27 de septiembre de 2012
Las historias en las que el Presidente juega al límite de las reglas
Piñera, el adelantado
Su investidura debería
convertirlo en una de las personas más confiables de Chile. Pero está
documentado que el Presidente es incontenible y su sello personal es
conseguir las cosas usando muchas veces métodos poco ortodoxos. Por eso,
cuando surgen controversias como la de la encuesta Casen, la licitación
del litio o el ingreso ético familiar —que provocó un reclamo de once
senadores concertacionistas al Tribunal Constitucional—, no es extraño
que las miradas se dirijan hacia el primer inquilino de La Moneda.
“El Presidente obvió dicho
camino y procedió a promulgar un texto distinto al remitido por el
Congreso, adicionando al título del mismo, el epígrafe ‘Ingreso Ético
Familiar’, en circunstancias que éste fue expresamente eliminado por el
Parlamento”. Lo anterior es parte de un reclamo presentado en agosto al
Tribunal Constitucional por 11 senadores de la Concertación.
Según ellos, el Presidente excedió sus facultades al cambiar el
título de una ley, que había sido desestimado en el Congreso por
considerarse inexacto dada la naturaleza real de la norma que es
establecer bonos para las personas de extrema pobreza. Pero el título
emanado desde el Parlamento era sin duda menos marketero a la hora de
recapitular para los medios la obra de este gobierno (Ley nº 20.595 que
“Establece bonos y transferencias condicionadas para las familias de
pobreza extrema y crea subsidio al empleo de la mujer”).
Aunque el requerimiento de los senadores ante el TC fue rechazado por
estrecho margen (cinco votos a favor y cuatro en contra) esta
controversia jurídica ilustra muy bien una conducta de Sebastián Piñera
que la banda presidencial no ha logrado aplacar: la necesidad imperiosa
de ganar, de cumplir sus objetivos, aunque para lograrlo se mueva muchas
veces en el límite.
Esta semana El Mostrador publicó una nota
en la que el abogado constitucionalista Patricio Zapata explica las
maniobras del Ejecutivo para sacar adelante la licitación del litio. El
proceso, tiene el “sello” de Piñera:
“El Ministerio de Minería en mayo de 2010, liderado en ese entonces
por Laurence Golborne, anuncia que se cambiará la ley para que sea
concesionado. Se dieron una vuelta por el Parlamento, sondearon ambiente
y vieron que no había votos necesarios para ello. Entonces llegan a la
convicción que pueden hacer lo mismo sin cambiar la ley”, afirmó Zapata.
El secreto con Perú
Nada ilegal, pero el plan B de Piñera siempre tiene un ritmo más
rápido que los procesos que todo el resto está obligado a seguir.
Mirándolo así, Piñera es un adelantado, como Cristóbal Colón o
Charles Darwin. Personas que se atrevieron a desafiar las convenciones
de su tiempo para conseguir sus objetivos.
A comienzos de este mes, en una entrevista de dos horas a Radio
Cooperativa, el Presidente, entre otros temas, habló del proceso que
Chile enfrenta con Perú en la Corte Internacional de La Haya. Piñera
pudo haber cerrado el tema con una frase diplomática, teniendo en cuenta
que la parte oral del juicio empieza en diciembre.
En cambio, el mandatario se explayó como un especialista en
geopolítica: “¿Dónde piden permiso los aviones cuando tienen que
aterrizar en el aeropuerto de Chacalluta? Exactamente sobre el paralelo.
¿Hasta donde Chile tendió el cable de fibra óptica? Exactamente hasta
el paralelo. Hemos entregado una enorme cantidad de hechos que
demuestran que la única explicación consistente es que el paralelo es el
límite marítimo entre el Perú y Chile”, afirmó el Presidente.
Al día siguiente, uno de los agentes peruanos en el juicio, el ex
canciller José Antonio García Belaúnde, respondió que Piñera había “roto
la reserva” que exige el tribunal, al filtrar con esta opinión, parte
de los argumentos de Chile en la disputa por límites marítimos.
Aunque García Belaúnde le bajó el perfil rápidamente a sus declaraciones, la sospecha nuevamente quedó sobre Piñera.
Paralelamente, en esas semanas, Piñera debió enfrentar las dudas
sobre su real intervención en el proceso que dio origen a la última
versión de la encuesta Casen.
Versiones de prensa indican
que el Presidente se habría juntado con el experto de la Cepal Juan
Carlos Feres antes de que se conociera la encuesta, para revisar la
cifra que finalmente desató la controversia. Aunque la subsecretaria de
Planificación, Soledad Arellano, aclaró que el encuentro fue después de
conocido el estudio. Hace una semana, Piñera en una entrevista que dio a
CNN, manifestó que “no sabía” que la Casen tenía margen de error.
Su investidura presidencial debería convertirlo en una de las
personas más creíbles de Chile. Pero su biografía, antes del 11 de marzo
de 2010, entrega espacio para que surjan dudas.
La reunión con Pinochet
La biografía “Piñera, historia de un ascenso”, de las periodistas
Loreto Daza y Bernardita del Solar, recoge episodios que ilustran muy
bien por qué no es gratuito pensar que en el estilo del Presidente
siempre está la posibilidad de “adelantarse” a los hechos cuando sea
necesario, aunque esto signifique moverse al límite de la trampita.
En julio del ‘92, cuenta el libro, Piñera ya tenía aspiraciones
presidenciales. Ahora sabemos que no resultó a la primera, pero en ese
momento el empresario se perfilaba como el candidato ideal de la
derecha. Para materializarlo, necesitaba el apoyo de Pinochet, por
entonces Comandante en Jefe del Ejército y factótum de la derecha.
El general lo invitó a tomar desayuno en el edificio de la
Comandancia en Jefe. En el encuentro, al que también asistieron
Francisco Javier Cuadra y Jorge Ballerino, el ex dictador expresó su
preocupación a Piñera de que desde La Moneda pudiera terminar con la
inamovilidad de los Comandantes en Jefe. La biografía devela que Piñera
habría respondido: “No haré nada sin tener en cuenta sus opiniones”, lo
que obviamente cambió la mala impresión que Pinochet tenía de Piñera.
Días después, los detalles de la conversación aparecieron en la
revista Qué Pasa. Piñera repartió ejemplares en el Consejo General de RN
que coincidió con la publicación. La versión era otra. Piñera le habría
dicho a Pinochet que las Fuerzas Armadas debían ser subordinadas del
poder civil. Una postura que calzaba mejor con la sección más liberal de
su partido, a la que buscaba convencer de su candidatura.
Pinochet “no olvidaría el agravio”, dice el libro. Semanas después,
el 23 de agosto de 1992, Ricardo Claro hizo pública la grabación que
aplastó las intenciones de Piñera. La intercepción se hizo desde el
Comando de Telecomunicaciones del Ejército. Ricardo Claro también estaba
pasándole una cuenta al entonces Senador.
La cuenta de Claro
A comienzos de los ‘80 Sebastian Piñera era gerente general de
Citicorp, la filial chilena del banco estadounidense Citibank. Ricardo
Claro, en tanto, era el asesor legal de la compañía en el país.
Citicorp era uno de los acreedores de los US$ 300 millones que CCU le
debía a los bancos. La matriz norteamericana había ofrecido un premio
de US$ 1 millón al ejecutivo por arreglar el problema. Sin embargo,
pronto hubo un obstáculo. Francisco Javier Errázuriz era uno de los
acreedores y quería decretar la quiebra de la embotelladora.
Para evitarlo, Piñera, según la biografía, le compró sus acciones en
un precio menor y le mandó un cheque. Pero Claro se opuso, argumentando
que había que tomar resguardos legales.
Cuando Piñera concretó el negocio, Claro indignado fue hasta la
oficina de John Reed, el gerente del banco en Nueva York. Reed citó a
Piñera. Después de la reunión, el norteamericano le dio la razón a
Piñera y le quitó al estudio de Ricardo Claro la representación de
Citicorp. Una década después, Claro activaría su venganza desde una
radio Kioto.
Dos jefes de bancada
En sus campañas políticas Piñera igualmente ha dejado al descubierto sus métodos no tradicionales para ganar o destacar.
El abogado Hermógenes Pérez de Arce compitió con él. En su libro
“Autobiografía Desautorizada”, Pérez de Arce cuenta algunos episodios de
la contienda senatorial por Santiago Oriente de 1989, que Piñera ganó.
A través de sus amigos, el ex columnista de El Mercurio, se enteraba
por ejemplo que Piñera le pidió a algunos brigadistas “Vayan al Parque
Arauco y bajen el globo de Hermógenes que está amarrado ahí; no me
pregunten cómo, pero háganlo”.
Durante la campaña Hermógenes tuvo siempre sospechas de que sus
carteles eran retirados por el comando adversario, o que alguien del
equipo de Piñera estuvo detrás de la desconexión de sus micrófonos que
no dejó oír el discurso de cierre de campaña.
Sin embargo, Pérez de Arce no tuvo certeza de estas intervenciones
hasta que el dueño de una agencia publicitaria lo llama y le cuenta:
“Anoche fui a comer al restaurante y llegaron a la mesa vecina Sebastián
Piñera, su hermano el cantante y otros amigos de ambos, y se
vanagloriaron de que te habían cortado todas las amarras de tus globos
en el estadio y te habían desconectado los micrófonos cuando hablabas. Y
todos se reían mucho de sus proezas”.
Así se entiende ahora la hostilidad hacia Piñera que periódicamente aparecía en las columnas de Hermógenes.
Otro episodio de “viveza” política aparece en el libro de Daza y Del
Solar. En una reunión con Sergio Onofre Jarpa y el resto de los
senadores recién electos de RN preguntaron quién quería ser jefe de
bancada. Piñera levantó la mano y Sergio Romero, también. Votaron.
Piñera perdió por un voto y antes que Romero —actual embajador en
España—, fuera nombrado, Piñera dice “¿Por qué no decimos que los dos
fuimos elegidos jefe de bancada?”, afirma el libro. Los otros,
perplejos, deciden aceptar. Pero en adelante Piñera se presentó como el
único jefe de bancada.
Chispas y Lan
Con todo, es en los negocios donde a Piñera se le nota que no puede
esperar para ganar. “Hasta hoy sigue siendo una incógnita cómo consiguió
que le traspasaran acciones de la serie Luz A —que él no tenía— para
que pudiera estar entre los beneficiados”, menciona el libro de Daza y
Del Solar, cuando relata la actuación de Piñera en el “caso Chispas” en
1997 y donde Piñera vendió sus títulos a los españoles en US$ 3,5
millones.
Durante este escándalo financiero fue la primera vez que se cuestionó
públicamente la relación de Piñera, en ese entonces senador, con la
política y los negocios. La biografía consigna las críticas de Andrés
Navarro y Andrés Allamand.
En la última campaña presidencial, en 2009, la SVS multó a Piñera por
no abstenerse de comprar acciones de LAN. Piñera compró títulos de la
aerolínea de la que era director, justo después de la reunión en la que
los estados financieros y la entrega de dividendos hacían rentable
comprar acciones. Pero “antes que esa información fuera pública en el
mercado”, según la SVS, el actual Presidente adquirió un nuevo paquete
accionario.
FUENTE: EL MOSTRADOR
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