viernes, 29 de julio de 2011

Los síntomas detrás del plantón a Piñera La Concertación se sumerge en el vacío de poder

Si bien podía pasar como uno más de los muchos episodios tensos entre los bloques políticos, lo cierto es que provocó un remezón al interior del propio conglomerado. Es por eso que varios de sus representantes coinciden en que esto devela un problema más profundo y que terminó dejando en evidencia las falencias que impiden que le saque partido a la mala performance política que, hasta ahora, ha mostrado el oficialismo.

La sorpresiva medida de los máximos dirigentes de la Concertación de restarse de la invitación del Presidente Sebastián Piñera para analizar el conflicto de la Educación –pedida por ellos mismo el día anterior-, desató una verdadera batahola en el mundo político. Pero también generó una serie de especulaciones respecto a la forma como se está manejando la coalición opositora. Cómo se están tomando las decisiones y, en definitiva, quién manda a quién en un pacto que no logra capitalizar el mal momento que atraviesa el gobierno. La ausencia de un liderazgo claro y el aparente vacío de poder, para fortuna del oficialismo, estarían impidiendo que el conglomerado encuentre su propio relato.
En la Concertación se dividen entre quienes perciben lo sucedido con la mentada invitación como una mera “anécdota”, como el ex ministro Francisco Vidal, y los que estiman que haber aceptado asistir y no hacerlo finalmente constituye derechamente un “despropósito”, como es el caso del alcalde de Peñalolén y vicepresidente de la DC, Claudio Orrego. Para el primero este hecho anecdótico ocurre “por falta de política. Es decir, falta de iniciativa política, de consistencia”, lo que se podría traducir en que, en el caso particular de la Concertación, “es un conglomerado que tiene cuatro dirigentes, cuatro líderes, generacionalmente más menos iguales, que tienen una historia legítima de emergencia, por así decirlo, entre comillas desde abajo o desde el medio, y precisamente esa diversidad podría potenciarse, pero no pasa”, reconoce.
Mientras que para Orrego lo ocurrido demuestra que la capacidad de gobernabilidad interna de la coalición “está debilitada”. El dirigente DC explica que “yo era partidario de no ir a una reunión, a raíz de la última experiencia que tuvimos en La Moneda. De haber establecido que (Piñera) tuviera una reunión de los equipos técnicos, haber hecho una agenda de trabajo, haber pedido y exigido que se recibiera a los movimientos sociales y, después, haber ido. Así que yo era partidario de no ir. Pero si dejas de ir, ni siquiera avisando antes, avisando tarde, eso te demuestra o que no se visualizan bien las decisiones anteriormente o que la capacidad de gobernabilidad de nosotros como equipo está debilitada. Y ahí, como ha pasado que hay diferencias, la pregunta es ¿todo tenemos que hacerlo de común acuerdo? o de repente los partidos también podemos actuar de manera distinta. Creo que hoy día es un tema que hay que revisar”.
El vicepresidente del PS, diputado Marcelo Díaz, es uno de los que admite que “efectivamente tenemos un problema de falta de un horizonte programático claro. Falta un objetivo claro que ordene de forma natural y la Concertación debe aprender a vivir sin el eje ordenador del gobierno”.
Para el analista político de la Universidad Central, Marco Moreno, el escenario está bastante más claro y, a su juicio, en base a los trascendidos de prensa, “evidentemente no había unidad de criterios en la Concertación respecto a la forma de enfrentar el tema”. Según el experto, con este y otros sucesos la coalición opositora ha dejado en evidencia su “falta de sentido estratégico, proyecto, en el fondo, de relato”, lo que no deja de ser indispensable para un pacto que aspira a recuperar el poder y el respaldo ciudadano. Y es grave su carencia, pues “se expresa en la falta de liderazgo”, el mismo que en algún minuto se creyó que el ex Presidente Ricardo Lagos volvería a llenar en la oposición.
En opinión de Moreno, “no puedes pretender guiar a un grupo, cuando no sabes hacia dónde quieres ir. Al faltar eso los liderazgos se diluyen porque nadie sabe hacia dónde se quiere ir”. Y claramente la Concertación “busca recomponer sus relaciones con los movimientos ciudadanos” lo que no es posible sin un liderazgo claro, lo que se podría traducir en un círculo vicioso que no permita alcanzar el objetivo deseado, por las carencias que la coalición demuestra una y otra vez.
Este es un tema que preocupa a un importante sector de la Concertación que alcanza a percibir sus propias carencias. El vicepresidente del PS, diputado Marcelo Díaz, es uno de los que admite que “efectivamente tenemos un problema de falta de un horizonte programático claro. Falta un objetivo claro que ordene de forma natural y la Concertación debe aprender a vivir sin el eje ordenador del gobierno”.
En la misma línea del diputado, otro dirigente del pacto opositor sostiene que “la Concertación tiene que construir una nueva arquitectura de gobierno sobre su diversidad, una definición programática establecida. En definitiva, hacernos cargo de nuestro propio segundo tiempo”, aludiendo al segundo tiempo que inició el gobierno con el reciente cambio de gabinete. Ello, porque –según reconoce- “efectivamente existe una falta de liderazgo y un cierto vacío de poder que se manifiesta en cosas como la que pasó esta semana, por lo mismo –insiste- en la necesidad de generar la “nueva arquitectura de la Concertación, que no va a estar dada por un candidato presidencial ni por los presidentes de partido”.

FUENTE: EL MOSTRADOR

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