domingo, 23 de septiembre de 2012

Expertos alertan ante el sobreendeudamiento del chileno: una muestra de ello es que en el país existen más tarjetas comerciales y de crédito que habitantes

Por Pilar González
Si a esto se agregan los créditos preaprobados, las facilidades en plazos, las tarjetas. Al pobre consumidor lo atosigan con ofertas. Y como buen chileno, cae en la tentación. Así, un 12% de la población debe 10 veces lo que gana.
La estrategia de la publicidad y el marketing caló hondo en el pueblo chileno. Por eso, las campañas para pagar a plazo han tenido un éxito incomparable.

El origen de esto es poder disfrutar al momento de un bien determinado a cambio de cancelarlo en 2, 3 ó 4 años. Si se ponen de moda las pantallas de plasma, la cosa es tener la más grande para ver mejor a los ídolos de la televisión. Aunque en la casa muchas veces no caben, se les hace el espacio necesario. Tienen prioridad.

En los últimos años, la explosiva emisión de tarjetas de crédito de parte de las tiendas por departamentos con sus correspondientes avances en efectivo y la flexibilización de los requisitos para adquirir créditos de consumo, desencadenó que, día a día y cada vez con mayor frecuencia, los chilenos utilicen estos instrumentos financieros para costear los distintos ámbitos de sus niveles de vida.

De hecho, después de un estudio de costos de los créditos de consumo, efectuado por el Servicio Nacional del Consumidor (Sernac), la entidad recomendó a los usuarios cotizar sus préstamos para enfrentar los gastos de septiembre, de acuerdo al Costo o Cargo Anual Equivalente (CAE), el que oscila entre el 10% y el 50%, porque de lo contrario, podrían terminar pagando casi el doble al acceder a la opción menos conveniente.

La mayor diferencia del CAE llegó a un 378%, incluye todos los montos y plazos, para cifras de $500 mil, $1 millón y $3 millones, a 36 meses plazo, que registran un mínimo anual de 10,61% (Banco Santander, para créditos de $3 millones a 36 meses) y un máximo de 50,69% (Banefe, para créditos de $500 mil a 36 meses).

Esa maldita tentación

De hecho, en Chile hay más tarjetas de crédito que habitantes, ya que soprepasan los 17 millones de unidades. Si a esto se agregan los créditos preaprobados, las facilidades en plazos, las tarjetas, al pobre consumidor lo atosigan con ofertas. Y como buen chileno, cae en la tentación.

De acuerdo a las estadísticas, las familias chilenas destinan un 57% de su ingreso anual al pago de deudas y un 12% debe 10 veces lo que gana.

Ante el tema, el académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile y especialista en Marketing, Pedro Hidalgo, señala que "este negocio financiero les permite a las compañías, además, generar ventas, porque mucha gente no podría comprar si no fuera a crédito. Por otro lado, uno tendría que pensar: ¿por qué la gente usa el crédito? Porque lo necesita, porque lo satisface". Ciertamente un negocio redondo.

Pese a que los consumidores chilenos se caracterizan por ser responsables con sus deudas, los sueldos sin reajustes y gastos extras afectaron el bolsillo de muchas familias que, por pérdida de trabajo u otras situaciones, se vieron obligadas a dejar de pagar.

Pero este fenómeno se arrastra desde hace un par de décadas. De acuerdo al Informe de Estabilidad Financiera de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF), a comienzos del año pasado un 60% de la población estaba en condición de sobreendeudamiento.

Esto significa que a más de la mitad de los chilenos no le alcanzaba su sueldo para cubrir las necesidades básicas de la familia, pagar la luz, el agua y el gas y cancelar sus deudas.

Para Hernán Calderón, presidente de la entidad que defiende a los consumidores, Conadecus, esto se debe al "libertinaje en la entrega de créditos de consumo, aumentos de cupos sin preocuparse si la persona tiene la capacidad económica para responder, la entrega indiscriminada de tarjetas y de préstamos a gente que no tiene rentas demostrables, como los estudiantes. Todo esto ha hecho que la situación del sobreendeudamiento sea bastante dramática".

Y el problema se agudiza aún más si se considera que "los chilenos tenemos muchas fuentes para poder sobreendeudarnos que no están cruzadas entre ellas y, por lo tanto, las posibilidades de endeudamiento son ilimitadas", precisó Calderón a Cambio21. Esto porque una persona puede pedir un crédito de consumo a un banco, un préstamo a una caja de compensación y mantener compromisos financieros con las tiendas por departamento al mismo tiempo y sin control alguno.

Por lo mismo, Calderón advierte sobre la necesidad de consolidar la información comercial en una sola base de datos, que permita transparentar la realidad de cada consumidor. En este sentido, indica que la falta de regulación podría generar un grave problema económico, ya que muchas personas podrían dejar de pagar por falta de solvencia.

FUENTE: CAMBIO 21

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