martes, 22 de julio de 2014

Melissa Sepúlveda: “No nos interesa ser el salvavidas del ministerio de Educación”

Diario Uchile | 11:27 hrs.
Melissa Sepulveda, presidenta de la Fech.
En conversación con Radio Universidad de Chile, la presidenta de la FECH insistió en que la participación estudiantil en el Plan Nacional de Participación Ciudadana está condicionada al cumplimiento de ciertos compromisos por parte del ministerio con los estudiantes. A su vez, señaló que no son un "salvavidas" de la cartera, sino avanzar en las demandas que han planteado durante mucho tiempo.
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En conversación con Radio Universidad de Chile, la presidenta de la FECH, Melissa Sepúlveda se refirió al Plan Nacional de Participación Ciudadana impulsado desde el Mineduc para la reforma al sistema de educación.
En la ocasión, la también estudiante de Medicina se refirió a la polémica generada tras los dichos del titular de la cartera, Nicolás Eyzaguirre, sobre gratuidad en la educación superior y las suspicacias que rondan en torno a un posible acuerdo político que no visibilice en la realidad las demandas del movimiento estudiantil.
En entrevista con Patricio López, Melissa Sepúlveda aseguró que para ellos (Confech) “no hay posibilidad de dobles interpretaciones” de lo que el Ministro señaló en entrevista a El Mercurio, donde declaró que se pensaba en dar gratuidad hasta el cuarto año de carrera.  La dirigente agregó que la explicación dada por Eyzaguirre en reunión con el movimiento “no difería mayormente a la entregada a la prensa”: Que “se había malentendido lo que él había querido decir, que eran dos discusiones distintas, una sobre gratuidad que no estaba en discusión y era parte del Programa y, otra, sobre la duración de las carreras, que es una discusión pendiente”.
¿Cómo interpretan el cambio de posición pública, que parece pasar por las correcciones del Comité Político? En el sentido del nivel de convicción que tiene este Gobierno con las reformas comprometidas en la campaña.
Es la preocupación que no sólo tenemos los estudiantes. Pensar que no hay definiciones claras en torno a una cuestión tan básica como la gratuidad. Nosotros pensamos que ése era un tema zanjado y de acuerdo nacional y que no había posibilidad de reactivar la discusión.
Sin embargo, la decisión que tome el movimiento estudiantil y las fuerzas sociales son cruciales para llevar a cabo una reforma estructural. Esos son juegos de fuerza, gallitos que se desarrollan en torno a la reforma educacional que van a determinar hacia donde se oriente la pugna y la reforma.
Hay una disputa importante con los sectores de la derecha, de la Iglesia, los más conservadores ligados a la educación. Incluso, han generado resistencia con medidas de regulación mínima que ha planteado el Gobierno y queda la duda de cuál es el rol que van a jugar en este segundo semestre o segundo tiempo y, también, cuál va a ser la pretensión política del ministerio de Educación y con quien va a pretender llegar a acuerdos.
Una reforma estructural no va a generar consenso en todos los sectores, no va a dejar contento a todos los actores. Por lo tanto, el Ministerio debe decidir si es que se hace algo similar a la Reforma Tributaria pactando con sectores de la derecha, o llega a consenso con el movimiento social y quienes demandan una reforma estructural.
Después de un día tan convulsionado, ¿por qué van a reunirse con el Ministro?. ¿Cómo se hacen cargo de algunas interpretaciones según las cuales lo que ustedes hicieron ayer fue lanzarle un “salvavidas” a Eyzaguirre?
Fue un momento en que para nosotros, como Confech, necesitábamos tener explicaciones directas. Eso no es desde ahora, antes del domingo habíamos tenido reuniones con los asesores del Ministro, donde se señalaba una cosa y por la prensa otras. Entonces hay dobles interpretaciones sobre todo para el Plan de Participación y las garantías que habíamos planteado y, además, la reunión del día de ayer fue la oportunidad de amarrar una demanda histórica del movimiento estudiantil que es la derogación de los artículos del DFL2 que prohíben la participación de funcionarios y de estudiantes dentro de las organizaciones internas de las universidades.
También estamos viendo algunas formas de poder garantizar indicaciones legales para garantizar el derecho de participación, que es fundamental para la democracia interna universitaria. Para nosotros es importante que en 10 días se envíe ese proyecto de ley y se pueda amarrar.
De todas maneras, nuestra participación en el Plan Ciudadano que se inicia hoy, está condicionada al cumplimiento de estas garantías. A nosotros no nos interesa ser el salvavidas del ministerio de Educación, sino avanzar en las demandas que hemos planteado durante mucho tiempo. No queremos ser parte del juego oportunista de sectores que están haciendo críticas, pero que son para defender el status quo y que no haya ningún tipo de modificaciones.
Desde el lado de la Confech, de los estudiantes universitarios. ¿Cómo han vivido la relación política con el Mineduc en estos meses y la sucesión permanente de asesores que se incorporan al Ministerio?
Ha surgido bastantes transformaciones durante los últimos meses el ministerio con los asesores y también con nombres que resuenan como el de Mariana Aylwin –que al parecer no es tal–. De todas maneras ha habido desplazamientos importantes de los ejes que estaban liderando el ministerio de Educación como Revolución Democrática o el Partido Comunista, que habían alcanzado posiciones importantes, pero que son desplazados  por la inclusión de actores como la Democracia Cristiana.
Lo preocupante para los estudiantes es que estos sectores han estado históricamente ligados al negocio en educación, han defendido el mercado educativo. Ha sido ese juego político que se complementa y tiene su máxima expresión en lo que ocurre con la Reforma Tributaria, que es un mal precedente para lo que pueda pasar en materia educacional, donde se llega a este acuerdo y nos recuerda la Política de los Consensos y lo que ha pasado antes con las demandas estudiantiles, como el “episodio de los brazos arriba” o la creación del crédito  con aval del Estado, que son medidas tomadas por la Concertación que hoy son antecedentes importantes para plantear el quehacer del movimiento estudiantil.
No hay desconfianza a priori. Esto se fundamenta en la historia que tiene el movimiento con los distintos gobiernos, que hasta ahora, no ha sido de lo más satisfactoria.
Hay una suerte de descalce en los tiempos de la movilización estudiantil y la agenda del Gobierno. La mayor capacidad de movilización del movimiento estudiantil ha coincidido con el final del primer semestre del año  y empieza a decaer durante el segundo semestre, que es donde este año el Gobierno pretende darle más énfasis a la agenda educacional. ¿Cómo se hacen cargo desde las estrategias políticas desde este escenario?
Hay decisiones pensadas e intencionadas de cómo se plantea la agenda educacional. Algo histórico que hacen los hacen los Gobiernos es sacar la mayor cantidad de leyes en los momentos donde hay menos capacidad de movilización, así vemos como probablemente algunos proyectos se quieran sacar en enero. Esperamos que haya voluntad política de algunos sectores para impedir estas políticas.
Como movimiento estudiantil estamos en la preparación de una agenda para el segundo semestre que implica no sólo la participación en la instancia planteada por el Gobierno (Plan de Participación) porque es insuficiente. La única garantía que tenemos está dada por la movilización social que nos legitima, que nos permite poner los puntos sobre la mesa, volver a mostrar nuestras demandas históricas y propuestas que tenemos para el sistema educativo. La necesidad de generar un nuevo sistema de educación pública. Por ello esperamos que el segundo semestre estemos a la altura de este momento histórico. Necesitamos, además, tener la fuerza suficiente para forzar a que el consenso que se genere sea con el movimiento social y no un pacto entre los sectores que históricamente han gobernado este país.
Hasta el momento, el movimiento estudiantil ha tendido a privilegiar la calle, la movilización, para demostrar su fuerza, pero han sido mucho menos entusiastas en establecer vínculos con el mundo político. ¿Esta estrategia se mantiene en el segundo semestre o tienen en sus expectativas realizar alianzas, negociaciones o conversaciones con algunos sectores del mundo parlamentario?
Es una discusión que tiene que darse al interior del movimiento durante este segundo semestre, sobre cómo son las formas de movilizarnos, de enfrentar este segundo tiempo de la reforma educacional y esa ha sido una de las alternativas que existen.
Sin embargo, por lo general el movimiento estudiantil, bajo el aprendizaje que tuvo el 2006, ha preferido no parlamentarizar el conflicto ni generar acuerdos previos. Sabemos que lo que entra al Parlamento es diferente a lo que sale. Además, nos preocupa que en la discusión en el Congreso se tergiverse el sentido de las demandas que vayamos avanzando. Hasta ahora, esa sido la tónica: tener un enfrentamiento o un diálogo directo con el Ejecutivo para poder garantizar algunos avances que hasta el momento han sido cerrados. Pero eso es algo que tenemos que estudiar como conjunto como estudiantes y ver cuáles son las mejores posibilidades de avanzar, de fortalecer el movimiento estudiantil.

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