jueves, 21 de julio de 2011

Piñera de consumo

Juan Guillermo Tejeda
Artista visual. Académico de la Universidad de Chile
 
Si la educación es un bien de consumo, no puede uno en verdad entender qué pueda ser la educación pública. ¿Se consume lo público? No. Lo público se usa, se goza, se comparte, está allí para todos. Lo privado cambia de dueño mediante transacciones de mercado. Las empresas producen bienes de consumo y los clientes o consumidores consumen esos bienes, por ejemplo un chocolito, un suéter, un auto.
Los bienes de consumo van soltando un chorrito de lucro cada vez que pasan de mano en mano y finalmente se gastan hasta que el auto o el suéter ya no dan más, y el chorrito de lucro es cada vez más débil.
Piñera es un bien de consumo que se cotiza en los rankings internacionales de las mayores fortunas latinoamericanas, y está siempre en el fascinante top algo de los cien primeros o diez primeros o mil primeros. En esos sitiales el chorro de lucro es fuertón y mareante. El Palacio de La Moneda es para él un bien de consumo o una pieza de leasing, aunque al pasear por el patio de los naranjos debe pensar el hombre: ¿dónde está aquí el lucro?
El nuevo ministro Bulnes, que es nieto del Marqués Bulnes, o sea don Pancho Bulnes, que fue senador como diecisiete períodos sucesivos y se opuso a Allende sin estridencia, con cierta elegancia de caballero de toda la vida, es el nuevo ministro de Educación. A los Bulnes el lucro no les importa mucho porque habitan una zona de por sí lucrosa, donde no se perciben los flujos ordinarios de Sebastián, que es en ese sentido un recién llegado y mira todo el rato en una pantalla de su computador y en su blackberry los precios de las acciones.
En la cabeza de Lavín, es decir en su interior, debajo del peinado de niño mateo, la educación pública está en una vaga zona de infiernos cerebrales, junto al pueblo unido, los pobres alzados, los estudiantes marchando por la Alameda y los bigotes de los profesores laicos, todo aquel horror. Ese cerebro, después de haber conocido de manera tan brusca a los universitarios y secundarios, se va ahora a Mideplan a estar con los pobres, pero no con los alzados sino con los del subsidio y la ayuda para que sigan siendo pobres.
El nuevo ministro Bulnes, que es nieto del Marqués Bulnes, o sea don Pancho Bulnes, que fue senador como diecisiete períodos sucesivos y se opuso a Allende sin estridencia, con cierta elegancia de caballero de toda la vida, es el nuevo ministro de Educación. A los Bulnes el lucro no les importa mucho porque habitan una zona de por sí lucrosa, donde no se perciben los flujos ordinarios de Sebastián, que es en ese sentido un recién llegado y mira todo el rato en una pantalla de su computador y en su blackberry los precios de las acciones.
En esa pantalla sólo aparecen las universidades privadas y los colegios de curas, que como son bienes de consumo suben y bajan en la bolsa, pero en esa pantalla no se ve nada de las universidades públicas o estatales o de los colegios públicos donde los niños van con overol y se sientan en sillitas roídas de melamina.
Ahora en algunos países hay una cosa que se llama la huella de carbono, que mide lo que uno contamina con su auto, su calefacción, sus cosas, y mientras más alta sea la huella más hay que pagar. Pero también hay una huella de lucro, o una huella de consumo, o una huella de falta de humanidad al considerar que algo tan relevante como la educación se puede convertir en bien de consumo. La educación que con sus actos me dio mi padre no sé cómo se llega a considerar un bien de consumo. No entiendo qué es lo comprable o lo vendible del modo como el medio le enseña a los más jóvenes de qué modo asentir y de qué modo disentir, como adaptarse a la manada y a la vez cómo seguir siendo cada cual lo que realmente es.
La educación, en nuestro país, es un asco que refleja el asco moral de los segmentadores sociales, de los depredadores universitarios, de las viejas cuicas que piensan que el mundo debe estar al servicio de ellas y de las estrechísimas ideas que habitan en sus mentes carcomidas por la pequeñez. En ese asco el lucro es el rey, y es ese el asco de consumo el que nuestro Presidente nos quiere vender o comprar como un bien.
Piñera es el desatinado Presidente de consumo para una sociedad de consumo en un país de consumo con educación de consumo, y es todo eso lo que los estudiantes quieren barrer con sus manifestaciones. Ojalá que lo barran.
FUENTE: EL MOSTRADOR
 

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