A pesar de ser delito prestar boletas truchas, dos mil millones de pesos se llevan los "facilitadores"
22/05/2015 |
Por Mario López M.
Hay quienes victimizan a los que “prestaron” boletas falsas: que fueron usados, se dice. Otros, le bajan el perfil y renuncian a querellarse en su contra. ¿Pero, son tan inocentes? Algunos incluso lo hicieron negocio familiar.
En la vorágine de informaciones asociadas al negocio político-empresarial de las boletas y facturas falsas, la ciudadanía ha conocido y puesto su interés en quienes financiaron ilegalmente, los empresarios y que buscaban réditos del dinero que regalaban y los políticos, los que en definitiva recibieron grandes sumas para burlar la ley electoral y a la democracia. Pero una figura ha pasado de manera difusa y casi como víctimas, los que "facilitaron" los documentos que posibilitaron estos delitos.
Vieja martingala
Las primeras noticias que se tuvo acerca de estas personas provinieron como consecuencia del dinero (raspado de ollas) que recibió el hoy imputado y próximamente formalizado senador Iván Moreira. Se trataba de su chofer y secretaria que a petición del parlamentario UDI, "prestaron" boletas por dineros que fueron a parar al bolsillo de Moreira para ser usado en su campaña.
Costaba entender la figura que hablaba de boletas ideológicamente falsas. ¿Las habían mandado a hacer o le pusieron timbres ficticios? No. Y entonces, ¿por qué eran falsas? Se preguntaban muchos. Lo eran, porque si bien eran efectivamente emanadas del SII (eran electrónicas) e incluso los timbres de las físicas eran verdaderos, lo que decían acerca de los trabajos realizados, era una gran mentira.
No nacieron al amparo de los casos Penta-SQM u otros, se trata de conductas delictuales de larga data y muy usadas por empresarios que "vendían" facturas para reducir la base imponible de otros, o sea, para bajar sus impuestos y engañar al fisco. Así que los empresarios conocían al dedillo esta forma fraudulenta de esquivar el pago de tributos. Varios políticos, de acuerdo a sus propias declaraciones, también lo hacían desde hace mucho tiempo.
"Pobres" no tan pobres
Así que cuando se conoció la situación de los "pobres" facilitadores, no faltó quien, de buena fe, lamentó su situación señalando "seguro los políticos y empresarios salen libres y pagan a los que obligaron a entregar boletas por ellos". A medida que ha ido transcurriendo el tiempo y que hemos ido conociendo decenas de casos de políticos involucrados en estos fraudes y como consecuencia también hemos sabido de hijos, familiares, profesionales y funcionarios de parlamentarios e incluso de partidos que usaron el sistema, los "facilitadores", adquirieron importancia.
Más todavía cuando el propio exdirector del SII, el cuestionado y errático Michel Jorratt, había anunciado (y practicado) que no se querellaría en contra de los políticos (como facilitadores), porque "no era política del servicio". Incluso, tal política del señor director desafectado, generó al interior del propio SII una cruenta lucha de "estilos" con varios de sus subordinados y en particular con el subdirector jurídico, Cristián Vargas.
Un tipo de "facilitador" y coautor de delito, es quien entrega una (o varias) boleta(s) o factura(s) a un tercero, sin haber realizado trabajo alguno para este, el que ingresa en su propia contabilidad para reducir, como se ha señalado, sus impuestos. Pero cuidado, esto es solo una de las caras de la moneda, porque la otra es que al final del año tributario, quien prestó la boleta recibe de parte del SII el 10% del valor del monto de la boleta.
Millonarias ganancias
A modo de ejemplo, Andrea Schultz Figueroa, secretaria de Iván Moreira, entregó una boleta a AMC Consultores durante el segundo semestre de 2013, por un monto de $3.000.000. la secretaria ya estaba siendo investigada por la Fiscalía en el Caso Penta, por una boleta por $5.000.000 emitida el 29 de octubre de 2013 para la campaña del senador Moreira. Es decir, "facilitó" dos boletas por 8 millones en total y obtiene la no despreciable suma de 800 mil pesos por "la pasada".
Y eso que se trata de uno de los casos de "poca monta", pues a otros se les imputa haber montado una verdadera máquina familiar de emisiones de boletas falsas, como el caso del junior de la UDI, Gustavo Sepúlveda Espinoza, que emitió 30 boletas por un total de 87 millones 277 mil 769 pesos y su mujer Mónica Gajardo Córdova, no se quedó atrás y emitió con 15 boletas falsas por 75 millones 222 mil 217 pesos. Si eso gana el junior de la UDI, ¿cuánto gana su jefe?
Claramente se trató de financiamiento ilegal mediante estas boletas falsas, en este caso por 162 millones 499 mil 986 pesos, que les reportó devoluciones ilícitas de impuestos por más de dieciséis millones de pesos. El "pobre" junior no resultó al final ser tan pobre, pues claramente lucro gracias al bolsillo de todos los chilenos. Y así varios cientos de "obligados" a prestar sus boletas terminaron llevándose en total, más de dos mil millones de pesos desde arcas fiscales. Leyó bien, $ 2.000.000. Y eso sin incluir la evasión del impuesto a las donaciones.
También profesionales y empresas
Pero no todos fueron subordinados. También varios profesionales entregaron boletas a políticos cercanos, como el caso de los abogados del exdiputado RN Alberto Cardemil que lo hicieron "sin saber que Penta las integraría a su contabilidad y con ello se cometería un delito". Si no lo sabe un abogado que debe conocer la ley, qué queda para el pueblo, digo yo. Ah y por supuesto se llevaron su 10 por ciento por el "favor concedido".
Algunos utilizaron empresas como facilitadoras de facturas falsas. Unas eran propias, como las del exsenador Jovino Novoa, conocido como el hombre del maletín o el "díscolo" (no de su partido, claro, sino que de la justicia) y otras eran de "favor". Novoa emitió facturas de las dos clases. Suyas las de la sociedad Inversiones y Mandatos, con que favoreció a la senadora Ena von Baer y de terceros, entre otras las de Teresa Riera, una ejecutiva de Turismo que alegó no haber autorizado la emisión y que se le habría falsificado la firma.
Los "intermediarios"
"Facilitador" es también aquel que "intermedia" en conseguir una boleta o factura trucha, aunque no aparezca recibiendo directamente dinero por ello. Cuando se ideó la figura legal del facilitador, se pensó que en la venta de facturas solo se sancionaba al que vendía y al que compraba, pero quedaba exento de pena el que las conseguía, sin ser dueño de ellas ni usarlas en su contabilidad, como el caso de los contadores, por ejemplo. Por eso se determinó que aquellos que se dedican a "facilitar" facturas y boletas como intermediarios, también serían objeto de sanciones.
Esa es la figura del artículo 97 N° 4 inciso final, la que se le aplicó al exsenador UDI y actualmente formalizado por el caso Penta, Carlos Bombal. Se trata de los hombres y mujeres del maletín. También fue aplicada a los recientes querellados Jovino Novoa, Giorgio Martelli (que sería el Novoa del otro lado) y a la contadora DC Clara Bensán, que reconoció haber entregado documentos falsos durante la campaña del exsenador Eduardo Frei.
Tal como señalara el abogado de la Fundación Ciudadano Inteligente, Mauricio Daza, entidad que es querellante en el caso Penta, "todos los políticos implicados en casos de boletas falsas caen en coautoría, por facilitar medios para delitos tributarios". Claro, eso es siempre que el nuevo director del SII cambiara la política de Michel Jorratt y decidiera, por fin, ayudar a limpiar de "facilitadores" el mundo de la política, que tanta falta le hace al país.
FUENTE: CAMBIO 21
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