Pinochet, entre 1973 y 1990. Ardua tarea, pues si bien había concluido la dictadura, Pinochet mantenía enclaves de poder no sólo político, sino que además militar. Como se recordará, seguía en aquella época como Comandante en jefe del Ejército. El trabajo dio origen al denominado "Informe Rettig", nueve meses más tarde.

El informe final da cuenta de 3550 denuncias de violaciones a los derechos humanos. 2 296 fueron consideradas como homicidios calificados, de los cuales 164 los sindica como víctimas de la violencia política y 2115 de violaciones a los derechos humanos. Casi un año más tarde, el 4 de marzo de 1991, el entonces presidente de la República, Patricio Aylwin, con lágrimas en los ojos, dio a conocer el informe y pidió perdón en nombre del Estado, en transmisión que estremeció a todo el país.

Su composición era transversal, la integraron varios juristas destacados de casi todo el arco político, incluido un exministro de Pinochet, el historiador Gonzalo Vial. Actuó como Secretario de la Comisión, el abogado Jorge Correa Sutil, vinculado a la DC. Bien le conocía Aylwin, pues había sido Secretario Ejecutivo del denominado Grupo de los 24, que dirigiera el expresidente en la década de los 80 y que estaba constituido por opositores a la dictadura.

El legado del Informe Rettig

Transcurrido ya bastante tiempo de aquella primera aproximación a la verdad, Jorge Correa Sutil plantea a Cambio21, que a partir del Informe, "la verdad ha sido conocida, ha impactado y ha sido reconocida. Se trató de tres fases en oleadas sucesivas en Chile.
 
Hechos como Lonquén, la publicación del libro "Los zarpazos del puma", el Informe Rettig, la detención de Contreras, la detención de Pinochet en Londres, la Mesa de Diálogo, el Informe Valech e incluso mencionaría la frase de "los cómplices pasivos", como aquellos hitos de un largo proceso que no ha sido continuo sino que se han producido en golpes, sucesos".

En cuanto al Informe Rettig en particular, Correa menciona que se "dio en un contexto en que existía en la sociedad chilena una enorme controversia acerca de los hechos. La derecha los desmentía y justificaba como parte de "los enfrentamientos". Y por lo tanto había un debate acerca de la magnitud de los hechos, cuántas eran las víctimas fatales y sobre las circunstancias en que esas muertes ocurrieron, si se trataba de enfrentamientos entre grupos armados o de ejecuciones de detenidos que estaban a merced de sus captores, si había habido tortura o no, etc.

La Comisión Rettig, para una persona ligada a los DDHH como el abogado Luis Toro, "cumplió una misión muy importante, que era el dejar establecido que en Chile hubo graves y sistemáticas violaciones a los DDHH, porque aunque parezca increíble, una parte significativa de la sociedad chilena minimizaba lo que en materia de DDHH ocurrió en el país".

"Un logro importante de la Comisión Rettig, fue obtener que el tema de la violación de los DDHH fuera aceptada por todos los sectores en Chile. Ese fue el aporte. Pero lo grueso, lo general, lo importante de la Comisión fue dejar establecido en la historia, ante el país y sus habitantes, que en Chile hubo graves y sistemáticas violaciones a los derechos humanos y llamó a la sociedad a tomar responsabilidad sobre esto. La misma sociedad nunca ha puesto en duda lo que esa comisión investigó".

Para Mireya García, vicepresidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, La importancia de la Comisión Rettig, "la constituye el hecho de que por primera vez el Estado asumía la violación a los DDHH y la existencia de víctimas de un estado dictatorial que provocó con su política represiva la existencia de detenidos desaparecidos, ejecutados políticos, exiliados, exonerados, torturados y la larga gama de vulneraciones al derecho a la vida e integridad de las personas".

Abrió las puertas a una verdad que la derecha negaba

Para el exsecretario ejecutivo de la Comisión Rettig, Jorge Correa, "la composición amplia de sus miembros, fue un hecho muy importante que marcó un hito, pues llevó a la derecha a reconocer una determinada magnitud y las circunstancias de las violaciones a los DDHH. Si bien el Informe Rettig suscitó mucha polémica, los hechos de que dio cuenta, es decir las cerca de 3000 víctimas de derechos humanos, nunca fueron cuestionadas, por la acuciosidad del trabajo y la composición de la Comisión, le dio credibilidad y estabilidad a una verdad que en Chile una parte del país no quería mirar ni reconocer y que finalmente terminó reconociendo y aceptando, como verdad oficial".

Manifiesta la dirigente de la AFDD, Mireya García que "definitivamente la Comisión Rettig abrió esto que había estado escondido, no reconocido e incluso negado y, en ese sentido tuvo una gran importancia en términos de que éste país enfrentara lo que había pasado en la dictadura, logrando entender que las víctimas eran sujetos de derecho. A partir del Informe Rettig se presentan nuevas querellas por una cantidad importante de víctimas. Es a partir de ese momento en que comienzan en realidad las investigaciones más masivas y más serias, en términos de llegar a algunos resultados que hoy día tienen a cerca de 70 violadores de DDHH en la cárcel".

El rugido del león

Pero no todo fue fácil en esta época en que se dio inicio a la Comisión. Correa recuerda que existía una fuerte controversia en diversos sectores, incluso desde la izquierda y sobre todo de izquierda, "se recomendaba al Presidente Aylwin no hacer nada porque implicaba un riesgo, implicaba "despertar al león, que dormía con un ojo abierto y que en medio de sus ronquidos, rugía". El león era Pinochet y el riesgo era que los civiles no afirmaran su poder, que era una posibilidad cierta.

Como se recordará, durante el primer mes de existencia de la Comisión, el otrora general Jorge Ballerino visitó por orden de Pinochet a Rettig. Allí le manifestó "la preocupación del Ejército". A pesar de ello, reconoce Correa, "Aylwin tuvo el coraje, la valentía y la visión de Estado y la moral para comprender que no podía desentenderse de este problema". "Si bien la frase "justicia en la medida de lo posible", si bien ha sido fuertemente criticada, hay que comprender que la medida de lo posible hizo que lo posible fuera cada día más, por lo tanto creo que fue una política muy responsable, dadas las condiciones".

Para Correa, "otro de los aciertos del Presidente Aylwin, fue incorporar no sólo las violaciones a los derechos humanos, sino que también las muertes de militares en enfrentamientos con civiles por razones políticas. Si bien eso no es técnicamente una violación a los derechos humanos, el haberlos incorporado, llevo a los militares a presentar todos sus casos de víctimas a la Comisión, que fueron cerca de 90, lo que terminó legitimando la Comisión frente a ellos, pues si llegaban con sus víctimas, no podían luego negar el trabajo de la Comisión", recuerda.

Los militares no cooperaron

"Formalmente respondieron todos nuestros requerimientos", señaló a Cambio21 Jorge Correa. "Cada uno de los oficios fueron formalmente respondidos por las FFAA, y ello reafirmó la obediencia al poder civil del Presidente Aylwin. Pero era pura formalidad, porque ninguna de esas respuestas nos aportó antecedente alguno. La respuesta más común era por ejemplo, que los antecedentes que la Comisión pedía, como quienes eran los oficiales que estuvieron a cargo en determinadas unidades y circunstancias, habían sido legalmente incinerados, conforme a los reglamentos institucionales. Entonces, nunca entregaron información sustantiva", aseguró.

"La Armada entregó algo de información acerca de algunos Consejos de Guerra, pero no mucho ayudó, en realidad. Se llegó al colmo de señalar que "cuando no se habían quemado los expedientes por el trascurso de las fechas, se había quemado el edificio donde se encontraban", asegura Correa.

Luis Toro asegura que "las autoridades militares de aquella época fueron muy renuentes a entregar información, hasta llegar a la ridiculez por parte del general Pinochet de entregar su propio informe de verdad y reconciliación. Se trataba de unos tomos envueltos en tapas rojas, en que se daba la versión de lo que había ocurrido a juicio de lo que Pinochet llamaba "visión de la FFAA", que en realidad era su propia visión. Fue un intento desesperado para tratar de justificar lo que ocurrió", indica.

"Obviamente ese informe no tuvo ninguna repercusión y muy pocos nos acordamos del burdo intento de Pinochet de tratar de desvirtuar el trabajo serio de la Comisión Rettig, porque Pinochet no tenía modo alguno ya, de influir en la sociedad chilena y tratar de justificar la violación de los DDHH. Pero había trabas objetivas, que se sumaban a la nula cooperación de las FFAA que estaba bajo la influencia del exdictador, como el poder judicial, que no entendía que su rol principal era proteger los derechos humanos en Chile", manifiesta el abogado Toro.

"Las autoridades militares ni en esa época ni en ésta época, donde ya han transcurrido tantos años, han aportado a la verdad", asegura Mireya García. "Han seguido con una actitud de silencio e indiferencia, sin asumir responsabilidades ni enfrentar la justicia.
 
Es más, han creado una red de protección a los violadores de derechos humanos, incluso siguen pagándoles las defensas con la plata de todos los chilenos a quienes cometieron los más graves crímenes. No han cambiado su actitud".

"Llegamos hasta la casa de Contreras"

La afirmación pertenece a Jorge Correa, quien relata que "la Comisión se encargó de "tocar el timbre" de aquellos militares que resultaron identificados como perpetradores en los casos, por testimonios de familiares de las víctimas. Y ahí cada uno de los timbres fueron tocados y nos abrieron muy pocas puertas, aunque hubo quienes entregaron aisladamente valiosa información. Recuerda que quienes fueron a tocar la puerta de la casa de Manuel Contreras, no pasaron de ser recibidos por los ladridos de unos perros". Contreras no acudió a las 3 citaciones que se le hicieron.

Termina reflexionando Correa que "A pesar de todo, la Comisión se justificó plenamente, pues sin esa verdad, desde luego las políticas de reparaciones no habrían sido posibles. Los familiares de las víctimas estimaban que cualquier reparación que implicara transar la verdad la memoria por dinero, era inaceptable. Pero cuando vino la verdad y el pedir perdón por parte del Presidente de la República a nombre del Estado, entonces la reparación era una señal del estado, que reconocía y pedía perdón y no simplemente un intento de comprar el silencio. Hizo posible entonces una reparación material y simbólica, pero además avanzar en verdad y justicia, pues permitió reactivar causas en los Tribunales".

"Nunca habrá estatua para Pinochet"

Para Jorge Correa, "al final, el Informe Rettig fue uno más, han hecho valorar la vida y el respeto de los derechos humanos de una manera muy significativa. Pinochet pasó a ser una figura a la cual nadie quiere asociarse, una persona que nunca va a tener una estatua y la razón de aquello es la violación a los derechos humanos. Por lo tanto queda grabado en la mente de todos y en especial de los militares, que por exitosas que puedan ser sus gestiones económicas, si se toman el poder, la sola violación de los derechos humanos hace que nunca puedan salir airosos. Y eso que queda en la memoria colectiva, y particularmente en recuerdos militares, es particularmente muy valioso para salvaguardar la democracia, la convivencia y los derechos humanos.

Mireya García es categórica: "Gracias al Informe Rettig, Chile comprendió que no sólo los ejecutores habían sido responsables del drama, sino que también había responsables que ideológicamente apoyaron el golpe y estuvieron con la dictadura también fue responsabilidad de los medios de comunicación, que asumieron una conducta de sumarse y mantener silencio respecto a los hechos criminales que ocurrieron. Permitió dar cuenta que el poder judicial, fue incapaz de enfrentar el poderío de la dictadura, siendo incluso cómplice. Y que el mismo empresariado mantuvo un actuar obsecuente que dura hasta el día de hoy que se mantiene tan fiel a lo que fue la obra del dictador, porque para ellos económicamente era conveniente", concluye.

Los miembros de la Comisión Rettig

Raúl Rettig Guissen (PR), presidente, destacado jurista, exparlamentario
Jaime Castillo Velasco (DC), Abogado de DDHH
José Luis Cea Egaña, Abogado e integrante del Tribunal Constitucional
Mónica Jiménez de la Jara (DC), Cientista Político
Ricardo Martin Díaz, exministro de la Corte Suprema y senador designado
Laura Novoa Vásquez, Abogado
Gonzalo Vial Correa, Historiador y jurista, exministro de Augusto Pinochet
José Zalaquett Daher, Abogado
Jorge Correa Sutil (DC), Abogado y secretario de la Comisión.
 
FUENTE: CAMBIO 21

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