¿Se nos va a la Nueva Mayoría el diputado Gaspar Rivas? Critica la "raíz neoliberal" de RN y advierte: "No soy el perrito amaestrado del partido"
20/05/2014 |
Por Luis Casanova R.
En entrevista con Cambio21, el rebelde congresista de RN niega la similitud que existe entre su caso y el del senador Manuel José Ossandón, aunque admitió algunas cercanías. Advertencia: en el diálogo, Rivas pareciera estar más en sintonía con la centro-izquierda que con su coalición, por mucho que se declare un férreo opositor de las revoluciones y del socialismo de los años 70.
Para algunos fue sorpresa que el diputado de Renovacion Nacional, Gaspar Rivas, votara junto a la Nueva Mayoría en la idea de legislar del proyecto de reforma tributaria que presentó el gobierno.
Para otros no fue ninguna novedad, toda vez que el parlamentario por Los Andes hace rato que protagoniza encontrones con la directiva de Carlos Larraín, mesa que termina con sus labores a inicios de junio.
Se recuerda que estuvo renunciado a la tienda durante 2012 y que sólo meses antes de la elección de 2013 se reitegró nuevamente a la colectividad. Camino contrario adoptaron sus colegas Pedro Browne, Karla Rubilar, Joaquín Godoy y la senadora Lily Pérez, que fundaron el movimiento Amplitud, y el también senador Antonio Horvath, que volvió a la independencia tras apoyar aspectos del programa de gobierno de Michelle Bachelet en plena campaña de segunda vuelta.
De todas formas, Rivas no está solo en su cruzada rebelde. Aparte de la vehemencia en su crítica que muestra el senador de RN Manuel José Ossandón, en la UDI el alcalde de La Florida, Rodolfo Carter, se lanzó en contra de la nueva directiva que comanda el diputado Ernesto Silva, respecto a la cercanía que partido con lo que fue la dictadura militar y el "orgullo" que representó el gobierno de Pinochet, en palabras del propio Silva al asumir la testera del gremialismo.
En diálogo con Cambio21, el joven congresista de 36 años de edad descartó la similitud que existe entre su caso y el del edil capitalino y admitió algunas cercanías con el ex jefe comunal de Puente Alto, aunque a decir verdad más parece estar en sintonía con la centro-izquierda por mucho que se declare un férreo opositor de las revoluciones y del socialismo de los años 70.
A su juicio, "lo que pasa conmigo y con Carter es una de las aristas respecto a un intento de repensar que existe en la derecha. Él lo hace en lo valórico y yo en lo económico, donde creo ser el único diputado del bloque opositor que quiere hacer modificaciones sustanciales al actual sistema más allá de la oferta pirotécnica y el maquillaje que plantean algunos parlamentarios de mi sector, como eso de ser más sociales o más abiertos a cambios, pero que en verdad son sólo parte de lo que yo llamo la santísima trinidad: más superintendencias, más fiscalización y más multas, lo que nos basta si los abusos están legalizados".
- A inicios de junio hay un cambio de directiva en RN, sale Carlos Larraín y entra Cristián Monckeberg. ¿Esto debiese representar un poco de oxígeno para los grupos que han estado al margen de la visión que impuso Larraín en sus ocho años de gestión?
- Depende del grado de profundidad en el que se quiera plantear. Es como que uno le quiere hacer cambios a la casa; puede ser completo o el parquet, le cambia el papel mural o los muebles, etc., pero la estructura de la casa sigue siendo la misma. Será la misma casa, pero remozada, aireada y renovada. Si comparamos eso con RN, creo que por mucho que la mano cambie, no va a dejar de ser el partido que es hoy dia, con una fuerte raíz neoliberal. Se debe tomar el toro por las astas con coraje y dejar los discursos de promesas y maquillajes y de amenazar con cambiar y mejorar el sistema y cumplir la amenaza. A la ciudadanía no le sirve que los políticos amenacen todos los días que con que van a cambiar las cosas. Hay que hacer efectivamente una cirugía de fondo y eliminar los tumores legales que permiten el abuso y la explotación.
- ¿Cuánto ha cambiado RN desde el momento en que usted entró a la fecha? Se lo pregunto porque al analizar los partidos tradicionales de la Alianza se percibe que se han movido bastante poco desde su fundación a fines de los 80?
- En materia valórica algo de movimiento ha habido en una parte de RN, que se subdividió en dos: una, la que se fue y la otra que se quedó. Es decir, el 50% del partido es liberal y el otro 50% es conservador. Y del 50% liberal, la mitad se fue a fundar Amplitud y el resto se mantuvo en RN. Mientras que la UDI no tiene sectores liberales y en lo económico veo muy poca permeabilidad a abrirse a hacer cambios de fondo al sistema neoliberal. Es realmente difícil.
- ¿Qué opina sobre que lo comparen con el senador Ossandón?
- Tenemos algunos puntos en común y otros de desencuentro o lejanía. Nos acercamos en la crítica sana y bien intencionada. Ambos compartimos la visión sobre el respeto al partido no implica la sumisión o subyugación. Yo al partido me presento de pie, no de rodillas, porque si un diputado de la República elegido por votación popular y democrático se somete a un partido, el que fuese, la verdad, es que no tenemos nada que hacer en la política y que mejor gobiernen los partidos. Que se hagan consejos y haya un delegado por partido y que entre ellos decidan.
- ¿Y en que se distancian?
- Con Ossandón nos alejamos en posturas que son más de fondo que van por el lado económico que él no tiene. Yo no abogo por un sistema socialista ni tampoco soy amigo de las revoluciones, porque esas le declaran la guerra a todo indiscriminadamente. Pienso que tenemos que declararle la guerra a los instrumentos que permiten el abuso y la explotación del hombre por el hombre, pero no a aquellos instrumentos positivos que permiten la capacidad de entender y progresar por el esfuerzo propio como base de la movilidad social en conjunto de la educación.
- Uno escucha sus posturas y da la sensación que quiere ser una especie de neo-díscolo de la derecha.
- Puede ser, pero cuando me dicen díscolo, a lo mejor para RN calzo en ese rótulo. Ahora, yo no me considero tal, porque la palabra díscolo involucra desobediencia. Y para ser desobediente, uno primero tuvo que haber aceptado ser obediente. Y en política sólo le soy obediente a dos dictados: mi conciencia y mis principios y la ciudadanía. No estoy para representar ciega y obtusamente a un partido, que es RN pero que pudo haber sido cualquier otro. Uno no está para ser un perrito amaestrado, cuyo dueño o amo le diga: salta y el perrito salta. No estoy para eso.
FUENTE: CAMBIO 21
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