martes, 20 de mayo de 2014

Naschla, Melissa y la siesta
Publicado el 20 Mayo 2014
Escrito por Cristian Zúñiga    
 
A un día de la lectura de cuenta, en que la Presidenta de Chile develará los contenidos de la reforma educacional, que se supone, será la más revolucionaria en la corta historia de nuestra república, nos encontramos con una polémica no menor al interior de la organización política que más incidencia a tenido en el nuevo Chile. La organización que motorizó esta reforma. La Confech.
 
Y es que el domingo pasado, en plena conferencia de prensa post reunión de la Confederación de Estudiantes de Chile, Naschla Aburman, Presidenta de la Federación de Estudiantes de la UC y una de las voceras de la Confech, salía rápida y furiosa del lugar, sorprendiendo a todos los periodistas y compañeros que a esa hora se reunían expectantes a escuchar los resultados de la jornada. Incluso la mismísima Presidenta de la Confech, Melissa Sepúlveda, consultada por la salida de su par, respondía diciendo “habría que preguntarle a ella que es lo que tenía que hacer de manera tan urgente”.
 
La razón de la salida repentina de Naschla, respondía a su molestia por la desidia con la que sus pares de la Confech, habían reaccionado frente a las amenazas que ella recibió al interior de su hogar vía panfleto que decía “ Melissa es del pueblo, tu no, se va a acabar el imperio del NAU”. Esa fue la gota que rebalsara un vaso ya turbulento desde la movilización del 8 de mayo pasado, donde la dirigenta de la UC, había pedido a la organización presidida por Melissa, sancionar públicamente los hechos de violencia ocurridos durante esa marcha. La Confech no lo hizo.
 
Ciertamente los hechos y reacciones relatados anteriormente, revelan algo que debiera ser de preocupación para el movimiento estudiantil y para quienes queremos que a este, le vaya bien.
 
Por un lado Naschla, quién hasta el término de gestación de esta columna, desmentía su renuncia a la vocería de la Confech, comete un error no menor con su reacción. Si bien se entiende que a esa edad las pulsaciones y pasiones nos otorgan el bendito viento de la imprudencia, y que no debe ser fácil, para alguien que viene del mundo PUC, ser minoría entre posiciones cuasi anarquistas, amenazar con abandonar un barco que navega en históricas aguas de cambios estructurales, es mala señal.
 
Amenazar con abandonar el barco a tres días del discurso presidencial más esperado en años, te deja en situación de sospecha. Sospecha, pues sabido es que la relación que Revolución Democrática, sector cercano a Naschla, mantiene con asesores del ministro de educación, es más que estrecha. Y sabido es que los viejos operadores de la concertación, son expertos a la hora de sedar movilizaciones y movimientos que aspiren a desterrar el modelo anarco capitalista vigente. No es raro que la estrategia del 2007, esa de las transversales manos en alto que pusieran fin a la sublevación pingüina, haya mutado hoy en asesorías o altos cargos en el Mineduc, desde donde se controle retórica, agenda y tiempos de organizaciones estudiantiles.
 
Por otro lado, la reacción de Melissa Sepúlveda, también demuestra inmadurez y lo que es peor, falta de manejo político frente a una situación tan básica. Bastaba con que la Presidenta de la Confech repudiara la amenaza recibida por su par de la PUC y se evitaba este bochornoso episodio. Intentar bajar el perfil y poner paños fríos a episodios de violencia y amedrentamiento, no hace más que agravar el error. Es más, bajar el perfil a situaciones de violencia, resta credibilidad y línea de crédito social al movimiento estudiantil, pudiendo relegarle a un plano negativo de percepción y apoyo ciudadano. Si no me cree, salga usted mismo a preguntar a sus vecinos que opinión tienen de los solidarios capuchas y sus barricadas.
 
Porque el trabajo de la Confech, Cones y Aces es fundamental para terminar con la educación segregadora, conservadora y de mercado legada por Pinochet . Y porque el rol de los estudiantes será fundamental a la hora de exigir una nueva constitución hecha vía asamblea constituyente, es que necesitamos dirigentes lúcidos, de cabeza fría, estratégica y astuta.
 
Más aún, sabiendo que la mayoría de quienes hoy gobiernan, ya nos tuvieron 20 años en el letargo de la eficaz siesta del statu quo. 
 
FUENTE: EL CLARIN

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